Queridos hombres y mujeres creyentes: trabajemos juntos para que seamos nosotros la generación que salga del yermo y del desierto en el que nos encontramos. Comencemos corrigiéndonos a nosotros mismos y a nuestra sociedad islámica. Cada uno de acuerdo a su capacidad y facultad. Dijo el Altísimo:
{Y los creyentes y las creyentes, unos son patronos de otros. Ordenan lo reconocido, y desaconsejan lo reprochable, y levantan el azalá, y entregan el azaque, y obedecen a Dios y a su mensajero. Esos son de quienes tendrá misericordia Dios. Ciertamente, Dios es Excelentísimo, Sabio}.[1]
Oh, queridos: apartarse de la religión islámica y del enfoque señorial divino ha puesto cerrojos en los corazones y los ha recubierto de óxido. Sobre las vistas ha colocado unos velos que no se van sino con la sinceridad a Dios y con un fuerte impulso de alejarse de la humillación por desobecer a Dios para ir a la gloria de la obediencia a Dios. Para pasar de la humillación de obedecer a un falso dios sometiéndose a él, a obedecer a Dios entregándose a Él; para que surja la luz en los corazones y se disipen las tinieblas de las vistas. Dijo el Altísimo:
{Así que haz recordar, si es que ha sido beneficioso el recuerdo * Recordará quien tema * y lo rehúye el desgraciado}.[2]
Que Dios nos libre de la desgracia y nos ponga entre los que escuchan la palabra y siguen lo mejor de ella. Quizás Dios nos otorgue el alivio con nuestro señor, Muhammad Bin Al-Hasan (a) y ganemos los dos bienes: el martirio después de la victoria y la muerte de los enemigos de la religión y los hipócritas.
{Ese es el favor de Dios. Lo da a quien Él quiere. Y Dios es el dueño del favor inmenso}.[3]
Ciertamente, en la salida del yermo está el azalá, el azaque, el ayuno, el mandato de lo reconocido, la veda a lo reprochable, la lucha por la causa de Dios, el amor por Dios y el odio por Dios. En la salida del yermo está el compromiso con toda la sharía islámica, la sinceridad con Dios y el trabajo para él, Glorificado sea. En la salida del yermo hay sangre derramada y sudor regado.
Andar por el camino para salir del yermo no es fácil, pero su resultado es bueno; porque al final de este camino está la complacencia de Dios Glorificado y la complacencia de su mensajero (a). Al final de este camino está el establecimiento del estado de verdad y justicia divina sobre la Tierra y el despliegue de las palabras “Dios es el más grande” en cada rincón de la Tierra.
La salida del yermo tiene señales y signos claros que sirven a los que van hacia Dios por su senda recta. No hay quien anuncie estas señales como el experto de este camino, Dios Glorificado, o como los eruditos que son Muhammad y la familia de Muhammad (s). Y en esta búsqueda cito algunos versículos del excelentísimo libro, algunos hadices de Muhammad y su familia (a) y algunos de sus casos. Quizás Dios beneficie con esto a quien llegue a escuchar y sea testigo.
[1] Sagrado Corán – sura At-Tauba (El arrepentimiento), 71.
[2] Sagrado Corán – sura Al-Aala (El Altísimo), 9-11.
[3] Sagrado Corán – sura Al-Yumaa (La congregación), 4.
Extracto del libro El yermo o el camino a Dios de Ahmed Alhasan (a)