De Abu Abdulá (a), de sus padres, del Comandante de los Creyentes (a), que dijo: El Mensajero de Dios (s), la noche en la que estaba muriendo, le dijo a Alí (a): «Oh, padre de Hasan, trae un trozo de papel y un tintero». Y el Mensajero de Dios (s) dictó su testamento hasta terminar en este pasaje, diciendo: «Oh, Alí, hay después de mí doce imames y después de ellos doce mahdis. Así pues, tú, Alí, eres el primero de los doce imames…» y el relato continúa hasta que dice «… y que Hasan (a) lo entregue a su hijo Muhammad, el reservista de la familia de Muhammad (s). Y he aquí doce imames. Luego, después de ellos, hay doce mahdis. Así que, si se le presenta la muerte, que lo entregue a su hijo, el primero de los mahdis. Tiene tres nombres. Un nombre como el mío y como el de mi padre que es Abdulá y Ahmed, y el tercer nombre es el Mahdi. Él es el primero de los creyentes», Bihar al-Anwar, vol. 53, pág. 147, Al-Gaiba de At-Tusi, pág. 150, Gaya al-Maram, vol. 2, pág. 241.
Esta narración se considera confiable como lo menciona Mirza An-Nuri en An-Naym az-Zaqib. Su significado es claro, no necesita interpretación. Es decir, que el Primer Mahdi es hijo del Imam (a), es el primero de los ansar y el primero de los creyentes en la aparición del Imam Al-Mahdi (a). Dado que los creyentes en Dios son muchos y los musulmanes más, como dice “el primero de los creyentes” solo puede ser el primero de los creyentes en la convocatoria del Imam (a) en el momento de la aparición, porque es su mensajero para todos los hombres. Es su albacea, el que gobierna el Estado de Justicia Divina después de su padre (a) y sus nombres son “Ahmed”, “Abdulá” y “el Mahdi”. En cuanto a “Abdulá”,[1] es un atributo. En cuanto al “Mahdi”, pues es el primero de los doce mahdis hijos del Imam Al-Mahdi (a). Y luego, él único nombre que queda es “Ahmed”.
- A) La coincidencia del nombre
Después de que nos ha quedado claro que el primer nombre del Primer Mahdi es “Ahmed” a través del testamento del Mensajero de Dios (s), observamos en las narraciones que señalan al Yamani que son las narraciones relativas a las banderas negras, al tesoro de Taliqán, a las banderas de Jurasán y a las banderas del este, porque no hay ninguna narración que señale a esas banderas rebelándose o dando la espalda a la bandera del Yamani (a), pues quien se vuelva contra él es gente del fuego. Al contrario, todas las narraciones confirman que estas son banderas que combaten preparando el terreno al Imam Al-Mahdi (a).
De Al-Baqir (a), por la vía mencionada se llega hasta Yabir, que dijo: «Es que Dios Altísimo tiene un tesoro por Taliqán. No es oro ni plata. Son doce mil en Jurasán. Su lema es “Ahmed, Ahmed”. Los lidera un joven de los hijos de Hashem sobre una mula gris. Lleva una banda roja. Es como si lo viera cruzando el Éufrates. Así que, si escucháis de ello, apresuraos hacia él, aunque fuera arrastrándoos por la nieve», Muntajab al-Anwar al-Madíaa, pág. 343.
Aquí esta narración muestra el nombre del Yamani, que también es “Ahmed”. Este nombre coincide con el nombre del Primer Mahdi (a) como está en el testamento del Mensajero de Dios (a), en el que señala al albacea y sucesor del Imam Al-Mahdi (a).
Dije antes que las banderas, a las que el Mensajero de Dios convocó y enfatizó a jurarles lealtad, aunque fuera arrastrándose por la nieve, son las banderas del este (o sea, las banderas del Yamani prometido) que no le darán la espalda sino serían gente del fuego. Los tesoros de Taliqán son elogiados según la narración y el joven de los hijos de Hashem lidera los tesoros de Taliqán. Es uno de los líderes del ejército del Yamani porque los tesoros de Taliqán son de las banderas del este que se reúnen bajo la bandera del Yamani y su lema es “Ahmed, Ahmed”. Se sabe que la expresión “Ahmed, Ahmed” no es un lema como los nuestros conocidos, sino una indicación del líder general y de aquel que convoca a todas las banderas guiadas del este. En cuanto a lo que dijo el Imam (a) al hablar de los tesoros de Taliqán, que «es como si lo viera cruzando el Éufrates», siendo que Taliqán está en Irán y sabiendo que el Éufrates no pasa por ninguna región limítrofe al estado de Irán excepto la provincia de Basora después de que el Éufrates se une con el Tigris y confluyen en el Shatt al-Arab, si tuviera que cruzar desde cualquier otra región de Iraq que no fuera Basora, estaría obligado a cruzar el Tigris y no el Éufrates. Por lo tanto, hay una clara indicación de la relación entre el Yamani y Basora, que es una de las provincias del sur de Iraq por la que pasa el Éufrates, en la ciudad de Nasiriya que fue llamada “el Éufrates de Basora” como asimismo la provincia de Maisán fue llamada “el Tigris de Basora”.
Del Comandante de los Creyentes Alí hijo de Abu Táleb (a): «… un impostor sale del Tigris de Basora y no proviene de mí. Él es el primero de todos los impostores», Al-Malahim wal-Fatan del sayed Bin Tawus Al-Hasani, pág. 122.
Del Comandante de los Creyentes Alí hijo de Abu Táleb (a): «… luego sale el Mahdi, el guía guiado que toma la bandera de la mano de Jesús hijo de María. Luego, la salida del impostor después de ello. El impostor sale de Maisán, de los lados de Basora», Al-Malahim wal-Fatan del sayed Bin Tawus, pág. 134.
Basora, con sus fronteras actuales, no contiene al Tigris ni al Éufrates, sino que ambos desembocan en el Shatt al-Arab. Así que el Tigris de Basora es Maisán y su Éufrates es Nasiriya como está claro en la segunda narración del Comandante de los Creyentes (a). Es decir, que Maisán es de los lados de la Basora antigua.
En estas dos narraciones se señala al impostor de Maisán (el jeque Haidar Mushattat) que se hizo pasar por el Yamani de la familia de Muhammad (a) alegando una mentira y rápidamente Dios lo expuso. Hoy está invitando bajo un nuevo título en su periódico El Resurgente llamado “El Qahtaní”. Dijo del Altísimo: {¿Es, pues, que no reflexionan en el Corán? Si procediera de otro en vez de Dios encontraríais en él contradicciones en abundancia}, Sagrado Corán – sura «An-Nisá» (Las mujeres), 82. Para más información véase el libro Samirí Aasr ad-Duhur del Jeque Nadhim Aloqaili.
La Gente de la Casa (a) pidió a los hombres que sigan al que cruce el Éufrates. Como el Éufrates está en Iraq, el hadiz se dirige a la gente de Iraq primero y después a los demás. Dijo (a): «Es como si lo viera cruzando el Éufrates. Así que, si escucháis de ello, apresuraos hacia él, aunque fuera arrastrándoos por la nieve». Se dice que el hombre que se arrastra anda sobre sus manos y vientre (Diccionario: 4/455). Con esta indicación el inteligente entiende. Esto es algo explícito. No es una indicación abstracta dirigida a alguien inteligente u otro. Nadie volvería la espalda a menos que fuera un obstinado arrogante que no crea en la familia de Muhammad y la rechace (que sea de sus enemigos), o que fuera siervo de otro en vez de Dios, como uno de los traicioneros eruditos de la perdición que dicen ser voceros del Dios de Muhammad (s), «los juristas de ese tiempo serán los peores juristas bajo la sombra del cielo». Engañan a la gente y a sí mismos con que ellos serían patronos de Dios. Dijo el Altísimo: {Di: ¿Acaso hemos de informaros de los mayores perdedores en obras? * Aquellos que han extraviado su esfuerzo en la vida de este mundo contando con que ellos hacían bien en acción}, Sagrado Corán – sura «Al-Kahf» (La caverna), 103-104. Él (s) no los excluyó, porque la pequeña proporción exceptuada de ellos son aquellos en los que no se confiará en ese momento ni tendrán influencia en esa sociedad pecadora y desviada, son los considerados débiles. Dijo el Altísimo: {Y quisimos agraciar a los que habían sido considerados débiles en la Tierra y los pusimos como Imames y los pusimos como herederos}, Sagrado Corán – sura «Al-Qisas» (El relato), 5.
- b) El Argumento de Dios y el Mensajero de Dios (s) que ordena jurarle lealtad
Está claro por la narración de los mahdis que los doce mahdis (a), después del Imam Al-Mahdi (a), son de su descendencia y son albaceas consagrados. Además, el testamento del Mensajero de Dios (s) determina a los doce imames (a) previos a ellos. Ellos son, después de su padre, el Imam Al-Mahdi (a), argumentos de Dios para los siervos, para que la Tierra no carezca de un argumento. Dijo el Altísimo: {Di: Pues, de Dios es el argumento definitivo, pues si Dios quisiera, ciertamente os habría guiado a todos}, –Sagrado Corán, sura «Al-Anaam» (Los ganados), 149.
De Abu Yafar Al-Baqir (a), que dijo: «Por Dios, que Dios no ha de dejar la Tierra desde que Dios tomó a Adán sin que en ella hubiera un imam con el cual guiarse hacia Dios, que es un argumento suyo sobre sus siervos. La Tierra no duraría sin algún imam argumento de Dios sobre sus siervos», Al-Gaiba de Numani, pág. 138.
De Abu Abdulá (a), que dijo: «Si en la Tierra quedaran dos, uno de los dos sería el argumento sobre su compañero», Al-Gaiba de Numani, pág. 140.
Abu Abdulá (a) dijo: «Si los hombres fueran solo dos varones, uno de ellos dos sería el imam». Y dijo que el último en morir sería el imam, para que nadie tenga ningún pretexto contra Dios Glorioso y Excelso de que lo hubiera dejado sin ningún argumento de Dios sobre sí», Al-Gaiba de Numani, pág. 140.
Entre las cosas sobre las que no hay ningún desacuerdo es que el argumento de Dios solo puede ser infalible, para que su argumento sea completo. {Sabedor de lo oculto, pues, Él no muestra lo oculto de Él a nadie * Si no es a quien lo ha complacido como mensajero y Él hace pasar entre sus manos y detrás de él a un observador}, «Al-Yinn» (El genio), 27. Así que Dios pone entre las manos de sus argumentos y detrás de ellos a un observador para elevar sus capacidades y maximizar su importancia, para que los hombres no tengan ningún argumento contra Dios después del mensajero, y para que el argumento de Dios sobre ellos sea completo y suficiente. Así nos ha quedado claro que el primero de los mahdis es uno de los argumentos de Dios, que es infalible, que es el albacea después de su padre y su sucesor, que es el primero de los creyentes en él, que es el precursor principal y líder de su ejército que combatirá antes del Resurgente preparando su estado.
En cuanto al líder de las banderas negras del este, pues es el sucesor del Mahdi, y como el sucesor es uno, es el mismo primer mahdi. Aquí tiene esta narración:
«Si veis banderas negras saliendo de Jurasán, id hacia ellas, aunque fuera arrastrándoos por la nieve, pues entre ellas está el sucesor del Mahdi (a)», Al-Malahim wal-Fatan, Sayed Bin Tawus Al-Hasani, pág. 52.
Antes dije que el Yamani es el líder de las banderas del este y es también argumento de Dios infalible como lo estipulan las narraciones que dicen que él es el precursor principal del Imam (a).
El Mensajero de Dios (s) dijo: «Tres combatirán entre sí junto a vuestro tesoro. Cada uno de ellos hijo de un sucesor. Luego, ninguno de ellos resultará serlo. Entonces se levantarán las banderas negras desde el este y librarán un combate contra ellos como ninguno antes». Luego mencionó a un joven, pues dijo: «Si le veis, juradle lealtad, pues él es el sucesor del Mahdi», Bishara al-Islam, pág. 30.
Con respecto a este joven que es el Yamani, el mero hecho de que el Mensajero de Dios (s) haya invitado a jurarle lealtad, es una evidencia de su infalibilidad y su autenticidad, además de lo que dijo el Imam Al-Baqir (a), «Quien se vuelve contra él es de la gente del fuego» confirma más la autoridad del Yamani. Siendo el Primer Mahdi albacea, su infalibilidad y autoridad quedan confirmadas. La narración anterior declara que él es sucesor del Mahdi y el sucesor del Mahdi es uno, así que solo el Yamani es el Primer Mahdi. Si dijéramos, talvez, que el Yamani fuera alguien que no sea el Primer Mahdi, estaríamos diciendo que uno de ellos debería ser el argumento y el otro el que se agrupe bajo su bandera.
Si dijera que el Primer Mahdi es el argumento, aquí el rol del Yamani se volvería secundario y él sería el que se reagrupara bajo la bandera del Primer Mahdi y esto es incorrecto por el hecho de que las narraciones demuestran que el Yamani es el precursor principal del Imam y para ningún musulmán es lícito volverse contra él pues quien lo haga sería gente del fuego. Además, el Mensajero de Dios (s) pidió que se le jure lealtad, aunque fuera arrastrándose por la nieve y las narraciones declaran que él es sucesor del Mahdi (a).
Pero si digo que el Yamani es el argumento, estoy diciendo que el Mensajero de Dios (a) señaló en su testamento al Primer Mahdi a decir “y que lo entregue a su hijo, el primero de los mahdis… etc.”. Así que él es al que se ha estipulado jurarle lealtad. Es el albacea del Imam Al-Mahdi (a) y su sucesor, según lo estipulado por el Mensajero de Dios (s). Así que no puede reagruparse bajo la bandera de alguien que no fuera su padre. El Mensajero de Dios (s) no está pidiendo que se jure lealtad a dos personas al mismo tiempo y ambos son de la misma época, la época de la aparición, porque el Primer Mahdi es el primero de los creyentes en el Imam Al-Mahdi (a) en tiempos de su aparición como (s) dijo “… y él es el primero de los creyentes” y el Yamani es el líder de su ejército en tiempos de su aparición. Y como ambos están en la misma época y el Mensajero de Dios (s) pidió que se jure lealtad en la época de la aparición, solo una persona puede ser el Primer Mahdi: el Yamani.
- c) El imam solo confiere su mandato a otro imam
Las narraciones de los mahdis (del testamento del Mensajero de Dios s.) declaran que el Primer Mahdi es albacea del Imam Al-Mahdi (a). Además, varias narraciones estipulan que el compañero de las banderas del este, al que se ha estipulado jurarle lealtad, aunque fuera arrastrándose por la nieve, es el sucesor del Mahdi, así como en las narraciones del sucesor de Dios, el Mahdi.[2] Se sabe que el Imam Al-Mahdi (a) sale entre la esquina y la estación de La Meca y no del este. Las banderas del este, es decir, las banderas del Yamani y no otras, son una de las señales inevitables que preceden al Imam. Las narraciones declaran que el Mahdi o el sucesor del Mahdi está entre las banderas del este que preceden al Imam Al-Mahdi (a). Entonces, ¿quién es este mahdi que está entre las señales inevitables? ¿O quién es este sucesor que sucede al Imam Al-Mahdi (a) si no es infalible como las narraciones declaran que al Imam solo lo puede suceder otro imam?:
«El sayed Al-Muqrim, en su libro Zain Al-Abidín, pág. 402, menciona los hadices de que el Imam solo confiere su mando a otro imam como él», Kitab al-Imam Al-Husein (a), del peregrino Husein Ash-Shakirí, pág. 202.
«Esto es lo que aclara lo mencionado en los relatos de Musayyeb, del hadiz de Alí hijo de Abu Hamza, cuando le preguntó a Ar-Redá (con él sea la paz), diciendo: “Se nos ha narrado de tus padres que el Imam solo confiere el mando a otro imam como él”. Abul Hasan Ar-Reda (con él sea la paz) le dijo: “Cuéntame sobre Husein hijo de Alí, ¿era un imam o no era un imam?”. Dijo: “Era un imam”. Dijo: “¿Y a quién le confirió el mando?”. Dijo: “A Alí hijo de Husein”. Dijo: “¿Y dónde estaba Alí hijo de Husein?”. Dijo: “Estaba encerrado a manos de Ubaidulá hijo de Ziyad”. Dijo: Él salió y ellos ni siquiera sabían que su padre confería el mando. Luego se fue.», Al-Imam Musa Al-Kadim (a) del peregrino Husein Ash-Shakirí, pág. 421.
De Saad hijo de Abdulá, de abu Abdulá Muhammad hijo de Abu Abdulá Ar-Razi Al-Yamuraní, de Husein hijo de Seif hijo de Umaira, de su padre Seif, de Abu Bakr Al-Hadrami, de Abu Yafar (a), dijo: «Le dije: “¿Qué rincón de la Tierra es preferible después del santuario de Dios Glorioso y Excelso y del santuario de su mensajero (bendígale Dios y a su familia)?”. Y dijo: “Kufa, oh, Abu Bakr. Es la inmaculada pura. En ella están las tumbas de los profetas enviados y no enviados, y de los albaceas veraces. En ella está la mezquita de Soheil, esa que Dios no ha enviado profeta que no haya rezado en ella. Desde ella se manifiesta la justicia de Dios. En ella está su Resurgente y los Resurgentes después de él. Ella es hogar de profetas, albaceas y justos”», Kamil az-Ziyarat, pág. 76.
Sharif Al-Murtadá comentó la narración anterior sobre la expresión de los “Resurgentes después de él” y sobre las narraciones de los mahdis que suceden al Imam Al-Mahdi (a).
«Sharif Al-Murtadá (Dios tenga misericordia de él), en la tercera recopilación de sus cartas, la 145, dice: “Si decimos que hay un imam después de él dejaríamos de hablar de duodecimanos. Y si no decimos que hay un imam después de él estaríamos invalidando la esencia pilar de la doctrina, que es la infamia de una época desprovista de un imam… El mundo puede sobrevivir mucho tiempo, pero el tiempo no puede quedar después de él desprovisto de imames y puede ser que después de él haya varios imames que se levanten para preservar la religión y el interés de su gente. Esto no nos perjudica en el camino del imamato que hemos recorrido porque lo que se nos encargó y por lo cual adoramos es que conocemos un imamato de estos doce y lo explicamos con evidencia concluyente… Decir esto no nos hace dejar de llamarnos duodecimanos porque este nombre nuestro se aplica a quien confirma un imamato de doce imames y nosotros ya lo hemos confirmado. No tenemos varias posturas en esta doctrina. Nosotros nos identificamos con este nombre a diferencia de los demás», margen del libro Ar-Rayaa de Muhammad Mumin Al-Astrabadi, pág. 99.
Como lo indican las narraciones que llegan hasta el punto de ser reiteradas y definitivas en cadena de narradores y en evidencia (es decir, según las creencias), se estipula que hay doce imames de la progenie de Alí y Fátima (a). Es decir que, con Alí, Fátima y el Mensajero de Dios (s) el número se convierte en quince, lo cual es una clara referencia al primero de los mahdis de la progenie del Imam Al-Mahdi (a). Aquí hay algunas de ellas:
Muhammad hijo de Yahia, de Muhammad hijo de Ahmed, de Muhammad hijo de Husein, de Abu Saíd Al-Usfuri, de Amor hijo de Zabit, de Abu Yarud, de Abu Yafar (a), que dijo: «El Mensajero de Dios (s) dijo: “Yo, doce de mi progenie y tú, Alí, somos el sostén de la Tierra, es decir, sus estacas y sus montañas, con nosotros Dios ha clavado la Tierra que se hundiría con su gente. Así que si se van los doce de mi progenie la Tierra se hundirá con su gente sin tomársele en consideración», Al-Kafi, vol. 1, pág. 535.
De Abu Saíd, que lo recogió de Abu Yafar (a), dijo: «El Mensajero de Dios (s) dijo: “De mi progenie hay doce capitanes, nobles, ilustres, entendidos. El último de ellos es el Resurgente con la verdad que llenará de justicia como se llenó de opresión», Al-Kafi, vol. 1, pág. 535.
Abu Alí Al-Asharí, de Hasan hijo de Ubaidulá, de Hasan hijo de Musa Al-Hashab, de Alí hijo de Samaa, de Alí hijo de Hasan hijo de Ribat, del hijo de Udaina, de Zurara, que dijo: «Escuché a Abu Yafar (a) decir: “Los doce imames de la familia de Muhammad son todos ilustres de la progenie del Mensajero de Dios (s) y de la progenie de Alí hijo de Abu Táleb (a), así que el Mensajero de Dios y Alí (a) son sus antepasados”», Al-Kafi, vol. 1, pág. 534.
Muhammad hijo de Yahia, de Muhammad hijo de Husein, del hijo de Mahbub, de Abu Yarud, de Abu Yafar (a), de Yabir hijo de Abdulá Al-Ansarí, que dijo: «Entré a lo de Fátima (a) y entre sus manos había una tabla con los nombres de los albaceas de su progenie. Entonces conté doce, siendo el último de ellos el Resurgente (a). Tres de ellos eran “Muhammad” y tres de ellos eran “Alí”», Al-Kafi, vol. 1, pág. 533.
Muhammad hijo de Yahia, de Abdulá hijo de Muhammad Al-Jashab, del hijo de Samáa, de Alí hijo de Hasan hijo de Ribat, del hijo de Udaina, de Zurara, que dijo: «Escuché a Abu Yafar (a) decir: “Los doce imames de la familia de Muhammad (a) son todos ilustres de la progenie del Mensajero de Dios (s) y de la progenie de Alí. El Mensajero de Dios (s) y Alí (a) son sus antepasados…», Al-Kafi, vol. 1, pág. 532.
El Mensajero de Dios (s) le dijo a Alí (a): «Oh, Alí, he de casarte con Fátima, mi hija, la señora de las mujeres de los mundos y la más amada por mí después de ti. De vosotros dos serán los dos señores de la juventud de la gente del Paraíso, mártires teñidos de rojo y oprimidos en la Tierra después de mí, y nobles de casta, con los que Dios extinguirá la injusticia y con ellos revivirá la verdad y morirá lo falso. El número de ellos es como el número de los meses del año. Detrás del último de ellos rezará Jesús hijo de María (a)», Gaiba de Numani, pág. 58.
De Ásbag, cuando dijo: Dijo: «Fui al Comandante de los Creyentes Alí (a) el mismo día y lo encontré pensativo golpeando la tierra y le dije: “Oh, Comandante de los Creyentes, estás golpeando la tierra, ¿hay algún deseo que tengas en ella”. Y dijo: “No, por Dios, no hay ningún deseo que tenga en ella ni en este mundo, ni siquiera una hora, pero pensaba en el nacido que será del onceavo lomo de mi progenie. Él es el Mahdi que llenará de igualdad y justicia como se llenó de injusticia y opresión. Tendrá una ausencia y habrá confusión. En esto habrá gentes que se extravíen y otros que se guíen”. Entonces dije: “Oh, Comandante de los Creyentes, ¿cuánto durará esa ausencia y confusión?”. Y dijo seis días, seis meses o seis años.[3] Y dije: “¿Esto ha de suceder?”. Dijo: “Sí, tal como ha sido creado. ¿Y qué tienes tú con este asunto, Ásbag? Ellos son los elegidos de esta nación entre los más virtuosos de esta familia».[4]
Un judío le dijo al Comandante de los Creyentes (s): «Infórmame sobre esta nación. ¿Cuántos imames de guía tendrá? Infórmame sobre vuestro profeta Muhammad. ¿Dónde es su morada en el Paraíso? E infórmame, ¿quién está con él en el Paraíso?». Y el Comandante de los Creyentes (s) le dijo:
«Esta nación tiene doce imames de guía de la descendencia de su profeta que son de mi linaje. En cuanto a la morada de nuestro profeta en el Paraíso, está en el lugar mejor y más honorable de él, en el Jardín del Edén. Con respecto a quienes están con él en su morada, son aquellos doce de su descendencia, sus madres, sus abuelas, la madre de sus madres y sus descendencias. Nadie comparte ese lugar con ellos».[5]
Además, está lo mencionado por Anas Bin Malik, que dijo: «Pregunté al Mensajero de Dios (s) sobre los discípulos de Jesús y dijo: “Ellos eran los mejores para él y sus elegidos. Y eran doce”». Hasta que dijo: «Luego dije: “¿Y quiénes son tus discípulos, oh, Mensajero de Dios?”. Los imames después de mí: doce de la espina dorsal de Alí y Fátima. Son mis discípulos y mis auxiliares, con ellos sean las salutaciones y la paz de Dios”».[6]
Lo que el Sheij Al-Jazáz narró de Yunada bin Abi Umaya, que dijo: «Entré a lo de Hasan hijo de Alí hijo de Abu Táleb (a) durante su enfermedad…» hasta que dijo «Entonces dije: “¡Oh, mi señor! ¿Por qué no te curas?”. Él dijo: “Oh, Abdulá, ¿con qué curo la muerte?”. Entonces dije: “Somos de Dios y a Él hemos de regresar”. Luego se volvió hacia mí y dijo: “Por Dios, es por una promesa que el Mensajero de Dios (s) nos hizo, de que este mandato pertenece a doce imames de la progenie de Alí y Fátima (a). No hay ninguno de nosotros que no vaya a ser envenenado o asesinado”».[7]
Entre estos hadices que indican que los imames (a) son trece, doce imames obligatorios a obedecer del linaje de Alí y Fátima, está el hadiz del Mensajero de Dios (s) que dijo:
«Dios puso su mirada sobre la gente de la Tierra y entre ellos eligió a dos varones: uno de ellos soy yo, al que envió como mensajero y profeta, y el otro es Alí hijo de Abu Táleb. Y me inspiró a tomarlo como hermano, amigo íntimo, ministro, albacea y sucesor. Él, después de mí, es el patrono de todo creyente. A quien lo apoye Dios lo apoyará y a quien se oponga a él Dios se le opondrá. Solo el creyente lo ama y solo el infiel lo odia. Él, después de mí, es el soporte de la Tierra y su residencia. Él es la palabra de Dios de piedad y su cuerda firme».
{Quieren apagar la luz de Dios con sus bocas, y Dios es el que completa su luz, aunque lo detesten los infieles}, Sagrado Corán – sura «As-Saff» (Las filas), 8.
«Dios puso una segunda mirada y después de nosotros eligió a doce albaceas de la Gente de mi Casa. Y los hizo los mejores de mi nación, a uno tras otro, como las estrellas en el cielo. Cada vez que una estrella se oculta otra estrella aparece. Son imames guías, guiados, a los que no dañarán ni el ardid de quienes los traicionen ni la deserción de quienes los abandonen. Son argumentos de Dios en Su Tierra, testigos de Su creación, depositarios de Su ciencia, intérpretes de Su inspiración, yacimientos de Su sabiduría. Quien los obedece, obedece a Dios y quien los desobedece, desobedece a Dios. Ellos están con el Corán y el Corán con ellos. No se separarán de él hasta que lleguen a la fuente. Que el testigo haga saber al ausente. Oh, Dios, sé testigo. Oh, Dios, sé testigo (tres veces)».[8]
El Mensajero de Dios (s), después de enumerar a los imames (a), dijo: «Luego, el imam de ellos se ausentará lo que Dios quiera y habrá dos ausencias: Una más larga que la otra». Luego el Mensajero de Dios se volvió hacia nosotros y dijo alzando su voz: «¡Cuidado! Cuidado cuando ya se haya ausentado el quinto descendiente del séptimo de mi progenie».[9]
Quien desee saber más que vea el libro Al-Mahdi wal Mahdiyin fil Quran was Sunna del profesor Diá Az-Ziadi, que es una de las publicaciones de los Ansar del Imam Al-Mahdi (a).
- d) Su infalibilidad:
Debido a que las narraciones que indican que el Yamani es infalible y que el Primer Mahdi es infalible, no hay impedimento del narrador u otros en que la persona del Yamani sea la misma persona del Imam Al-Mahdi (a), o que la persona del Primer Mahdi sea la misma persona del Yamani (a). Al contrario, las narraciones solo hablan de la concordancia entre el Yamani y el Primer Mahdi, y su infalibilidad.
- e) La disposición de cercanía al Imam (a):
Las narraciones acerca de los mahdis determinan que el primero de los creyentes en el Imam Al-Mahdi (a) es su albacea. Además, hay narraciones que indican que el único que conoce el lugar del Imam Al-Mahdi (a) es aquel que recibe su mandato, es decir, su sucesor.
De Abu Abdulá (a), que dijo: «El dueño de este asunto tendrá dos ausencias. Una se alargará tanto que algunos dirán “ha muerto” y otros dirán “se ha ido”, hasta que de sus compañeros solo quede un pequeño grupo. Su paradero no lo conoce ninguno de su progenie ni los demás, excepto el guardián que recibe su mandato», Muntajab al-Anwar al-Madia del Sayed Bahauddin An-Nayafi, pág. 155.
De Abu Abdulá Al-Husein hijo de Alí (con él sea la paz), que dijo: «El dueño de este asunto –o sea, el Mahdi (aj)– tiene dos ausencias: una se alarga tanto que algunos dirán “ha muerto” y otros dirán “se ha ido”. Su paradero no lo sabe ninguno de su progenie ni los demás, excepto el guardián que recibe su mandato», Ilzam an-Nasib fi Izbat al-Huyya al-Gaib, vol. 1, pág. 298.
Esta narración y la anterior son clara evidencia de que el lugar en el que se encuentra el Imam Al-Mahdi (a) en el tiempo de su aparición no lo conocen ni siquiera sus hijos, excepto el guardián que recibe su mandato y su autoridad después de la autoridad del Imam (a). Él es el albacea, indiscutible e indudablemente, o sea, el Primer Mahdi.
De Abdul Aala al-Halabi, de Abu Yafar (con él sea la paz), en un hadiz, que dijo: «Hasta que llegó a Zaalabiya. Un varón del linaje de su padre, uno de los más fuertes de cuerpo y más bravos de corazón —exceptuando al dueño de este asunto—, se levantó hacia él diciendo: “¡Oh, ¿esto es lo que haces?! ¡Por Dios, espantas a la gente como espantas la bendición! ¿Es por una alianza con el Mensajero de Dios (bendígalo Dios y a su familia) o por qué?”. Entonces el guardián que aceptó el juramento de lealtad dijo: “¡Por Dios! Te callas o he de golpearte entre los ojos”. Entonces el Resurgente le dijo: “Calla, fulano. Sí, por Dios, que tengo una alianza con el Mensajero de Dios. Ven a mí, fulano, y júrame lealtad”. Entonces fue a él y él le leyó la alianza del Mensajero de Dios (s). Entonces dijo: “Que Dios me haga tu rescate. Dame tu cabeza para besarla”. Él le dio su cabeza y él lo besó entre los ojos. Luego dijo: “Que Dios me haga tu rescate. Renuévanos el juramento de lealtad”. Entonces él les renovó el juramento», Al-Mahdi al-Muntazar (a), vol. 2 del Hayy Husein ash-Shakiri, pág. 436.
Con respecto al Yamani, él es quien convoca a los hombres a jurar lealtad al Imam Al-Mahdi (a) como lo determina la narración de Al-Baqir (a) y otras narraciones: “Convoca para vuestro compañero”. Lo señalan como al “sucesor del Mahdi”, en otra narración “el representante del representante” y en otra narración “el sucesor del Dios, el Mahdi”. Aquí las narraciones:
«Si veis banderas negras saliendo de Jurasán id hacia ellas, aunque fuera arrastrándoos por la nieve, pues entre ellas está el sucesor del Mahdi», Al-Malahim wal Fitan del Sayed Bin Tawus Al-Huseiní, pág. 52.
Del Comandante de los Creyentes (a), que dijo: «… aunque se haya ausentado el que se ausente de mi progenie… y los peregrinos seguidores de Alí y los nasibis peregrinen ese año para averiguar y espiar sobre el representante del representante, pero no lo verán ni obtendrán ninguna noticia de él ni de su representante. En ese momento los seguidores de Alí serán calumniados por sus enemigos y los malvados e inmorales aparecerán contra ellos protestando…», Al-Gaiba de Numani, pág. 144.
El Mensajero de Dios (s) dijo: «Tres hombres lucharán por vuestro tesoro. Todos ellos serán hijos de un sucesor. Luego ninguno de ellos tendrá éxito, pero luego aparecerán las banderas negras desde el este… cuando veáis a su comandante juradle lealtad, aunque fuera arrastrándoos por la nieve, pues él es el sucesor de Dios, el Mahdi», Gaya al-Maram del Sayed Hashem al-Bahrani, vol. 1, pág. 108.
Entonces, ¿cuál de los dos —el Primer Mahdi o el Yamani— es el sucesor si no son la misma persona? El Yamani es el comandante de las banderas del este al cual el Mensajero de Dios (s) pidió jurar lealtad. El Primer Mahdi es el albacea del Imam Al-Mahdi al cual el Mensajero de Dios (s) la noche de su muerte (s) determinó en su testamento jurarle lealtad. Así que el sucesor solo puede ser la misma persona.
De Abu Yafar Muhammad hijo de Alí (a), que dijo: «El dueño de este asunto se ocultará en algunos de aquellos desfiladeros» —y apuntó con su mano al valle de Di Tuwa. «Poco antes de salir, vendrá el guardián que está con él a encontrarse con algunos de sus compañeros y dirá: “¿Cuántos sois aquí?”. Y ellos dirán: “Alrededor de cuarenta varones”. Él dirá: “¿Cómo estaríais si vierais a vuestro compañero?”. Dirán: “Por Dios, si se levantarán contra nosotros las montañas nos levantaríamos contra ellas junto a él». Entonces alguien detrás de ellos vendrá y dirá: “Señalad a vuestros jefes o a los diez mejores de vosotros”. Ellos se los señalarán, él partirá con ellos hasta encontrarse con su compañero y regresará a ellos la noche siguiente», Al-Gaiba de Numani, pág. 182.
Queda claro por lo explícito de la narración que el Imam Al-Mahdi (a) está acompañado por el que conduce al primer grupo que viene para apoyar al Imam Al-Mahdi, el grupo que juró lealtad al guardián que recibe el juramento. Él es la persona que está con él. La gente por sí misma no puede reconocer al Imam, por lo cual quien busque al Imam (a) tiene que conocer al guardián que está con él, que es el intermediario en el Imam y la gente. Debe ser una persona clara en su convocatoria en pos del Imam, por eso él les dice a los casi cuarenta varones: “señalad a diez de vosotros”. Además, deben ser señalados cuarenta entre un gran número que ha venido a dar apoyo. De otro modo, ¿qué significado tendría prepararlos para luchar si no importa el número y la cantidad de enemigos? Si alguien dijera que prepararlos para luchar surge de prepararlos para el martirio, aunque fueran unos pocos, yo le diría: ¿acaso también estarían dispuestos a entregar al Imam al martirio antes de que él complete su misión por ser solamente cuarenta sin más número de seguidores detrás de ellos?
[1] Abdulá: (عبد الله) lit. “Siervo de Dios”.
[2] Véanse las narraciones en la investigación presentada.
[3] Un oponente podría preguntarse si la ausencia del Imam Al-Mahdi (a) es de seis días, seis meses o seis años, o si acaso el Comandante de los Creyentes sabe esto o no. O si el Comandante de los Creyentes está hablando de una persona que sale del onceavo lomo de su progenie, es decir, el Imam Al-Mahdi (a). Esta persona prepara el terreno a su padre, el onceavo de la progenie de Alí (a), por un período de 72 meses o seis años como está en las narraciones. Él se ocultará de los tiranos en esa época, del Sufiani y de los que son como este.
[4] Para saber estás las fuentes de este hadiz, véase Dalail al-Imama de Muhammad Bin Yarir At-Tabari (el shií), pág. 529. En el libro Al-Mahdi Al-Muntadar (a), vol. 1 del peregrino Husein Ash-Shakirí, pág. 180. Las narraciones del jeque Al-Kulaini, del jeque As-Saduq, del jeque At-Tusi y otros con cadena de narradores de Asbag Bin Nabata. Al-Ijtisas de Mufid, pág. 209, notas al pie 4, 5 y 6. El autor del libro Qad Yakun Al-Imam al-Maasum Gaiba del Centro Mustafá (s), pág. 94, de Izbat al-Hudat, 3/510, hadiz 329. En el Bihar, 52/112 hadiz 23 y Gaiba de Numani, pág. 208, hadiz 16 de la cadena de narradores de Muhammad Bin Mansur As-Saiqal. En Al-Muntajab Al-Azar, pág. 214, hadiz 1 y en Kamal Ad-Din, pág. 346, hadiz 32 con su cadena de narradores de Mansur Mujtasaran Najuh. También extraído del Bihar, vol. 52, pág. 111, hadiz 20 de Kamal. Y está narrado en Al-Kafi, vol. 1, pág. 370, hadiz 6. Qad Yakun Al-Imam al-Maasum Gaiba del Centro Mustafá (s), pág. 98.
[5] Al-Kafi del Sheij Kulaini, vol. 1, pág. 532. Al-Gaiba de At-Tusi, pág. 135. El investigador señala la autenticidad de la cadena de narradores. Véase la investigación de Abdulá At-Tahrani y Ahmad Nasih. Al-Munaqib, vol. 1, pág. 256. Bihar al-Anwar, vol. 20, pág. 108 y vol. 36, pág. 381. Muuyam Ahadiz Al-Imam Al-Mahdi, vol. 3, pág. 158.
[6] Kifaya al-Azar, en lo que se refiere a Anas Bin Malik. Y Kitab al-Mihat del Sheij As-Safa, pág. 220.
[7] Kifaya Al-Azar, en el capítulo que se refiere a Hasan (a). Además, lo narran el Sirata al-Mustaqim, vol. 2, pág. 128, Al-Insaf, pág. 121 y el Mihat del Sheij Lutfulá As-Safa, pág. 220.
[8] Kitab as-Saqifa de Sulaim bin Qais, pág. 380.
[9] Bihar al-Anwar, vol. 52, pág. 380.
Extracto del libro El Yamani prometido, el Argumento de Dios de Haidar Az-Ziadi (a)