En cuanto a la particularidad de la ascensión y a la explicación de su significado, que es la segunda cuestión que quedó pendiente de la pregunta que había planteado al Siervo Bueno (a), le dije: No acertamos a explicar la ascensión, o cuando menos, no está muy claro para algunos de nosotros.
Y él (a) me respondió: «Respecto a la ascensión, te daré un ejemplo. Pero, ¿acaso conoces el cálculo infinitesimal en matemáticas? Porque el ejemplo depende de ello, en cierto modo».
Y dije: No lo conozco.
Y dijo: «La alabanza a Dios. Tú conoces lo que es una línea recta. ¿Sabes lo que significa “infinito” en las matemáticas?
En todo caso, intentaré ponértelo de lo forma más simple posible. Supón que tienes una vara que colocas verticalmente. La parte más alta de ella es el alma de un ser humano cualquiera, o la posición más alta que tenga el ser humano. Y la parte más baja de ella es el cuerpo, pero espero que atiendas a que es un ejemplo, no la realidad tal cual.
Ahora, divide esta vara en rodajas en tu mente. Pero para que el caso sea lo más preciso posible, esas rodajas deben ser lo más delgadas posible.
Ahora, mira ¿cuántas rodajas hay? Para saberlo, debes dividir la longitud de la vara entre el espesor de las rodajas. Por ejemplo, si la longitud de la vara es 1 y el espesor de las rodajas es lo más delgado posible, ¿sabes cuál el número más pequeño, el número más pequeño que existe? No es el cero, pero es el que más se acerca al cero. Dado que los números son infinitos, no se puede delimitar, pero sí se puede imaginar. No es un décimo, porque un centésimo es menor, y asimismo un milésimo es menor. Y así se pueden seguir agregando ceros sin límite, porque los números son infinitos. Entonces podemos imaginar el resultado dividiendo por cero.
El resultado de dividir la longitud de la vara entre cero equivale a infinito, sin límite. Y como el número no es cero, sino cercano a él, el resultado es como dijo el Enaltecido: {Y si enumerarais las gracias de Dios, no las contabilizaríais}. Es decir, en principio es posible enumerarlas desde la perspectiva de la posibilidad. Es posible enumerarlas, pero de hecho, ¿es posible enumerarlas todas? No. {Y si enumerarais las gracias de Dios, no las contabilizaríais}.
Ahora, esta aleya te aclara también su significado. Talvez anteriormente te hayas preguntado: ¿Cómo que no enumeraría las gracias de Dios, cómo no las contabilizaría cuando aparentemente son calculables? ¿No es así? ¿Cuántas son las gracias? Sea cual fuere el número, sería numerable. Pero se te ha aclarado por qué son imposibles de contabilizar, o que contabilizarlas es imposible en la práctica. Porque en realidad, se derraman sobre toda la existencia del ser humano, sobre todas sus manifestaciones, y si quisieras enumerar las manifestaciones del ser humano, ¿acaso podríais contabilizarlas? Ya se te ha aclarado con el ejemplo que esto es imposible. ¿Ahora está claro?».
Entonces dije: Sí.
Y dijo (a): «No digas “sí” si hay algo confuso».
Y de hecho, había algo confuso, no del todo claro. Se lo aclaré en una pregunta, le dije: ¿Acaso las manifestaciones del ser humano significa sus diferentes estados, por los cuales pasa, como estar de pie, sentado, etc., etc.?
Y dijo: «No. Ahora te pondré otro ejemplo: Supongamos que el ser humano es una especie de luz destinada a llegar a un lugar y tú enciendes la fuente de esa luz en algún lugar. El traslado de la luz desde la fuente y su lugar hasta el otro lugar, ¿cómo ocurre? Ocurre por su manifestación paso a paso en dirección al objetivo. Estos pasos –los pasos del movimiento– son las manifestaciones del ser humano. En realidad, subsisten como pasos continuos, continuamente renovados, porque la fuente emite constantemente y si se cortara la emisión, el ser humano se extinguiría y volvería a la nada.
Ahora, si te hiciera regresar unos cuantos pasos hacia atrás no cambiaría nada en ti, solo que serías invisible en el mundo físico y tendrías un cuerpo más luminoso y descargado de oscuridad. Esta es la ascensión y tiene diferentes niveles. Si quisiera que volvieras a adelantarte unos cuantos pasos, entonces serías visto y necesitarías lo que necesita la gente del mundo físico para subsistir en él. Así que el ascendido está entre los hombres, pero no está dentro de ellos.[1]
Dado que el ser humano es una expresión de la existencia de sus manifestaciones cuyo número es casi infinito, las gracias divinas sobre él son innumerables. El ser humano (la naturaleza del ser humano) es casi infinito y es Dios Glorificado y Enaltecido. Pues es una imagen de Divinitas,[2] y por eso Alí (a) dijo al describir el estado del ser humano: «Te cuentas como un cuerpo pequeño, y tu interior contiene el mundo más grande».[3] Talvez ya te haya cansado o incomodado, discúlpame».
Conviene al creyente guardar silencio al leer esta explicación, la cual, aunque fuera la única, bastaría como evidencia de la veracidad de la convocatoria divina del Yamani de la familia de Muhammad, el Sayed Ahmed Alhasan (a). Han pasado años y quienes se arrojan la ciencia leen lo que dijo el Enaltecido {Cuando dijo Dios: «Oh Jesús, te haré partir y te haré ascender hacia mí, y te purificaré de los que han descreído},[4] sin comprender su significado. ¿Cómo es que Jesús (a) ha partido y ha ascendido, y al mismo tiempo sigue vivo y no ha muerto, y se lo pone como ejemplo para dar testimonio de la longevidad del Imam Al-Mahdi (a)? ¿Qué significa entonces la ascensión y cómo se la concilia con la partida sin muerte? Preguntas que quedaron sin respuesta para ellos, o se sumieron en la confusión como de quien recoge leña a la noche, tal como ocurrió con los exégetas.
Es más, si solo hubiera sido la explicación del significado de lo dicho por el Enaltecido, {Y si enumerarais las gracias de Dios, no las contabilizaríais}, también sería suficiente para el Siervo Bueno, pues se sabe que lo enumerado es contabilizable, pero que haya algo que sea enumerable como las gracias de Dios y sin embargo, incontabilizable al mismo tiempo como dice en la aleya, es algo que necesita explicación. ¿Por qué los que dicen ser de la ciencia no aclaran su significado? Y no es extraño, siendo que el Corán tiene a su propia gente. Pero, ¡¿por qué no atendieron a lo dicho por quien convoca a Dios, en vez de seguir el camino de Iblís y sus huestes por soberbia contra las Pruebas de Dios, acusándolos, burlándose de ellos, mintiendo sobre ellos y haciéndoles la guerra sin ninguna evidencia?!
[1] El Comandante de los Creyentes (a), tras haber sido herido, dijo: «… Ayer yo era vuestro compañero, hoy una lección para vosotros y mañana me separaré de vosotros… Y solo habré sido un vecino cuyo cuerpo os ha acompañado unos días, e iréis detrás de mí, cadáver vacío, inmóvil después de estar en movimiento, callado después de haber hablado, para que os exhorte mi quietud, la ligereza de mis párpados y el reposo de mis miembros, pues serán un mayor amonestador para vosotros que alguien que hable con retórica…», Al-Kafi, vol. 1, pág. 299, hadiz 6.
[2] El término árabe lāhūt (اللاهوت) designa el “mundo de la divinidad”, la esfera suprema de la realidad donde se manifiesta la esencia inalcanzable de Dios. Se emplea en contraste con otros niveles ontológicos (como nāsūt, malakūt y yabarūt). Para traducirlo al castellano, se ha optado por el término latino Divinitas, usado por los Padres de la Iglesia para referirse a la naturaleza divina en cuanto tal. Aunque no es una equivalencia absoluta, transmite la idea de trascendencia y esencia divina más claramente que un simple “divinidad” en español, evitando ambigüedad y manteniendo resonancias teológicas antiguas. (N. del T.)
[3] Véase: Ayan ash-Shia, vol. 1, pág. 552.
[4] Sagrado Corán – sura «Al Imrán» (La familia de Imrán), 55.
Del libro Con el Siervo Bueno de Ahmed Alhasan (a)