Dado que la tradición de Dios Enaltecido no cambia en Su creación desde el día del Primer Sucesor hasta que Dios legue la tierra y lo que hay sobre ella, {Tradición de Dios entre los que pasaron antes. Y no encontrarás en la tradición de Dios ningún cambio},[1] observamos el mismo enfoque en los que se oponen a los sucesores de Dios en Su tierra en las palabras y en la acción, paso por paso. Por eso, cada vez que alguno de ellos escucha hoy de la convocatoria del Yamani, el Sayed Ahmed Alhasan (a), lo que dice se parece a lo que decía el Faraón: {¿Y qué fue de las generaciones primeras?}.
Pues en lugar de contemplar los signos y evidencias que trae el que convoca a Dios, se preocupa y se inquieta por quien le haya precedido, como si Dios Glorificado le hubiera encomendado el asunto de Sus criaturas, sus destinos y consecuencias, cuando él mismo ignora su propio destino antes que el de los demás. Si extendiera su mano apenas podría verla por la oscuridad y el apego que tiene a los despojos de un mundo perecedero.
Uno de ellos dice: “Supongamos que ahora creemos en el Yamani como enviado de su padre, el Mahdi. Pero, ¿cuál sería la situación de quienes nos precedieron, nuestros padres y abuelos, y quién habría sido enviado a ellos? Además, ¿cómo podríamos nosotros y ellos haber tomado los estatutos jurídicos si invalidáis la sagrada imitación? Por ello, vosotros yamaníes sois un movimiento “sionista”, “americano”, “wahabí”, “baazista”, “persa”, “hindú”, etc. que queréis borrar nuestra creencia en la imitación y vuestro propósito es atacar a nuestros juristas, juristas del final de la época que preservaron los lazos del Islam, que defendieron y protegieron su santuario, y preservaron para nosotros la sharía, etc., etc.”. ¡Frases que si ahora se les abriera la puerta no terminarían ni en cien páginas! A pesar de que estos portavoces de los referentes del mal saben antes que otros la censura que el Mensajero de Dios (s) y de su familia de purificados (a) dirigió contra los juristas del final de la época de manera innegable.[2]
Después de eso, ellos pueden elegir entre deshacerse del atributo de ser juristas y decir que no lo son –por lo cual, ¿de dónde dictaminaron a los hombres siendo que a quien dictamine sin ciencia, Dios lo arrojará de cabeza al fuego del Infierno?–, o decir que sí son juristas, y es más, señores para ellos –y por lo tanto, ser la confirmación de la censura y el reproche dirigido por las Pruebas de Dios, hasta el punto que los han descrito como extraviados y traidores, aún más, como los peores juristas bajo la sombra del cielo, de ellos sale la sedición y a ellos vuelve–. ¿No es así?[3]
Además, no somos nosotros quienes invalidamos el esfuerzo interpretativo y la imitación en la religión. Sino que es algo falso desde las bases. Por eso, en lugar de encontrar alguna narración que mencione favorablemente la imitación, encontramos un capítulo en Al-Kafi[4] que la censura con narraciones de los purificados (a), y antes de esto, encontramos nobles aleyas que prohíben actuar por conjeturas[5] y seguir la opinión y el deseo, de los cuales no está libre el esfuerzo interpretativo de ningún intérprete al que Dios haya encargado deducir Su sharía, después de que las palabras del Enaltecido {sabrían de ella los que querían deducirla entre ellos}[6] se refirieran a la familia de Muhammad (s)[7] y no a otros.
Hasta los grandes fundamentalistas[8] declaran que no existe ninguna evidencia legal, ni aleya ni narración, sobre la innovación de la imitación. Es más, lo que alegan falsamente como evidencia entre las aleyas es en realidad un derecho con el que Dios ha distinguido a sus Pruebas purificadas.[9] Pero ellos ni siquiera se han avergonzado de haber usurpado la posición de ellos y aquello con lo que Dios los ha distinguido, pues lo reclaman para sí mismos. Así que merecen ser descriptos como ladrones de la Kaaba, a quienes el Resurgente (a) les cortará las manos cuando se levante.[10]
Y como estas palabras no tienen como fin tratar ese tema, no entraré en detalles aquí, pero transmitiré algunas palabras del Sayed Ahmed Alhasan (a) cuando escuchó a algunos opositores plantear un problema: “¿de quién toman los shiíes sus estatutos jurídicos antes de la llegada del Yamani?”. Con esto pretenden dar la impresión de que la imitación es algo necesario por la ausencia del Imam (a).
Y él (a) dijo planteando una pregunta en la que estaba la respuesta: «¿Acaso el Jeque Al-Mufid era jurista? ¿Acaso el Jeque At-Tusi era jurista? ¿Acaso Al-Kulaini era jurista? ¿Acaso As-Saduq era jurista? La respuesta es que sí, eran juristas. ¿Acaso tenían libros con los estatutos jurídicos? ¿Y los shiíes de sus épocas actuaban de acuerdo con lo que en estos se transmitía o no? Luego, ¿acaso encontráis en sus libros algún capítulo que nombre la imitación como en los libros de los fundamentalistas que tienen un libro de la imitación?
Por lo tanto, ¿qué decís? ¿Los primeros eruditos shiíes que preservaron la doctrina están en lo cierto o los de hoy están en lo cierto? Luego, ¿acaso consideráis que los grandes eruditos shiíes que hablan de la falsedad de la imitación y de la perdición de quienes hablan en favor de ella están equivocados? ¡Lejos están de algo así!
Además, Al-Faid Al-Kashani, Al-Mirza An-Nuri, Nimatulá Al-Yazairí, Al-Hurr Al-Ámili y otros… ¿acaso todos estaban equivocados porque todos hablaban de la falsedad de la imitación?».
Está claro que él (a) les plantea el problema de decir que la imitación de los intérpretes sea una puerta con la cual se preserva la sharía en la época de la Ocultación y que si no, se perdería la religión y su gente como ellos lo retratan. Y la situación es que los shiíes tomaban su religión y de dicha imitación no había ni fuente ni rastro, ¡y no estaban enterados de lo que compusieron hoy los juristas del final de la época y sus seguidores!
Luego le pregunté (a) después de esto, diciéndole: Cuando formulaste la respuesta con los ejemplos de los eruditos practicantes que en sus libros no tienen ni un capítulo sobre la imitación, nos han preguntado sobre la Prueba que hablase a los hombres antes de la llegada del albacea Yamani, especialmente considerando que el Imam (a) ha sido ascendido desde el momento del nacimiento.
Y me respondió (a): «El asunto es que no respondí. Solo les planteé el problema con el problema que ellos plantearon, pues deben ser desenmascarados; porque hablan especialmente del juicio legal.
En cuanto a que el Imam Al-Mahdi (a) haya sido ascendido desde el momento del nacimiento, yo no dije eso. Sino que dije que fue ascendido después de su nacimiento,[11] pero después de esto vivió largos años sobre la tierra de forma natural hasta la Ocultación Mayor.
En cuanto a por qué él (a) no envió a nadie que argumentara con los hombres, ya lo he explicado en algunos libros hace tiempo, lo encontrarás en el libro El becerro. En cuanto a una Prueba que hable, en el sentido de “Albacea” o “Prueba para los hombres”, esto no. Solo hay doce Imames y doce Mahdis.
Luego, si los hombres no aceptan que se les envíe alguien, ¡¿se les enviará?! A quien no ve, ¡¿le sirve que le muestres una imagen para que la vea?!
Te contaré una visión: Un día estaba en la extensa tierra de Dios. Vi algunas criaturas que por su exterior son llamadas seres humanos. Entonces le pregunté a Dios si ellas podrían beneficiarse en algo o si podrían llegar a creer. Y a la noche tuve una visión de ellas, que en resumen fue: que eran una especie de grandes insectos sin ojos y tenían forma de larvas. Entonces conocí el significado de la visión: que ellas carecían de perspicacia, es decir, que no se beneficiarían.
¿Comprendes por qué te mencioné esta visión? La sabiduría consiste en que coloques cada cosa en su lugar, entonces mandas tu mensaje a alguien que vaya a aceptar a tu mensajero. En cuanto a quien no acepte, pues la prueba queda establecida contra él por el Sucesor de Dios en Su tierra, y esto es suficiente. Ya se han hecho envíos en diferentes períodos, pero el populacho chusma y los eruditos shiíes los recibieron con lanzas, «no razonáis sobre su mandato, ni aceptáis a sus Patronos», esto es lo dicho por el Imam, ¿no es así?».
[1] Sagrado Corán – sura «Al-Ahzab» (Los partidos), 62.
[2] Dijo el Mensajero de Dios (s) describiendo a los juristas del final de la época: «Oh, Ibn Masud: llegará un tiempo para los hombres en el cual el paciente con su religión será como el que sostiene una brasa en la palma de su mano. Así que en ese tiempo habrán de ser como el lobo y si no, serán devorados por los lobos. Oh, Ibn Masud: sus eruditos y sus juristas serán traicioneros e inmorales. Serán los más inicuos de la creación de Dios. Y asimismo serán sus seguidores y quienes vayan a ellos, o tomen de ellos, o los amen, o se sienten con ellos, o los consulten, los más inicuos de la creación de Dios. Entrarán al fuego del Infierno. {Sordos, mudos, ciegos. Así pues, no regresan}, {Y hemos de reunirlos el Día de la Resurrección sobre sus rostros, ciegos, mudos, sordos. Su albergue será el Infierno. Cada vez que se extinga hemos de aumentarles el fuego ardiente}, {Cada vez que se les consuma la piel les cambiaremos la piel por otra para que degusten el tormento}, {Cuando sean arrojados dentro escucharán de él una inhalación que hierbe, casi revienta de furia}, {Cada vez que quieran salir de allí de la angustia se les hará regresar allí. Y saboread el tormento abrasador}, {Para ellos allí hay suspiro y ellos allí no escuchan}. Oh, Ibn Masud: ellos afirmarán estar en mi religión, en mi tradición, en mi camino, y en mis sharías, y ellos no tienen nada que ver conmigo ni yo tengo nada que ver con ellos. Oh, Ibn Masud: no te sientes con ellos en público, ni comercies con ellos en los mercados, ni los guíes al camino, ni les des de beber agua… Oh, Ibn Masud: Oh Ibn Masud, ¡que desgracia que sufrirá mi nación por ellos! Enemistad, odio, disputas. Ellos son los más viles de mi nación en el Mundo Temporal de ellos. Por aquél que me ha enviado con la verdad, que Dios ha de hundirlos y transformarlos en simios y cerdos». Dijo: Entonces el Mensajero de Dios (s) lloró y nosotros lloramos por su llanto. Y dijimos: «Oh, Mensajero de Dios, ¿por qué lloras?». Dijo: «Por misericordia con los desgraciados. Dios Altísimo dijo: {Y si vieras cuando sean aterrorizados, pues no habrá escape, y sean arrebatados desde un lugar cercano}. Se refiere a los eruditos y juristas…», Makarim al-Ajlaq, del jeque At-Tusi, pág. 450.
[3] No es algo que digamos nosotros como para que se diga que somos nosotros los que lo decimos, sino que son palabras del Mensajero de Dios y de los Imames –las bendiciones de mi Señor sean con ellos–, si es que creéis en ellos. El Comandante de los Creyentes (a) dijo: «El Mensajero de Dios (s) dijo: “Llegará a los hombres una época en la que no quedará del Corán sino su caligrafía, ni del islam sino su nombre. Se escucharán por él y serán los hombres más lejanos de estarlo. Sus mezquitas estarán repletas y serán ruinas de la guía. Los juristas de esa época son los peores juristas bajo la sombra del cielo. De ellos sale la sedición y a ellos vuelve”», Al-Kafi, vol. 8, pág. 308, hadiz 479. Y del Mensajero de Dios (s) en un hadiz: «… Entonces dije: “Dios mío y Señor mío, ¿cuándo será eso?”. Y Dios Poderoso y Majestuoso me inspiró: “Eso será cuando aumente la ciencia y aparezca la ignorancia, y se multipliquen los recitadores y disminuyan los que obran, y se multiplique la matanza y disminuyan los juristas guiados, y se multipliquen los juristas desviados y traidores…”», Bihar al-Anwar, vol. 51, pág. 70.
[4] Al-Kafi, vol. 1, pág. 53, capítulo de la imitación, vols. 1-3.
[5] El esfuerzo interpretativo (iytihad) tiene como resultado un juicio conjetural, y esto es algo que se sabe, como se ha dicho en su descripción. El erudito Al-Hilli dijo: “Es agotarse en el intento por obtener una conjetura sobre un juicio legal”, de Kifaya Al-Usul, pág. 463.
[6] Sagrado Corán – sura «An-Nisá» (Las mujeres), 83.
[7] De Abu Yafar (a), sobre lo dicho por Él: {… sabrían de ella los que querían deducirla entre ellos}. Dijo: «Son los Imames infalibles (a)», Wasail ash-Shia “la familia de la Casa”, vol. 27, pág. 200.
[8] Mira por ejemplo, lo que dijo Al-Jund Al-Jurasani en su investigación sobre la imitación en su Kifaya: “Luego, no se te escapa que la permisibilidad de la imitación y la acción de que el ignorante recurra al erudito en general, es algo obvio, instintivo e innato que no necesita evidencia… Más aun, este es el sostén de sus argumentos, y casi todo lo demás es discutible, debido a la dificultad de alcanzar un consenso en cuestiones como esta… Y de esto se deduce la posibilidad de impugnar la afirmación de que sea uno de los requerimientos de la religión, pues cabe la posibilidad de que sea más bien de los requerimientos de la razón y sus aspectos innatos, pero no uno de los requerimientos de la religión. Lo mismo ocurre al impugnar la afirmación de una práctica continua de los acólitos en ese sentido. En cuanto a las aleyas, la aleya de la movilización, {Si tan solo se movilizara de cada grupo…} y de la pregunta {Preguntad a la gente del recuerdo…} no son una evidencia de su permisibilidad, pues hay una fuerte posibilidad de que esa acción de recurrir sea para obtener algún saber, no para adoptarlo en la forma de adoración. Además de que los interrogados en la aleya de la pregunta son la gente del libro según su sentido aparente, o bien la Gente de la Casa de la Inmaculada Infalibilidad, como ha sido interpretado en los reportes”, Kifaya al-Usul, pág. 472.
Esta es una clara evidencia de lo que dijimos sobre la inexistencia de una aleya o una narración sobre la permisibilidad de la imitación, y menos aun su obligatoriedad, como hoy la representan. Sí, él dijo que es algo innato, y nosotros no discutimos que la acción de que el ignorante recurra al erudito no sea algo innato. Pero diferimos con él en cuanto al criterio de ese erudito sobre la legalidad al cual recurrimos cuando desconocemos un estatuto. ¿Acaso debemos recurrir a los juristas o al erudito designado a quien Dios ha puesto como custodio de su sharía? Estoy seguro de que los eruditos aquí son las Pruebas de Dios, no otros. Los demás son ignorantes, o por lo menos, aprendices de ellos. Por eso dijeron: «Nosotros somos los eruditos, nuestros shiíes son los aprendices y los demás son los que se lleva la corriente». Que el ignorante recurra a otros en lugar de a ellos –con ellos sea la paz– es cuestionable, y ni hablar de que sea algo innato. ¡Me asombra que el shií conciba eso a pesar de saber que la religión de Dios no se alcanza a través de intelectos incompletos, tal como ellos –la paz sea con ellos– lo dijeron!
[9] Como lo hicieron el Sayed Al-Joei (Misbah al-Usul, vol. 1, pág. 449) y otros, cuando utilizaron la aleya de la gente del recuerdo como evidencia en favor de que los hombres recurran a los que se esfuerzan en la interpretación, al mismo tiempo que se ven decenas de narraciones que aclaran que esa aleya se refiere explícitamente a la familia de Muhammad –con ellos sea la paz. Véase, por ejemplo, el libro Basair ad-Darayat de Saffar, pág. 58 en adelante, donde encontrarás solo en ese capítulo, 28 narraciones al respecto.
[10] De Abu Basir, que dijo: «Abu Abdulá (a) dijo: “Cuando se levante el Resurgente, derribará la Mezquita Sagrada hasta devolverla a sus cimientos, trasladará la estación [de Abraham] al sitio en la que estaba, cortará las manos de Bani Shaiba, las colgará de la Kaaba y escribirá en ella ‘Estos son los ladrones de la Kaaba’”», Bihar al-Anwar, vol. 52, pág. 338.
[11] Véase: Kamal ad-Din wa Tamam an-Nima de As-Saduq, pág. 426 en adelante, en una larga narración, en la que el Imam Al-Áskari (a) dice del Imam Al-Mahdi (a): «… entonces gritó a un ave entre ellas y le dijo: “llévatelo, consérvalo y regresa a nosotros cada cuarenta días”…».
Del libro Con el Siervo Bueno de Ahmed Alhasan (a)