• Categoría de la entrada:Carta de guía
  • Tiempo de lectura:3 minutos de lectura

[1 Tomando Jesús la palabra, les habló otra vez en parábolas, diciendo: 2 El reino de los cielos puede compararse a un rey que hizo un banquete de bodas para su hijo. 3 Y envió a sus siervos a llamar a los que habían sido invitados a las bodas, pero no quisieron venir. 4 De nuevo envió otros siervos, diciendo: Decid a los que han sido invitados: «Ved, ya he preparado mi banquete; he matado mis novillos y animales cebados, y todo está aparejado; venid a las bodas». 5 Pero ellos no hicieron caso y se fueron: uno a su campo, otro a sus negocios, 6 y los demás, echando mano a los siervos, los maltrataron y los mataron. 7 Entonces el rey se enfureció, y enviando sus ejércitos, destruyó a aquellos asesinos e incendió su ciudad. 8 Luego dijo a sus siervos: «La boda está preparada, pero los que fueron invitados no eran dignos. 9 Id, por tanto, a las salidas de los caminos, e invitad a las bodas a cuantos encontréis». 10 Y aquellos siervos salieron por los caminos, y reunieron a todos los que encontraron, tanto malos como buenos; y el salón de bodas se llenó de comensales. 11 Pero cuando el rey entró a ver a los comensales, vio allí a uno que no estaba vestido con traje de boda, 12 y le dijo: «Amigo, ¿cómo entraste aquí sin traje de boda?». Y él enmudeció. 13 Entonces el rey dijo a los sirvientes: «Atadle las manos y los pies, y echadlo a las tinieblas de afuera; allí será el llanto y el crujir de dientes». 14 Porque muchos son llamados, pero pocos son escogidos…].[1]

Muchos cristianos esperan a Jesús (a) estos días, y saben que son los días de su retorno y los días de la Resurrección Menor. Advertidles que el envío de Jesús (a) fue en el oriente y que así será su retorno. El Mensajero (el Consolador) del cual se informa en el Evangelio y que Jesús enviará estará en el oriente. De hecho, las batallas en el Final de la Época serán en oriente, y en Iraq en particular, como lo menciona la visión de Juan, que llamó a Iraq “la gran Babilonia”.

Informadles que el león de la tribu de Judá, la raíz de David, ya ha vencido para abrir el libro y desatar sus sellos.

Alí (a) dijo: «No hay nada de la ciencia que yo no abra, ni secreto que el Resurgente no selle».[2]


[1] Antiguo y Nuevo Testamento: vol. 2, Compendio de las Iglesias Orientales, pág. 4.

[2] Mustadrak Safina al-Bihar, vol. 10, pág. 350.


Del libro Carta de guía de Ahmed Alhasan