• Categoría de la entrada:Con el Siervo Bueno
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Después de que el Siervo Bueno (a) –que mi espíritu sea su rescate– explicara el significado de la ascensión, comenzó a aclarar lo que se deriva de ella, diciendo: «Ya te he aclarado la ascensión anteriormente. Ahora te explicaré lo que se deriva de la explicación anterior:

Por lo anterior queda claro que todo espíritu conectado a un cuerpo se manifiesta en los mundos inferiores, es decir, en los que están por debajo de él y son más oscuros. Asimismo se aclara que un espíritu elevado no puede conectarse directamente al mundo físico sin manifestarse en todos los mundos de la creación que están por debajo de él, hasta llegar al mundo de los cuerpos y conectarse con él. Por consiguiente, es imposible que el motor del cuerpo sea algo distinto a luz y oscuridad, aún más, debe ser lo más cercano posible al mundo físico. Y definitivamente es algo creado, así que no puede ser luz pura (luz sin oscuridad), porque se manifiesta en la oscuridad. Así pues, es imposible entonces, considerar que Dios (que es luz sin oscuridad) mueva directamente un cuerpo en este mundo inferior tocándolo directamente. Enaltecido sea Dios por encima de lo que Le asocian.

Es más, queda claro que Su existencia –Glorificado sea– en los mundos de la creación es la existencia de su luz con la cual las existencias aparecen en los mundos de oscuridad. No es que Él –Glorificado y Enaltecido–, que es luz sin oscuridad, exista en los mundos de la creación, que son luz mezclada con oscuridad, pues esto es imposible e inviable, porque significaría la extinción de los mundos de la creación y la permanencia solo de Él –Glorificado sea– sin nada de Su creación.

Comprender este significado y esta realidad es muy importante en la creencia y el monoteísmo, pues aclara que la expresión “Dios existe en todo lugar” no significa que la existencia de la Divinitas Absoluta esté en todo lugar, porque eso equivaldría a sostener la consustancialidad de la Divinitas Absoluta con las criaturas y las cosas existentes, lo cual es imposible, como ya se explicó.  En realidad, Su existencia en los mundos de la creación es a través de Su manifestación en las cosas existentes, al haberlos hecho aparecer mediante Su luz.

Dado que los mundos de la creación son múltiples y unos están por encima de otros, y algunos están más cerca de la Divinitas que otros, y algunos tienen más luz y más brillo que otros, el Enaltecido dijo: {Y Él es el que en el cielo es divinidad y en la tierra divinidad. Y Él es el Sabio, el Omnisciente}.[1] Es decir, que en el cielo y en la tierra es Él y otro que no es Él. Ciertamente, por la luz de Dios, el cielo tiene más luz y brillo que la tierra, la cual es un mundo más bajo que él. Así que la manifestación de la Divinitas aparece más en el cielo que en la tierra. Lo que quiero decir con “otro que no es Él” es que lo que recibe la luz cambia y se vuelve menos capaz de recibir la luz de Dios Glorificado y Enaltecido. No es que la luz cambie, pues la luz es la misma y no ha cambiado, ni cambiará, ni cambia porque es Su luz, Glorificado y Enaltecido. Lo que recibe la luz es lo que ha cambiado y constantemente cambia, por lo cual, la manifestación de la Divinitas en el cielo es otra en la tierra, y por el Enaltecido dijo: {Y Él es el que en el cielo es divinidad y en la tierra divinidad}.

Entonces dije: ¿Acaso la aparición de la luz de Dios Enaltecido en los mundos de la creación es a través de Su Prueba sobre Su creación en todos los mundos, y no solo en este mundo?

Y dijo (a): «La aparición más completa es a través de la Prueba, sí. Pero el asunto se limita solo a él. La Prueba no es Prueba únicamente para la gente de la tierra. En el mundo físico él es la Prueba para el mundo físico y las criaturas que hay en él, y así también en los demás mundos. Y las criaturas en el mundo físico no sois solamente vosotros».

Y dije: ¿Y quién compite con la Prueba a través de la cual aparece la luz de Dios para los mundos, “pero el asunto no se limita a él”?

Dijo (a): «Todos las cosas que existen aparecen por la luz de Dios y a través de ellas se manifiesta Dios. Todos, hasta Iblís –maldígalo Dios– y hasta la gente del mal».

[1] Sagrado Corán – sura «Az-Zujruf» (Los ornamentos), 84.


Del libro Con el Siervo Bueno de Ahmed Alhasan (a)