• Categoría de la entrada:La ilusión del ateísmo
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Es una tesis propuesta por el investigador Zecharia Sitchin,[1] autor del libro El duodécimo planeta y El libro perdido de Enki, con la colaboración de algunos investigadores en una u otra forma. Casi de la misma idea habla el ingeniero estadounidense Maurice Chatelain,[2] autor del libro En busca de nuestros antepasados cósmicos.

Zecharia Sitchin propuso su tesis basado en los datos de las excavaciones arqueológicas que señalan algunas cuestiones, por ejemplo, que los sumerios tenían conocimiento del sistema solar hace miles de años, también que las representaciones de sus reyes y los dioses Anunnaki mostraban una gran diferencia de estatura entre ellos y los humanos comunes. Algunas tablillas de arcilla traducidas por Zecharia Sitchin y algunos investigadores, fueron interpretadas por Zecharia Sitchin diciendo que habrían venido seres alienígenas a la Tierra hace unos cientos de miles de años, y que los sumerios, pioneros de la civilización humana, son un producto de la exogamia entre estos seres alienígenas y los Homo erectus, o un producto de la manipulación genética del homínido. Como resultado se habrían producido niños de probeta o algo parecido, para producir un ser humano racional que construyera la civilización humana, cuyo inicio habría sido en la región mesopotámica de Sumeria (Iraq), seguida luego por la civilización egipcia.

Sin embargo, no existe ningún dato real fiable como para afirmar que esto haya sucedido de hecho. Ejemplo: las baterías eléctricas inventadas por los sumerios. Los defensores de esta tesis dicen: que los sumerios talvez utilizaban estas baterías eléctricas para las comunicaciones, y estas palabras requieren evidencia. Lo más probable es que hayan sido utilizadas en el área de enchapado metálico o algo parecido. En general, no existe nada que explique dónde utilizaron los sumerios estas baterías.

Además: los defensores de esta tesis utilizan una representación de los sumerios del sistema solar entero, en el cual está Plutón que fue descubierto en 1930. Según ellos, esto es una evidencia de que los sumerios tenían una ciencia y un conocimiento avanzados. Pero la realidad es que esto no señala la existencia de seres alienígenas, ni de cerca ni de lejos, y el resto de la evidencia es de este tenor, por ejemplo: la estatura de los cuerpos de los reyes y los dioses sumerios en las representaciones.

Lo que nos importa de esta tesis es que algunas personas la formulan y se apoyan en ella para explicar la civilización sumeria. Esto es un indicador real y un reconocimiento real de un número de personas de que hubo un avance civilizador y cultural entre los sumerios y este avance requiere ser explicado. Por esto han planteado esta tesis que algunas personas han aceptado, pero esta tesis sigue siendo incapaz de responder a una crítica científica, pues hay ambigüedades en la traducción y la interpretación de Zecharia Sitchin de los textos sumerios, y hay ambigüedades científicas en lo que propuso Sitchin sobre la cosmología, además de que se oponen a la biología evolutiva.

Y parece que Aalim Subait An-Nili (que Dios tenga misericordia) fue muy influenciado por las ideas de Zecharia Sitchin. Esto es lo que observamos en su tesis sobre el Gilgamesh sumerio y Dhul Qarnayn, y su interpretación de que el viaje de Gilgamesh habría sido extraterrestre. En todo caso, esta teoría, además de no poder resistir una crítica científica, tampoco plantea hechos científicos verificables para demostrarla, al contrario, se basa en la interpretación de textos, relatos, representaciones y hallazgos arqueológicos, los cuales ya tienen una interpretación mejor, más realista y más sobria.

[1] Zecharia Sitchin, estadounidense (1920 – 2010), autor del famoso libro El duodécimo planeta.

[2] Maurice Chatelain, ingeniero en telecomunicaciones estadounidense. Trabajó en la división de telecomunicaciones de la NASA.


Extracto del libro La ilusión del ateísmo de Ahmed Alhasan (a)