También algunos intentan poner en duda la religión de Dios diciendo: “Si hay sucesores de Dios, Glorificado sea, en Su tierra, designados y establecidos por Él, ¿por qué gobernó sólo un pequeño número de ellos?
Sobre esto pregunté al Siervo Bueno (a), y dije: Dicen: ¿cómo puede ser Sucesor cuando solo unos pocos de los que vosotros decís que son sucesores han gobernado… ¿cómo puede ser sucesor alguien que no gobierna?
Me respondió el Siervo Bueno (a): «La sucesión no significa únicamente gobierno; de hecho, gobernar es lo menos importante en él. ¿Qué significa el verdadero sucesor de fulano? Aquí sucesor significa que es el verdadero sucesor. Lee con atención la respuesta de los ángeles, pues ellos sabían a qué se refería Dios con “sucesor”».
Dije: Sí, mi señor, aprendo de ti por el favor de Dios.
Y dijo (a): «Lo que se quiere decir con “sucesor” aquí es aquel que ocupa la posición de aquel que lo hizo su sucesor. Por eso encuentras que los ángeles hablaron de glorificación, alabanza y santificación: “Te glorificamos, Te alabamos, Te santificamos”.[1] La glorificación es la exaltación. La alabanza es el elogio. La santificación es la pureza. Quien glorifica a Dios busca ser glorificado; quien alaba a Dios busca ser alabado; quien santifica a Dios busca ser santificado. Así, los ángeles dijeron: “¿Por qué no nos haces a nosotros Tus sucesores, especialmente cuando ahora somos como Tú: glorificados, alabados, santificados; porque Te hemos glorificado, alabado y santificado”».
Por lo tanto, el sucesor no es simplemente una persona elegida al azar –Dios no lo permita–, sino que debe poseer una cualidad fundamental: debe ser la imagen de Dios en la creación. Sin ser imagen no puede ser sucesor. Debe ser, como mínimo, glorificado, alabado y santificado, o digamos que debe llevar el mínimo de estas cualidades. Por eso los ángeles dijeron: “Este que quieres hacer sucesor” {corrompe en ella y derrama sangre}, entonces no es como Tú, no es glorificado ni alabado ni santificado. ¿Cómo entonces lo haces sucesor?
Ellos utilizaron su conocimiento de la ley divina y se opusieron al Glorificado y Enaltecido con Su propia ley, pero en lo que cayeron fue en un error de identificación del caso. Pensaron que todo espíritu que se una a un cuerpo del mundo físico y tenga pasiones caerá en ellas y será arrastrado por ellas, pero Dios les advirtió: “Ciertamente, Yo sé lo que no sabéis”.
¿Qué es lo que Él, Glorificado sea, sabe y los ángeles ignoran, y que causará que se rompa este conocimiento de los ángeles –que todo espíritu creado que se conecte con un cuerpo material y tenga pasiones se ocupará de ellas y no será glorificado ni alabado ni santificado? Lo que Él, Glorificado y Enaltecido, conoce {Dijo: «Ciertamente, Yo sé lo que no sabéis»} lo explicó en otras aleyas: {Y enseñó a Adán los nombres, todos ellos}, todos ellos, no algunos de modo que caiga por ignorar algunos de ellos. Esta vez todos. Esta criatura está capacitada para conocer todos los nombres. Esta criatura está capacitada para ser Dios en la creación.
Por lo tanto, esta criatura –y no otra– es la única que puede dominar las pasiones aunque estén unidas a ella, porque es el espíritu de Dios, {y haya soplado en él de Mi espíritu}.[2] Esta criatura está capacitada para ser Divinitas en la creación.
Por esto lo encuentras, Glorificado sea, explicando a los ángeles lo que los había confundido y haciéndoles conocer la identidad de esta criatura para que supieran que habían caído en un error de identificación. La causa de su error fue que no sabían o no conocían una criatura que conociera todos los nombres: {Y enseñó a Adán los nombres, todos ellos. Luego los expuso a los ángeles y dijo: «Informadme los nombres de éstos, si sois veraces»}.[3]
Aquí los ángeles se quebraron y supieron que habían caído en un error de identificación del caso en la realidad externa. Pues ellos, como lo dijo la Gente de la Casa, miraron el barro de Adán[4] y no miraron su espíritu, es decir, que miraron la composición de un espíritu en un cuerpo material y supusieron que este espíritu estaba en la misma situación que todo espíritu que se une a un cuerpo material, de modo que las pasiones lo distraerían de la glorificación, la alabanza y la santificación. Entonces, ¡¿cómo podría ser sucesor si no es glorificado ni alabado ni santificado?! Por eso se opusieron. Cuando supieron que habían errado en la identificación del caso y que este espíritu no es como los demás, se arrepintieron y se quebraron: {Dijeron: «Glorificado seas, no hay ciencia para nosotros sino lo que nos han enseñado. Ciertamente, Tú eres el Omnisciente, el Sabio»}.[5]
Por esto os digo: Cuán apropiado es para el ser humano que se tome su tiempo antes de adoptar una posición negativa o positiva hacia un asunto, mientras no se le haya aclarado completamente la realidad de ese asunto. Se supone que el ser humano debe recurrir a Dios para que le haga conocer lo que se le ha ocultado, y así su postura sea la que complace a Dios. ¡Cuántas veces juzgáis un asunto y luego, después de un tiempo no muy lejano, se os hace evidente vuestro error en el juicio! {Dijeron: «Glorificado seas, no hay ciencia para nosotros sino lo que nos han enseñado. Ciertamente, Tú eres el Omnisciente, el Sabio»}».
[1] Referencia a lo que dijeron los ángeles sobre lo dicho por el Enaltecido: {Y cuando dijo tu Señor a los ángeles: «Yo soy el que pone en la Tierra un Sucesor», dijeron: «¿Acaso has de poner en ella a quien corrompe en ella y derrama sangre, y nosotros glorificamos con tu alabanza y te santificamos?» Dijo: «Ciertamente, Yo sé lo que no sabéis»}, Sagrado Corán – sura «Al-Báqara» (La vaca), 30.
[2] Sagrado Corán – sura «Al-Hiŷr» (El rocoso), 29.
[3] Sagrado Corán – sura «Al-Báqara» (La vaca), 31.
[4] Dado que fue formado de la capa de la tierra, y por consiguiente tanto su situación sería la misma situación de quienes estuvieron antes que él. De Abu Ŷáfar (a), que dijo sobre lo dicho por Dios, Poderoso y Majestuoso: {Y cuando dijo tu Señor a los ángeles: «Yo soy el que pone en la Tierra un Sucesor», dijeron: «¿Acaso has de poner en ella a quien corrompe en ella y derrama sangre, y nosotros glorificamos con tu alabanza y te santificamos?» Dijo: «Ciertamente, Yo sé lo que no sabéis»}, dijo: «Ellos, con sus palabras, le echaron en cara el favor a Dios por la adoración, y solo dijeron eso algunos ángeles por lo que conocían de la situación de los genios, que habían estado en la tierra antes de Adán. Entonces Dios, Poderoso y Majestuoso, se apartó de ellos, creó a Adán y le enseñó los nombres…», Mustadrak al-Wasail, vol. 9, pág. 3.
[5] Sagrado Corán – sura «Al-Báqara» (La vaca), 32.
Del libro Con el Siervo Bueno de Ahmed Alhasan (a)