• Categoría de la entrada:El yermo o el camino a Dios
  • Tiempo de lectura:56 minutos de lectura

Los falsos dioses que gobiernan los países islámicos intentan hoy propagar entre los musulmanes en general, la idea de la separación entre la religión y la política, y para ello formularon un lema: «la religión para la religión y la política para la política». Y estos ignorantes no han inventado esta idea, sino que la han traído del occidente materialista. Esta idea materialista no se hubiera propagado en occidente entre los cristianos y judíos si no hubiera sido porque el Evangelio y la Torá han sido adulterados, y los monjes y sacerdotes han sido presas en sus épocas del Mundo Temporal y sus cargos.

Es un sofisma que no engaña a ningún musulmán bien familiarizado con la religión islámica, aunque fuera en forma general. Pues la religión islámica se extiende a cada aspecto, pequeño y grande, de la vida de la gente, así como se extiende íntegramente a los actos de adoración, pues no existe proceder económico o social del que la jurisprudencia islámica no se haya ocupado, así como de los asuntos militares, la determinación para luchar, el trato con los no musulmanes, con los cristianos y los judíos. ¿Y qué es la política sino estas cuestiones sociales? Pero los falsos dioses no se conforman con esto; para ellos la política son las artimañas y los engaños que practican para dominar a los pueblos islámicos. La política de ellos está contra los pueblos, y la política que Dios quiere es para servir a los pueblos. Quien quiera salir de la política que Dios circunscribió en el islam entrará a las tinieblas de la ignorancia:

Dijo el Altísimo: {¿Es pues el estatuto de la ignorancia lo que procuran? ¿Y quién es mejor que Dios como estatuto para un pueblo que tiene certeza?}.[1]

Dijo el Altísimo: {Y quien no juzgue con lo que ha hecho descender Dios, pues aquellos son los infieles}.[2]

Dijo el Altísimo: {Y quien no juzgue con lo que ha hecho descender Dios, pues aquellos son los injustos}.[3]

Y dijo el Altísimo: {Y quien no juzgue con lo que ha hecho descender Dios, pues aquellos son los transgresores}.[4]

La política está estrechamente relacionada con el gobierno y el gobernante, y la política del tirano son las artimañas, el engaño, el perjuicio al pueblo, el bloqueo cultural, intelectual y económico, la propagación de la corrupción y la injusticia entre los siervos.

En cuanto a la política del Profeta (s), del infalible o de quien sea su delegado; es propagar la misericordia entre la gente y la adoración a Dios, impulsar a la gente a espabilarse, a pensar, a propagar la justicia y ser equitativo en la sociedad, a proveer el sustento de la gente y a aliviarla económicamente.

El propósito del tirano es él mismo y su permanencia en el poder, y el propósito del Profeta (s) es la gente, hacerla salir de las tinieblas a la luz y extender la justicia entre ellos.

Siendo así, ¡¿acaso es razonable que Dios —Glorificado y Altísimo— deje a los musulmanes después del Mensajero de Dios (s) sin designarles líderes infalibles que custodien la religión y propaguen la justicia entre la gente?!

¿Cómo? ¡Él es el Sabio, el Experto que no ha dejado ni a una pequeña familia sin un líder y ha determinado en el Corán que los hombres son guardianes de las mujeres!

¡¿Acaso es razonable que Dios Glorificado y Altísimo, deje a la nación islámica sin un líder designado para que ésta termine en manos de los enemigos de Dios semejantes a Yazid Bin Muawiya, sea asesinado Husein (a), asediada la iluminada Medina y golpeada la casa de Dios con catapultas?!

Además, cualquier persona que tenga una pequeña nave con un grupo de trabajadores, ¿acaso los dejaría sin designar un líder para la nave? Pues si los deja sin un líder y la nave se hunde, ¿no calificaríamos a esta persona como a un ignorante imprudente? Entonces, ¡¿cómo aceptaríamos que Dios Glorificado y Altísimo, deje a su nave a la deriva en el espacio y llena de siervos sin un líder?!

Una guerra nuclear entre estos siervos hoy es suficiente para hundir esta nave y convertirla en despojos dispersos en el espacio. Así pues, ¿es propio de la sabiduría dejar a la gente de esta nave sin legislación ni ley divina? ¿Sin ningún líder justo e infalible que haga cumplir esta legislación? Que Dios Glorificado Altísimo Sabio Justo Rey y Santísimo no lo permita.

Nosotros, como musulmanes, coincidimos en que la legislación y la ley en esta época es la religión islámica, sello de las religiones. Dios Glorificado y Altísimo, ya ha designado líderes justos, purificados e infalibles que se ocupen de las cuestiones del Mundo Temporal y la religión con igualdad y justicia, pero los falsos dioses usurparon el derecho de ellos y se apoderaron del timón del liderazgo por la fuerza arbitraria. Los hombres desampararon a los líderes purificados y no los apoyaron y, por lo tanto, perdieron su suerte y su Señor se encolerizó.

Los musulmanes ya han coincidido en que el número de aquellos es doce, como está en el reiterado hadiz profético auténtico,[5] y decimos: que el primero de ellos fue Alí (a) y que el sello de ellos es el Mahdi (a). El hadiz de los califas que dice «después de mí hay doce» sólo se cumple con ellos. Cada uno de ellos reclamó el imamato, el liderazgo religioso y mundano de la nación, y determinó quién está después de él. Además, el Profeta (s) también los determinó con sus nombres.

La gente de todas las épocas coincide en que ellos son las personas más íntegras y elevadas de sus épocas. Jamás se ha transmitido que ellos hayan buscado la ciencia en alguno de los hombres, sino que la ciencia de ellos es por inspiración divina de Dios. Ellos son la descendencia de Muhammad (s) y son de la descendencia de Abraham (s). El Corán determinó el imamato de ellos prometiendo el Infierno a quien no crea en ellos. Dijo el Altísimo:

{¿O es que envidian a los hombres por lo que les ha otorgado Dios de su favor? Pues ya hemos otorgado a la familia de Abraham el libro, y la sabiduría, y les hemos otorgado un reino grandioso * Así pues, entre ellos está quien ha creído en él, y entre ellos está quien se aparta de él. Y es suficiente el Infierno como llama abrazadora}.[6]

Los musulmanes ya están de acuerdo en que el imamato del sello de ellos es el Mahdi (a) y que el que no cree en él es como el que no cree en el Mensajero de Dios. Los hadices en los que él está mencionado se cuentan por cientos. Lamentablemente, muchos de los que dicen ser del islam no creerán en él cuando sea su bendita aparición y estarán del lado del Sufiani, el líder de la perdición, que afirmará invitar al islam y defender a los musulmanes. Dijo el Altísimo:

{¿Has, pues, visto a quien ha adoptado como su dios a su deseo y que lo ha extraviado Dios a sabiendas, y ha sellado su oído y su corazón, y ha puesto sobre su vista un velo? Pues, ¿quién lo guía después de Dios? ¿Es pues, que no se acuerdan?}.[7]

Por otra parte, lo reconocerán por los signos y los milagros, pero los malinterpretarán. De esta forma, al hundimiento del ejército del Sufiani, ellos lo pondrán como un suceso natural, como sus predecesores pusieron que la muerte del ejército de Ábraha, el abisinio, fue por causa de una plaga y no por un castigo divino.

Las pruebas del imamato del primero de los imames, que fue Alí (a), son demasiadas para enumerarlas; entre ellas está lo que dijo el Profeta (s): «El que mejor juzga de vosotros es Alí (a)»,[8] «Deséenle la paz como “Comandante de los Creyentes”»,[9] «Tú eres el Califa después de mí»,[10] «Tú eres el Patrono de todo y toda creyente después de mí»,[11] «Tú eres para mí como Aarón fue para Moisés»,[12] y Aarón, durante su vida, fue el Califa de Moisés.

Y él es el mismo profeta en el Corán, en el versículo de la imprecación (mubahala). Dijo el Altísimo:

{Así pues, quien te discuta sobre ello después de lo que ha venido a ti de la ciencia, pues di: «Venid, llamemos a nuestros hijos y a vuestros hijos, y a nuestras mujeres y a vuestras mujeres, y a nuestras almas y a vuestras almas. Luego imprequemos pues, invocando la maldición de Dios para los mentirosos»}.[13]

Los intérpretes coinciden en que el Profeta trajo a Alí, a Fátima, a Hasan y a Husein. Fátima es las mujeres; porque ella es la Señora de las mujeres, primeras y últimas. El Altísimo dijo sobre Abraham que él era una nación, siendo él una sola persona.[14] Hasan y Husein son los hijos, y sobre esto no hay desacuerdo. Y Alí es el mismo Profeta (s).[15]

En cuanto a afirmar que “alma” en el versículo se refiere al alma del Profeta (s) es seguir un deseo y tomar en vano las palabras de Dios, y Dios Glorificado y Altísimo, está muy por encima de la palabra vana; pues no tiene sentido que alguien se llame a sí mismo y estando aún ya presente.

Dijo el Altísimo: {Sólo vuestro patrono es Dios, y su mensajero, y los que han creído, los que establecen el azalá, y entregan el azaque estando inclinados}.[16]

La mayoría de los intérpretes coinciden en que esto descendió por Alí (a) cuando dio caridad estando inclinado.[17] El plural es para incluir a sus once descendientes después de él. Así que él (a) y sus once descendientes (a), hijos del Profeta por parte de Fátima (a) después de él, son más dignos de ocuparse de los asuntos de los creyentes después del Mensajero de Dios (s); ya que la lealtad a ellos se deriva de la lealtad al Mensajero de Dios (s), y la lealtad a él se deriva de la lealtad divina.

Puesto que este versículo está unido a la lealtad a Dios no tiene sentido definirlo sin un estado de soberanía, de administración y gestión de los asuntos religiosos y mundanos. Dijo el Altísimo:

{Oh, vosotros que habéis creído, obedeced a Dios y obedeced al Mensajero, y a aquellos de autoridad entre vosotros}.[18]

“Aquellos de autoridad” aquí son los doce imames infalibles (a) después del Profeta (s). Si fueran otros, se estaría ordenando la obediencia a alguien que desobedece o se equivoca; y es una obediencia absoluta porque va unida a la obediencia a Dios Glorificado sea. Y esto sería incorrecto; porque significaría que Dios nos habría ordenado obedecer a sus enemigos, o como mínimo significaría la orden de desobedecer a Dios y ¡que Dios nos libre de tal cosa!

De este modo queda claro que aquellos a los que se ha ordenado obedecer después del Profeta (s) son Alí y sus descendientes infalibles (a). Su infalibilidad de faltas ya está en el texto del Corán. Dijo el Altísimo:

{Dios sólo quiere llevarse de vosotros la impureza, Gente de la Casa, y purificaros en purificación}.[19]

Y el Profeta (s) señaló que ellos son Alí, Fátima, Hasan y Husein (a), como está mencionado en la interpretación de muchos exégetas.[20]

El Profeta (s), en la Peregrinación de la Despedida en Gadir Jum, al mediodía, dijo: «Oh gentes, ¿no soy yo más digno para vosotros que vosotros mismos?» Dijeron: «¡Por supuesto, Mensajero de Dios!» Dijo: «De quien yo sea su señor, Alí es su señor. Oh Dios, sé amigo de sus amigos y enemigo de sus enemigos, apoya a quien lo apoye y abandona a quien lo abandone, y haz morar la verdad donde él esté».[21]

En este hadiz el Profeta (s) confirma la lealtad a Alí Ibn Abi Talib (a) y el Profeta (s) era para los creyentes más digno que ellos mismos. Este hadiz del Profeta (s) es frecuente, sus fuentes se cuentan por decenas en los libros de los musulmanes. En ellas se menciona al Mensajero (s) pidiendo a los musulmanes que juren lealtad a Alí Bin Abi Talib (a) después de su sermón en la Peregrinación de la Despedida en Gadir Jum. Y Abu Bakr y Omar le juraron lealtad y le desearon la paz como al “Comandante de los Creyentes”.[22] A nosotros y a ellos se nos hará rendir cuentas el día en que ninguna riqueza ni hijo sirvan a nadie excepto a quien haya ido hacia Dios con un corazón sano.

En cuanto a los imames de la descendencia de Alí (a), el Profeta (s) ya los ha señalado, como fue narrado de Yabir Bin Abdulá Al-Ansarí (r): que cuando Dios Altísimo dijo:

{Oh, vosotros que habéis creído, obedeced a Dios y obedeced al Mensajero, y a aquellos de autoridad entre vosotros. Así pues, si habéis disputado sobre algo, pues remitidlo a Dios y al mensajero, si es que creéis en Dios y en el Día Final. Eso es un bien y mejor consecuencia}.[23]

Dijo: «“Dije: oh, Mensajero de Dios (s), conocimos a Dios y entonces lo obedecimos, y te conocimos a ti y entonces te obedecimos. Así pues, ¿quiénes son aquellos de autoridad que Dios nos ha ordenado obedecer? …” Dijo: “Son mis califas, Yabir, y son los más dignos de autoridad después de mí. El primero de ellos es mi hermano Alí (a), después de él Hasan (a), su hijo. Luego Husein (a), luego Alí, el hijo de Husein, con ambos sea la paz. Luego Muhammad, el hijo de Alí, con ambos sea la paz, y tú llegarás a su tiempo, Yabir. Así que, si lo ves, deséale la paz de parte mía. Luego Yafar, el hijo de Muhammad, con ambos sea la paz. Luego Musa, el hijo de Yafar, con ambos sea la paz. Luego Alí, el hijo de Musa Ar-Reda, con ambos sea la paz. Luego Muhammad, el hijo de Alí, con ambos sea la paz. Luego Alí, el hijo de Muhammad, con ambos sea la paz. Luego Hasan, el hijo de Alí, con ambos sea la paz. Luego Muhammad, el hijo de Hasan, con ambos sea la paz, que llenará la Tierra con igualdad y justicia, como se ha llenado de opresión e injusticia”».[24]

Además él dijo (s) de Husein (a): «Éste es mi hijo Husein, un imam hijo de un imam, hermano de un imam y padre de nueve imames, siendo el noveno de ellos el Qaim, el más favorable de ellos».[25]

La sura Al-Qadr (El decreto), el descenso de la orden con los ángeles y el espíritu sobre ellos en la Noche del Destino después de la muerte del Mensajero de Dios (s) son una prueba del imamato de ellos (a). Si no, se hubiera dicho que pasaría con su muerte, lo cual es falso, porque se transmitió que permanecería después de él (s), y fue en los últimos diez días de Ramadán.[26]

Además, las evidencias del imamato de Alí y de sus hijos, los doce infalibles (a) después del Profeta (s), son muchas. Lo que he mencionado es breve y me disculpo con Dios, con su Mensajero, con los Imames (a) y los creyentes por mi negligencia. Así que no queda excusa para quien se desvíe y siga a aquél que usurpó el derecho de ellos sabiendo que el mandato les pertenecía y que él no tenía ningún derecho a esto. El Comandante de los Creyentes (a) dijo: «¡Por Dios! Fulano (o sea, Abu Bakr) ya se había investido con él [el califato], sabiendo que mi posición en él era como la posición del pivote en la muela. La corriente baja de mí y el ave no sube a mí. Así pues, dejé caer el telón sobre él y me replegué renunciando a él. Inmediatamente empecé a pensar entre abalanzarme con una mano lacerada o ser paciente en una oscuridad ciega donde el mayor envejece, el pequeño encanece y el creyente se desgarra hasta encontrarse con su Señor. Como vi que la paciencia en esto era lo más apropiado, fui paciente. En el ojo tuve una molestia y en la garganta angustia al ver mi herencia saqueada, hasta que el primero siguió su camino y lo entregó a otro fulano (es decir, Omar Bin Al-Jattab). Luego se cumplió lo que dijo Al-Ashá:

¡Qué gran diferencia hay entre mi día sobre su fragua… y el día de Hayán, el hermano de Yabir![27]

Así que, ¡oh!, me pregunto cómo es que renunció a esto en su vida (pues Abu Bakr había dicho en el púlpito: “Despedidme, que no soy el mejor de vosotros y Alí está entre vosotros”) garantizando [el califato] a otro después de su muerte tensando la división entre ambos. Esto puso al califato en posesión de una plebe de groseras palabras y áspero trato, donde se multiplicaban tropiezos y excusas, pues su dueño era como el jinete de una camella salvaje. Si tiraba con fuerza de las bridas le perforaba la nariz y si era dócil con ella se precipitaba al vacío. Juro por Dios, que los hombres andaban a tientas, dispersos (es decir, salieron de la senda recta de Dios; porque Omar empezó a permitir y a prohibir cuestiones según su deseo. Prohibió el matrimonio temporal de las mujeres y la peregrinación, quitó el “acudid a la mejor de las acciones” del llamado al azalá y tropezó aleatoriamente en las herencias), inestables y desviados. Así que fui paciente con la larga duración de este período y la severidad de la prueba. Aunque aún, cuando siguió su camino [cuando murió], dejó el califato entre la gente de la cual él afirmaba que yo era uno de ellos. ¡Ay, por Dios, por aquella consulta! ¿Cuándo hubo alguna duda sobre mí con respecto al primero de ellos (refiriéndose a Abu Bakr) que he empezado a ser considerado semejante a estos (despreciando la condición de ellos)? No obstante, me he rebajado cuando ellos se rebajaban y he volado cuando ellos volaban. Uno de ellos se volvió hostil contra mí por odio (Saad Bin Abu Waqas), otro se inclinó por su alianza matrimonial (es decir, Abdurrahmán Bin Auf) con ésta y aquella (señalando la vileza del pueblo), y el tercero de ellos se levantó con el pecho inflado de orgullo entre su estiércol y su forraje (señalando a Uzmán y retratándolo como a una bestia interesada solamente en el heno y el estiércol). Y con él se levantaron los hijos de su padre (es decir, los hijos de Umaya ―que Dios los maldiga― que en el Corán son el árbol maldito) devorando la riqueza de Dios como los camellos que devoran las hierbas de primavera. Hasta que su cuerda se rompió, sus obras se declararon contra él y su gula lo derribó (es decir, que su gula por las riquezas usurpadas de Dios lo mató de lleno). Así que nada me sorprendió, excepto la gente que como una ola de hienas se amontonó alrededor mío desde todos lados hasta atropellar a Hasan y a Husein, y desgarrar mi hombrera. Se reunieron alrededor mío como un rebaño de ovejas. Y cuando me alcé con la orden una facción se separó, otra desobedeció y otros obraron injustamente como si no hubieran escuchado las palabras de Dios cuando dijo:

{Esa es la morada de la Última que hemos puesto para los que no quieren ser altaneros en la Tierra ni corrupción. Y la retribución es para los devotos}.[28]

Por supuesto. Juro por Dios que las habían escuchado y las conocían muy bien, pero a sus ojos el Mundo Temporal era más dulce y su decoración los deslumbró. Juro por aquél que ha hendido el grano e iniciado el soplo vital, que, si no hubiera sido por la presencia de los que vinieron, por el apoyo a las pruebas en presencia de un partidario y porque Dios había aceptado que los eruditos no consientan la gula de un opresor ni el hambre de un oprimido, hubiera arrojado su cuerda [del califato] sobre sus hombros y hubiera dado de beber al último de ellos con la copa del primero. Entonces encontraríais que vuestro Mundo Temporal al cual renuncio es para mí menos que la escupida de una cabra».[29]

Y él (a) dijo: «Oh gentes, escuchad lo que digo y razonadlo de mí, pues la separación está cerca. Soy el imam de la creación y el sucesor de la mejor criatura. El esposo de la señora de las mujeres de la nación y el padre del linaje puro y de los imames de la guía. Soy el hermano del Mensajero de Dios (s), su sucesor, su patrono, su ministro, su compañero, su escogido, su amado y su amigo. Soy el Comandante de los Creyentes, líder de los singulares y sayed de los sucesores. Mi guerra es la guerra de Dios y mi paz es la paz de Dios. La obediencia a mí es la obediencia a Dios y la lealtad a mí es la lealtad a Dios. Y mis shías son patronos de Dios y mis ansar son los ansar de Dios. Juro por Dios, por aquél que me ha creado de la nada, que los preservadores entre los compañeros de Muhammad (s) ya sabían que los traidores, los impíos y los apóstatas habían sido maldecidos por la lengua del profeta iletrado, y que el que inventa infundios ya ha sido condenado».[30]

Cuando el califato llegó al Comandante de los Creyentes, Alí (a) intentó conducir a los musulmanes hacia Dios, sacarlos de las tinieblas a la luz y propagar la justicia después de la expansión de la injusticia a manos de los gobernantes de Uzmán. Pero qué difícil era eso para él cuando los hombres son siervos del Mundo Temporal y la religión apenas es lamida con sus lenguas, salvo por unos pocos cumplidores de la alianza con Dios. Qué difícil era eso para él, cuando Abu Sufián, líder de los infieles e hijo de Hind, la que devoró el hígado de Hamza, el Sayed de los Mártires, brincó a la autoridad. La lucha de él (a) fue la que hubo contra los traidores, los impíos y los apóstatas ―que Dios los maldiga a todos― y no está oculta a nadie. Él (a) aclaró su derecho y orientó a los hombres a la senda recta de Dios para que no tuvieran ninguna excusa por desviarse de los imames. Pero los hombres les fallaron y no los apoyaron. Así pues, Muawiya (maldígalo Dios) asesinó a Hasan (a) y Yazid (maldígalo Dios) asesinó a Husein (a). A Husein (a) no lo apoyaban sino unos setenta y pico. Siendo él el quinto de los compañeros del manto, el señor de los jóvenes del Paraíso, el último de los hijos del Profeta sobre la faz de la Tierra y el tercero de los sucesores del Mensajero de Dios (s). Tienes que saber a qué situación de sometimiento y resignación al falso dios llegaron los musulmanes en la era de Husein (a). Él tuvo que sacrificar a la descendencia del Mensajero de Dios (s) y su santa alma para que los musulmanes se dieran cuenta de que se habían alejado de la religión y habían pasado de la lealtad a Dios a la lealtad al falso dios y al demonio, por sumisión a Yazid y a otros como él ―que Dios los maldiga.

De este modo, los sucesores del Mensajero de Dios (s) después de Husein (a) continuaron el camino en la lucha por la causa de Dios invitando a los hombres a regresar a la religión islámica original que trajo Muhammad (s). No la que quieren los falsos dioses que se han hecho con la autoridad de esta nación. La sangre de Husein (a) tuvo un gran impacto en el regreso de muchos musulmanes a la lealtad a Dios Glorificado sea. Desde ese momento comenzó a formarse una base islámica popular dirigida por la familia de Muhammad (a), que representaba al islam verdadero y original de Muhammad. Ellos (a) continuaron convocando para Dios, mientras que los falsos dioses continuaron convocando para el demonio y encontrando ayudantes entre quienes buscaban cambiar la religión por el Mundo Temporal.

Los sucesores del Profeta (s) sufrieron al extremo los perjuicios y sus seguidores fueron asesinados. Los falsos dioses de esta nación hicieron con ellos lo que había hecho el faraón con los creyentes de los hijos de Israel. Les cortaban las manos y los pies y los crucificaban en troncos de palmera. Pero para la verdad hay gente, y cada vez que lastimaban a los creyentes miles de hombres se volvían seguidores.

Cuando el imamato llegó al sello de los sucesores de la familia de Muhammad (s), Dios Glorificado quiso protegerlo con su ocultación de los ojos de los falsos dioses para que no lo asesinaran como hicieron con sus padres (a). Él continuó dirigiendo a la nación islámica por un período mayor a setenta años a través de personas genuinas creyentes que se comunicaban con él de forma directa y le transmitían lo escrito por los musulmanes, sus respuestas a las preguntas y sus (a) directivas.

Cuando este período llegó a su término Dios quiso ocultarlo con una larga ausencia, hasta que Dios le permita levantarse cuando una generación de esta nación esté preparada para apoyarlo y apoyar la religión de Dios, para que ésta se manifieste sobre toda la religión. De él y de sus padres (a) se han transmitido algunas narraciones útiles que muestran que el liderazgo religioso y terrenal de la nación islámica depende de los que narran sus hadices.

Algunos interpretaron que durante la época de su ausencia los narradores del hadiz serían juristas probos. Esto sería en el caso de que no haya ningún delegado pertinente suyo (a) enviado por él para transmitir sus mandatos a los creyentes.

En el caso de que él (a) envíe a un mensajero de su parte, es obligatorio incluso para los juristas obedecerlo. Es más, deben apoyarlo. Si le fallan o desobedecen sus mandatos estarán fuera de la lealtad a la Gente de la Casa (a). No son ellos los que han de ser obedecidos. Al contrario, uno debe oponerse a ellos y obedecer al mensajero del Imam (a).

En el libro Dajira As-Salihin del sheij Abdulkarim Zanyani (que Dios tenga misericordia), págs. 7, 8 y 9, dice: «En cuanto a la lealtad al jurista que reúne las condiciones de jurisconsulto, hay una rama derivada de la lealtad al Imam (a), derivada a su vez de la lealtad al Profeta (s) y ésta a su vez derivada de la lealtad divina y de la autoridad señorial divina».

Para aclarar esto: es algo evidentemente claro que el poder del Creador Majestuoso reside en la capacidad que tiene sobre sus criaturas, que es el tipo más sublime de poder y la más fuerte autoridad. De esta lealtad a la autoridad divina y de este poder señorial se deriva la lealtad a la autoridad del Profeta (s), y esto es a lo que se refieren las palabras del Altísimo: {El profeta es más digno para los creyentes que ellos mismos}.[31] Luego de esta lealtad profética se deriva la lealtad al Imam (a) como lo indicó el Mensajero de Dios (s) en el hadiz de Gadir, narrado reiteradamente de modo auténtico en libros de los dos grupos. Así que el Mensajero de Dios (s) ya ha allanado el camino para la lealtad al Imam al decir: «¿No soy yo más digno para vosotros que vosotros mismos?» Dijeron: «Por supuesto». Dijo: «De quien yo sea su señor, Alí es su señor»,[32] etc.… para que esta preparación fuera una evidencia definitiva, pues él (s) dijo “más digno” [aulá – اولى] en el sentido que se deriva de la palabra “señor” [maulá – مولى] y mostró que la lealtad al Imam (a) es una rama de la lealtad al Profeta (s) y algo dispuesto para ésta.

Esto se sostiene por lo dicho en hadices exhaustivos: que el Imam (a) es una Autoridad de Dios para los hombres y que tiene autoridad absoluta sobre el rebaño a cargo de Dios Altísimo. La lealtad a esta autoridad es el fundamento de la doctrina y el pilar sobre el cual se construyó.

Entre las ramas de la lealtad al Imam (a) está la lealtad al jurista que reúne las condiciones de jurisconsulto resumidas en la interpretación atribuida al Imam Al-Áskari (a) con esta frase: «Y en cuanto a quien fuera de los juristas, mientras se guarde a sí mismo, preserve su religión, se oponga a sus deseos y obedezca los mandamientos de su señor, pues que el público siga su opinión».[33]

El Imam (a) ya ha aclarado la realidad de oponerse al deseo en el hadiz narrado por Tibrisi en el libro Al-Ihtiyay, bajo la autoridad del octavo imam, Ar-Reda (a), que dijo: «Alí, el hijo de Husein (con ambos sea la paz) dijo: “Si veis a un hombre de buen proceder, guiado, prudente en su lógica y humilde en sus acciones, ¡cuidado! Que no os seduzca. Pues, ¿cuántos son incapaces de tomar el Mundo Temporal e incurrir en acciones prohibidas sólo por la debilidad de su naturaleza, su carácter despreciable y la cobardía de su corazón? Pues él enarbola la religión como un cepo [para el Mundo Temporal], sin dejar de engañar a los hombres con su apariencia, ya que si puede incurrir en lo prohibido lo hace. Si veis que se abstiene de la riqueza ilícita, ¡cuidado! Que no os seduzca. Pues los deseos de las criaturas son diferentes. ¿Cuántos son los que se apartan de la riqueza ilícita, aunque fuera mucha, y se allegan a una mujer abominable para cometer con ella una acción prohibida? Si veis que desiste de ello, que no os seduzca, hasta que observéis el nudo de su intelecto. Pues, ¿cuántos dejan todo eso aún sin un intelecto sólido? Lo que corrompe con su ignorancia es más que lo que corrige con su intelecto y esfuerzo. Si veis que tiene un intelecto sólido, ¡cuidado! Que no os seduzca, hasta que observéis si su intelecto va acorde con su deseo, o si su deseo va acorde con su intelecto. Y cuánto aman las falsas jefaturas y su ascetismo en ellas. Pues entre los hombres hay quien ha perdido el Mundo Temporal y la Última por dejar el Mundo Temporal al Mundo Temporal y ver que el deleite de la falsa jefatura es preferible al deleite de las riquezas y los beneficios lícitos. Él abandona todo eso buscando la falsa jefatura. Incluso, si se le dice “guárdate de Dios” su orgullo lo lleva a pecar. Así que el Infierno será suficiente para él, ¡y qué mal lecho! Tropieza obrando a ciegas. El comienzo de su falsedad lo conduce a la perdición más distante y por su petición su Señor le extiende lo que le permite ser impío. De este modo permite lo que Dios prohibió y prohíbe lo que Dios permitió, sin preocuparse por lo que pueda perder de su Mundo Temporal mientras quede asegurada la jefatura por la cual se esforzó. Así que éstos son contra los que Dios se ha enojado y a quienes ha maldecido. Para ellos hay preparado un castigo envilecedor. Pero el hombre excelente como hombre es el que subordina su deseo al mandamiento de Dios y ejerce su fuerza en complacer a Dios. Ve la humillación junto a la verdad más cerca de la gloria eterna que el orgullo junto a lo falso. Sabe que las pequeñas dificultades que soporta lo conducen a una dicha eterna en una morada que no se extingue ni termina, y que la abundante prosperidad que lo alcanza, si sigue su deseo, lo conducirá a un tormento ininterrumpido e incesante. Así es el hombre excelente como hombre. Aferraos a él y a su tradición, seguid su ejemplo y anhelad a vuestro Señor. Pedid su intercesión, porque su súplica no es rechazada ni su petición malograda…”».[34]

Luego, los elementos de la autoridad del jurista que reúne las condiciones tienen tres funciones:

La primera de ellas es la función de dictaminar sobre lo que el público necesita en lo que hace. Su recurso son cuestiones secundarias. De estas cuestiones deductivas se emite un juicio legítimo.

La segunda es la función judicial y administrativa que ve si los alegatos y otros casos específicos van acorde a derecho.

Y la tercera es la función de autoridad que dispone de los bienes y las personas. Es la jerarquía de la autoridad pública con poder para negociar.

En el libro Tahdib Al-Usul del sayed Abdul Alí As-Sabsawari (que Dios tenga misericordia), en el volumen dos, pág. 128, dice: «Luego, la importancia del jurista que reúne las condiciones no se limita a ser una autoridad en un dictamen o una influencia en el gobierno, sino que también es una autoridad existencial, aunque estuviera en silencio; porque es correcto que Dios Altísimo lo ponga como un argumento al Día de la Resurrección, y es correcto que él se queje a Dios Altísimo por los ignorantes que no se remitan a él en la comprensión de las normas. Ya fue mencionado en el hadiz: “Tres se quejarán a Dios el Día de la Resurrección: un erudito al que no se lo consultaba…”. Además, tiene la autoridad que administra un sistema divino en este mundo de seres humanos y sus políticas, siempre que se ocupe de todos en todo y extienda su mano para juzgar desde todo punto de vista y aspecto.

Por lo tanto, es obligatorio que los musulmanes, durante el tiempo de la Ocultación, apoyen la religión consolidando al delegado del Imam en particular, enviado por él (a), o al jurista justo y asceta que reúna las condiciones en el Mundo Temporal, en el caso de que no hubiera ningún delegado suyo (a) en particular, cuya mano se extienda para juzgar desde todo punto de vista y aspecto.

Asimismo, es obligatorio que los eruditos enfrenten hoy a los falsos dioses; porque es una lucha por defender la esencia del Islam en este tiempo que los falsos dioses intentan borrar completamente el islam, y que en los países islámicos se regrese al tiempo de la ignorancia, tal como hizo Yazid ―maldígalo Dios― en tiempos de Husein (a). Y aún más que eso. Pues ellos ya han llenado los países islámicos con ídolos e imágenes y han impuesto a los musulmanes respetarlos y santificarlos; porque éstos representan sus personalidades satánicas y detestables. Este caso representa la manifestación más clara de asociar algo a Dios. Por lo tanto, el erudito tiene que exponer su ciencia para luchar contra ellos, apoyar a los que luchan, aunque fuera comunicando un dictamen a la sociedad y trabajando en la educación religiosa de la sociedad.

En cuanto a los eruditos ―o digamos los ignorantes, porque el erudito inoperante en realidad es un ignorante como ellos (a)[35] lo mencionaron― que se acurrucan en pasillos oscuros y ni se molestan siquiera en escuchar sobre la situación de la sociedad islámica, ni se alzan con la religión islámica con un movimiento verdadero y activo en la sociedad, ni mueven un dedo, pues no tienen ningún vínculo de pertenencia con este grupo salvo. El Día de la Resurrección se encontrarán en esos mismos pasillos oscuros con sus rostros ennegrecidos. El Mensajero de Dios (s) dijo lo que significa: «El más malvado de los hombres el Día de la Resurrección es un erudito cuya ciencia no fue de provecho».[36]

Por lo anterior resulta evidente que la religión islámica tiene su propia teoría política completa, en lo legislativo y lo ejecutivo. Los musulmanes no deben abandonarla porque es la teoría política más completa conocida por la humanidad y no existe ninguna otra que alcance su nivel, pues su autor y legislador es Dios Glorificado Altísimo Omnisciente y Sabio. El que la debe aplicar es el Profeta (s), o el Imam infalible (a) después de él, o el jurista teólogo, justo y asceta que reúna las condiciones en el Mundo Temporal en caso de ausencia del Imam (a) o de que no haya un delegado particular de su parte (a). Y la alabanza a Dios únicamente.

[1] Sagrado Corán – sura Al-Maida (La mesa servida), 50.

[2] Sagrado Corán – sura Al-Maida (La mesa servida), 44.

[3] Sagrado Corán – sura Al-Maida (La mesa servida), 45.

[4] Sagrado Corán – sura Al-Maida (La mesa servida), 47.

[5] Narró Ahmad en el Musnad con su cadena: dijo el Mensajero de Dios (s): «La religión no se extinguirá mientras haya doce califas de Quraish», vol. 5, pág. 86. Narrado también por Yabir Bin Samra, que dijo: «Escuché al Mensajero de Dios (s) decir en la Peregrinación de la Despedida: “Ciertamente, esta religión no desaparecerá para quien se levante contra ella, ni la dañará ningún opositor ni factor, mientras siga habiendo de mi nación doce califas”». Dijo: «Luego, habló algo que no entendí, entonces le dije a mi padre: “¿qué dijo?” Dijo: “Todos ellos son de Quraish”», vol. 5, pág. 87. Lo narró Muslim en su Sahih con leves diferencias, vol. 6, pág. 3, lo narró Abu Daud en su Sunan ampliando, véase: Sunan Abu Daud, vol. 2, pág. 309. Asimismo, narró que los doce califas posteriores al Profeta no son los mencionados. Cfr.

[6] Sagrado Corán – sura An-Nisá (Las mujeres), 54-55.

[7] Sagrado Corán – sura Al-Yatiya (La arrodillada), 23.

[8] Sharh Nahyul Balaga de Ibn Abi al-Hadid, vol. 1, pág. 18, Ahkam al-Quran de Ibn Arabi, vol. 4, pág. 43, Tafsir al-Qurtubi, vol. 15, pág. 162, Al-Mustasfa de Al-Gazali, pág. 170, Tarij Dimashq, vol. 51, pág. 300.

[9] Al-Iqtisad de At-Tusi, pág. 203, An-Nukat al-Itiqadiya de Al-Mufid, pág. 41, Al-Yakin de Ibn Tawus, pág. 312, Bihar al-Anwar, vol. 37, pág. 111.

[10] Ar-Risail al-Ashr de At-Tusi [Las diez cartas de At-Tusi], pág. 97. Y una narración de Hakim Al-Hasani en Shawahid at-Tanzil, de Anas, que dijo: «En tiempos del Mensajero de Dios un planeta se precipitó, y el Profeta (s) dijo: “Observad este planeta. Aquél sobre cuya casa decline será el califa después de mí”. Entonces observamos y resultó que declinó sobre la casa de Alí Bin Abi Talib. Entonces el grupo de hombres dijo: “Ya se ha equivocado Muhammad por amor a Alí”. Entonces Dios hizo descender: {Por la estrella cuando declina * No se ha extraviado vuestro compañero, y no se ha equivocado * Y no se pronuncia por deseo * No es sino una inspiración que se inspira}». Shawahid at-Tanzil, vol. 2, pág. 276.

[11] Yanabii al-Muwadda, vol. 1, pág. 112, Las diez cartas de At-Tusi, pág. 97. Y ya ha sido narrado con leves diferencias en muchas fuentes. Consultar.

[12] Musnad Ahmad, vol. 1, pág. 179 y vol. 6, pág. 396, Sahih Muslim, vol. 7, pág. 120. Y fue narrado por Bujari con leves diferencias, vol. 4, pág. 208.

[13] Sagrado Corán – sura Aal Imrán (La familia de Imrán), 61.

[14] Se refiere (a) a lo que dijo el Altísimo: {Ciertamente, Abraham era una nación, devoto de Dios, hanif. Y no era de los politeístas}, Sagrado Corán – sura An-Nahl (Las hormigas), 120.

[15] Me limitaré a lo que transmitió Al-Fajr Ar-Razi, que dijo: «Se narró que él (s), cuando presentó las pruebas a los cristianos de Nayrán luego de que ellos insistieran en su ignorancia, dijo (s): “Dios me ha ordenado que, si no aceptáis este argumento, os impreque”. Entonces dijeron: “Oh, padre de Qasim, regresaremos y consideraremos nuestro asunto. Luego vendremos a ti”. Entonces cuando regresaron dijeron a su lugarteniente: “Y ésta era la opinión de ellos. Oh siervo del Mesías, ¿qué ves?” Y aquél dijo: “Por Dios, ya os habéis enterado, nación de cristianos, que Muhammad es un profeta enviado, y que ha venido a vosotros con palabras de verdad sobre el asunto de vuestro compañero. Por Dios, ningún profeta ha imprecado a un pueblo sin que en él se acorte la vida de sus mayores y no crezcan sus pequeños. Y si lo hacéis seréis extirpados. Si os negáis e insistís en vuestra religión y en continuar en lo que estáis, despedíos del hombre y dirigíos a vuestro país”. El Mensajero de Dios (s) salió usando una saya de pelo negro, abrazando a Husein y tomando de la mano a Hasan. Fátima caminaba detrás de él y Alí —que Dios se complazca de él— detrás de ella, diciendo: “Si suplico, decid ‘amén’”. Entonces el obispo de Nayrán dijo: “Oh, nación de cristianos, he visto unos rostros tales que, si pidieran a Dios que una montaña se aparte de su lugar Él lo haría por ellos. Así que no imprequéis ni seáis destruidos para que no quede sobre la faz de la Tierra ningún cristiano hasta el Día de la Resurrección”. Luego dijeron: “Oh, padre de Qasim, opinamos no imprecar contigo y reconocer tu religión”. Entonces (s) dijo: “Si os negáis a la imprecación, sed musulmanes. Tendréis lo que es para los musulmanes y daréis lo que deben dar los musulmanes”. Entonces se negaron. Y él dijo: “Entonces trabaré combate contra vosotros”. Entonces dijeron: “No tenemos energía para una guerra con los árabes. Pero haremos las paces contigo para que no nos invadas ni nos disuadas de nuestra religión. Te haremos llegar cada año dos mil túnicas, mil en Safar y mil en Rayab, y treinta armaduras ordinarias de hierro”. Así que hicieron los paces según esto. Y dijo: “Por aquél en cuya mano está mi alma, que la destrucción pendía sobre la gente de Nayrán. Si hubieran imprecado se habrían convertido en simios y cerdos, el valle se habría prendido fuego sobre ellos, Dios habría aniquilado a Nayrán y a su gente, hasta al ave sobre la copa del árbol, y no pasaría un año que todos los cristianos habrían sido destruidos, …”» Tafsir Ar-Razi, vol. 8, pág. 85.

[16] Sagrado Corán – sura Al-Maida (La mesa servida), 55.

[17] Los grandes eruditos en general han aclarado que esto se reveló por Alí (a). Me limitaré a lo que mencionó Al-Hakim Al-Haskani y Al-Fajr Ar-Razi, que narraron de Abu Darr Al-Gafari, que dijo: «Uno de estos días recé con el Mensajero de Dios (s) el azalá del mediodía y alguien en la mezquita estaba pidiendo y nadie le daba. Entonces levantó su mano al cielo diciendo: “Oh Dios, atestigua que he pedido en la mezquita del Mensajero de Dios y nadie me ha dado nada”. Alí estaba inclinado y lo apuntó con su meñique derecho, en el que llevaba un anillo. Entonces, el que pedía se adelantó hasta tomar el anillo de su meñique. Esto fue a ojos del Profeta. Cuando el Profeta (s) terminó su azalá, levantó la cabeza al cielo y dijo: “Oh Dios, mi hermano Moisés te pidió diciendo: ‘Señor, aclara mi pecho y facilítame mi tarea. Desata el nudo de mi lengua para que comprendan lo que digo, y pon para mí un ministro de mi gente: a Aarón, mi hermano. Consolida con él mi fortaleza y hazlo partícipe de mi tarea’, pues hiciste descender un Corán que dice: {Fortaleceré tu brazo con tu hermano}. Oh Dios, yo soy Muhammad, tu profeta y escogido. Oh Dios, aclara mi pecho y facilítame mi tarea, y pon para mí un ministro de mi gente: a Alí, mi hermano. Consolida con él mi fortaleza”. Abu Darr dijo: “Por Dios, que no había terminado de hablar el Mensajero de Dios (s) que Gabriel bajó sobre él, de parte de Dios, y dijo: “¡Oh Muhammad, enhorabuena por lo que te ha concedido Dios con tu hermano!” Dijo: “¿Y qué es, Gabriel?” Dijo: “Dios ha ordenado a tu nación jurarle lealtad hasta el Día de la Resurrección y ha hecho descender un Corán sobre ti: {Sólo vuestro patrono es Dios, y su mensajero, y los que han creído, los que establecen el azalá, y entregan el azaque estando inclinados}”». Shawahid At-Tanzil, vol. 1, pág. 230, Al-Fajr Ar-Razi en su interpretación, vol. 12, pág. 26.

[18] Sagrado Corán – sura An-Nisá (Las mujeres), 59.

[19] Sagrado Corán – sura Al-Ahzab (Los partidos), 33.

[20] Ahmad mencionó en su Musnad: de Shadad Abi Ammar, que dijo: «Entré a lo de Waila Bin Al-Asqaa, había gente con él y él mencionó a Alí. Cuando se fueron me dijo: “¿Te informo lo que he visto del Mensajero de Dios (s)?” Dije: “Claro que sí”. Dijo: “Fui a lo de Fátima —que Dios Altísimo se complazca de ella— y le pregunté sobre Alí. Ella dijo: ‘Fue a lo del Mensajero de Dios (s)’. Entonces me senté a esperarlo hasta que vino el Mensajero de Dios (s). Con él estaban Alí, Hasan y Husein —que Dios Altísimo se complazca de ellos— llendo de la mano, hasta que él entró. Entonces se acercó a Alí y a Fátima y los hizo sentarse junto a él. Hasan y a Husein se sentaron sobre su regazo. Luego los cubrió con una tela, o dijo ‘manto’, y recitó este versículo: {Dios sólo quiere llevarse de vosotros la impureza, Gente de la Casa, y purificaros en purificación}. Y dijo: ‘Oh Dios, estos son la Gente de mi Casa, la Gente de mi Casa’”». Musnad Ahmad, vol. 4, pág. 107.

Y narró Muslim en su Sahih, diciendo: «Aisha dijo: “Una mañana el Profeta (s) salió usando una saya de pelo negro. Y llegó Hasan, el hijo de Alí y lo hizo entrar en el manto, luego llegó Husein y también lo hizo entrar, luego llegó Fátima y también la hizo entrar, y llegó Alí y lo hizo entrar. Luego dijo: {Dios sólo quiere llevarse de vosotros la impureza, Gente de la Casa, y purificaros en purificación}». Sahih Muslim, vol. 8, pág. 130, ed. en español de la Oficina de Cultura y Difusión Islámica, Argentina [no. 5955, pág. 698].

Y narró Tirmidi: de Amr Bin Abi Salma, criado del Profeta (s), que dijo: «Cuando descendió este versículo sobre el Profeta (s): {Dios sólo quiere llevarse de vosotros la impureza, Gente de la Casa, y purificaros en purificación} en la casa de Um Salma, llamó a Fátima, a Hasan y a Husein, y los cubrió con un manto, y Alí detrás apareció y él lo cubrió con el manto. Luego dijo: “Oh Dios, estos son la gente de mi casa. Llévate de ellos la impureza y purifícalos en purificación”. Um Salma dijo: “¿Y yo estoy con ellos, profeta de Dios?” Dijo: “Tú estás en tu lugar y estás en el bien”». Sunan At-Tirmidi, vol. 5, pág. 30.

Fajr Ar-Razi dijo: «Fue narrado que él (a), cuando salió en una saya negra, vino Hasan —que Dios se complazca de él— y lo hizo entrar bajo ella, luego vino Husein —que Dios se complazca de él— y lo hizo entrar debajo de ella. Luego vino Fátima, luego Alí —que Dios se complazca de ambos—. Luego dijo: {Dios sólo quiere llevarse de vosotros la impureza, Gente de la Casa, y purificaros en purificación} Sagrado Corán – sura Al-Ahzab (Los partidos), 33. Se informa que esta narración coincide entre la gente de la interpretación y el hadiz). Tafsir Ar-Razi, vol. 8, pág. 85.

Az-Zaalabi en su Tafsir transmite: [vol. 8, pág. 38] de Ibn Hayar, que dijo: «Ibn Hayar dijo: {Dios sólo quiere llevarse de vosotros la impureza, Gente de la Casa, y purificaros en purificación} … La mayoría de los intérpretes coinciden en que esto descendió por Alí, Fátima, Hasan y Husein». As-Sawaaiq Al-Muhraqa, 143° ed. Egipto y 220° ed. de Beirut, capítulo 11, de los versículos mencionados, el primer versículo. Y véanse otras fuentes.

[21] Abdurrahmán Ahmad Al-Bakri dijo en su libro Sobre la vida del califa Omar Bin Al-Jattab: Muhammad Bin Ahmad Al-Bairuni Al-Jawarzmi, fallecido en el año 440 de la héjira, en los acontecimientos del sagrado mes de Dul Hiyya, dijo: «El décimo octavo día se llama Gadir Jum. Es el nombre de un alto donde el Profeta (s) descendió cuando partía de la Peregrinación de la Despedida. Reunió a las albardas y a los viajeros y subió por encima de ellos tomando del brazo a Alí Bin Abi Talib (a) y diciendo: “Oh gentes, ¿no soy yo más digno para vosotros que vosotros mismos?” Dijeron: “¡Por supuesto, Mensajero de Dios!” Dijo: “De quien yo sea su señor, Alí es su señor. Oh Dios, sé amigo de sus amigos y enemigo de sus enemigos, apoya a quien lo apoye y abandona a quien lo abandone, y haz morar la verdad donde él esté”. Y se dice que alzó la cabeza al cielo y dijo: “Oh Dios, ¿acaso he hecho saber las tres?”». Sobre la vida de Omar Bin Al-Jattab, pág. 321.

[22] Tarij Dimashq (La historia de Damasco), vol. 42, pág. 220. Al-Bidaya wal Nihaya (El principio y el final), vol. 7, pág. 386, y muchas otras fuentes que mencionan el acontecimiento de Gadir Jum.

[23] Sagrado Corán – sura An-Nisá (Las mujeres), 59.

[24] An-Nafi Yaum al-Hashr fi Sharh al-Bab Al-Hadi Ashar, pág. 115. Y fue narrado con el mismo sentido con leves diferencias en Kamal Ad-Din, pág. 285, Kifaya Al-Azar, pág. 45, Al-Ihtiyay, vol. 1, pág. 87 y otros.

[25] An-Nafi Yaum al-Hashr fi Sharh al-Bab Al-Hadi Ashar, pág. 115. Y fue narrado con el mismo sentido con leves diferencias en Ar-Risail al-Ashr At-Tusi (Las diez cartas de At-Tusi), pág. 89. An-Nukat al-Itiqadiya, pág. 43, Bihar al-Anwar, vol. 36, pág. 372 y otros.

[26] Al-Kulaini narró de Abu Yafar (a), que dijo: «Oh nación de shías, discutid con esta sura. Ciertamente descendió para daros el éxito. Por Dios, que es una prueba de Dios, Bendito y Altísimo, para la creación después del Mensajero de Dios (s). Es la señora de vuestra religión y la cima de nuestra ciencia. Oh nación de shías, discutan con {Ha Mim * Y por el libro claro * Ciertamente, lo hemos hecho descender en una noche bendita. Ciertamente, hemos sido advertidores}, pues se refiere en particular a aquellos de autoridad después del Mensajero de Dios (s). Oh nación de shías, Dios, Bendito y Altísimo, dice: {Y no ha habido nación por la cual no haya pasado un advertidor}». Se le dijo: «oh Abu Yafar, su advertidor era Muhammad (s)». Dijo: «Cierto. ¿Y acaso fue en vida un advertidor enviado a todos los países de la Tierra?» Dijo: «No». Abu Yafar (a) dijo: «¿Acaso sus enviados no eran advertidores como el Mensajero de Dios que está en una misión de Dios (a) como advertidor?» Dijo: «Por supuesto». Dijo: «Del mismo modo, Muhammad no ha muerto sin tener un misionero como advertidor. Pues, si niegas esto, sería como si el Mensajero de Dios (s) habría descuidado a los hombres de su nación que aún están por nacer». Dijo: «¿Y no les basta con el Corán?» Dijo: «Sí, si encuentran un intérprete». Dijo: «¿Y no lo ha interpretado el Mensajero de Dios (s)?». Dijo: «Por supuesto. Ya lo ha interpretado a un solo hombre, y ha explicado la importancia de este hombre, que fue Alí Bin Abi Talib (a)». El que preguntaba dijo: «Oh, Abu Yafar, ¿se trata de un asunto especial que el público no soporta?». Dijo: «Dios se ha negado a ser adorado excepto en secreto hasta que llegue el momento de su causa cuando se manifieste su religión, como lo hacía en secreto el Mensajero de Dios cuando estaba con Jadiya hasta que se ordenó anunciarlo». El que preguntaba dijo: «¿Conviene al que profesa esta religión esconderse?» Dijo: «¿No se escondía Alí Bin Abi Talib (a) el día que se islamizó con el Mensajero de Dios (s) hasta que su asunto se manifestó?» Dijo: «Por supuesto.» Dijo: «Del mismo modo se nos ha ordenado hasta que madure la escritura por su causa». Al-Kafi, vol. 1, pág. 249.

Fue narrado también: un hombre dijo a Abu Yafar (a): «Oh, hijo del Mensajero de Dios, no te enojes conmigo». Dijo: «¿Por qué?». Dijo: «Por lo que te quiero preguntar». Dijo: «Di». Dijo: «¿Y no te enojas?». Dijo: «Y no me enojo». Dijo: «He pensado lo que dijiste sobre la Noche del Decreto, y que en ella descienden los ángeles y el espíritu hacia los sucesores. ¿Van a ellos con una orden que el Mensajero de Dios (s) no les había enseñado? ¿O van a ellos con una orden que el Mensajero de Dios (s) ya les había enseñado? Y he sabido que el Mensajero de Dios (s) murió y que no había nada de su ciencia de lo que Alí (a) no estuviera enterado». Abu Yafar (a) dijo: «¿Qué tengo yo y qué tienes tú, hombre, que vienes a mí?» Dijo: «Me ha traído a ti la búsqueda de la religión». Dijo: «Entonces entiende lo que te digo. Cuando el Mensajero de Dios (s) hizo el viaje nocturno no bajó hasta que Dios Glorioso le hubo enseñado la ciencia de lo que ha sido y de lo que será. Mucho de esta ciencia es en general, su interpretación llegará la Noche del Decreto, y del mismo modo es para Alí Bin Abi Talib (a). Él aprendió lo general de la ciencia y su interpretación llegará la Noche del Decreto, como fue con el Mensajero de Dios (s)». El hombre preguntó: «¿Y no era que ya había una interpretación sobre las cuestiones generales?». Dijo: «Por supuesto. Pero la orden de Dios Altísimo llegará la Noche del Decreto al Profeta y a los sucesores: “haz así y así” con respecto a lo que ellos ya saben, a ellos se les ordenó cómo proceder». Dije: «Explícame esto». Dijo: «El Mensajero de Dios (s) no ha muerto sino preservando las cuestiones generales y su interpretación». Dije: «Entonces, ¿cuál es la ciencia que le llega a él la Noche del Decreto?». Dijo: «La orden y los detalles de lo que él ya sabía». El hombre dijo: «Entonces, ¿qué ciencia adquieren la Noche del Decreto además de lo que ya saben?». Dijo: «Esto es algo que se les ordenó ocultar y sólo Dios (a) sabe la interpretación de lo que has preguntado». El hombre preguntó: «Entonces, ¿acaso los sucesores saben lo que no saben los profetas?». Dijo: «No. ¿Cómo sabría un sucesor algo distinto a lo que ha heredado?» El hombre preguntó: «Entonces, ¿podemos decir que uno de los sucesores sabe lo que el otro no sabe?». Dijo: «No. Ningún profeta ha muerto sin dejar la ciencia en el corazón de su sucesor. Los ángeles y el espíritu descienden en la Noche del Decreto con el estatuto con el cual se juzga entre los siervos». El hombre preguntó: «Y no conocían ya ese estatuto?». Dijo: «Por supuesto. Ya lo conocían, pero no pueden ejecutar nada de esto hasta que se les ordene la Noche del Decreto sobre qué hacer el próximo año». El hombre preguntó: «Oh Abu Yafar, ¿puedo negar esto?». Abu Yafar (a) dijo: «Quien lo niegue no es de nosotros». El hombre preguntó: «Oh, Abu Yafar, estaba pensando… ¿Al Profeta (s) le llegó algo la Noche del Decreto que él ya no supiera?». Dijo: «No es lícito para ti preguntar sobre esto. En cuanto a la ciencia que fue y que será, ningún profeta ni sucesor muere sin que el sucesor posterior a él la conozca. En cuanto a esta ciencia de la que preguntas, Dios (a) se ha negado a que los sucesores la informen a otros que no sean ellos mismos». El hombre preguntó: «Oh, hijo del Mensajero de Dios, ¿cómo sé que la Noche del Decreto está cada año?». Dijo: «Si llega el mes de Ramadán lee la sura Ad-Duján (El humo) cada noche cien veces, y si llega la noche veintitrés verás la ratificación de lo que has preguntado». Al-Kafi, vol. 1, pág. 251. Y véanse las demás narraciones en Al-Kafi en el capítulo “La importancia de la Noche del Decreto”, vol. 1, pág. 242.

[27] Hayán Ibn as-Samin al-Hanafi de Yamama era el jefe de la tribu Banu Hanifa y el jefe del fuerte y del ejército. Yabir es el nombre de su hermano menor, mientras que al-Ashá, cuyo nombre real era Maimún Ibn Qais Ibn Yandal, disfrutaba de la posición de ser su amigo íntimo y llevaba una vida feliz decente gracias a su generosidad. En este verso compara su vida actual con la anterior que son los días en que deambulaba en busca de sustento y aquellos en los que llevaba una vida feliz en compañía de Hayán. (Nota del traductor).

[28] Sagrado Corán – sura Al-Qisas (El relato), 83.

[29] Nahyul Balaga con comentarios de Muhammad Abdu, vol. 1, pág. 30 “Sermón Ash-Shaqshaqiya”.

[30] Amali As-Suduq, pág. 702, Ilal Ash-Sharai, vol. 1, pág. 43, Man La Yahdaruhu al-Faqih, vol. 4, pág. 419, Bihar al-Anwar, vol. 39, pág. 336.

[31] Sagrado Corán – sura Al-Ahzab (Los partidos), 6.

[32] Al-Gadir, vol. 1, pág. 8.

[33] Tafsir Al-Imam Al-Hasan Al-Áskari (a), pág. 300.

[34] Al-Ihtiyay, vol. 2, pág. 52.

[35] El Comandante de los Creyentes (a) en uno de sus sermones dijo: «Y otro que se hace llamar erudito y no lo es. Pues cita necedades de ignorantes y equivocaciones de extraviados. Tiende a los hombres una trampa de redes de engaño y palabras de falsedad. Interpreta el libro según sus propias opiniones. Tuerce la verdad según su propio deseo. Da tranquilidad por las cosas graves y minimiza los grandes crímenes. Dice: “Me detengo en las cosas dudosas” mientras cae en ellas y “me alejo de las innovaciones” mientras yace entre ellas. Su figura es la figura de un ser humano y su corazón es el corazón de un animal. No conoce la puerta de la guía para seguirla ni la puerta de la ceguera para evitarla. Así que es un muerto entre los vivos. Y vosotros, ¿hacia dónde iréis?» Nahyul Balaga, con comentarios de Muhammad Abdu, vol. 1, pág. 153.

[36] Fue narrado del Mensajero de Dios (s): «El tormento más severo para los hombres el Día de la Resurrección será para quien haya asesinado a un profeta o haya asesinado a uno de sus padres, o para un erudito cuya ciencia no haya sido de provecho». Raudá al-Waidin, pág. 10, Al-Ilm wal Hikma fil-Kitab was Sunna, pág. 457, Mausua al-Aqaid al-Islamiya, vol. 2, pág. 499.

Dijo (s) también: «Los eruditos de esta nación son dos hombres. Un hombre al que Dios le ha dado ciencia y con ella ha buscado el rostro de Dios y la morada de la Última. La ha regalado a los hombres y no la ha utilizado por codicia ni la ha vendido por un bajo precio. Por eso quienes están en los mares, bestias de tierra y mar, y aves en medio del cielo piden el perdón para él. Y él se presenta ante Dios como un noble sayed. Y otro hombre al que Dios le ha dado ciencia y ha sido avaro con ella para con los siervos de Dios. La ha adquirido por codicia y la ha vendido por un bajo precio. Así que el Día de la Resurrección será embridado con una brida de fuego y uno de los ángeles clamará sobre la cabeza de los testigos: “Este es fulano hijo de fulano. Dios le ha dado ciencia en la morada del mundo y él ha sido avaro con ella para con sus siervos”, hasta que termine su cuenta». Raudá al-Waidin, pág. 10.


Extracto del libro El yermo o el camino a Dios de Ahmed Alhasan (a)