• Categoría de la entrada:Con el Siervo Bueno
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El Sayed Ahmed Alhasan (a) dijo: «Jesús (a) dijo: “No solo con la comida vive el hijo de Adán, sino que con la palabra de Dios vive”. Y yo, siervo de Dios, os digo: “Con la comida muere el hijo de Adán y con la palabra de Dios vive”».

No pretendo detenerme en la dimensión cognitiva que existe entre ambas frases, ni abordar que el discurso de dos Pruebas de diferente posición divina, cuando se combinan, muestra que las palabras del de posición inferior aparecen como el del aprendiz, si quisiera compararlas con la Prueba de posición superior ante Dios. Después de esto, no resulta extraño que la palabra de Jesús (a), si se une a ella la palabra de la “Confluencia de los dos mares” (a), se asemeja al discurso de un aprendiz ante su profesor o su maestro, ¿Cómo no sería así cuando también fue el caso de Moisés, como se aclaró por su viaje de aprendizaje ante el Siervo Bueno en el pasado. Todo esto no es mi objetivo; sino que es –con el permiso de Dios– explicar sus (a) palabras relacionadas únicamente con la comida que mata al hijo de Adán.

Pregunté al Siervo Bueno (a) sobre esto, y dije: “Con la comida muere el hijo de Adán”. Entonces, nos preguntamos: ¿qué se entiende por la comida que mata al hijo de Adán?

Y me respondió (a): «Sí, la comida es aquello que satisface los deseos de las hendeduras del ser humano: la boca tiene su comida, las partes pudendas tienen su comida, el ojo tiene su comida y el oído tiene su comida. Y esta comida tiene límites y leyes. Comer lo lícito para fortalecerse, fortalece al ser humano en la obediencia a Dios, y esto da vida al ser humano; porque es causa de la vida de su espíritu por el recuerdo que se fortalece en él por esta comida. Y satisfacer los deseos de las partes pudendas de manera lícita es igual, y la comida beneficiosa del ojo, como observar el Corán o a la Prueba de Dios, o incluso observar el fin de los enemigos de Dios y reflexionar, da vida al ser humano. También, la comida beneficiosa del oído, como escuchar el Corán, da vida al ser humano.

Pero si el ser humano come sin considerar cuánto, o cómo, o qué tipo de comida; o satisface los deseos de sus partes pudendas con lo que desea, sin considerar tampoco cómo, o dónde, o cuándo, o con quién; o mira lo que quiere, a quien quiere, sin considerar lo que Dios quiere; o también si escucha lo que quiere; pues así, el ser humano se destruye a sí mismo con esta comida, con la cual alimenta su boca, sus partes pudendas, su ojo y su oído. Pues la comida sin tener en cuenta a Dios Glorificado y Enaltecido, mata al ser humano y causa la destrucción del ser humano. Así pues, con la comida muere el hijo de Adán».


Del libro Con el Siervo Bueno de Ahmed Alhasan (a)