• Categoría de la entrada:Con el Siervo Bueno
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Antes de abordar la pregunta y la respuesta sobre este tema, se debe hacer una breve pausa para decir algo…

Algunos creen que cualquier afirmación que sugiera algún indicio de que haya sido tocado, así como cualquier insinuación sobre la versión presente hoy del Corán que tienen los musulmanes, me refiero a la edición de Fahd, es una afirmación que lleva a la incredulidad de quien la diga, a su nulidad y a su salida del vínculo de monoteísmo al nivel del ateísmo y la apostasía.

Sin embargo, una revisión rápida de los textos disponibles entre los musulmanes con todas sus doctrinas y divisiones, revela la magnitud del riesgo y del enorme error de esta afirmación, ya que no es más que un musulmán que afirma ser sunní o shií, me refiero al sunnismo de los jeques y al shiísmo de los referentes religiosos, y ambos narran y declaran en textos, que son difíciles de recopilar en su totalidad, que hubo omisiones y adiciones: cambios en palabras, o en letras, que se pierden o se agregan. Este es solo un ejemplo como evidencia.

Entre lo que se ha narrado por las vías sunníes está que el Mensajero de Dios (s) dijo: «Quien desee leer el Corán fresco como descendió, que lo lea de acuerdo a lo recitado por Ibn Umm Abd».[1]

Según esto, Ibn Masud fue uno de los mejores compañeros que preservaron el Corán. Luego, narran que Ibn Malik dijo: «Se ordenó que los ejemplares sean cambiados». Dijo: «Ibn Masud dijo: “Quien de vosotros pueda esconder su ejemplar, que lo oculte, que lo esconda. Pues, quien esconda algo, lo traerá el Día de la Resurrección”». Dijo: «Luego, Ibn Masud dijo: “Leí de la boca del Mensajero de Dios (a) setenta suras, ¿y voy a abandonar lo que tomé de la boca del Mensajero de Dios (s)?”».[2]

El significado del hadiz es claro, que Ibn Masud ve que el Corán que escribió Uzmán está incompleto, o que al menos contenía algunos cambios.[3] Ibn Hayar dijo: «Cuando se presentó el ejemplar de Uzmán en Kufa, Ibn Masud no estuvo de acuerdo en abandonar su lectura o en destruir su ejemplar, pues la composición de su ejemplar difería de la composición del ejemplar de Uzmán».[4]

Mientras narran que el Profeta (s) habla de la veracidad del ejemplar de Ibn Masud y de su autenticidad, narran también lo que hizo Uzmán con Ibn Masud cuando decidió quemar todos los ejemplares excepto su copia, que Hafsa le había proporcionado, como se aclarará, y que Ibn Masud fue víctima de esta decisión injusta y fue asesinado después de haber sufrido lo que sufrió.[5]

El motivo por el que le habían hecho todo eso sería debido a lo que él había dicho de su ejemplar: «Leí de la boca del Mensajero de Dios (a) setenta suras y finalicé el Corán con el mejor de los hombres, Alí hijo de Abu Táleb (a)».[6]

En cualquier caso, con respecto a la reducción del Corán, As-Suyuti nos cuenta diciendo: «Abu Ubaid dijo: “Ibn Abu Mariam nos relató de Ibn Lahia, de Abu Aswad, de Urwa Bin Az-Zubair, de Aisha, que dijo: ‘La sura Al-Azhab (Los partidos) se leía en la época del Profeta con doscientas aleyas. Y cuando Uzmán escribió el ejemplar, solo tenía la cantidad que tiene ahora”».[7]

Fue narrado por Ahmad Bin Hanbal, que dijo: «Abdulá nos relató: Me relató Wahab Bin Baqiya: Nos narró Jalid Bin Abdulá At-Tahán, de Yazid Ibn Abu Ziad, de Zirr Bin Hubaish, de Abu Bin Kaab, que dijo: “¿Cuánto leéis de la sura Al-Azhab (Los partidos)?”. Dijo: “Cerca de setenta aleyas”. Dijo: “Yo la he leído con el Mensajero de Dios —bendígale Dios y le de paz— como la de Al-Báqara (La vaca) o más, e incluía la aleya de la lapidación”».[8]

Aisha nos sorprende también con la aleya del amamantamiento del adulto, pues ella dice: «Ciertamente, descendió la aleya de la lapidación y del amamantamiento del adulto. Estaban en un pergamino, bajo mi cama… estábamos ocupados con la dolencia del Mensajero de Dios —bendígale Dios y le dé paz—, entró un animal doméstico y se lo comió».[9] Y está claro que en el libro de hoy no hay ninguna aleya de la lapidación ni del amamantamiento, ni de lo que Ashari nos ha presentado.

Con respecto a esto, me refiero a las omisiones que hubo en esos días comparadas con el Corán que descendió sobre el Mensajero de Dios (s), sin mencionar el ejemplar de Fahd de hoy, hay muchísimas narraciones que no me he propuesto compilar porque sería muy extenso. Entonces, ¿cómo no habría de estar incompleto el Corán, según sus narraciones e informes, cuando Omar y otros afirmaban que muchas aleyas no están presentes y que no tienen rastro en el ejemplar de Fahd de hoy. Estas son otros ejemplos más, además de lo que ya hemos presentado:

  • Al anciano y a la anciana, si cometen contubernio, lapidadlos indefectiblemente por haber satisfecho el placer”.[10]

Era la aleya preferida de Omar, como a él se le reconoce y de la que solía decir: “Si no fuera porque los hombres dirían que Omar ha añadido algo al libro de Dios, la habría escrito, es decir, la aleya de la lapidación…”. Y también dijo: “No dudéis sobre la lapidación, pues es verdad”.[11]

  • La esencia de la religión según Dios es la hanifí tolerante, no el politeísmo, ni el judaísmo, ni el cristianismo. Y quien haga bien no será rechazado”.[12]
  • Si el hijo de Adán tuviera dos valles de oro, desearía un tercero, y nada llena el vientre del hijo de Adán excepto el polvo, y Dios perdona a quien se arrepiente”.[13] Y muchas otras narradas en sus libros más importantes.

Además de esto, cuando examinamos sus libros, encontramos que algunas suras del Corán del ejemplar que tienen en sus manos hoy, no son suras según sus grandes sabios, como ellos lo narran. At-Tabarani narró: «De Abdurrahmán Bin Yazid, que dijo: “He visto a Abdulá borrando las “dos del refugio” y diciendo: ‘¿Por qué añadís lo que no hay en él?’”, (y hay varios hadices en este sentido). Entre ellos: “El Mensajero de Dios (s) ordenó refugiarse con ellas, pero no las incluía en la recitación…”.[14]

Luego dicen que el Corán que tienen hoy en sus manos los musulmanes es auténtico en todo lo que contiene, en escritura, contenido, orden y otros aspectos relacionados, al mismo tiempo que reconocen que lo tomaron nada más que de Hafsa y consideran que lo que ella tenía era la copia madre. Ibn Nasir Ad-Din dijo: «Durante el califato de Uzmán hijo de Affán se encomendó a un comité de nobles compañeros que copiaran cinco ejemplares —y se dice que cuatro, y se dice que siete— de la copia madre que estaba en posesión de Hafsa, esposa del Profeta, y se envío a cada región un ejemplar de esta…».[15]

Dicen esto a pesar de que Aisha veía que había errores cometidos en el ejemplar después de haber sido copiado y los consideraba un error de los copistas. ¡¿Y qué dirían quizá, si estas palabras vinieran de otros?! ¡Y no sé cómo concluyen que unos creyentes lo hayan transmitido fidedignamente sobre un asunto en el que la madre de ellos y muchos de sus hijos los contradicen!

De Urwa, que dijo: «Pregunté a Aisha sobre la gramática del Corán: “Los que han creído, y los que hayan sido judíos, y sabeos, y los dos que levantan el azalá, y los que entregan el azaque” y “estos dos son hechiceros”. Y ella dijo: “Oh, hijo de mi hermana, esto es obra de los escribas, cometieron errores en el libro”».[16]

Aunque los escribas no escribirían nada sin consultar a Uzmán como ellos lo dicen. Ibn Shihab dijo: «Ese día discrepaban sobre “at-tabut[17] y Zaid dijo “at-tabúa” y Said Bin Al-As e Ibn Zubair dijeron “at-tabut”. Entonces llevaron su discrepancia a Uzmán y él dijo: “Escribid ‘at-tabut’, pues está en la lengua de ellos”».[18]

El esfuerzo de Uzmán no se limitó solamente a la escritura, sino que se extendió también al orden. Az-Zamajsharí narró de Hudaifa: «Vosotros la llamáis sura «At-Tauba» (El arrepentimiento), pero es sura «Al-Adab» (El tormento). Por Dios, que no ha dejado a nadie sin afectar. Y si dices “¿por qué no fue promulgada con la aleya de la denominación[19] como las demás suras?”. Ibn Abbás preguntó sobre ello a Uzmán y él dijo: “El Mensajero de Dios —bendígale Dios y le de paz—, cuando descendía sobre él alguna sura o alguna aleya, decía: Colócala en el sitio en el que se menciona tal y tal. El Mensajero de Dios —bendígale Dios y le dé paz— falleció y no nos aclaró dónde colocarlas. La narrativa de una es similar a la de la otra, por eso las puse juntas y fueron llamadas ‘las dos cónyuges’”».[20]

Entonces, ¡¿dónde está la supuesta autenticidad en el ejemplar a la luz de lo que ha hecho descender la inspiración en cuanto al origen de la copia o de las copias, la escritura o el orden?!

Invito a toda persona ecuánime a reflexionar sobre esto y a darnos su opinión imparcial sobre quienes acusan de infieles a otros, como hacen hoy los wahabíes, por un asunto que está profundamente arraigado en sus principales fuentes. Dejaré a un lado a quienes alegan ser sunníes para invitar a los shiíes de los referentes a reflexionar sobre estos dos textos, nada más, evitando extenderme:

Primero: De Salim Bin Abu Salama, que dijo: «Un hombre leyó ante Abu Abdulá (a) mientras yo escuchaba, algunas letras del Corán que no estaban entre lo que los hombres solían leer. Entonces Abu Abdulá (a) dijo: “¡Eh, eh! Detén esta lectura. Lee como leen los hombres hasta que el Resurgente se levante. Pues cuando él se levante, leerá el libro de Dios como debe ser, y sacará el ejemplar que escribió Alí”. Y dijo (a): “Alí (a) lo sacó para los hombres. Cuando terminó de escribirlo les dijo: ‘Este es el libro de Dios como Dios lo hizo descender a Muhammad (s) y yo lo recopilado entre estas dos tablillas’. Y ellos dijeron: ‘Este que tenemos es un ejemplar que recopila el Corán, no necesitamos ese’. Él dijo: ‘Por Dios, que no lo veréis jamás después de este, vuestro día. Yo solamente tenía que informároslo cuando lo recopilé para que lo leáis’”».[21]

Segundo: Es una declaración del profesor de la conocida escuela usulí[22] de hoy, cuyo libro Kifaya al-Usul sigue siendo una referencia en torno al cual giran los esfuerzos de ellos por interpretar la religión de Dios, y a través del cual se mide la erudición según ellos, cuando dice: “La afirmación del saber general de que ha ocurrido una alteración en él, es decir, en el Corán, ya sea por omisión o tergiversación, aunque no es descabellada, como lo atestiguan algunos informes y lo respalda la reflexión, no anula la autoridad de sus significados evidentes, porque no se sabe en absoluto que haya ocurrido alguna fisura en ellos… Luego, la identificación de diferencias en la lectura que conducen a diferencias en el significado aparente, como con يطهرن con o sin doble consonante,[23] anula la permisibilidad de tomarla y usarla como evidencia, por no haber obtenido lo que es el Corán. Y no se ha demostrado la autenticidad de las lecturas, ni la permisibilidad de utilizarlas como evidencia, aunque se atribuye la autenticidad a las más famosas, pero esto no tiene fundamento. Lo único que se ha establecido es la permisibilidad de recitarlas, pero no hay correlación entre ambos conceptos, como es evidente.[24]

En cuanto a Al-Mishkiní, en su comentario sobre este libro, el cual es de un nivel de importancia en los seminarios científicos y lo han convertido en un libro que hasta hoy se estudia en la Noble Nayaf, es otro que confirma esto y declara, como su profesor Al-Jurasani en Al-Kifaya, que ha ocurrido alteración en el libro, basándose en la evidencia de los informes y narraciones, teniendo en cuenta la lingüística en lo que se refiere a la retórica, a la falta de conexión entre algunas aleyas, a aspectos gramaticales similares y otros.

Esta es la situación en resumen. Ciertamente, en ambos grupos, me refiero a los shiíes y a los sunníes, hay quienes dicen que hubo alteración y hay quienes lo niegan, y cada uno tiene su evidencia. El Yamani de la familia de Muhammad (a), cuando aborda esta cuestión en su libro El becerro, menciona ambas opiniones y aclara las evidencias de cada una, pero sin declarar ninguna postura. Esto es lo primero.

Segundo: él (a) intenta dirigir a los musulmanes a considerar lo que ha sido narrado por la Gente de la Casa (a) y su lectura de algunas aleyas como parte de las lecturas que los musulmanes leen. No es justo en lo absoluto para Muhammad (s) que todos los musulmanes, ya sean shiíes o sunníes, acepten la lectura de siete recitadores,[25] o de diez e incluso de catorce, o incluso cualquier lectura que coincida con el árabe, como dictamina Sistani,[26] y no acepten entre ellas la lectura de la familia de Muhammad (a). Incluso se nos critica, como lo han hecho los seguidores de los referentes religiosos que se oponen a la bendita convocatoria del Yamani, cuando queremos leer como el Imam Al-Baqir (a) o el Imam As-Sadiq (a) leyeron. ¡¿Y dice ser un shií, provisto de un certificado de una agencia de un miserable referente religioso?!

El que siga de cerca esto encontrará con toda claridad que la mayoría de los juristas shiíes y sunníes, si no todos, permiten la lectura de las recitaciones conocidas que narraron los sunníes y que los juristas shiíes tomaron de ellos, y algunos incluso llegaron al extremo de hacer obligatorias las lecturas de aquellos alegando su autenticidad,[27] mientras que notamos que las narraciones de la Gente de la Casa (a) rechazan esto firmemente.

Frente a la afirmación de la autenticidad de las siete y a la obligatoriedad de leerlas, encontramos una declaración del Sayed Joei, en la que dice: «Es reconocido entre los shiíes que no son auténticas, sino que son lecturas que se basan en el esfuerzo de interpretación del lector y lo que se ha transmitido por un solo informe, y esta afirmación fue escogida por un grupo de investigadores eruditos sunníes… Con esto se aclara que no hay ninguna correlación entre la autenticidad del Corán y la falta de autenticidad de las lecturas».[28]

Entonces, si las siete lecturas o más son el resultado del esfuerzo de interpretación de los lectores, según el texto del gran intérprete de los usulíes de los últimos tiempos, el Sayed Joei, ¿por qué, entonces, los shiíes de los referentes religiosos rechazan la lectura narrada por la Gente de la Casa, y los que alegan saber se oponen a su hijo, el Sayed Ahmed Alhasan (a), cuando recuerda a la nación lo que los Imames de la guía (a) recitaron? ¡¿Acaso es realmente, que los shiíes de hoy aceptan el esfuerzo de interpretación de un lector del libro de Dios aunque haya sido de inclinación a Uzmán, o que haya sido de doctrina omeya, o de reputación cuestionable, como lo hemos visto en la interpretación de los siete recitadores, y no aceptan la lectura de los señores argumentos de Dios, que hacen justicia al Corán y son sus intérpretes?!

Y tercero: Que de la familia de Muhammad (a) hay muchas narraciones acerca de lo que confunde a los alegantes. Me limitaré a citar dos de ellas:

De Abu Basir, de Abu Abdulá (a), sobre lo que dijo el Poderoso y Majestuoso, {mejor que mil meces}, dijo: «Del dominio de los omeyas». Dijo: «Y lo que dijo el Exaltado: {Descienden los ángeles y el espíritu en ella con permiso de su Señor}, es decir, de parte de su Señor a Muhammad y a la familia de Muhammad, con todo asunto, paz».[29]

De Abdulá Bin Aylán As-Sukuni, que dijo: Escuché a Abu Yafar (a) decir: «La casa de Alí y Fátima era la aposento del Mensajero de Dios (s), y el techo de la casa de ellos era el Trono del Señor de los mundos. En el fondo de sus casas había una abertura descubierta hacia el Trono, es una escalera de inspiración y ángeles. Descienden sobre ellos con la inspiración por la mañana y por la tarde, a cada hora y parpadeo de ojos. Los ángeles no interrumpen sus tandas, una tanda desciende y una tanda asciende. Dios Bendito y Exaltado reveló a Abraham (a) los cielos hasta que observó el Trono. Y Dios aumentó la fuerza de su mirada. Y Dios aumentó en fuerza la mirada de Muhammad, de Alí, de Fátima, de Hasan y de Husein (las bendiciones de Dios sean con ellos), y ellos observaban el Trono. No encontraban para sus casas ningún techo que no fuera el Trono. Así que sus casas estaban techadas con el Trono del Misericordioso y con una escalera de ángeles y del espíritu, tanda tras tanda sin interrupción. No hay casa entre las casas de los Imames nuestros sin que en ella haya un escalera de ángeles, por las palabras de Dios Poderoso y Majestuoso: {Descienden los ángeles y el espíritu en ella con permiso de su Señor de todo asunto,[30] paz}». Dijo: «Dije: “¿{de todo asunto}?”. Dijo: “Con todo asunto”. Entonces dije: “¿Esto es lo que descendió?”. Dijo: “”».[31]

¿Qué queda entonces? El Yamani de la familia de Muhammad (a) lee la aleya como la leyeron sus padres puros (a). ¡¿Y qué podemos hacer por vosotros si os causa repulsión lo dicho por la familia de Muhammad (a) y sus lecturas, y apreciáis la lectura de hasta los nasibis?![32]

Estas son unas breves palabras necesarias antes de citar las palabras del Sayed Ahmed Alhasan (a) sobre este tema y plantearle la pregunta.

[1] Musnad Ahmad, vol. 1, pág. 7, Sunan Ibn Maya, vol. 1, pág. 49, h. 138 y muchas otras fuentes. La cadena de transmisión es auténtica (sahih) como dijo Ahmad Muhammad, comentador del Musnad Ahmad. También lo ha narrado Abu Daud e Ibn Kazir en su Tafsir, e Ibn Saad narró su significado en At-Tabaqat. Al-Haizamí dijo: “Lo narraron Ahmad, Al-Bazzar y At-Tabarani, y en él está Aasim Bin Abu An-Nuyud, quien a pesar de su debilidad, tiene hadices buenos (hasan). El resto de los narradores de Ahmad son narradores de autenticidad (sahih). Los narradores de At-Tabarani son narradores de autenticidad excepto Furat Ibn Mahbub, que es confiable (ziqa)”, Muyam az-Zawaid, vol. 9, págs. 288-289.

[2] Musnad Ahmad, vol. 1, pág. 414.

[3] Véase el libro El becerro, segundo volumen, del Sayed Ahmed Alhasan (a).

[4] Fath al-Bari, vol. 9, pág. 36.

[5] Al-Yaqubi dijo en su Tarij, vol. 2, pág. 170: «Ibn Masud estaba en Kufa y se negó a entregar su ejemplar a Abdulá Bin Ámir. Uzmán le escribió ordenándole que se presente personalmente diciendo “si esta religión no es un fastidio y esta nación corrupción”. Entonces entró en la mezquita mientras Uzmán estaba dando un sermón. Uzmán dijo: “Se ha presentado ante vosotros una bestia malvada”. Entonces Ibn Masud habló con palabras rudas y Uzmán ordenó que lo arrastraran atado por sus pies hasta que le rompieron dos costillas. Y Aisha habló y dijo muchas palabras”».

[6] Al-Muyam al-Ausat de Tabarani, vol. 5, pág. 101 | Al-Muyam al-Kabir, vol. 9, pág. 86 | Muyam az-Zawaid, vol. 9, pág. 116.

[7] Al-Itqan Fi Ulum al-Quran de As-Suyuti, vol. 3, pág. 66.

[8] Musnad Ahmad Bin Hanbal, vol. 5, pág. 132. También lo sacó Bashar Awad en su Musnad: «De Zurr Bin Hubaish, de Abu Bin Kaab, que dijo: “¿Cuánto leéis de la sura «Al-Azhab» (Los partidos)?”. Dijo: “Cerca de setenta aleyas”. Dijo: “Yo la he leído con el Mensajero de Dios —bendígale Dios y le de paz— como la de Al-Báqara (La vaca) o más, e incluía la aleya de la lapidación”», Musnad al-Yamia de Bashar Awad, vol. 1, pág. 53.

[9] Muhadarat al-Udabá de Ragib Al-Isfahani, vol. 2, pág. 420. También lo narró At-Tahawi, diciendo: «Málik narró de Abdulá Bin Abu Bakr, de Amra Bint Abdurrahmán, de Aisha, que dijo: “Entre lo que hizo descender Dios en el Corán había diez amamantamientos sabidos que hacían ilícito el matrimonio. Luego fueron abrogados por cinco sabidos. El Mensajero de Dios —bendígale Dios y le de paz— partió y esto era lo que se leía en el Corán…”. Al-Qasim Bin Muhammad y Yahia Bin Said lo narraron de Amra, de Aisha, que dijo: “Descendió del Corán que solo diez amamantamientos hacían ilícito el matrimonio. Luego, descendió después como cinco amamantamientos”».

Ijtilaf al-Ulamá de At-Tahawi, vol. 2, pág. 317. Lo narró también Al-Bagawi en su Tafsir: «De Aisha, que dijo: “Entre lo que descendió del Corán había diez amamantamientos sabidos que hacían ilícito el matrimonio. Luego fueron abrogados por cinco sabidos. El Mensajero de Dios —bendígale Dios y le de paz— partió y estos estaban entre lo que se leía del Corán”».

[10] Al-Ayluni dijo: «Al anciano y a la anciana, si cometen contubernio, lapidadlos indefectiblemente por haber satisfecho el placer». Lo narraron At-Tabarani e Ibn Manda en Al-Maarifa de Ibn Hanif, de Al-Aymá, que dijo: «Escuché al Mensajero de Dios —bendígale Dios y le de paz— y lo mencionó». Lo narraron An-Nasai y Abdulá Bin Ahmad en Zawaid al-Musnad, e Ibn Hibbán y Al-Hakim lo clasificaron como auténtico (sahih) de Ubai Bin Kaab. Y lo narró Ahmad, de Zaid Bin Zabit y ambos concordaron en que era de Amr. Y lo narraron Ash-Shafii y At-Tirmidi y otros de Amr, que estaba entre lo que se recitaba y que luego fue abrogado, aunque la norma prevaleció», Kashf al-Jafá de Al-Ayluni, vol. 2, pág. 23.

[11] Al-Itqan Fi Ulum al-Quran de As-Suyuti, vol. 3, pág. 69 | Entre quienes narraron la aleya de Omar sobre la lapidación están estos: Al-Bujari en su Sahih, vol. 8, págs. 25, 113 y 152; Muslim en su Sahih, vol. 5, pág. 116; Ahmed Bin Hanbal en su Musnad, vol. 1, págs. 23, 29, 36, 40, 43, 47, 50, 55, vol. 5, pág. 132 y vol. 6, pág. 269. Asimismo: Ibn Maya en su Sunan: vol. 2, pág. 853; Ad-Daraqutni en su Sunan: vol. 4, pág. 179; Al-Kandahlawi en Haya As-Sahaba, vol. 3, pág. 454; Al-Aini en Umda al-Qari, vol. 23, pág. 9; Al-Asqalani en Fath al-Bari en comentario del Sahih Al-Bujari, vol. 12, pág. 120 y vol. 13, pág. 135; Ash-Shaukani en Fath al-Qadir, vol. 4, pág. 354; Ar-Ragib Al-Isfahaní en Muhadarat al-Udaba, vol. 2, pág. 420; Ibn Mandur en Mujtasar Tarij Dimashq, vol. 12, pág. 201; Al-Barqi en Musnad Ibn Auf, pág. 43; Al-Haizami en Mawarid al-Damán, pág. 435; Malik en Al-Muwatta, vol. 2, pág. 179.

[12] Ad-Diyá Al-Maqdisi narró con una cadena de narradores auténtica (sahih): De Zurr Bin Hubaish, de Abu Bin Kaab, del Profeta —bendígale Dios y le de paz—, que dijo: «Dios Bendito y Exaltado me ha ordenado que te lea el Corán». Dijo: «Entonces le recitó «Lam Yakun» [No han sido, sura Al-Bayyina]. Y le leyó: “La esencia de la religión según Dios es la hanifí tolerante, no el politeísmo, ni el judaísmo, ni el cristianismo. Y a quien haga bien no será rechazado”. Y le leyó: “Si el hijo de Adán tuviera dos valles de oro, desearía un tercero, y nada llena el vientre del hijo de Adán excepto el polvo, y Dios perdona a quien se arrepiente”. Su cadena es auténtica (sahih)», Al-Ahadiz al-Mujtara, vol. 3, pág. 368.

[13] Al-Haizami narró: [De Ibn Abbás, que dijo: «Vino un hombre a Omar a preguntarle. Omar posó su mirada en su cabeza una vez y en sus pies la otra, acaso vea en él algo de miseria. Luego Omar le dijo: “¿Cuánto posees?”. Dijo: “Cuarenta camellos”». Ibn Abbás dijo: «Yo dije: “Dios y Su Mensajero han dicho la verdad. Si el hijo de Adán tuviera dos valles de oro, desearía un tercero, y nada llena el vientre del hijo de Adán excepto el polvo, y Dios perdona a quien se arrepiente”. Entonces Omar dijo: “¿Qué es eso?”. Dije: “Así es como Ubay me lo recitó”. Dijo: “Llévanos con él”». Dijo: «Entonces fueron a Ubay y él le dijo: “¿Qué es esto que él dice?”. Ubay dijo: “Así me lo leyó el Mensajero de Dios —bendígale Dios y le de paz—“. Dijo: “¿Entonces lo establecemos en el ejemplar?”. Dijo: “Sí”». Lo narró Ahmad y sus narradores, narradores de autenticidad (sahih)], Muyam Az-Zawaid, vol. 7, pág. 141.

[14] Al-Muyam al-Kabir de Tabarani, vol. 9, pág. 234.

[15] Taudih al-Mushtabih, vol. 1, pág. 8. La explicación de esto fue mencionada por Bujari en su Sahih, vol. 5, pág. 210 y vol. 8, pág. 118 | Imta Al-Asmá de Al-Maqrizi, vol. 4, pág. 247; Ar-Riyad An-Nadra Fi Manaqib al-Ashra de Tabarani, vol. 2, pág. 68; Tarij al-Julafá de Suyuti, pág. 77; Sifa as-Safua de Ibn Al-Yauzí, vol. 1, pág. 704; Hilia al-Auliyá de Abu Nuaim Al-Isfahani, vol. 2, pág. 51 y otros.

[16] Ad-Durr al-Manzur, vol. 2, pág. 246. Y Ash-Shaukani dijo: «Y lo relató Aisha, que había preguntado sobre “los dos que levantan” en esta aleya, sobre lo que dijo Dios el Exaltado “estos dos son hechiceros” y sobre lo que dijo en «Al-Maida» (El banquete). Ella dijo: “Oh, hijo de mi hermano, el escriba se equivocó”». Hizo un extracto sobre ello Abu Ubaid en su Fadail, así como Said Bin Mansur, Ibn Abu Shaiba, Ibn Yarar e Ibn Mundir. Abán Bin Uzmán dijo: «El escriba le dictaba y él escribía. Entonces escribió “Pero los arraigados en la ciencia entre ellos y los creyentes”. Luego dijo: ¿Qué escribo?”. Y se le dijo: “Escribe: los dos que levantan el azalá”. Y así fue como ocurrió esto», Fath al-Qadir, vol. 1, pág. 754.

[17] at-tabut: el arca. (N. del T.)

[18] Dalail an-Nubua de Al-Baihaqi, vol. 7, pág. 151.

[19] La basmala: la fórmula بِسْمِ ٱللَّٰهِ ٱلرَّحْمَٰنِ ٱلرَّحِيمِ (En nombre de Dios, el Misericordioso, el Misericordiosísimo). (N. del T.)

[20] Al-Kashaf de Az-Zamajshari, vol. 2, pág. 171. Algo similar fue narrado por As-Suyuti en Ad-Durr Al-Manzur, vol. 3, pág. 296.

[21] Mujtasar Basair ad-Darayat, 193.

[22] Los usulíes (en árabe الاصولية) son el grupo mayoritario dentro de los duodecimanos. Difieren de su rival los ajbaríes en que favorecen el uso del ijtihad, es decir, razonar en la creación de nuevas reglas del fiqh (jurisprudencia islámica); y consideran obligatorio la obediencia a un mujtahid cuando buscan determinar si un comportamiento es islámicamente correcto, y a la hora de derivar normas islámicas de acuerdo a la Sharía. Desde la práctica desaparición de los ajbaríes a finales del siglo XVIII, la escuela usulí ha sido la escuela dominante y en la actualidad forma una gran mayoría de la denominación duodecimana. (N. del T.)

[23] Con shadda o con tajfif. Shadda (ّ), o tashdid es un grafema auxiliar del alfabeto árabe que indica la duplicación de una consonante y da énfasis a la acción de la palabra. Tajfif significa atenuación. (N. del T.)

[24] Kifaya Al-Usul, págs. 284 y 285.

[25] Esta es la situación de los siete recitadores, como lo transmitió Al-Joei en sus biografías: [1) Abdulá Bin Aamr: afirmaba ser de Himyar, y se cuestionaba su linaje… Nació en el octavo año de la Héjira y falleció en el año 118; 2) Abdulá Bin Kazir: persa de origen. Hafid Abu Al-Alá Al-Hamdani dijo “no era famoso entre nosotros”. Nació en La Meca el año 45 y falleció el año 120; 3) Asim Al-Kufi: era hijo de Abu Nayud… Al-Ayli dijo: …era seguidor de Uzmán… murió el año 128; 4) Abu Amor Al-Basrí: …se dice que era de Persia… Enseñaba a los hombres en la mezquita omeya… nació el año 68 y murió el año 154; 5) Hamza Al-Kufi: era hijo de Habib Bin Amara… Sufián Az-Zaurí dijo “Hamza superaba a los hombres en el Corán y en las obligaciones” … nació el año 80 y falleció el año 156; 6) Nafi Al-Madani: era Nafi Bin Abdurrahmán Bin Abu Nuaim. Ibn Al-Jazari dijo “su origen era de Isfahán”. Murió el año 169… Ahmad y Yahia difieren sobre él, pues Ahmad dijo “era un inventor del hadiz” y Yahia dijo “era confiable (ziqa)”; 7) Al-Kisai: era Alí Bin Hamza Bin Abdulá Bin Bahman Bin Firuz Al-Ásadi, el protector de ellos era de los hijos persas… Abu Ubaid dijo en el libro de las lecturas “Al-Kisari escogía las lecturas tomando algo de la lectura de Hamza y dejando algo. Enseñó a Ar-Rashid y luego enseñó a su hijo Al-Amín” … Murió el año 189], Al-Bayán, pág. 126 y siguientes.

[26] Este es el texto de su dictamen (fetua): «Lo más apropiado es que la lectura sea de acuerdo a las siete lecturas convencionales, aunque es suficiente que la lectura sea según el método árabe, aunque difiera en las vocales de su estructura o en el uso de las desinencias…», Al-Masail al-Muntajaba, pág. 121, cuestión 267.

[27] Como lo hizo el autor de el Yawahir, cuando defendió su autenticidad y la preservación del Corán por parte de los primeros predecesores. Dijo: [… hasta el punto de que, como se dijo, lo registraron letra por letra, e incluso quizá estas siete sean a lo que se refiere cuando él (s) dijo: «El Corán descendió en siete letras»], Yawahir Al-Kalam, vol. 9, pág. 291. Sobre su afirmación de que lo hayan preservado los primeros predecesores y que lo hayan registrado letra por letra, no sé a quién se refiere con ellos, pues ya se ha aclarado la situación de ellos.

[28] De Fudail Bin Yasar: «Le dije a Abu Abdulá (a): “Los hombres dicen que el Corán descendió sobre siete letras”. Y él (a) dijo: “Han mentido los enemigos de Dios, pero ha descendido sobre una sola letra de parte del Uno”», Al-Kafi, vol. 2, pág. 630, hadiz 13.

[29] Tawil al-Ayat, vol. 2, pág. 820, hadiz 8 | Al-Burhán, vol. 5, número de hadiz 11784 | Bihar al-Anwar, vol. 25, pág. 70, hadiz 59.

[30] Este es el auténtico, considerando la sorpresa del narrador y la confirmación del Imam sobre ello. Véanse además el Bihar al-Anwar y otros.

[31] Tawil al-Ayat, vol. 2, pág. 827, hadiz 2 | Al-Burhán, vol. 5, número de hadiz 11789 | Bihar al-Anwar, vol. 25, pág. 97, hadiz 70.

[32] Nasibi: enemigo de la Gente de la Casa.


Del libro Con el Siervo Bueno de Ahmed Alhasan (a)