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{Y cuando pusimos la casa como lugar de retorno para los hombres y seguridad. Y servíos de la posición de Abraham como oratorio. Y hemos hecho prometer a Abraham e Ismael que ambos habéis de purificar mi casa para los circunvalantes, y los que están retiro espiritual, y los que se inclinan, y los que se prosternan}, Sagrado Corán – sura «Al-Báqara» (La vaca), 125.

Cuando fue enviado el Mensajero de Dios, Muhammad –que las bendiciones de Dios sean con él y su familia–, quienes peregrinaban a la Casa de Dios en aquel tiempo no rezaban detrás de la posición de Abraham, argumentando que la posición –que es la piedra con la huella de Abraham– se interponía entre ellos y la Casa de Dios (La Kaaba). Por eso la evitaban (casi con la misma mentalidad wahabí). Entonces Dios ordenó a los musulmanes que tomaran la posición de Abraham como lugar de azalá, es decir, que rezaran detrás de ella y la dejaran entre ellos y La Kaaba. Esto para enaltecer la importancia de Abraham e Ismael en particular, pues esa piedra es un rastro de ellos dos, santificada porque Abraham se paró sobre ella. De este mandato divino aprendemos que la veneración de los rastros de los profetas y mensajeros –en cuanto que son intermediarios entre Dios y Su creación– forma parte de la religión de Dios, Glorificado sea. Y la actitud de los infieles y otros en tiempos preislámicos, al evitar la posición de Abraham en el azalá, es como la actitud de los salafíes wahabíes de hoy, y viceversa.

*Esta es una respuesta resumida a una pregunta que formuló hace poco el Sayed Watheq sobre la posición de Abraham y su particularidad.

*El azalá aquí es más amplio que el azalá conocido en el islam.