Entre las cosas que indican la no aleatoriedad completa de la mutación genética y en algunos casos su legislación, están los genes inactivos o los genes que actualmente no cumplen ninguna función y que representan la inmensa mayoría de los genes alcanzando en algunos casos hasta el 97 por ciento o más. Los genetistas hasta hoy no conocen cuál es su función exacta, y algunos biólogos y genetistas los consideran una mera herencia evolutiva.
Debe notarse que, si la cuestión no estuviera legislada y estos genes fueran una mera herencia evolutiva sin estar sujetos a ninguna ley, entonces estos genes deberían continuar ejerciendo su función afectando al cuerpo, aún más, si continuaran en su función deformarían al cuerpo en gran medida y tal vez, causarían la desaparición de especies y su extinción en muchos casos. Así pues, la inactividad de estos genes también indica una legislación del mapa genético y su no aleatoriedad. Lo que ocurre aquí es similar a lo que ocurre cuando se implementa cualquier proyecto de ingeniería, pues una vez que se han implementado algunas partes de unos planos de ingeniería no se vuelven a implementar otra vez en el mismo proyecto de ingeniería. Imagine la deformación y las fallas que habría si se aplicaran las bases en un proyecto de ingeniería repitiéndolas dos o tres veces, o si una parte de un dispositivo de ingeniería se aplicara dos o tres veces. Por lo tanto, la existencia de este orden tan preciso en el mapa genético que autodestruye las partes que ya se han implementado, indica sin duda la fuerza consciente, sabia y legisladora que legisló la composición y la función de este mapa colocándolo de esta forma legislada y completamente precisa, tal como una implementación sistemática de un plano de ingeniería indica externamente a su diseñador y ejecutor.
Quizás un ejemplo de esto sea que el cabello del ser humano no volvió a crecer otra vez después de partir de África hacia las regiones frías durante la última glaciación, aun cuando necesitaba de esta característica para resistir las heladas. Si los genes hubieran ofrecido la característica de un cabello en abundancia suficiente como para que haya evolución, encontraríamos otro ser humano cubierto de pelo como un gorila, apareciendo en Rusia, Europa y Norteamérica. Pues, así como la característica de la pérdida del cabello en el cuerpo y la sudoración que dio lugar al enfriamiento del cuerpo han dado una ventaja al ser humano sobre los demás depredadores en la sabana africana, así mismo la característica del pelo y las pieles que cubrían el cuerpo del ser humano darían una característica muy superior, o por lo menos, le daría una capacidad para competir en mejores condiciones en las regiones glaciares y frías en especial, en tiempos de la última glaciación.
Extracto del libro La ilusión del ateísmo de Ahmed Alhasan (a)