Dijo el Exaltado: {Y hicimos que atravesaran los hijos de Israel el mar. Así pues, los siguió el faraón y sus tropas por iniquidad y enemistad hasta que cuando lo alcanzaba el ahogo, dijo: «He creído que no hay divinidad sino aquella en la que han creído los hijos de Israel y soy de los musulmanes»}.[1]

¿Cuándo empezó la fe del Faraón de la que habla el Exaltado: {«He creído que no hay divinidad sino aquella en la que han creído los hijos de Israel y soy de los musulmanes»}?

Para responder aquí, hay varias posibilidades:

  • 1) Que la fe del Faraón fuera cuando vio el milagro de la división del mar con sus ojos.
  • 2) Que la fe del Faraón fuera después de haber bajado al lecho del mar persiguiendo a los hijos de Israel, pero antes de que el agua lo cubriera y lo ahogara.
  • 3) Que la fe del Faraón fuera después de que el agua lo cubriera y lo ahogara, pero antes de morir definitivamente. Esta posibilidad es la que Sarji considera como una realidad coránica segura. Sarji dijo: «… Es más, lo que lo empujó a decir “he creído” es el ahogo…».

Sometamos las tres posibilidades al rigor científico con base en las mencionadas palabras de Dios Glorificado y Exaltado, y en el hecho físico de lo dicho o de las palabras pronuncias por el hombre. La disposición de las posibilidades será la primera, luego la tercera y luego volver a la segunda posibilidad.

La primera posibilidad: Que la fe del Faraón haya sido cuando vio la división del mar.

Esta posibilidad es incorrecta; por lo que dijo el Exaltado: {Y hicimos que atravesaran los hijos de Israel el mar. Así pues, los siguió el faraón y sus tropas por iniquidad y enemistad hasta que cuando lo alcanzaba el ahogo, dijo: «He creído…}. Pues el Faraón perseguía a los hijos de Israel, es decir, que no se conformó con ver la división, sino que ordenó a su ejército bajar al lecho del mar y perseguir a los hijos de Israel, {Así pues, los siguieron el faraón y sus tropas por iniquidad}.

Tercera posibilidad: Que la fe del Faraón fuera después de que el agua lo cubriera y lo ahogara, pero antes de morir definitivamente.

Esta es la posibilidad que Sarji imaginó correcta es incorrecta. Porque el habla del ser humano en este mundo material significa pronunciar palabras y esto no se puede lograr sin un medio en el que pronunciarlas, que es el aire. Con el agua cubriendo al Faraón, el medio para pronunciarlas, que es el aire, se ausentó, así que no pudo haber dicho nada.

Además, debe prestarse atención a que el agua que rodeaba al Faraón eran dos montañas, {Entonces inspiramos a Moisés que: «Golpea con tu vara el mar». Así pues, se hendió, y fue cada parte como un monte elevado inmenso}.[2] Y tienes que imaginar cuánto tiempo necesitan dos grandes montañas cuando colapsan totalmente para llenar la altura máxima de un ser humano en un ancho de solo unos metros. Quien haya estudiado física sabe que la presión del agua en la base de dos montañas de agua es enorme. Por consiguiente, que el agua cubriera al Faraón y a sus tropas cuando las dos montañas colapsaron no necesitó minutos, ni siquiera segundos, sino una muy pequeña fracción de segundo. No es suficiente para que un ser humano pronunciara más de unas pocas letras. Entonces, ¿cómo podría imaginarse que pronunciara más de una frase? {«He creído que no hay divinidad sino aquella en la que han creído los hijos de Israel y soy de los musulmanes»}.

Además, debe notarse la situación del Faraón cuando el agua lo cubrió, pues estaba pesado por el hierro de su armadura, tal como su tropa, pues habían salido a luchar contra los hijos de Israel. Así que no puede imaginarse que flotara o nadara, de modo que tuviera la oportunidad de decir algo, pues el hierro se lo hubiera impedido. Debido a que estaba pesado por el hierro, la salida de su cadáver del agua después de su muerte es un signo de Dios, pues se supone que el hierro lo dejara en el lecho del mar, {Así pues, hoy te salvamos en tu cuerpo para que seas a quien te suceda, un signo. Y es que hay muchos de los hombres que de nuestros signos están distraídos}.[3]

Por lo tanto, nadie sensato podría imaginarse que el Faraón, después de que colapsaron las dos montañas y lo cubrió el agua, {Dijo: «He creído que no hay divinidad sino aquella en la que han creído los hijos de Israel y soy de los musulmanes»}.

Además, lo que confirma la invalidez de esta posibilidad es que Dios Glorificado y Exaltado no dijo «hasta que cuando se ahogaba, dijo “he creído”», sino que dijo: {hasta que cuando lo alcanzaba el ahogo, dijo: «He creído»}, es decir, que el ahogo estaba cerca de él, en contacto con él, no que él se hubiera ahogado de hecho. El Faraón se había dado cuenta de que el ahogo lo alcanzaba al tocar la montaña de agua, y al palpar su situación real mientras andaba sobre la tierra en el lecho del mar entre dos montañas de agua lo que rodeaban.

Para aclarar más la diferencia entre “que lo alcanzaba el ahogo” y “el ahogo” en sí, presta atención a esta aleya, dijo el Exaltado: {Y cuando se vieron los dos grupos, dijeron los compañeros de Moisés: «Hemos sido alcanzados»}.[4]

Ellos afirmaron que el Faraón y sus tropas los habían alcanzado {«Hemos sido alcanzados»}, aunque el Faraón y sus tropas solo se habían acercado a ellos hasta el punto de que los dos grupos se veían, y no habían caído sobre ellos.

La segunda posibilidad: Que la fe del Faraón fuera después de haber bajado al lecho del mar persiguiendo a los hijos de Israel, pero antes de que el agua lo cubriera y lo ahogara.

Esta es la correcta. El Faraón y su ejército habían bajado al lecho del mar siguiendo a los hijos de Israel, pero en su persecución a los hijos de Israel, Dios ordenó a los vientos que golpearan la superficie del agua, haciendo precipitar algo de agua sobre el Faraón y su ejército. Entonces él se dio cuenta de que andaba entre dos montañas de agua que podían cubrirlo en cualquier momento. Tocó las montañas de agua con su mano y se le hicieron evidentes los indicios de su destrucción de él y la de su ejército cuando supo que este milagro era contundente, y que no podía explicarse como hechicería o cualquier otra cosa. En ese momento, {Dijo: «He creído que no hay divinidad sino aquella en la que han creído los hijos de Israel y soy de los musulmanes»}.

La fe tiene niveles. El primero de ellos es la atestación. Estas palabras del Faraón son una atestación que nadie puede negar después de que el Avasallador de los Cielos y la Tierra la narrara en Su noble libro, y luego la confirmara después de mencionarla con Sus palabras, Exaltado sea: {¿Ahora, que ya has desobedecido antes y fuiste de los corruptores?}.[5]

Es decir: ¿Ahora crees, después de que el milagro contundente te ha obligado, cuando antes de esto rechazabas la fe {que ya has desobedecido antes}? Además, como cualquier persona fácilmente entendería, ¿por qué el Faraón diría “he creído” si no es con la esperanza de ser salvado por Dios en este mundo temporal y en la última vida, o al menos, como algunos entienden, solo en este mundo temporal y del ahogo específicamente? ¿Y cómo esperaría que Dios Glorificado lo salvara cuando él no cree en su existencia?

Así que le fe (la atestación) del Faraón no puede negarse en absoluto. De hecho, en más de una narración, los Imames han dado testimonio de su fe (su atestación), la cual no lo ayudó. En Wasail ash-Shia, de Musa Bin Yafar (a): «… ¿No has escuchado que Dios dice: “Hasta que cuando lo alcanzaba el ahogo, dijo: ‘He creído que no hay divinidad sino aquella en la que han creído los hijos de Israel y soy de los musulmanes’”? Y Dios no acepta su fe, y dice: “¿Ahora, que ya has desobedecido antes y fuiste de los corruptores?”».[6]

He hecho, al principio, cuando Dios envío a Moisés (a) al Faraón (maldígalo Dios), el Glorioso y Exaltado señaló que recordaría y temería (aunque este recuerdo y temor de Dios no lo beneficiaría, porque vino a causa de un milagro contundente que lo obligó a la fe (a la atestación).

Muhammad Bin Ammar, de su padre, de Sufián Bin Saíd, que dijo: Escuché a Abu Abdulá Yafar hijo de Muhammad As-Sadiq (a), y por Dios, que él era veraz como fue nombrado… Sufián dijo: «Entonces le dije: “Oh, hijo del Mensajero de Dios, ¿es posible que Dios (a) dé esperanzas a sus siervos de algo que no puede ser?”. Dijo: “No”. Entonces dije: “Entonces, ¿cómo es que Dios (a) les dijo a Moisés y a Aarón (a), {Quizá recuerde o tema},[7] sabiendo que el Faraón no recordaría ni temería?”. Y él dijo: El Faraón sí que recordó y temió, pero cuando vio la adversidad, momento en el que la fe no lo beneficiaría. ¿No has escuchado a Dios (a) decir: {Hasta que cuando lo alcanzaba el ahogo dijo ‘He creído que no hay divinidad sino aquella en la que han creído los hijos de Israel y soy de los musulmanes’}? Y Dios no acepta su fe, y dice: {¿Ahora, que ya has desobedecido antes y fuiste de los corruptores? Así pues, hoy te salvamos en tu cuerpo para que seas a quien te suceda, un signo}. Dice: “Te arrojaremos a un terreno elevado de la tierra para que seas a quien esté después de ti una señal y una lección».[8]

La adversidad que vio el Faraón, como dijo el Imam Al-Kadim (a): «No es que hubiera caído sobre él, pues hasta que dijo “he creído” … no había caído sobre él la adversidad», que era el milagro contundente que lo obligó a la fe, que eran las dos montañas de agua que lo rodeaban, y que hicieron que el Faraón se percatara de su destrucción por el colapso de ellas, {hasta que cuando lo alcanzaba el ahogo, dijo: «He creído»}.

Si no hubiera sido por este milagro contundente que el Faraón tocó su mano y lo obligó a la fe, Dios Glorificado y Exaltado habría aceptado la fe del Faraón, lo habría librado de la adversidad y lo hubiera dejado salir intacto del mar, o al menos, habría aceptado su fe solamente, pues Dios Glorificado acepta el arrepentimiento del ser humano hasta el último instante de su vida.

También hay que notar que el Faraón que el Faraón había escuchado a Moisés (a) y aceptado el debate de Moisés (a) por lo que Moisés (a) había traído de parte de Dios Glorificado. Así que el Faraón era mucho menos malvado que los faraones y tiranos de esta época, que Dios los maldiga y los humille en el mundo temporal y la última vida.

{Y dijo Moisés: «Oh, Faraón, yo soy un mensajero del Señor de los mundos» * «Corresponde que no diga sobre Dios sino la verdad. Ya he venido a vosotros con una evidencia de vuestro Señor. Así que envía conmigo a los hijos de Israel» * Dijo: «Si has venido con un signo, tráelo si eres de los veraces» * Entonces, arrojó su vara, así pues, cuando fue una serpiente evidente * Y extrajo su mano, así pues, cuando fue blanca para los miraban * Dijeron los dignatarios de la gente del Faraón: «Esto es, ciertamente, un hechicero sapientísimo» * «Quiere expulsaros de vuestra tierra. Así pues, ¿qué ordenáis?» * Dijeron: «Demóralo a él y a su hermano, y envía en las ciudades congregadores» * «Que te traigan a todo hechicero sapientísimo»}.

La cuestión de no aceptar el arrepentimiento, la fe y el reconocimiento de la lealtad al allegado a Dios y Su argumento sobre Su creación cuando llega un milagro contundente e inexplicable como el tormento mundanal (la adversidad) es una cuestión mencionada en el Corán, no solo en el caso de la fe del Faraón y la no aceptación de su fe, sino también en otros sitios, como por ejemplo:

{¿Acaso no esperan sino que vengan a ellos ángeles, o que venga tu Señor, o que vengan algunos signos de tu Señor? El día que vengan algunos signos de tu Señor, no beneficiará a un alma su fe que no haya creído antes, ni haya ganado en su fe algún bien. Di: «Esperad. Nosotros esperamos»}.[9]

{Di: «El día de la conquista, no beneficiará a los que han descreído su fe, y no se les hará esperar»}.[10]

{Así pues, cuando vieron nuestra adversidad, dijeron: «Hemos creído en Dios, solo, y hemos descreído de aquello por lo que éramos politeístas» * Así pues, no les ha beneficiado su fe cuando vieron nuestra adversidad. Tradición de Dios, la que ya ha librado sobre Sus siervos y han perdido allí los infieles}.[11]

La pregunta aquí es: ¿Por qué {no beneficiará a un alma su fe que no haya creído antes, o haya ganado en su fe algún bien. Di: «Esperad. Nosotros esperamos»}[12] mientras que Dios acepta el arrepentimiento del siervo, como está en las narraciones, hasta que ve a la muerte con sus propios ojos?

De Abu Abdulá (a), que dijo: «El Mensajero de Dios (s) dijo: “A quien se arrepienta un año antes de su muerte, Dios le aceptará su arrepentimiento”. Luego dijo: “Un año es mucho. A quien se arrepienta un mes antes de su muerte, Dios le aceptará su arrepentimiento”. Luego dijo: “Un mes es mucho”. Luego dijo: “A quien se arrepienta una semana antes de su muerte, Dios le aceptará su arrepentimiento”. Luego dijo: “Una semana es mucho. A quien se arrepienta un día antes de su muerte, Dios le aceptará su arrepentimiento”. Luego dijo: “Un día es mucho. A quien se arrepienta antes de ver la muerte con sus propios ojos, Dios le aceptará su arrepentimiento”».[13]

De Muawiya Bin Wahb, en un hadiz: «“A un hombre anciano, que era de los opositores, se le presentó el hijo de su hermano jurándole lealtad[14] cuando estaba a punto de morir y él se la reconoció. Él expiró y murió”. Dijo: “Entonces entramos a lo de Abu Abdulá (a), y Alí Bin As-Sarí se presentó hablando de esto a Abu Abdulá (a), y él dijo: “Él es un hombre de la gente del Paraíso”. Alí Bin As-Sarí le dijo: “¡Él no conoció nada de esto excepto en su hora!”. Dijo: “Pues, ¿qué queréis de él? Por Dios, que él ya ha entrado al Paraíso”».[15]

As-Saduq dijo: «Y se le preguntó a As-Sadiq (a) sobre lo que dijo Dios (a), {Y no es el arrepentimiento para los que hacen maldades hasta que cuando se le presente a uno de ellos la muerte, diga: «Yo me arrepiento ahora»}. Dijo (a): “Eso es cuando vea con sus propios ojos algo de la última vida”».[16]

La respuesta a la pregunta anterior está clara y se encuentra en la misma aleya mencionada anteriormente: {… El día que vengan algunos signos de tu Señor, no beneficiará a un alma su fe que no haya creído antes, ni haya ganado en su fe algún bien. Di: «Esperad. Nosotros esperamos»}.[17]

Entonces, ¿cuándo {no beneficiará a un alma su fe que no haya creído antes, ni haya ganado en su fe algún bien. Di: «Esperad. Nosotros esperamos»}?

La respuesta: {El día que vengan algunos signos de tu Señor}.

El asunto está claro ahora, que con la llegada de algunos signos divinos, es decir, algunos milagros, la fe no beneficia. En realidad no es aceptada, porque es la compulsión, la coacción a la fe y la rendición a una cuestión de hechos. No es fe, ni islam, ni entrega, porque estos milagros son milagros contundentes e inexplicables. En cuanto a los demás milagros y signos divinos, la fe es aceptada aunque ya hayan venido, porque se dejado espacio para la fe en lo oculto. La vara con la que vino Moisés (a) y su mano blanca fue explicado por los intérpretes, aunque Moisés habían superado a los hechiceros, pero {Dijeron: «Son dos hechicerías que se respaldan». Y dijeron: «Nosotros de todo descreemos»}[18] y el Faraón dijo: {«Ciertamente, él ha de ser vuestro grande que os ha enseñado la hechicería»},[19] así que quedaba espacio para la fe en lo oculto con la llegada del milagro.

Pero cuando creyó el Faraón mientras estaba entre las dos montañas de agua, no había ningún espacio para la fe en lo oculto, sino que fue una fe (una atestación) material cien porciento, porque vio la capacidad contundente que dividió al mar en dos mitades, y él no lo vio solamente con sus propios ojos como para que se le dijera que había sido hechicería, sino que bajó al lecho del mar y tocó las dos montañas de agua con su mano. Así que este milagro no podía ser explicado con respecto al Faraón por lo que sabía de él y lo convencido que estaba de él. Así que se quedó parado, perplejo en medio del lecho del mar, y solo encontró la fe y la atestación para salvarse. Así pues, la fe del Faraón no fue aceptada, porque era una fe y una atestación material cien porciento, y Dios no acepta sino la fe en lo oculto.

{Los que creen por lo oculto, y levantan el azalá, y de lo que les hemos provisto gastan}.[20]

{Los que temen a su Señor por lo oculto y están por la hora preocupados}.[21]

{Solamente adviertes a los que temen a su Señor por lo oculto}.[22]

{Solamente adviertes a quien ha seguido el recuerdo y ha temido al Misericordioso por lo oculto. Así que albríciale un perdón y una recompensa generosa}.[23]

{Quien ha temido al Misericordioso por lo oculto y ha venido con un corazón contrito}.[24]

{Ciertamente, ya hemos enviado mensajeros Nuestros con las evidencias y hemos hecho descender con ellos el libro y la balanza para que se levanten los hombres por la equidad. Y hemos hecho descender el hierro en él, como poderío severo y utilidad para los hombres, y para que sepa Dios quién lo apoya a Él y a sus mensajeros por lo oculto. Dios es Fuerte, Poderoso}.[25]

{Los que temen a su Señor por lo oculto, para ellos hay perdón y una recompensa grande}.[26]

Para completar el beneficio, cito una líneas que este siervo necesitado de la misericordia de su Señor ha trazado con su mano en el libro El yihad es la puerta al paraíso, sobre la cuestión de la incertidumbre en el milagro:

«… pero solo debatiré un aspecto de los milagros con los que se respaldó a los profetas, debido a su importancia y al descuido de los hombres al respecto, que es: la cuestión de la incertidumbre en el milagro y su propósito.

Los hombres conocen que entre los milagros de Moisés (a) esta la vara que se convirtió en serpiente, y esto fue en una época en que la hechicería estaba extendida. Entre los milagros de Jesús (a) estaba la curación de enfermos en una época en que la medicina estaba extendida. Y entre los milagros de Muhammad (s) está el Corán en una época en que la retórica estaba extendida. Aquí, quienes ignoran el motivo real justifican la similitud del milagro con lo que estaba extendido en esa época diciendo que era solo para superar a los hechiceros, los médicos y los retóricos, y así demostrar la inimitabilidad. Pero la realidad oculta para los hombres, aunque está mencionada en el Corán, es que el milagro material vino de esta manera para confundir a quienes no conocen sino la materia. Pues Dios Glorificado no se complace con que haya una fe material, sino que debe haber una fe en lo oculto:

{Los que creen por lo oculto, y levantan el azalá, y de lo que les hemos provisto gastan}.[27]

{Solamente adviertes a quien ha seguido el recuerdo y ha temido al Misericordioso por lo oculto. Así que albríciale un perdón y una recompensa generosa}.[28]

{Quien ha temido al Misericordioso por lo oculto y ha venido con un corazón contrito}.[29]

{Ciertamente, ya hemos enviado mensajeros Nuestros con las evidencias y hemos hecho descender con ellos el libro y la balanza para que se levanten los hombres por la equidad. Y hemos hecho descender el hierro en él, como poderío severo y utilidad para los hombres, y para que sepa Dios quién lo apoya a Él y a sus mensajeros por lo oculto. Dios es Fuerte, Poderoso}.[30]

La fe en lo oculto es lo que se pide y lo que quiere Dios Glorificado. El milagro que el Glorificado envía debe dejar algo para la fe en lo oculto, y por eso hay en él algo de incertidumbre. Por eso, en muchas ocasiones era similar a lo que estaba extendido en la época de su envío, {Y si lo hubiéramos puesto como un ángel, lo hubiéramos puesto como varón y ciertamente, lo hubiéramos vestido para ellos con lo que ellos se han vestido}.[31]

Por eso, los materialistas y los que no conocen sino la materia, encontraron en su similitud una excusa para sus errores: {Así pues, cuando vino a ellos la verdad de parte nuestra, dijeron: «¿Por qué no se le ha dado lo mismo que se le ha dado a Moisés?» ¿Y no es que descreyeron de lo que se le ha dado a Moisés antes? Dijeron: «Son dos hechicerías que se respaldan». Y dijeron: «Nosotros de todo descreemos»}.[32]

Su similitud se convirtió en una excusa para que dijeran {«dos hechicerías que se respaldan»} y {«Nosotros de todo descreemos»}. Y el Comandante de los Creyentes (a) dijo, describiendo a uno de los hipócritas: «… hizo de las similitudes una excusa para sus errores».[33]

Por otro lado, si el milagro fuera contundente y no hubiera nada parecido para él, entonces no quedaría ningún espacio para la fe en lo oculto, y el asunto se convertiría en una coacción a la fe y una subyugación a ella. Esto no es fe ni es islam, sino rendición. Esto no es complaciente ni lo que quiere Dios, y él no lo acepta, {Y hicimos que atravesaran los hijos de Israel el mar. Así pues, los siguió el faraón y sus tropas por iniquidad y enemistad hasta que cuando lo alcanzaba el ahogo, dijo: «He creído que no hay divinidad sino aquella en la que han creído los hijos de Israel y soy de los musulmanes»}.[34] El Faraón cree y se entrega al islam, o digamos, se rinde justo antes de morir, pero Dios no se complace y no acepta esta fe ni este islam, y Dios Glorificado responde con esta respuesta: {¿Ahora, que ya has desobedecido antes y fuiste de los corruptores?}.[35]

Esto, porque era una fe que vino por motivo de un milagro contundente que no dejó espacio para que quienes no conocen sino este mundo material lo interpretaran o introduzcan incertidumbre en quienes creyeron en él. Por eso no queda espacio para lo oculto, que es en lo que Dios quiere que crea y a través de lo cual se crea. En este punto, no se acepta la fe; porque es coacción y subyugación, y no fe. {¿Acaso no esperan sino que vengan a ellos ángeles, o que venga tu Señor, o que vengan algunos signos de tu Señor? El día que vengan algunos signos de tu Señor, no beneficiará a un alma su fe que no haya creído antes, o haya ganado en su fe algún bien. Di: «Esperad. Nosotros esperamos»},[36] {Di: «El día de la conquista, no servirá a los que han descreído su fe, y no se les hará esperar»}.[37]

Si Dios hubiese querido coaccionar y subyugar a los hombres a la fe, hubiera enviado con Sus profetas milagros contundentes que no dejaran espacio para que nadie dijera {«dos hechicerías que se respaldan»} o {«Es un embrollo de sueños», «más bien, se lo ha inventado», «más bien es un poeta». «Pues que nos traiga un signo como el que fue enviado a los primeros»}.[38] Dijo el Exaltado: {Y si hubiera querido tu Señor, habrían creído quienes están en la tierra, todos ellos juntos. ¿Acaso, pues, forzarías a los hombres hasta que sean creyentes?}.[39] Y dijo el Exaltado: {Y si es demasiado para ti la aversión de ellos, aunque pudieras procurar un túnel en la tierra o una escalera en el cielo y traerles un signo. Y si hubiese querido Dios, Él habría de reunirlos sobre la guía, así que no seas de los ignorantes}.[40]

Así que la alabanza a Dios, que se complace con la fe en lo oculto, y ha puesto la fe en lo oculto y a través de lo oculto, y no se complace con la fe en la materia, ni la ha puesto en la materia ni a través de la materia, para distinguir a la gente de corazones vivos y visiones penetrantes de los ciegos de visiones y sellados de corazones…».[41]

Y la alabanza a Dios, Señor de los mundos.

Y pido a Dios, que todo aquel que lea estas pocas palabras se guíe, conozca la verdad y la apoye. Él es mi allegado y Él ampara a los que hacen el bien.

Ahmed Alhasan

Muharram 1429 H


[1] Sagrado Corán – sura «Yunus» (Jonás), 90.

[2] Sagrado Corán – sura «Ash-Shuará» (Los poetas), 63.

[3] Sagrado Corán – sura «Yunus» (Jonás), 92.

[4] Sagrado Corán – sura «Ash-Shuará» (Los poetas), 61.

[5] Sagrado Corán – sura «Yunus» (Jonás), 91.

[6] Wasail ash-Shia (Al Al-Beit), vol. 16, pág. 90.

[7] Sagrado Corán – sura «Ta Ha» (Ta Ha), 44.

[8] Maani al-Ajbar, pág. 385.

[9] Sagrado Corán – sura «Al-Anaam» (Los ganados), 158.

[10] Sagrado Corán – sura «As-Sayda» (La prosternación), 29.

[11] Sagrado Corán – sura «Gafir» (Perdonador), 84-85.

[12] Sagrado Corán – sura «Al-Anaam» (Los ganados), 158.

[13] Al-Kafi, vol. 2, pág. 440 | Wasail ash-Shia (Al Al-Beit), vol. 16, pág. 87.

[14] A la Gente de la Casa. (N. del T.)

[15] Al-Kafi, vol. 2, pág. 440 | Wasail ash-Shia (Al Al-Beit), vol. 16, pág. 87.

[16] Man La Yahdaruhu al-Faqih, vol. 1, pág. 133 | Wasail ash-Shia (Al Al-Beit), vol. 16, pág. 89.

[17] Sagrado Corán – sura «Al-Anaam» (Los ganados), 158.

[18] Sagrado Corán – sura «Al-Qasas» (El relato), 48.

[19] Sagrado Corán – sura «Ta Ha» (Ta Ha), 71 y sura «Ash-Shuará» (Los poetas), 49.

[20] Sagrado Corán – sura «Al-Báqara» (La vaca), 3.

[21] Sagrado Corán – sura «Al-Anbiyá» (Los profetas), 49.

[22] Sagrado Corán – sura «Fatir» (Iniciador), 18.

[23] Sagrado Corán – sura «Ya Sin» (Ya Sin), 11.

[24] Sagrado Corán – sura «Qaf» (Qaf), 33.

[25] Sagrado Corán – sura «Al-Hadid» (El hierro), 25.

[26] Sagrado Corán – sura «Al-Mulk» (El dominio), 12.

[27] Sagrado Corán – sura «Al-Báqara» (La vaca), 3.

[28] Sagrado Corán – sura «Ya Sin» (Ya Sin), 11.

[29] Sagrado Corán – sura «Qaf» (Qaf), 33.

[30] Sagrado Corán – sura «Al-Hadid» (El hierro), 25.

[31] Sagrado Corán – sura «Al-Anaam» (Los ganados), 9.

[32] Sagrado Corán – sura «Al-Qasas» (El relato), 48.

[33] El Comandante de los Creyentes (a) dijo a Ammar Bin Yasir, después de haberlo escuchado discutir con Muguira Bin Shuba: «Déjalo, oh, Ammar, pues él no ha tomado de la religión sino lo que se acerca al mundo temporal. Se ha confundido deliberadamente a sí mismo para hacer de las similitudes, excusas para sus errores», Nahyul Balaga con comentario de Muhammad Abduh, vol. 3, pág. 95.

[34] Sagrado Corán – sura «Yunus» (Jonás), 90.

[35] Sagrado Corán – sura «Yunus» (Jonás), 91.

[36] Sagrado Corán – sura «Al-Anaam» (Los ganados), 158.

[37] Sagrado Corán – sura «As-Sayda» (La prosternación), 29.

[38] Sagrado Corán – sura «Al-Anbiyá» (Los profetas), 5.

[39] Sagrado Corán – sura «Yunus» (Jonás), 99.

[40] Sagrado Corán – sura «Al-Anaam» (Los ganados), 35.

[41] Al-Yihad Bab al-Yanna (El yihad es la puerta al Paraíso), pág. 47, segunda edición.


Del libro Exégesis de una aleya de la sura Jonás de Ahmed Alhasan