Este tema es largo y amplio, abarca por lo menos cientos de millones de años hacia atrás. En él hay evidencia de la cuestión de la evolución en general y de la evolución del cuerpo humano en particular. En la biología histórica, la historia de la Tierra que se extiende a 4.600 millones de años, ha sido documentada sin problemas con precisión científica. Por lo menos, se han registrado sin problemas, con exactitud y detalles, los últimos cien millones de años de vida sobre la Tierra, en los cuales se ha documentado la vida sobre la Tierra y ha sido posible preservar fósiles orgánicos. Este registro histórico de la geología confirma claramente la evolución de la vida y de los organismos sobre la Tierra.
En general, la geología histórica y los fósiles son un modo de demostrar la evolución, pero aún con esto, algunos detractores de la teoría de la evolución consideran, debido a su ignorancia, que esta es la única evidencia, pero la más fuerte con respecto a la teoría de la evolución, cuando en realidad, es solo uno de los casos que confirman la evolución. Y talvez no sea el caso más fuerte si se compara con la investigación genética y la anatomía comparada. Además, los especialistas en geología histórica, anatomía y antropología ya no examinan los fósiles solamente para sacar conclusiones que un ignorante podría cuestionar, sino que hoy ya es posible realizar análisis precisos en un laboratorio para determinar la edad geológica de los fósiles con precisión, realizar análisis genéticos de los fósiles que se remontan a decenas de miles de años al pasado y, por consiguiente, identificarlos con precisión.
Extracto del libro La ilusión del ateísmo de Ahmed Alhasan (a)