En cuanto a la historia del Sabio (a) con Moisés (a), es que Moisés (a) cayó sobre sí mismo con lo que Dios le otorgó de la ciencia después de que Dios Glorificado y Altísimo le hablara en el Monte Sinaí. Así, Dios Glorificado y Altísimo ordenó a Gabriel (a) que lo alcanzara y le ordenara seguir al Sabio (a). Así pues, Moisés (a) y Josué (a) partieron en busca del Sabio (a) y fue la historia narrada en el Corán. En ella hay tres asuntos:
1- La historia del barco y sus dueños:
Era un barco que pertenecía a un grupo de creyentes sinceros, indigentes ante Dios Glorificado y Altísimo, es decir, humildes en la adoración ante Él, no indigentes en el sentido de necesitados, pues quien posee un barco no es indigente,[1] ¿cómo sería indigente? El indigente es aquel que no posee ni poco ni mucho. Estos creyentes indigentes ante Dios rogaban a Dios que les permita evitar al rey tirano y a sus soldados que tomaban barcos y los ponían a trabajar al servicio de la maquinaria criminal de ese rey. Así que esos indigentes no querían ser un medio de ayuda para este tirano cuando ponga su barco al servicio de sus crímenes, ni querían perder su barco. Por eso Dios les envió al Sabio (a), para salvarlos a ellos y a su barco de este tirano. Así que él le hizo un avería visible sabiendo que sería un motivo para que el rey lo evitara y lo dejara recorrer el mar.
2- La historia del joven:
Era un muchacho cuyos padres eran creyentes, buenos y sinceros ante Dios Glorificado y Altísimo. Ambos a menudo rogaban y suplicaban a Dios que les otorgue una descendencia buena, virtuosa con ellos y los libre de la desobediencia de los hijos. Este muchacho era bueno en apariencia, hijo de creyentes, y los seguía en cuanto a pureza aparente o purificación aparente del alma. Por eso Moisés (a) dijo de él “alma pura”, es decir, según lo aparente, porque era hijo de creyentes y en ese momento no había mostrado incredulidad o corrupción, pero Dios Glorificado y Altísimo sabía lo que había en el alma de este muchacho del yo, la soberbia contra la orden de Dios y Sus Argumentos (a).
Esta alma maligna era de los enemigos de los profetas y enviados. Por eso Dios Glorificado y Altísimo envió al Sabio (a) para que hiciera realidad la esperanza de estos dos creyentes con una descendencia virtuosa, creyente y buena. Y no había manera de separarlos excepto matando al joven. Así que el Sabio (a) lo mató, por orden de Dios Glorificado y en respuesta a la súplica de sus padres. En las sharías anteriores, el padre mataba a su hijo como acercamiento a Dios Glorificado. La historia de Abraham (a), que fue profeta, con su hijo, cuando quiso sacrificarlo y la historia de Abdul Muttalib (a), que fue albacea, con su hijo, cuando quiso matarlo para acercarse a Dios no son inverosímiles. Cuando llegó el islam fue abrogado este estatuto, y el padre ya no podía consagrar a su hijo para el sacrificio por el rostro de Dios, pero si lo mata no es matado por ello. Este estatuto es conocido por los musulmanes, que el que mata es matado, a menos que sea un padre.
Por eso, el que pide que maten al joven es su padre sin percibirlo, pues su súplica era una petición para la aniquilación de su hijo, así que él es el que realmente mata. El que ordena que maten al joven es Dios Glorificado y el que lo ejecuta es el Sabio (a). Así que no existe ninguna aparente oposición a la sharía en esta cuestión como algunos imaginan, que fuera talión antes de que ocurra el crimen, porque matar al joven sucede por la petición de su padre, aunque no supiera que su súplica implicara matar a su hijo y su aniquilación.
Además, hay varios asuntos que talvez solucionen muchas de las cuestiones en torno a la historia de Moisés (a) con el Sabio, si las supiéramos, y son:
1) El Sabio veía el presente y el futuro en el interior, y Moisés (a) veía el interior, pero solamente el presente.
2) Si el Sabio mataba al joven frente a la gente, no lo hubieran dejado irse. Así que la gente no veía al Sabio como Moisés (a) lo veía.
3) La cuestión de matar al joven es como cuando el ángel de la muerte coge el espíritu o un ángel vuelca el coche de alguien que lo conduce en la calle y la persona muere por el accidente. El caso del Sabio (a) fue como el caso de estos ángeles (a).
4) La orden dirigida por Dios Glorificado al Sabio fue general, y no en detalle. Por ejemplo, así: “Preserva el barco para estos pobres”. Dios Glorificado y Altísimo no le ordenó que lo preserve averiándolo, por eso se atribuyó a sí mismo la avería. Dijo el Altísimo: {Este es nuestro don. Concédelo o retenlo sin cuenta}, Sagrado Corán – sura «Sad» (Sad), 39. Y en una narración de él (s): «Dios no ha observado los cuerpos desde que los creó».
3- La historia de la pared:
Era la pared de la casa de dos jóvenes huérfanos, que eran buenos. El huérfano es el individuo entre su gente al que nadie alcanza en rectitud, piedad y obediencia. El tesoro que estaba bajo la pared era dinero y oro que su padre había ahorrado para ellos. Él había escrito un consejo para ellos y lo había guardado con el tesoro. Por eso, la Gente de la Casa (a) consideraba este consejo el verdadero tesoro, no que el dinero y el oro fueran el tesoro. El consejo es como dijo el Imam As-Sadiq (a): «Yo soy Dios. No hay divinidad sino Yo. Quien tiene certeza de la muerte, su diente no ríe. Quien reconoce la cuenta, su corazón no se alegra. Y quien cree en el decreto, no teme sino a su Señor».[2]
Esta sabiduría y consejo era una guerra contra la mezquindad de la gente de este poblado que se negó a alimentarlos. Este fue otro motivo para reconstruir la pared.
En la reconstrucción de la pared hay otro signo para los escrutadores, que son la familia de Muhammad, y que es un obstáculo y un impedimento entre la gente del poblado y la noble moral, o tesoro de los jóvenes huérfanos. En realidad, lo que reconstruyó la pared fue la mezquindad de la gente de este poblado, y en la reconstrucción de la pared hay signos que solo razonan los sabios.
Nos queda saber:
El trabajo del Sabio (a) fue como el trabajo de los ángeles. Ellos no se Le adelantan a hablar y actúan por orden de Él. Así que fue un ejecutor de la orden de Dios Glorificado y Altísimo. Cada una de las tres acciones que realizó fueron por mandato de Dios, y fueron por petición de sus dueños para quienes fueron realizadas, pues fueron en respuesta a sus súplicas. El barco averiado por petición de sus dueños, el muchacho matado por petición de sus padres y la pared levantada por petición del padre de los jóvenes. Cada una de peticiones fueron por la súplica y el ruego a Dios por parte de personas creyentes y sinceras con Dios Glorificado y Altísimo.
Todas las acciones del Sabio (a) resultaron ser muy buenas para sus dueños. Así pues, el barco fue preservado y su gente no se vio obligada a ayudar al opresor. El joven desobediente con un interior negro fue matado y a cambio sus padres tuvieron una muchacha buena y virtuosa que procreó profetas. Y la pared preservó el dinero, el oro y la sabiduría de ser alcanzados por otros que no sean su gente.
As-Sadiq (a) dijo: «El ejemplo del barco entre vosotros y nosotros es la negativa de Husein a jurar lealtad a Muawiya. El ejemplo del joven entre vosotros es lo que dijo Hasan hijo de Alí (a) a Ubaidulá Bin Alí: “Que Dios te maldiga, so infiel”. Y él le dijo: “Me has matado, oh Abu Muhammad”. Y el ejemplo de la pared entre vosotros es Alí, Hasan y Husein (a)».[3]
En la época del Resurgente (a) hay un barco, un joven y una pared bajo la cual hay un tesoro también. En cuanto al barco, es de los compañeros del Resurgente (a), y está averiado para preservarlo de los tiranos: “Él aparece en la ambigüedad para ser aclarado”, es decir, el Resurgente (a), como lo han narrado ellos (a).[4] En cuanto al joven, pues es matado por su interior negro y porque está infectado por la enfermedad de Iblís —maldígalo Dios: «Yo soy mejor que él». Ellos (a) ya han mencionado que el Resurgente (a) mata a uno de los que trabajan en sus manos y de los cercanos a él (a).
En cuanto al tesoro, pues sale de abajo de la pared y se trasmite entre los hombres, y es la ciencia de la familia de Muhammad (a). De As-Sadiq (a): «La ciencia son veintisiete letras. Todas las que trajeron los mensajeros son dos letras. Así que los hombres no conocen hasta hoy más de dos letras. Y cuando se levante nuestro Resurgente extraerá veinticinco letras y las trasmitirá entre los hombres añadiendo a ellas las dos letras, hasta trasmitir veintisiete letras»,[5] Al-Mutashabihat (Alegorías), vol. 4.
[1] Indigente material: es aquel que tiene inactivos sus miembros por no poseer ni poco ni mucho.
[2] Bihar al-Anwar, vol. 13, pág. 312.
[3] Bihar al-Anwar, vol. 13, pág. 307.
[4] Mujtasar Basair Ad-Darayat, pág. 179 y en el Bihar, vol. 53, pág. 3.
[5] Bihar al-Anwar, vol. 53, pág. 3.
Extracto del libro El viaje de Moisés a la confluencia de los dos mares del Imam Ahmed Alhasan (a)