• Categoría de la entrada:Con el Siervo Bueno
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Un día pedí consejo al Siervo Bueno (a), y le dije: El ser humano es un observador de sí mismo, de poca paciencia. Mi pecho se estrecha rápidamente, y tengo muchas preocupaciones. ¿Qué me aconsejas? Tus palabras son un bálsamo en mi camino.

Dijo (a): «La alabanza a Dios, Señor de los mundos, pues no sois pocos. Os fortalecéis unos a otros, y os ayudáis unos a otros. Y si hay faltas por parte de tus hermanos, pido a Dios para ti y para ellos la sinceridad y la asistencia divina en el trabajo por la causa de Dios.

Recuerda cuál fue situación de los profetas y los albaceas que os precedieron y los pocos que los apoyaron. Ellos os allanaron el camino. ¡Cuántas y cuántas veces vuestra respuesta a quienes se oprimieron a sí mismos será seguir el ejemplo de los profetas y los albaceas y sus situaciones! Ellos os prepararon el camino y mitigaron muchas de vuestras penas, pero con sus propias penas y dolores».

Dije: La paz de Dios sea sobre todos ellos. Que Dios nos conceda seguir la guía de ellos y servir a Sus Pruebas sobre Su creación.

Dijo: «¿Y cuándo los Imames han buscado sirvientes?».

Le dije: Me disculpo, mi señor. Pues ya no sé qué decir en la súplica, así que discúlpame por mis palabras contigo, y el error no se separa de mí.

Dijo: «Lo que se os pide es que toméis la decisión correcta y la elección correcta entre el “yo”… y el “Él”, y cuando la elección sea correcta, y cuando el ser humano creyente se salve del “yo” y logre aquello para lo cual han venido los profetas y albaceas (a)».

Dije: ¿Y cómo se asienta eso en el corazón, ¿hay algún camino?

Entonces dijo (a): «El conocimiento».

Dije: El ser humano puede conocer algo, pero pronto lo olvida, entonces su efecto desaparece y cae en el error de nuevo.

Dijo (a): «El conocimiento verdadero es la realidad misma de la criatura y no se olvida ni desaparece, es la fe asentada».

Dije: ¿Y cuál es el camino para que el ser humano haga de su conocimiento y fe algo verdadero y asentado que no desaparezca?

Dijo (a): «Cuando él mismo es el conocimiento. El que se quema con fuego y se convierte en fuego. Pero si te refieres a la acción que lleva a esto:

Primero: Que aplique todo lo que Dios le ordena, y todo a lo que Él lo oriente, y se perfume con todo carácter que complace a Dios, y evite todo carácter que disgusta a Dios, y luego que no pida el Paraíso ni evitar el fuego, etc., sino solamente estar parado en la puerta de Dios y actuar en lo que Él quiera. Y que luego, comprenda lo siguiente: que si dice “sáname”, “dame”, “provéeme”, “haz por mí así”, en todas estas súplicas está diciendo “yo”.

Pues, se supone que debe estar completamente convencido de que le basta estar parado en la puerta de Dios y que Dios lo usara por Su favor para con él. Pues si Él, Glorificado sea, lo usara desde que creó el mundo hasta que sea llegue la Hora y luego lo metiera al fuego, habría sido benevolente con él. ¿Y cómo no sería benevolente quien me ha hecho existir de la nada, y luego me ha honrado al usarme para ser una piedra que Él arroje como quiera? Y qué favor es mayor que este? Es más, si me metiera al fuego perpetuamente después de esto, habría sido bondadoso conmigo; porque en todo lo que ha pasado ha sido bondadoso, y en lo que viene es bondadoso. Yo merezco más que el fuego; porque me miro a mí mismo.

Se supone que el ser humano permanezca continuamente parado en la puerta de Dios con la esperanza de que le haga el favor y lo use. Se supone que la acción del ser humano con Dios no sea a cambio de un precio o recompensa, es decir, se supone que no pida precio ni recompensa. ¿Considerarías buena persona a quien pide un pago o recompensa a cambio de un simple servicio que haya ofrecido a un hombre generoso que le ha proporcionado en el pasado casa, dinero, trabajo y todo lo que necesita en su vida sin nada a cambio? ¿Cuánto menos con Dios, Glorificado sea, que si te usa te honra, y tu trabajo con Él es un honor para ti y un bien que te alcanza? ¡¿Cómo pedirías algo a cambio de eso?!».


Del libro Con el Siervo Bueno de Ahmed Alhasan (a)