CAPÍTULO SEXTO
LA NADA NO PRODUCE
{¿O es que poseen los tesoros de tu Señor, o son ellos los dominadores?}
La segunda evidencia de la existencia de un dios absoluto: la nada no produce
Dios ha señalado en el Corán con sus palabras de Altísimo: {¿Acaso han sido creados de la nada, o son ellos los creadores?}[1]
Resumen de esta evidencia:
El universo no es eterno, sino un suceso; porque está en transformación, y puesto que todo suceso está precedido por su inexistencia, debe tener un causante, ya que la nada absoluta, tal que inexistente, no es productora. Pues es absolutamente imposible que algo venga de la nada, es decir, que algo venga de la nada absoluta. El universo, los universos o la existencia de un suceso son cosas que no pueden venir de una nada absoluta. Por lo tanto, la existencia de un suceso (el universo o los universos) es una prueba de que estas cosas provienen de una existencia eterna y autosuficiente que prescinde de todo lo demás.
Entonces si decimos que su causante es eterno y que no lo precede nada, hemos demostrado la existencia de Él, Glorificado sea.
Y si decimos que Él también es un suceso, entonces debería haber un causante que no sea el primero; porque implicaría que algo exista y no exista al mismo tiempo. Si hubiera otro aparte de este, habría una cadena. Esta cadena no puede ser infinita desde ninguna índole ni aspecto; porque el mundo es un suceso, finito y con un comienzo. Y puesto que esta cadena es finita, al menos con respecto a que tiene un comienzo, debe terminar en un causante eterno, y con esto se demuestra la existencia de Él, Glorificado sea.
Nosotros nos referimos:
Con suceso a lo que está precedido por la nada (la inexistencia), es decir, que tiene un comienzo.
Con lo eterno a lo que no está precedido por la nada, es decir, que no tiene un comienzo. Pues la eternidad aquí no es una eternidad cronológica, sino una eternidad real, sin ninguna relación con la dimensión del tiempo ni con su existencia o su no existencia. Lo eterno no está sujeto a sucesos, porque sería eterno y un suceso al mismo tiempo y esto es una contradicción. Así pues, lo que está sujeto a sucesos es en sí mismo, un suceso.
Y con lo infinito absoluto nos referimos a lo que no tiene límites de ninguna índole y en ningún aspecto, sin comienzo ni final, sin tener en cuenta la dimensión del tiempo o del espacio, de su existencia o no. No nos referimos al “infinito” de algunas ecuaciones como:
1+1/2+1/4+1/16… = 2
Pues es cierto que el término izquierdo de la ecuación se extiende infinitamente, pero tiene un comienzo, tal como un universo plano. Y es cierto que ha de expandirse infinitamente, pero tiene un comienzo desde el cual empieza.
Esta evidencia en cuestión (que la nada no es productora) es mucho mayor que la de la vida terrestre, por consiguiente, no tiene ninguna relación con la teoría de Darwin. Si quisiéramos abreviar podríamos decir que, aunque haya un efecto que indique una causa no significa que todo efecto indique a Dios directamente, sino que la cadena de efectos y causas debe terminar en una causa original (antigua, eterna y autosuficiente); porque la nada no es productora. Esta causa es Dios, Glorificado y Altísimo, y esta vida terrestre es simplemente un pequeño eslabón de esta cadena. En consecuencia, el debate para responder a esta evidencia debe ser en base al comienzo de la materia y debe demostrar que ésta proviene de la inexistencia o de la nada, y esto no ha sido demostrado por nadie. Al contrario, han demostrado básicamente que el comienzo del universo físico fue el Big Bang.
En realidad, el Big Bang tiene una causa, y, por consiguiente, la cadena de causas continuará después de ésta hasta terminar en la causa original que es Dios, Glorificado y Altísimo. Si Dios quiere, pasaremos más adelante al modelo estándar o Big Bang y a sus evidencias de la existencia de un dios.
[1] Sagrado Corán, sura «At-Tur» (El monte), 35.
Extracto del libro La ilusión del ateísmo de Ahmed Alhasan (a)