Moisés perdió la conjunción de los dos mares (el Siervo Bueno) aunque estaba dispuesto a pasar una larga vida en busca de ello.

Moisés perdió su objetivo y no lo reconoció a pesar de haberse sentado cerca de él.

Moisés (a) pasó por alto su objetivo aunque pasó por él. En esto hay una lección y una profunda advertencia para Moisés (a) y para todo el que camine en el camino de Dios Glorificado.

En cuanto a Moisés, tomó sus advertencias en su momento y supo que perder el objetivo es posible incluso con un gran esfuerzo en la búsqueda y un fuerte interés en él. Por eso, estaba abatido cuando volvió al Siervo Bueno al que había perdido. Talvez podríamos decir que cuando pasó cerca de este hombre, no se imaginó que fuera el objetivo que buscaba, y esta fue la primera lección de Moisés (a), por estar tan preocupado por sí mismo y ocupado en ello, lo perdió. Por eso, cuando volvió, se dirigió al Siervo Bueno con el lenguaje de un culpable, “¿aceptarás después de que te he perdido, aun habiendo estado cerca de ti, que te acompañe y aprenda de ti?” … {«¿Acaso he de seguirte para que me enseñes de lo que se te ha enseñado como rectitud?»}.

En cuanto a nosotros, debemos considerar y aprovechar lo que le ocurrió a Moisés (a) con el Siervo Bueno. Así pues, si Moisés (a), con su intensa búsqueda del Siervo Bueno hasta el punto de considerar algo natural el hecho de pasar eras en busca de él, es decir, haber decidido que el encuentro con el Siervo Bueno fuera un asunto tan importante que pasar eras en busca de él fuera algo insignificante, y aún así al pasar cerca de él no reconocerlo, ¿acaso podría ser que quienes buscan hoy al Siervo Bueno perdieran su objetivo? Considerando que no sean como Moisés (a), ni en el aspecto de la sinceridad ni en el aspecto del interés que hizo a Moisés (a) ver el hecho de pasar eras siendo viajero errante como poca cosa, si su resultado fuera encontrarse con el Siervo Bueno, ¿podría hacerse esta pregunta cada ser razonable que tema un mal destino para su alma?


Extracto del libro El viaje de Moisés a la confluencia de los dos mares del Imam Ahmed Alhasan (a)