Debemos saber cómo funciona la memoria y la información en el ser humano para saber lo que resulta de ellas: el olvido o el descuido de lo que hay en ellas o de una parte de ellas.
Parte de la información del ser humano viene de este mundo físico a través de la vista y el oído, por ejemplo, y parte proviene del Reino Superior, como la inspiración de los profetas (a) y las visiones verídicas.
Esta información se imprime en la página del ser humano, o podría llamarse el lugar de la memoria o de la información, que está en el alma humana (el espíritu), y no en el cuerpo, como muchas personas imaginan que está en el cerebro. El cerebro es exactamente como un dispositivo de fax o teléfono, no es el sitio permanente para almacenar información, sino un aparato que trasmite la información desde y hacia la existencia humana en este mundo físico.
Esta información, mientras el ser humano esté en este mundo, está en constante aumento. Por ejemplo, lo que ves con tus ojos y percibes, lo que escuchas con tus oídos y lo que lees, es información acumulada en el alma humana. Recordar es extraer esta información y presentarla al ser humano en este mundo físico cuando así se quiere.
Los factores que afectan este recuerdo o a la obtención de la información y su extracción de la memoria son varios, entre ellos:
Primero: La cantidad de información. El efecto de la cantidad de información al recordar se evidencia en la realidad que vivimos. Por ejemplo, la capacidad de memorización de un niño es mucho mayor que la de un adulto. Memorizar no es más que recordar información, y la razón de la excelente capacidad de un niño para recordar es que su memoria está casi vacía de información al inicio del proceso de memorización. Por lo tanto, la cantidad de información acumulada con el paso del tiempo al principio estará bajo control, por lo que será fácil clasificarla y acceder a ella, a diferencia de un adulto que ha acumulado una gran cantidad de información que es difícil de controlar. Para aclarar más el tema de la cantidad, diré: si buscas algo, será más fácil de encontrar si lo buscas entre diez cosas que si lo buscas entre cien.
Segundo: La calidad o tipo de información. La información simple no es como la información compuesta o complicada. Pues esta última puede almacenarse en la memoria de manera desordenada y aleatoria debido a la falta de comprensión total y completa, por lo que es difícil recordarla o extraerla correctamente o con todos sus elementos y requisitos. Aunque se comprenda y se almacene de forma ordenada y precisa, recordarla será más difícil que la información simple, porque recordarla requiere recordar todas sus partes.
Tercero: El cuerpo, que es un velo que afecta a la capacidad de recordar del ser humano, funcionando como una cubierta sobre la información que se vuelve más gruesa a medida que la persona se ocupa de satisfacer las necesidades del cuerpo y en evitar lo que le es perjudicial. Y esta cubierta se vuelve más delgada cuando se descuida al cuerpo para concentrarse en la información, pero sigue siendo un velo que tiene un efecto, ya que hay ciertas necesidades como comer para tener fuerza.
Cuarto: La luz y la oscuridad en el alma del ser humano. Mientras más luz haya mayor será la capacidad de recordar, y mientras menor sea luz y mayor la oscuridad, menor la capacidad de recordar. Por eso, ¿qué podemos esperar de Josué (a), el profeta puro (a), excepto que se culpe a sí mismo por su negligencia e insuficiencia?, {Dijo: «¿Has visto? Cuando nos retiramos a la roca, pues, olvidé el pescado. Y no me ha hecho olvidar sino el demonio mencionarlo}, es decir, oscuridad.
Quinto: El cerebro, considerado el aparato de trasmisión hacia y desde este mundo. Pues tiene un gran efecto en la cuestión de recordar, ya que un flujo sanguíneo correcto y una nutrición adecuada, por ejemplo, lo hacen más eficiente, mientras que cualquier anomalía o enfermedad puede conducir a la pérdida total o parcial, temporal o permanente, de la capacidad de recordar.
También hay otra cuestión a la que debemos prestar atención, y es que la información de ser realmente adquirida, es decir, que el ser humano haya tenido la intención de obtenerla, no solo que haya pasado por su oído, por ejemplo, sin escucharla. Incluso, escucharla sin prestarle atención es como si alguien viera un lugar pero sin interesarse en percibir los detalles de lo que ve. Y esto no cae dentro de la cuestión de recordar, ya que inicialmente no es información adquirida para ser recordada, ni se puede decir de quien no le prestó atención que la haya olvidado.
Estos factores que he mencionado tienen una relación directa con recordar, de manera positiva o negativa. Pero generalmente, en una persona en particular, no todos tienen el mismo grado y dirección:
Por ejemplo, puede que en una misma persona se junte la ocupación en el cuerpo, lo que afecta negativamente a su capacidad de adquirir información del Reino de los Cielos además de recordarla después, mientras aumenta la luz en la página de su existencia, lo cual afecta positivamente su capacidad de adquirir información y además de recordarla. La medida de esta preocupación y la medida de esta luz entran en la ecuación de recordar.[1]
Por eso, la cuestión de recordar es como una ecuación con varias variables, incluyendo las cinco mencionadas antes. Y es muy difícil, casi imposible en general, que conozcamos el resultado de esta ecuación conociendo el valor real o aproximado de una o dos de estas variables. De hecho, se debe conocer el valor de cada variable para obtener el resultado final. Es decir, que no podemos juzgar que un buen creyente tenga un alto grado de recordar solo porque sabemos que es un buen creyente, o juzgar que un malvado incrédulo tenga un bajo grado de recordar solo porque es un malvado incrédulo. Pues, puede ser que un incrédulo tenga, por ejemplo, un cinco porciento en el valor de la variable relacionada con la luz, pero que las otras variables tengan valores altos que favorezcan para recordar. Así es que este ser humano, que es incrédulo, ha alcanzado un alto valor en la ecuación de recordar y posee una excelente capacidad de recordar a pesar de ser incrédulo.
Algo importante a lo que debemos prestar atención y comprender con precisión es que la criatura no puede alcanzar ni obtener en esta ecuación un valor total y completo que le atribuya un grado para recordar del cien por ciento. La razón es que la criatura no puede alcanzar un valor del cien por ciento en todas las variables. Por ejemplo, la variable de la luz: suponer que se alcanza el cien por ciento en ella significaría que la criatura es luz sin oscuridad, lo cual es imposible, porque luz sin oscuridad es Dios Glorificado y Altísimo.[2]
Así se demuestra y se aclara que no existe ninguna criatura que pueda alcanzar el cien por ciento en la ecuación de recordar como para poder atribuirle una capacidad de recordar total y completa. Pues de ser así, su olvido y su descuido serían igual a cero, es decir, que no olvidaría ni se descuidaría, y Dios Glorificado no puede crear una criatura con una capacidad de recordar al cien por ciento, no porque Dios no fuera capaz, no tiene nada que ver con la capacidad, sino porque es imposible y significaría la multiplicidad de la Deidad Absoluta, y Dios está muy encima de ello.
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{Así pues, cuando alcanzaron la confluencia entre ambos, ambos olvidaron su pescado, y este tomó su camino en el mar como túnel * Entonces cuando ya habían pasado dijo a su muchacho: «Tráenos nuestro almuerzo, ciertamente ya hemos sufrido por nuestro viaje esta fatiga» * Dijo: «¿Has visto? Cuando nos retiramos a la roca, pues, olvidé el pescado. Y no me ha hecho olvidar sino el demonio mencionarlo. Y tomó su camino en el mar milagrosamente» * Dijo: «Eso es lo que estábamos anhelando». Entonces retrocedieron sobre sus huellas siguiéndolas}:
La pérdida del pescado junto a la roca fue un signo de Dios Glorificado y Altísimo por el cual Moisés (a) fue advertido de que había pasado por alto lo que buscaba. Inicialmente, para Moisés no era un signo, es decir, que Moisés no sabía que la pérdida del pescado era una señal sobre el Siervo Bueno, si no, no hubiera pedido a Josué que le trajera el pescado para comerlo como alimento. ¿Cómo podría pensar alguien que Moisés (a) se comería el signo que lo guiaría hacia lo que buscaba, sabiendo que era el signo que lo llevaría a ello, especialmente cuando Dios le había mandado llegar al Siervo Bueno y a seguirlo? En cuanto a lo que dijo Moisés (a), {Dijo: «Eso es lo que estábamos anhelando». Entonces retrocedieron sobre sus huellas siguiéndolas} se refiere al Siervo Bueno que habían visto junto a la roca.
El asunto es el siguiente, quien tenga oídos para oír que oiga, y quien tenga corazón para comprender que comprenda: Dios Glorificado y Altísimo habla en todas las cosas, pero los hombres están desatentos prestando atención solo a sí mismos y sus deseos. Así que la inspiración, o el hecho de que Él les haga escuchar palabras en sus oídos o significados en sus corazones no es la única manera en la que Dios habla a los profetas, pues hay una manera más grande, que es «No he visto nada sin ver a Dios con ello, antes de ello y después de ello». Así que cuando Moisés (a) descubrió que había perdido el pescado junto a la roca supo que ese era un signo de Dios Glorificado. De lo contrario, solo se trataría de que ambos estaban muy cansados y hambrientos, {dijo a su muchacho: «Tráenos nuestro almuerzo, ciertamente ya hemos sufrido por nuestro viaje esta fatiga»}. ¿Y por qué sería la voluntad del Señor Compasivo y Misericordiosísimo que ellos perdieran su alimento? Aquí Moisés (a) supo lo que Dios quería informarle y escuchó las palabras de Dios en este incidente que fueron “tu alimento, el que has venido buscando (el saber) está donde perdiste tu alimento material (el pescado)”. {Dijo: «Eso es lo que estábamos anhelando». Entonces retrocedieron sobre sus huellas siguiéndolas}. Moisés (a) supo que el siervo junto al cual había pasado por la roca era el Siervo Bueno que estaba buscando para aprender de él.
Así como la pérdida del pescado fue un signo y una indicio del alimento del espíritu que llevaba el Siervo Bueno, la vida del pescado y que haya tomado su camino en el mar rápida y ocultamente (un túnel) y por un milagro divino (milagrosamente) —el siervo tiene derecho a asombrarse de ello, porque ve la capacidad de Dios Glorificado y Altísimo— también es un signo y un indicio sobre el Siervo Bueno, porque Dios puso la vida del pescado donde estaba recostado el Siervo Bueno para indicar que el Siervo Bueno (la confluencia de los dos mares), cuya ciencia y conocimiento Moisés (a) vino buscando, es la fuente de vida, dado que la ciencia y el conocimiento relacionados con la última vida son la vida real. {Y no he creado a los genios y a los hombres sino para que me adoren},[3] es decir, para que conozcan, {Y esta vida del mundo no es sino distracción y juego, y ciertamente, la morada última es la Vida. Si supieran}.[4]
De Abu Abdulá (a), que dijo: «“Moisés subió al púlpito. Su púlpito tenía tres escalones y se dijo a sí mismo que Dios no había creado ninguna criatura que sepa más que él. Entonces Gabriel llegó a él y le dijo: ‘Tú has de ser probado. Baja, pues en la tierra hay quien sabe más que tú, y búscalo’. Entonces se expidió a Josué: ‘He de ser probado. Así que prepáranos provisiones y partamos…’”»
Dijo: «“Mientras ambos caminaban, llegaron a un anciano recostado con un báculo ubicado a su costado. Sobre él había un manto, que si cubría su cabeza descubría sus piernas y si cubría sus piernas descubría su cabeza”. Dijo: “Moisés se levantó para rezar y dijo a Josué: ‘Custódiame’”. Dijo: “Entonces cayó una gota del cielo en el cesto y el pescado se soliviantó. Luego dio un salto del cesto al mar”». Dijo: «“Y es lo que dijo: {y este tomó su camino en el mar como túnel}”». Dijo: «“Entonces vino un ave, se posó sobre la costa del mar, sumergió su pico y dijo: ‘Oh, Moisés, lo que tú has obtenido de la ciencia de tu Señor es lo que el dorso de mi pico se lleva de todo el mar’”».
Dijo: «“Luego se levantó, caminó y Josué lo siguió”. Dijo: “Moisés olvidó la canasta de Josué”. Dijo: “Y solo se apercibieron cuando había pasado el tiempo. Entonces dijo {«Tráenos nuestro almuerzo, ciertamente ya hemos sufrido por nuestro viaje esta fatiga»} hasta que dijo {«en el mar milagrosamente»}”». Dijo: «“Así pues, Moisés regresó siguiendo sus huellas hasta él, que estaba en la misma posición recostado. Y Moisés le dijo: ‘La paz sea contigo’. Y él dijo: ‘Y contigo sea la paz, oh, sabio de los hijos de Israel’”. Dijo: “Luego, incorporándose tomó el báculo con su mano”. Dijo: “Entonces Moisés le dijo: ‘Se me ha ordenado seguirte para que me enseñes de lo que se te ha enseñado de rectitud’. Y él dijo como se os relató: “{«Es que tú no podrás tener conmigo paciencia»}”».[5]
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{Y encontraron un siervo de nuestros siervos al que le habíamos otorgado una misericordia de parte nuestra y le habíamos enseñado de nuestra parte una ciencia * Díjole Moisés: «¿Acaso he de seguirte para que me enseñes de lo que se te ha enseñado como rectitud?»}:
Moisés vino para aprender del Siervo Bueno, ¡¿y acaso es que Moisés sabe más que el Siervo Bueno?!
Cabe notar que la ley divina exige que el de posición superior lidere a quien está por debajo de él, ya que su elevada posición le da preponderancia y autoridad por la ciencia y la capacidad sobre quienes están por debajo. No se puede concebir que Dios de autoridad al ignorante o al de menor saber y capacidad por encima del sabio conocedor de las verdades. Por lo tanto, el debate en torno al saber del Siervo Bueno y al saber de Moisés (a) está coránicamente zanjado, de que el Siervo Bueno sabe más que Moisés (a) y la disculpa de Moisés hacia el Siervo Bueno {Ya has alcanzado de mi parte una disculpa} es una prueba de ello. El rigor del Siervo Bueno con Moisés (a), como cuando dijo {Dijo: «Entonces, si me sigues, pues no me preguntes de nada hasta que yo te haga de ello alguna mención»}, es una prueba de ello. Es más, es esta aleya y en las aleyas anteriores se muestra claramente que el Siervo Bueno trata a Moisés (a) con mayor saber que él y quiere enseñarle, pues le repite varias veces pidiéndole que permanezca callado y sea paciente con lo que ve, incluso antes de comenzar el viaje. Moisés acepta de buen grado esta orden {Dijo: «Me encontrarás, si quiere Dios, paciente y no te desobedeceré ninguna orden»}.
Esta aleya es evidente y clara en que Moisés (a) está subordinado a este siervo y obedece sus órdenes, porque esto es lo que le ha ordenado Dios. En realidad, es como la orden de Dios a los ángeles de prosternarse ante Adán (a). Esto es claro por lo que dice Moisés: {«Me encontrarás, si quiere Dios, paciente y no te desobedeceré ninguna orden»}. En realidad, el tiempo del Siervo Bueno aun no había llegado, pero cuando descendió para enseñar a Moisés en este mundo físico y se reunieron él y Moisés, él se convirtió en el argumento sobre Moisés. Moisés no podía decir nada en presencia del Siervo Bueno que no fuera {«y no te desobedeceré ninguna orden»}.
En cuanto a quienes presentan estas aleyas y ponen a Moisés como más sabio desde un aspecto y al Siervo Bueno más sabio desde otro aspecto, si hubieran evitado inmiscuirse en esto hubiera sido mejor para ellos, pues el saber de Dios Glorificado y Altísimo está en el camino de los cielos y las leyes, y lo oculto está determinado por la posición del ser humano. No es posible que Dios Glorificado y Altísimo derrame sobre un siervo de posición inferior una ciencia mayor que la ciencia derramada sobre un siervo de posición superior. No porque el Glorificado no fuera capaz, sino porque el asunto es uno en su realidad, es decir, el derrame de la ciencia y la posición. Así que no se puede decir que Moisés sepa más sobre algunas cosas y que el Siervo Bueno sepa más sobre otras, pues el que sabe más aquí es el que sabe más en todos los asuntos. Pues, no estamos hablando de dos libros de física o de química, sino que hablamos del Reino de los Cielos y de la sharía, hablamos de la religión de Dios Glorificado traída por los profetas. La proporción de los asuntos de la religión para el profeta y el albacea enviado es la misma, no es múltiple ni variada. Quien sabe de ellos la proporción de lo que hay en el Reino de los Cielos sabe la misma proporción en la sharía. Por lo tanto, si el Siervo Bueno sabe más sobre los asuntos ocultos y los caminos de los cielos que Moisés, entonces definitivamente él sabe también más que Moisés sobre la sharía. Y si Moisés sabe más que el Siervo Bueno sobre la sharía entonces definitivamente también sabe más que él sobre los asuntos ocultos y los caminos de los cielos.
Tampoco puede decirse que Moisés sepa más que el Siervo Bueno en lo absoluto, pues el Corán nos narra claramente que Moisés vino para aprender del Siervo Bueno, como los ángeles aprendieron de Adán (a). Por lo tanto, solo queda el Siervo Bueno sabe más que Moisés en absoluto.
Quienes se inmiscuyeron en esta historia coránica tropezaron con el Siervo Bueno. Fue demasiado para ellos concebir que un siervo, cuya identidad y nombre no fueron declarados en el Corán, sepa más que Moisés, el profeta, que era uno de los mensajeros dotados de resolución. Tampoco sabían que el Siervo Bueno era un hombre que había descendido a este mundo físico para enseñar a Moisés, y que su tiempo aún no había llegado. El hecho de que fuera llamado el Verdeante en algunas narraciones los instó a menospreciar al Siervo Bueno y a negar su claro y evidente derecho coránico de que sabía más que Moisés, sin prestar atención a que el verdeante es un adjetivo, y no un sustantivo que pueda aplicarse a más de una de las personalidades divinas, considerando que estas (a) hacen reverdecer la tierra tras ellas con religión, es decir, que propagan la religión, pues el color verde apunta a la religión.
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{Díjole Moisés: «¿Acaso he de seguirte para que me enseñes de lo que se te ha enseñado como rectitud?» * Dijo: «Es que tú no podrás tener conmigo paciencia» * «¿Y cómo serías paciente con aquello de lo que no tienes completa información?» * Dijo: «Me encontrarás, si quiere Dios, paciente y no te desobedeceré ninguna orden» * Dijo: «Entonces, si me sigues, pues no me preguntes de nada hasta que yo te haga de ello alguna mención»}:
Moisés, desde el principio definió su objetivo y la razón de seguir al Siervo Bueno, que era la ciencia y el conocimiento {Díjole Moisés: «¿Acaso he de seguirte para que me enseñes de lo que se te ha enseñado como rectitud?»}. Cuando el Siervo Bueno se puso en marcha y con él Moisés (a), ejecutó algunas acciones de las cuales se suponía que Moisés aprendiera. Pero descubrimos que estas acciones fueron: la primera, carpintería; la segunda, matar; y la tercera, la reparación de una pared. Acciones básicas y simples. Entonces, ¿qué es lo que el Siervo Bueno quería decir a Moisés (a)? ¿O qué quería enseñarle? ¿Sería razonable que el Siervo Bueno quisiera enseñarle a Moisés estas acciones? ¿O es que quería decirle a Moisés “hay asuntos ocultos que tú no sabes, Moisés”? ¿Acaso aceptaríais esto de Moisés hijo de Imrán cuando él es un profeta entre los mensajeros dotados de resolución? ¿Acaso Moisés ignora que el conocedor de lo oculto es Dios Glorificado, y que Él, el Altísimo, es quien revela a los mensajeros algo de lo oculto?
Luego, Moisés pide saber y dice al Siervo Bueno “te seguiré para aprender de ti”. El Siervo Bueno le habla sobre la paciencia, y aun con esto Moisés acepta y promete ser paciente. Pero Glorificado sea Dios y su subyugadora voluntad, Moisés no pudo cumplir su palabra, más bien fue como si hubiese estado compelido a cumplir lo que dijo el Siervo Bueno: {Dijo: «Es que tú no podrás tener conmigo paciencia»}. Así que Moisés dijo “seré paciente” y el Siervo Bueno le decía “no serás paciente”. Y se cumplió la palabra del Siervo Bueno y quien la cumplió fue Moisés, el mismo que prometió paciencia. La prueba de la paciencia era un asunto importante en la enseñanza de Moisés (a),[6] para soportar a quienes estuvieran por debajo de él y ser paciente con sus continuas objeciones. Ahora, en esta situación, él era el objetor que no tenía paciencia, y experimentó por sí mismo cuánta paciencia tuvo con él el Siervo Bueno y cuánto necesitaba su alma de esta paciencia del Siervo Bueno para llegar a la verdad.
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[1] Un ejemplo de ello: un siervo creyente, fiel y adorador, pero en algunas ocasiones se llena el estómago con comida… y la luz que ha obtenido de la fe, la devoción y la adoración tiene un efecto positivo. Además, cuanto más aumente la adoración, por ejemplo, más aumenta la luz, así que el caso no queda fijo en un determinado nivel… Mientras que el hecho de que se llene el estómago de comida en algunas ocasiones tiene un efecto negativo en recordar. Cada vez que aumentan esos momentos en los que su estómago está lleno, más aumenta el efecto negativo, y cuanto más lleno esté su estómago mayor también será su efecto negativo.
[2] De Abu Abdulá (a), que dijo: «Dios es el saber sin ignorancia, la vida sin muerte y la luz sin oscuridad». Y de Yunes Bin Abdurrahmán: Dijo: «Dije a Abul Hasan Ar-Reda (a): “Se nos ha narrado que Dios es el saber sin ignorancia, la vida sin muerte y la luz sin oscuridad”. Él (a) dijo: “Así es”. – At-Tauhid de As-Saduq, pág. 137.
[3] Sagrado Corán – sura «Ad-Dariyat» (Los vientos huracanados), 56.
[4] Sagrado Corán – sura «Al-Ankabut» (La araña), 64.
[5] Al-Ayashi, vol. 2, pág. 332.
[6] Bastante, y para Josué (a) que conquistaría Tierra Santa.
Extracto del libro El viaje de Moisés a la confluencia de los dos mares del Imam Ahmed Alhasan (a)