• Categoría de la entrada:La ilusión del ateísmo
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Hay dos grupos humanos que han tenido éxito en el trascurso de los últimos cientos de miles de años y que se han ramificado del Homo erectus africano: el neandertal europeo y un pequeño grupo de Homo sapiens de los cuales algunos emigraron por el paso de Bab el-Mandeb y que desde entonces llenaron el mundo. Si bien encontramos que el neandertal posee un cerebro de tamaño medio mayor que el Homo sapiens, no evolucionó culturalmente como ocurrió con el grupo de Homo sapiens emigrante de África, ni existió un vínculo social entre los grupos del neandertal como fue entre los Homo sapiens. En Europa hace casi treinta y cinco mil años el Homo sapiens fabricaba estatuillas y obras de arte con las que se expresaban, mientras que el neandertal era incapaz de seguirles el ritmo. Entonces ¿qué fue lo que entró en la ecuación de ese pequeño grupo que emigró por el paso de Bab el-Mandeb? ¿qué fue lo que surgió en ese grupo selecto para que produjera una generación que pudo llenar la Tierra?

Es posible que alguien proponga alguna hipótesis que le permita responder esta pregunta, pero la realidad es que no hay ninguna verdadera explicación científica suficiente en lo absoluto de lo que ocurrió con el intelecto de los Homo sapiens que emigraron de África. Si bien el neandertal vivió cientos de miles de años en Europa, no ha podido fomentar ninguna evolución cultural o civilizadora, ni siquiera al nivel de vida social, de lenguaje o de pinturas. Todo lo que hicieron fue fabricar simples herramientas de piedra y hay dudas de que hayan sido ellos los inventores originales, posiblemente lo hayan aprendido del Homo sapiens cuando estos emigraron de África. Al mismo tiempo encontramos que los Homo sapiens migrantes, en menos de sesenta mil años llegaron a la etapa de grabado de leyes morales en tablillas de barro como han llegado hasta nosotros las de los sumerios. ¿Acaso se puede pasar por alto que hay algo que ha entrado en la ecuación de este ser terrestre que le ha hecho actuar de forma organizada y no animal como en el pasado? Pues comenzó a sembrar, a producir, a criar animales, a fabricar, a organizar su vida social, a hablar y, por último, a escribir. ¡¿Qué fue lo que ocurrió para que este ser humano tuviera esta impresionante evolución mientras que el de Europa no evolucionó a pesar de tener un cerebro más grande?!

Hay un secreto que provocó un avance cualitativo y evidente en el Homo sapiens y no puede atribuirse solamente al gran tamaño del cerebro, o a que se alcance la masa crítica del cerebro, o a que la supere. Algunos científicos explican la cuestión de la diferencia entre el ser humano y los demás animales como si estuviera vinculada con el tamaño del cerebro y su proporción con respecto al resto del cuerpo, mientras que, si la cuestión dependiera de un cerebro de tamaño grande, el neandertal hubiera evolucionado, ya que, en comparación, su cerebro era grande como el cerebro del hombre moderno (el Homo sapiens) y tal vez en casi el 10% de los casos era mayor. Aun así, el neandertal no ha hecho nada frente a lo que ha hecho el hombre moderno, pues el hombre moderno ha documentado su cultura y su vida social en Europa, mientras que el neandertal no ha documentado nada suyo de valor. Incluso la vida social de ellos era simple y no se relacionaban como el hombre moderno que tiende a una mayor vida social. Es inevitable entonces reconocer la entrada de algo nuevo en la ecuación como disparador de este progreso civilizador, cultural e intelectual que llevó al humano moderno (el Homo sapiens) a lograr un avance civilizador y cultural, cuyas características más obvias y destacadas que han llegado escritas hasta nosotros son altos ideales morales como el altruismo y la justicia.


Extracto del libro La ilusión del ateísmo de Ahmed Alhasan (a)