{… Y cuando dijo Moisés a su muchacho: «No desistiré hasta alcanzar la confluencia de los dos mares, o pasaré una era» * Así pues, cuando alcanzaron la confluencia entre ambos, ambos olvidaron su pescado, y este tomó su camino en el mar como túnel * Entonces cuando ya habían pasado dijo a su muchacho: «Tráenos nuestro almuerzo, ciertamente ya hemos sufrido por nuestro viaje esta fatiga» * Dijo: «¿Has visto? Cuando nos retiramos a la roca, pues, olvidé el pescado. Y no me ha hecho olvidar sino el demonio mencionarlo. Y tomó su camino en el mar milagrosamente» * Dijo: «Eso es lo que estábamos anhelando». Entonces retrocedieron sobre sus huellas siguiéndolas * Y encontraron un siervo de nuestros siervos al que le habíamos otorgado una misericordia de parte nuestra y le habíamos enseñado de nuestra parte una ciencia * Díjole Moisés: «¿Acaso he de seguirte para que me enseñes de lo que se te ha enseñado como rectitud?» * Dijo: «Es que tú no podrás tener conmigo paciencia» * «¿Y cómo serías paciente con aquello de lo que no tienes completa información?» * Dijo: «Me encontrarás, si quiso Dios, paciente y no te desobedeceré ninguna orden» * Dijo: «Entonces, si me sigues, pues no me preguntes de nada hasta que yo te haga de ello alguna mención» * Así pues, partieron ambos, hasta que cuando subieron en el barco él lo agujereó. Dijo: «¿Lo has agujereado para que se ahogue su gente? Ciertamente, ya has hecho algo grave» * Dijo: «¿No había dicho que no podrías tener conmigo paciencia?» * Dijo: «No me tomes a mal por lo que he olvidado y no me impongas algo difícil» * Así pues, partieron ambos, hasta que cuando se encontraron a un joven él lo mató. Dijo: «¿Has matado a un alma pura y no a cambio de otra alma? Ciertamente, ya has hecho algo abominable» * Dijo: «¿No te había dicho que no podrías tener conmigo paciencia?» * Dijo: «Si te pregunto sobre algo después de ello, no dejes que te acompañe. Ya has alcanzado de mi parte una disculpa» * Así pues, partieron ambos, hasta que cuando llegaron a la gente de un poblado, pidieron comida a su gente y ellos les negaron hospitalidad. Entonces encontraron una pared que quería derrumbarse y él la arregló. Dijo: «Si hubieses querido, podrías haber tomado por ella una retribución» * Dijo: «Esto es una separación entre yo y tú. Te informaré de la interpretación de aquello con lo que no has podido tener paciencia» * «En cuanto al barco, pues era de unos pobres que trabajan en el mar, y quise averiarlo. Y es que había tras ellos un rey tomando cada barco por la fuerza» * «Y en cuanto al joven, pues eran sus padres creyentes, y temimos que él les impusiera idolatría e incredulidad» * «Así que quisimos que les intercambiara su Señor uno mejor que él en pureza y más cerca en misericordia» * «Y en cuanto a la pared, pues era de dos jóvenes huérfanos en la ciudad, y había debajo de ella un tesoro de ambos, y era su padre bueno. Así que quiso tu Señor que ambos alcanzaran su madurez y sacaran su tesoro como misericordia de tu Señor. Y no lo he hecho por orden mía. Esta es la interpretación de aquello con lo que no has podido tener paciencia…»}.[1]
Los personajes del viaje:
El primero es el Siervo Bueno. Moisés lo menciona diciendo: {«No desistiré hasta alcanzar la confluencia de los dos mares, o pasaré una era»}. Es decir, que el Corán lo llama “la confluencia de los dos mares”, y habrá más detalles sobre este personaje.
El segundo es Moisés (a), un profeta de los dotados de resolución entre los mensajeros. Es el principal personaje preponderante y no necesita presentación. El viaje está sellado con su nombre (a).
El tercero es Josué hijo de Nun (a) llamado “muchacho”, {Y cuando dijo Moisés a su muchacho} y esta denominación tiene una particularidad, pues “muchacho” se refiere a valiente, de complexión fuerte. Así como el Corán llamó “muchacho” a Josué, Gabriel (a) clamó «No hay muchacho sino Alí», y a Alí hijo de Abu Táleb se le conoce por cómo abrió las fortalezas y mató los campeones de los infieles. Y de este joven Josué, no es algo oculto que fue él quien entró a Tierra Santa después de la muerte de Moisés (a) y lideró a los hijos de Israel después de Moisés (a). Así que Josué hijo de Nun fue el albacea de Moisés (a) que lideró a los hijos de Israel después de la muerte de Moisés (a). Mató a los infieles, abrió las ciudades de la incredulidad y propagó la religión de Dios en Tierra Santa.
De Abu Hamza, de Abu Yafar (a), que dijo: «El albacea de Moisés hijo de Imrán (a) fue Josué hijo de Nun, y es el muchacho que Dios menciona en Su libro».[2]
El rol de Josué (a) terminó cuando Moisés (a) se encuentra con el Siervo Bueno, y permaneció como un acompañante observador, aprendiendo de lo que veía, y no tuvo una postura independiente, sino que sus posturas coincidían y seguían las posturas de Moisés. Por eso Dios menciona en el Corán a dos: a Moisés (a) y al Siervo Bueno, dejando al margen a Josué (a), porque este no tuvo un rol en este viaje: {Así pues, partieron ambos, hasta que cuando subieron… Así pues, partieron ambos, hasta que cuando se encontraron a un joven… Así pues, partieron ambos, hasta que cuando llegaron a la gente de un poblado…}.
En cuanto al motivo por el que Josué (a) venía con Moisés (a), fue porque era su albacea y sucesor después de su muerte, pues su presencia era por sabiduría, para aprender con Moisés (a) del Siervo Bueno. De hecho, su ausencia en este encuentro sin ningún motivo sería incompatible con la sabiduría, porque sería desperdiciar una oportunidad propicia en la que aprendiera Josué (a).
Ciertamente, enseñar y preparar al albacea para que asuma su rol misional es algo necesario y prioritario, especialmente cuando ese albacea es como Josué (a), quien cargaría con una gran tarea en el movimiento de la religión divina sobre esta Tierra: la conquista de Tierra Santa. Si bien esto es de una gran importancia temporal, es de una importancia aun mayor en el movimiento de la religión abrahámica divina ortodoxa de forma general.
Es sabido por mucha gente que el movimiento divino abrahámico comenzó en el este, en Ur —la ciudad actual de Nasiriya, en Iraq—, y luego se dirigió hacia el oeste, hacia la tierra de Egipto y el norte de África. Josué (a) fue el líder del primer paso de la conquista de Tierra Santa en el movimiento de retorno abrahámico ortodoxo hacia el este. Esto resalta la importancia de la educación de Josué (a), este líder divino escogido para esta gran misión. Por eso, era necesario que Moisés (a) fuera acompañado por Josué (a), para que aprendiera, porque sería el conquistador de Tierra Santa y el encargado de dar el primer paso en el camino de retorno, por lo que necesitaba toda la enseñanza disponible.
[1] Sagrado Corán – sura «Al-Kahf» (La caverna), 60-82.
[2] Al-Burhan, vol. 16, tomo 5, pág. 53.
Extracto del libro El viaje de Moisés a la confluencia de los dos mares del Imam Ahmed Alhasan (a)