En nombre de Dios, el Misericordioso, el Misericordiosísimo

Y la alabanza a Dios, Señor de los mundos

Y que Dios bendiga a Muhammad y a la familia de Muhammad, los Imames y los Mahdis, y les bendiga en entrega

«Oh, hijo de Adán, recuérdame cuando te enojes, que yo te recordaré cuando me enoje, para que no te destruya entre quienes destruya. Y si te oprime una injusticia, confórmate con mi venganza para ti, pues mi venganza para ti es mejor que tu venganza para ti mismo».[1]

Oh, Dios, soy el siervo indigente, débil, vilipendiado. Me conformo con tu venganza para mí de quien me ha oprimido.

En nombre de Dios, el Misericordioso, el Misericordiosísimo

{Y es que casi los que han descreído han de hacerte resbalar con sus miradas cuando escuchan el recuerdo y dicen: «Él es un loco» * Y no es sino un recuerdo para los mundos}.[2]

Antes de empezar a explicar el significado de la aleya:

Primero: Citaré algunas palabras de Sarji con las que me ataca: “Con esto, el reclamante ha ido contra el intelecto y los intelectuales, contra las costumbres y la gente de costumbres, y contra el ser humano sensato y la humanidad… Este reclamante ignorante y oscuro… él reclama esta convocatoria falsa, corrupta, extraviadora y extraviada… La mediocridad, la necedad, la inconsistencia, la ignorancia y la oscuridad en el pensamiento, el intelecto, el corazón y el alma del reclamante… Lo que ha escrito el reclamante es banal, banal, banal, trivial, trivial, trivial, y él es más banal y más trivial de lo que imagináis… la banalidad del pensamiento del reclamante, la enfermedad de su intelecto y la desviación de su alma… etc.”.[3]

Este enfoque y estas palabras que escribió Sarji están lejos, muy lejos de la moral y cualquier escritor que guste de un poco de educación se alejaría de ellas, por no hablar de quien afirma estar escribiendo una respuesta científica. Por Dios, que Sarji me ha recordado a Ibn Al-Aas cuando descubrió sus partes pudendas para salvarse.[4]

Y no hay poder ni fuerza sino en Dios, el Altísimo, el Grandioso. Y es suficiente esta discordancia entre nosotros, pues cada recipiente derrama de lo que contiene.

Y Sarji expulsó de su pecho lo que lo alborotaba de la envidia con sus palabras, y con su envidia añadió una evidencia más a esta bendita convocatoria yamaní, pues nosotros, la familia de Muhammad (a) somos los hombres envidiados. Dijo el Exaltado:

{¿O es que envidian a los hombres por lo que les ha dado Dios de Su favor? Pues ya hemos dado a la familia de Abraham el libro, y la sabiduría, y les hemos otorgado un dominio grandioso}.[5] [6]

Segundo: Sarji citó el siguiente extracto del libro Aclaraciones de las convocatorias de los enviados: «En cuanto al milagro material, no puede ser por sí solo el único camino para la fe de los hombres, pues Dios no se complace con una fe puramente material. Si la aceptara, hubiera aceptado la fe del Faraón después de ver el milagro material contundente e inexplicable que fue la división del mar, viendo cada parte como un gran monte elevado y tocándolo con su mano, y entonces dijo: “¡He creído! …”».[7] Este es un comentario sobre el versículo coránico y no una interpretación completa del mismo, pues no estaba en el contexto interpretar la aleya, sino que la traje como prueba de que la fe no se acepta cuando el milagro es contundente e inexplicable.

Mis palabras son claras. Por ellas solo se puede entender, por lo que respecta a la aleya de la sura Jonás, lo siguiente: Que el Faraón dijo “he creído” como está en el Corán después de ver y tocar con su mano el agua del mar que era como un gran monte elevado, y que Dios no acepta la fe del Faraón; porque se lo obligó con el milagro contundente que no se puede explicar.

Sin embargo, Sarji intenta hacer creer al lector que yo dije que el Faraón dijo “he creído” por simplemente haber visto el milagro, cuando las palabras anteriores que él cito de mí del libro Aclaraciones dejan completamente claro que yo había dicho «viendo cada parte como un gran monte elevado y tocándolo con su mano».

Y Sarji también intenta hacer creer al lector que yo dije que el Faraón no seguía a los hijos de Israel, hacia el final de las palabras de Sarji, que están lejos, muy lejos de la credibilidad, por no hablar de ser un planteamiento científico.

Tercero: Sarji dijo: «Dada la importancia del asunto y su gravedad, y para aclarar la cuestión y su consolidación, no hay inconveniente en identificar, resaltar y afirmar la realidad coránica divina definitiva y concluyente, que implica que el Faraón no exclamó ni dijo “he creído” cuando el mar se partió. Su exclamación y su frase “he creído” no tuvo ninguna relación con el milagro de la partición del mar, es decir, que el milagro de la partición del mar no fue el motivo, ni fue el impulso, ni lo que obligó al Faraón a decir “he creído”». Fin.

Debe prestarse atención a dos cosas en este discurso:

  • 1) La cuestión de que la fe del Faraón haya sido por simplemente haber visto el milagro de la división del mar, está claro por las palabras mías que Sarji citó que yo dije eso. Será que la envidia les puso una venda a los ojos de Sarji y le haya impedido leer “y tocándolo con su mano”. Dijo el Exaltado, {¿O es que envidian a los hombres por lo que les ha dado Dios de Su favor? Pues ya hemos dado a la familia de Abraham el libro, y la sabiduría, y les hemos otorgado un dominio grandioso}.[8]
  • 2) Además, Sarji dijo: Que la frase del Faraón “he creído” no está relacionada con el milagro de la división del mar y que este milagro divino no obligó al Faraón a decir “he creído”.

Sarji considera que lo que empujó al Faraón a decir “he creído” fue que lo alcanzaba el ahogo. Sarji no distingue entre “que lo alcanzaba el ahogo” y “el ahogo”. Si entendiera la diferencia entre ambos, sabría que si la fe del Faraón fuera consecuencia de que lo alcanzaba el ahogo significaría que la fe del Faraón sería a causa del milagro de la división del mar, es decir, después de haber tocado las dos montañas de agua que lo rodeaban a él y a su ejército y de haber sabido definitivamente que la división del mar era real y no hechicería, de lo cual había sido acusado Moisés antes.

La diferencia entre “que lo alcanzaba el ahogo” y “el ahogo” es:

Que el ahogo alcanzaba al Faraón significa que se estaba acercando y llegando a él, es decir: que el incidente del ahogo se estaba acercando y que hasta el momento no había ocurrido. Y el ahogo significa el hecho de que ocurra el ahogamiento. ¿Entiendes ahora, Sarji, que el Faraón, hasta que dijo “he creído” aun no había ocurrido el incidente del ahogo, por lo que el único motivo que quedaba para decir “he creído” era el milagro (la división del mar) que tocó con su mano, cerciorándose de que era un milagro?

Además, lo que indica claramente que Sarji no distingue entre “que lo alcanzaba el ahogo” y “el ahogo”, es que él atribuye la fe del Faraón al mismo ahogo, como Sarji dijo: «Es más, lo que lo empujó a decir “he creído” es el ahogo y que lo alcanzaba el ahogo, y los indicios y señales de la muerte».

He aquí las preguntas de Sarji y cómo las respondió:

«¿Acaso el Faraón creyó antes del ahogo o antes de que lo estuviera alcanzando el ahogo?

¿Acaso el Faraón exclamó y dijo “he creído” antes del ahogo o antes de que lo estuviera alcanzando el ahogo?

¿Acaso el Faraón creyó antes del ahogo… y exclamó y dijo “he creído” después del ahogo?

… Más bien, se podría decir que él siguió en su injusticia, su opresión y su hostilidad hasta después de que lo alcanzaba el ahogo, y continuó de esta manera y en esta situación hasta que dijo “he creído”», (nótese que su frase “he creído” viene después de que lo alcanzaba el ahogo, o después de que empezara a alcanzarlo el ahogo).

«… Es más, lo que lo empujó a decir “he creído” es el ahogo y que lo alcanzaba el ahogo, y los indicios y la señales de la muerte».

Así que Sarji, como queda completamente claro para quien lea sus palabras, no distingue entre “el ahogo” y “que lo alcanzaba el ahogo”. Si distinguiera entre ambos, sabría que la alcance del ahogo ocurrió tan pronto como el Faraón y su ejército bajaron al lecho del mar, del cual se había retirado el agua formando dos montañas y antes de que el Faraón dijera “he creído”.

En cuanto al ahogo, ocurrió después de que el Faraón dijera “he creído”, es decir: que la frase “he creído” del Faraón fue después de que lo alcanzaba el ahogo y antes de ahogarse.

Cuarto: Sarji dijo: «… observa, lector sensato, observa, imparcial, ser humano sano, observa cómo deduce que el Faraón dijo “he creído” donde el reclamante dice [Y dijo: “he creído”], y deduce por la división del mar y que el Faraón haya visto el milagro y lo haya tocado con su mano…, y lo haya considerado contundente e inexplicable. Este entendimiento de los versículos coránicos y de su significado se opone a la realidad divina cierta que hemos establecido. Con esto, el reclamante ha ido contra el intelecto y los intelectuales, contra las costumbres y la gente de costumbres, y contra el ser humano sensato y la humanidad, y ha ido contra el Corán, sus aleyas y sus significados indispensables…». Fin.

Es decir: que Sarji considera que el milagro de la división del mar para el Faraón, después de haberlo visto y haber tocado las montañas de agua con su mano, no es contundente y puede explicarse con respecto al Faraón.

Dejo al lector que haga a Sarji la pregunta para la cual Sarji jamás encontrará respuesta, que es: ¡¿cómo podría explicarse el milagro de la división del mar desde la perspectiva del Faraón después de que se convirtiera en algo evidente ante sus ojos cuando el Faraón la tocó con su mano, o después de que hubo descendido al lecho del mar y se encontrara entre dos montañas de agua, mientras andaba sobre la tierra de la cual el agua se había retirado formando dos montañas a su derecha y su izquierda?!

Quinto: Lo que Sarji ha considerado como una investigación o un libro —como su portavoz lo ha declarado en los medios para responder a Ahmed Alhasan— no contiene más que estas líneas anteriormente mencionadas en el cuarto punto que Sarji imaginó que sería una respuesta. Si él supiera cómo evitar la jactancia de la verborragia y el lenguaje grosero, habría resumido lo que él imaginaba que era un problema con un versículo coránico usado como ejemplo en Aclaraciones en una sola línea. ¿Acaso esta línea (inútil) pues llamarse “libro en respuesta a Ahmed Alhasan”? Pero no hay daño, vosotros sois los herederos de los tambores de Muawiya y de Ibn Al-Aas. Y antiguamente se dijo: “si no te avergüenzas, haz lo que quieras”.

En todo caso, Sarji y muchos otros antes de él se imaginaron una exégesis de este versículo coránico, y explicaré la equivocación que cometieron en la interpretación y el entendimiento al que han llegado, ya que se explicará su invalidez a través de la exégesis del versículo coránico y de la mención de las posibilidades incorrectas y su refutación.


[1] Al-Kafi, vol. 2, pág. 304 | Daaim al-Islam, vol. 2, pág. 537.

[2] Sagrado Corán – sura «Al-Qálam» (El cálamo), 51-52.

[3] Mahmud Sarji es un clérigo iraquí que intentó desacreditar las reclamaciones de Ahmed Alhasan, pero no ha presentado ninguna evidencia de esta declaración. (N. del T)

[4] Muawiya dijo a Amr Ibn Al-Aas: “… cuando Alí hijo de Abu Táleb te perseguía, te lanzaste de tu caballo y descubriste tus partes pudendas. ¿Cómo recuperaste la cordura en esta situación?”. Abdul Husein Ahmed Al-Amini An-Nayafi, Al-Gadir, vol. 2, pág. 163. (N. del T)

[5] Sagrado Corán – sura «An-Nisá» (Las mujeres), 54.

[6] Al-Kulaini narró con su cadena de narración: de Hammad Bin Muhammad, de Muhammad Bin Abu Umair, de Saif Bin Umaira, de Abu As-Sabah Al-Kanani, que dijo: Abu Abdulá (a) dijo: «Nosotros somos la gente a la que Dios (a) ha decretado obedecer, nuestros son los botines, por nosotros se purifican los bienes, nosotros somos los arraigados en la ciencia, y nosotros somos los envidiados sobre los que Dios dijo {¿O es que envidian a los hombres por lo que les ha dado Dios de Su favor?}», Al-Kafi, vol. 1, pág. 186.

[7] Aclaraciones, vol. 2, parte 2, pág. 24.

[8] Sagrado Corán – sura «An-Nisá» (Las mujeres), 54.


Del libro Exégesis de una aleya de la sura Jonás de Ahmed Alhasan