El Corán está repleto de inspiración de Dios Glorificado y Exaltado, a los profetas enviados a través de la visión, entre ellos Abraham (a), Muhammad (s) y Jesús (a).
{Y cuando dijimos a ti: «Tu Señor ha cercado a los hombres y no hemos puesto la visión que te hemos hecho ver sino como sedición para los hombres y el árbol maldito en el Corán, y los amedrentamos, así pues, no aumentan sino en impiedad grande»}.[1]
{Ya ha confirmado Dios a su mensajero la visión en la verdad. Ciertamente, habéis de entrar a la mezquita inviolable, si quiso Dios, seguros, afeitadas vuestras cabezas y rasuradas, no teméis. Así pues, Él ha sabido lo que no sabéis, y ha puesto, aparte de eso, una conquista cercana}.[2]
{Así pues, cuando maduró junto a él para trabajar le dijo: «Oh, hijito mío, he visto en el sueño que te sacrificaba. Mira pues, ¿qué opinas?». Dijo: «Oh, padre mío, haz lo que se te ha ordenado. Me encontrarás, si quiso Dios, de los pacientes»}.[3]
Luego, Dios elogia a Abraham, porque confirmó la visión: {Ya has confirmado la visión. Así recompensamos a los que hacen el bien»}.[4]
{Cuando dijo José a su padre: «Oh, padre mío, he visto once planetas y el Sol y la Luna. Los he visto hacia mí, prosternados»}.[5]
Y en el Corán, Dios inspira a la madre de Moisés (a) con la visión: {E inspiramos a la madre de Moisés que: «Amamántalo, y si temes por él, arrójalo en la corriente, y no temas, y no te angusties, te lo devolveremos y lo pondremos entre los enviados»}.[6]
Debe ponerse atención a que las visiones de los profetas (a) fueron antes de su envío y después de su envío. Es decir, que la inspiración de Dios Glorificado y Exaltado a ellos comenzó con la visión, luego incluso después de su envío este medio (la visión) no dejó de ser uno de los medios de inspiración de Dios Glorificado y Exaltado para ellos.
El Mensajero Muhammad (s) veía visiones antes de su misión y envío, y se cumplían tal como las había visto.[7] Si los profetas enviados (a) no hubieran confirmado, creído y actuado según esas visiones que vieron antes de su envío, no habrían alcanzado la posición superior que alcanzaron ni la cercanía a Dios Glorificado y Exaltado, y Dios no los habría elegido de ningún modo para Su mensaje:
{Ya has confirmado la visión. Así recompensamos a los que hacen el bien}.
De hecho, ellos (a) creían y confirmaban las visiones de los creyentes que estaban con ellos. Este mensajero de Dios, Muhammad (s) preguntaba a sus compañeros por sus visiones y le interesaba escucharlas después del azalá del alba, como si escucharlas fuera recordar y adorar a Dios Glorificado, hasta tal punto que los hipócritas lo injuriaban diciendo que él (s) escuchaba y creía a todo el que hablara:
{Y de ellos hay los que mortifican al profeta y dicen: «Él es una oreja». Di: «Una oreja buena es para vosotros. Cree en Dios y cree a los creyentes, y es una misericordia para los que han creído de vosotros». Y los que mortifican al mensajero de Dios, para ellos hay un tormento doloroso}.[8]
De Ar-Reda (a), que dijo: «El Mensajero de Dios (s), cuando amanecía decía: “¿Hay buenas nuevas?”, refiriéndose a la visión».[9]
De hecho, el Profeta Muhammad (s) las consideraba como parte de las buenas nuevas de la profecía. Del Profeta (s), que dijo: «De las buenas nuevas de la profecía solo queda la visión integra que ve el musulmán que se ve para él».[10]
Es más, él (s) las consideraba profecía. De él (s), que dijo: «“No hay profecía después de mí, excepto las buenas nuevas”. Le dijeron: “Oh, Mensajero de Dios, ¿y qué son las buenas nuevas?”. Dijo: “La visión íntegra”».[11]
El Mensajero de Dios (s) dijo: «La visión íntegra es una buena nueva de parte de Dios y es una parte de las partes de la profecía».[12]
Debe ponerse atención a que lo dicho por el Mensajero Muhammad (s), de que de la profecía solo queda la visión verídica, no significa que todo aquel que vea una visión verídica sea un profeta enviado por Dios, sino lo que significa es que la visión verídica es una noticia y un informe verdadero que viene del Reino de los Cielos al que la vea.
[1] Sagrado Corán – sura «Al-Isra» (El viaje nocturno), 60.
[2] Sagrado Corán – sura «Al-Fath» (La conquista), 27.
[3] Sagrado Corán – sura «As-Saffat» (Las filas), 102.
[4] Sagrado Corán – sura «As-Saffat» (Las filas), 105.
[5] Sagrado Corán – sura «Yusuf» (José), 4.
[6] Sagrado Corán – sura «Al-Qasas» (El relato), 7.
[7] Por eso, el Jeque Al-Maylisi dijo en el Bihar: «Sepa que lo que se me ha mostrado de las noticias consideradas y las abundantes señales es que él (s), antes de su envío y desde que Dios perfeccionó su intelecto al comienzo de sus años, fue un profeta apoyado por el espíritu de santidad. El ángel le hablaba, él escuchaba la voz y veía en el sueño. Luego, después de los cuarenta años, se convirtió en mensajero, el ángel le habló presencialmente, el Corán descendió sobre él, se le ordenó predicar, …», Bihar al-Anwar, vol. 18, pág. 277.
[8] Sagrado Corán – sura «At-Tauba» (El arrepentimiento), 61. Consúltese el motivo de la revelación de la aleya en Tafsir al-Qummi, vol. 1, pág. 300, Tafsir al-Asfa, vol. 1, pág. 375. Y véase Tafsir Maymaa al-Bayan, vol. 5, pág. 79, Fath al-Bari, vol. 8, pág. 237, Tagliq at-Tagliq, vol. 4, pág. 217, Umda al-Qari, vol. 18, pág. 258 y otras fuentes.
[9] Al-Kafi, vol. 8, pág. 90 | Al-Fusul Fi Usul al-Aimma, vol. 3, pág. 277 | Bihar al-Anwar, vol. 58, pág. 177 | Tafsir Nur az-Zaqalain, vol. 2, pág. 312.
[10] Bihar al-Anwar, vol. 85, pág. 192 | Sahih Muslim, vol. 2, pág. 38 | Sunan An-Nasai, vol. 2, pág. 217 | Sahih Ibn Habban, vol. 13, pág. 411 | Kanz al-Ummal, vol. 15, pág. 368.
[11] Ad-Dur Al-Manzur, vol. 3, pág. 312 | Bihar al-Anwar, vol. 58, pág. 192. Narrado también en el mismo volumen, pág. 177 de esta forma: «“No queda de la profecía sino las buenas nuevas”. Dijeron: “¿Y qué son las buenas nuevas?” … etc.». Narrado también de una forma ligeramente diferente en estas fuentes: Kitab al-Mautá, vol. 2, pág. 957, Musnad Ahmad, vol. 5, pág. 454 y vol. 6, pág. 129, Sahih Al-Bujari, vol. 8, pág. 69, Maymaa az-Zawaid, vol. 7, pág. 173, Umda al-Qari, vol. 24, pág. 134, Al-Muyam al-Kabir, vol. 3, pág. 197 y otras fuentes distintas.
[12] Ad-Dur al-Manzur, vol. 3, pág. 312 | Bihar al-Anwar, vol. 85, pág. 192 | Mizan al-Hikma, vol. 2, pág. 1010.
Del libro La profecía selladora de Ahmed Alhasan