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En nombre de Dios, el Misericordioso, el Misericordiosísimo

La alabanza a Dios, Señor de los mundos, y bendiga Dios a Muhammad y su familia, los imames y los mahdis, y les bendiga en entrega.

Introducción al escritor del libro y su llamado divino:

El Sayed Ahmed Alhasan: es Ahmed Bin Ismael Bin Saleh Bin Husein Bin Salmán Bin Muhammad Bin Alhasan Bin Alí Bin Muhammad Ibn Alí Bin Musa Bin Yáfar Bin Muhammad Bin Alí Bin Alhusein Bin Alí Bin Abi Talib ‒con ellos sean las bendiciones y la paz.

Es Albacea y Mensajero del Imam al-Mahdi Bin Al-Hasan (a) para todos los hombres, el Yamani prometido a los shiíes. El Mahdi, cuyo nacimiento, anunciado por el Mensajero de Dios (s), sería en los últimos tiempos, según lo que comprenden los sunníes del Mahdi. El Consolador de los profetas de Dios y de sus mensajeros, aquél que fue prometido por el profeta de Dios, Jesús (a) como figura en el Evangelio y el Salvador que fue prometido en el mensaje del profeta de Dios, Elías (a) para los judíos.

Comenzó con su gran llamado divino en el año 1999 en Iraq (Medio Oriente), capital estado de la justicia divina y de allí se extendió a todo el mundo. Ha llegado a los hombres uno que los amonesta como amonestaron a sus pueblos los profetas de Dios y sus mensajeros. Ha venido con el texto (el testamento de su abuelo, el mensajero de Dios, en donde está mencionado su nombre y su hogar, y decenas de textos establecidos según musulmanes, cristianos y judíos), con la ciencia con lo cual desafió a los grandes eruditos religiosos de todas las religiones, con la bandera de la lealtad a Dios, invitando a la soberanía de Dios, y con el apoyo que Dios, Glorificado sea, le da del Reino a través de cientos de visiones veraces con los profetas y albaceas que dan testimonio de él.

Ya fue trazado con su derecha un conjunto de libros que contienen aspectos importantes de la ciencia divina, con los cuales comenzó su difusión a los hombres, entre ellos: «Libro de monoteísmo», «Alegorías», «Iluminación del llamado de los enviados», «El viaje de Moisés a la unión de los dos mares», «La profecía sellante», «El becerro», «La lucha es la puerta del Paraíso», «La soberanía de Dios y no la soberanía de los hombres» y otros.

El propósito de su invitación es el propósito de la invitación de Noé, de Abraham, de Moisés, de Jesús y de Muhammad ‒las bendiciones de Dios sean con todos ellos: difundir el monoteísmo por cada rincón de esta tierra. El propósito de los profetas y albaceas es su propósito. Explica la Torá, el Evangelio y el Corán y lo que causa diferencias de opiniones en estos. Vino a llenar la Tierra con justicia e igualdad, tal como fue llenada de injusticia y opresión. Vino a saciar al hambriento y a no dejar a los pobres en la desnudez, y a alegrar sus días después de tantas tristezas. Vino a restaurar lo que corresponde a las viudas por sus derechos materiales con honor y dignidad. Vino a.… y a… Vino a establecer la igualdad, la misericordia y la veracidad de la Sharía. Y en este bendito llamado han creído personas de todo el mundo, para más detalles puede ir al sitio de internet oficial de los Ansar del Imam Al-Mahdi.[1]

Ahmed es el 13o de los 24 ancianos en los textos religiosos:

Fue narrado en el Evangelio: [1 Después de esto miré, y vi una puerta abierta en el cielo; y la primera voz que yo había oído, como sonido de trompeta que hablaba conmigo, decía: Sube acá y te mostraré las cosas que deben suceder después de éstas. 2 Al instante estaba yo en el Espíritu, y vi un trono colocado en el cielo, y a uno sentado en el trono. 3 Y el que estaba sentado era de aspecto semejante a una piedra de jaspe y sardio, y alrededor del trono había un arco iris, de aspecto semejante a la esmeralda. 4 Y alrededor del trono había veinticuatro tronos; y sentados en los tronos, veinticuatro ancianos vestidos de ropas blancas, con coronas de oro en la cabeza. 5 Del trono salían relámpagos, voces y truenos].[2]

En cuanto al que se sienta en el trono, los textos de los musulmanes shiíes confirman que el Mensajero de Dios, Muhammad (s) es el que se sienta en el trono. En cuanto a los veinticuatro ancianos, pues son sus sucesores purificados (los 12 imames y los 12 mahdis), tal como dice el texto de su testamento sagrado:

… el Mensajero de Dios (s) en la noche de su muerte dijo a Alí: «Oh, padre de Alhasan, tráeme una hoja y un tintero». Entonces el Mensajero de Dios –bendígale Dios y a su familia‒ dictó su testamento hasta concluir en el lugar que dijo: «Oh Alí, ciertamente, después de mí, habrá doce imames, y después de ellos, doce mahdis. Tú, Alí, eres el primero de los doce imames. Dios Altísimo te ha llamado en su Cielo: Alí al-Murtadá (el Complacido), y Amir al-Mu’minín (el Comandante de los Creyentes), y Siddíq al-Akbar (el Probo Mayor), y Al-Faruq al-A’ḋam (el que mejor distingue la verdad de la mentira), y el Ma’mún (el Fiable), y el Mahdi (el Guiado). Estos nombres no corresponden a nadie excepto a ti, Alí. Tú eres el Albacea para la Gente de mi Casa, estén vivos o muertos, y sobre mis mujeres. A la que de ellas confirmes me encontrará mañana, y la que de ellas repudies yo me desentenderé de ella, no me verá ni la veré en el Solar del Levantamiento. Tú eres el Sucesor para mi nación después de mí. Si se te presenta la partida, pues, confiérelo a mi hijo Alhasan, Al-Birri al-Wusul (el Virtuoso del Logro). Si se le presenta la partida, pues, que lo confiera a mi hijo Alhusein, Ash-Shahid (el Mártir), Az-Zaki (el Puro), Al-Maqtul (el Asesinado). Si se le presenta la partida, pues, que lo confiera a su hijo, el Sayed Al-Abidín (el Señor de los Siervos), el de la callosidad, Alí. Si se le presenta la partida, pues que lo confiera a su hijo Muhammad al-Báqir. Si se le presenta la partida, pues, que la confiero a su hijo Yáfar as-Sádiq (El Veraz). Si se le presenta la partida, pues, que lo confiera a su hijo Musa al-Kádim. Si se le presenta la partida, pues, que lo confiera a su hijo Alí ar-Reda. Si se le presenta la partida, pues, que lo confiera a su hijo Muhammad az-Zaqqa, At-Taqqi. Si se le presenta la partida, pues, que lo confiera a su hijo Alí, An-Naseh (el Concejero). Si se le presenta la partida, pues, que lo confiera a su hijo Alhasan, Al-Fadil (el Excelente). Si se le presenta la partida, pues, que lo confiera a su hijo Muhammad, Al-Mustahfad (el Reservista) de la familia de Muhammad –con ellos sea la paz. Estos son los doce imames. Después de ellos hay doce mahdis. Si se le presenta la partida que lo confiera a su hijo, el primero de los cercanos. Tiene tres nombres: un nombre como el mío y el de mi padre que es Abdulá, Ahmed y el tercer nombre es el Mahdi. Él es el primero de los creyentes».[3]

Estos veinticuatro imames también fueron mencionados según los musulmanes sunnis: De Kaab al-Ahbar que dijo: «Son doce, y cuando el tiempo de ellos pase, habrá en el lugar de los doce otros doce como ellos, y eso es lo que Dios había prometido para esta nación: Dios ha prometido a los que hayan creído de vosotros y hayan hecho buenas acciones que los designará sucesores en la Tierra como designó sucesores a los que fueron antes de ellos. Y así hizo con los Hijos de Israel.»[4]

Frente al libro de «El decimotercer discípulo»:[5]

El autor de este libro –estimado lector‒ es el decimotercer Albacea según lo dispuesto por el Mensajero de Dios, Muhammad, en su sagrado testamento. Es el decimotercer discípulo que Jesús prometió que volvería cerca del tiempo de la Resurrección Menor como está mencionado en el Evangelio. Él es el señor que regresa y alza un estandarte ante las naciones como está escrito en la Torá. Por lo tanto, él es el Confortador y el Salvador Mundial prometido que esperan los seguidores de todas las religiones.

Si el plan de Dios ‒Glorificado sea‒ para el varón de la redención en su día prometido es secreto, como el padre Paul Feghali dijo refiriéndose a los sellos del Apocalipsis: “Y los siete sellos son el número de la perfección, indican que el plan de Dios es muy secreto y que nada lo remplaza”,[6] y si esto es reconocido por los musulmanes, por lo menos los shiíes, como lo aclararon los imames de la guía:

Malik al-Yahni dijo: «Dije a Abi Yáfar (a): “¿reconoceremos al hombre en cuestión por alguna característica que ningún otro hombre poseerá?” Dijo: “No, por Dios, eso nunca ocurrirá hasta que él mismo se presente como una prueba para vosotros y los invite a aceptarla”».[7]

Entonces digo: si así es, entonces la revelación del secreto por parte de este varón (el Redentor) será sin ninguna duda un signo que nos llegue y nos señale a él. Luego nuestra redención y salvación estarán en que creamos en él y subamos a su arca, antes de la tragedia del segundo diluvio, que está cerca, cuando Dios quiera cumplir su orden.

Las declaraciones del siervo virtuoso ‒como lo describe el Corán ‒, del siervo fiel y sabio ‒como lo describe el Evangelio‒, del sayed Ahmed Alhasan y este libro que contiene la revelación de los secretos sellados a los que nadie llegaría sin una relación con Dios, son una prueba clara de la validez y la veracidad de su bendito llamado.

A pesar de la claridad de sus palabras (a) y del brillo de sus argumentos en este libro, con el fin de aclarar aún más, hizo algunos comentarios lo más breves y esenciales posible. En algunos de estos se citan las palabras de los clérigos de la Iglesia Católica Ortodoxa, porque estas comprometen a sus autores y a los que se ponen del lado de ellas, a presentarlas y a compararlas con lo que ha explicado el sayed Ahmed Alhasan (a), que ha mostrado claramente la falsedad y el error de ellas, y que ellos se han esforzado con ignorancia sobre estos secretos.

Entonces no puedo dejar de decir que me he beneficiado enormemente, al comentar este libro, con los comentarios que el Dr. Tawfik Muhammad al-Magribi hizo sobre las mismas respuestas formuladas en este libro, que Dios lo recompense con lo mejor, y que selle para él y nosotros, lo mejor.

Por último, pedimos a Dios que fortalezca al Resurgente de la familia de Muhammad y le conceda una victoria sublime, que guíe a quien quiera guiar de su creación por su favor, Glorificado sea, y que perdone nuestras faltas por su derecho.

Y la alabanza a Dios, Señor de los mundos.

Alaa Alsalem

15 de abril de 2012

23 de Yumada I 1433 H.


[1] www.almahdyoon.org

[2] Apocalipsis 4:1-5

[3] Gaiba de At-Tusi: hadiz 111, Tahqiq ibad Al-lah at-tahrani, Musasa al-muaraf al-islamiya.

[4] Tafsir Ibn Abi Hatim: vol. 8, pág. 2628, hadiz Nº 14769.

[5] Ver apéndice 6: El viernes de la crucifixión del decimotercer discípulo.

[6] Estudios sobre la Biblia – Apocalipsis de San Juan.

[7] Al-Gaiba de An-Numani, pág. 220.


Extracto del libro El decimotercer discípulo de Ahmed Alhasan (a)