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El desacuerdo entre los shiíes

De Malik Bin Damra que dijo: El Comandante de los Creyentes (a) dijo a sus shiíes: «… En cuanto a vosotros, no veréis lo que amáis ni lo que esperáis, nación shií, hasta que algunos de vosotros escupáis al rostro de los otros, hasta que algunos de vosotros llaméis mentirosos a los otros, hasta que en este asunto solo queden de vosotros tantos como el kohl en el ojo o la sal en la comida, que es la menor cantidad. Os pondré un ejemplo de esto. Un hombre tiene un trigo que ya ha tamizado, cernido, limpiado y puesto en casa bajo llave. Que sea lo que Dios quiera. Luego abre la puerta y he aquí que las carcomas habían caído en él. Entonces lo saca, lo limpia, lo tamiza, lo pone en casa y cierra la puerta. Que sea lo que Dios quiera. Luego abre la puerta y he aquí que las carcomas ya han caído en él. Lo saca, lo limpia, lo tamiza, lo pone en casa y cierra la puerta. Luego de un tiempo lo saca y encuentra que han caído carcomas en él, entonces hace como antes. Así hasta que queda un fardo inusitado al que las carcomas no lo perjudican en nada. Y así las tribulaciones os harán puros hasta que de vosotros solo quede un grupo al que las tribulaciones no lo perjudiquen en nada», Al-Gaiba de Numani, pág. 26.

De Husein, el hijo de Alí (a): «Este asunto que esperáis no será hasta que algunos de vosotros se declaren inocentes de los otros, hasta que algunos de vosotros maldigan a los otros, hasta que algunos de vosotros escupan al rostro de los otros y hasta que algunos de vosotros sean testigos de la incredulidad de los otros». Dije: «¿Qué hay de bien en esto?». Dijo: «Todo el bien está en esto: nuestro Resurgente se levanta para erradicar todo eso», Bihar al-Anwar, vol. 52, pág. 210.

Aquí vemos que la cuestión de la salida del Imam Al-Mahdi (a) depende de la cuestión del desacuerdo de los shiíes, porque la Gente de la Casa (a) es la verdad absoluta. Y si hay desacuerdo entre quienes representan a la familia de Muhammad, ¿dónde se hallará la verdad? Quien se enfoque en las palabras de la Gente de la Casa (a) encontrará en ellas una clara indicación y confirmación de que el desacuerdo entre los eruditos del Fin de los Tiempos es el alivio de shiíes. Para usted hay algunas narraciones variadas de los imames (a):

De Husein Bin Alí, de Abdulá Bin Yabala, de algunos de sus varones, de Abu Abdulá (a) que dijo: «Ese asunto no será hasta que algunos de vosotros escupan al rostro de los otros, hasta que algunos de vosotros maldigan a los otros y hasta que algunos de vosotros llaméis mentirosos a los otros», Al-Gaiba de Numani, pág. 206.

De Abán Ibn Taglib, de Abu Abdulá (a) que dijo: «¿Cómo estaríais si hubiera sectarismo entre las dos mezquitas, si el saber mordiera como muerde la serpiente en su madriguera, si entre los shiíes hubiera desacuerdo, si algunos de ellos llamaran mentirosos a los otros, si algunos de ellos escupieran al rostro de los otros?». Entonces dije: «¿Qué tiene eso de bien?». Dijo: «Todo el bien tiene». Lo dijo tres veces, presagiando la cercanía del alivio», Al-Gaiba de Numani, pág. 160.

De Abu Abdulá, As Sadiq (a): «… El Resurgente no se levantará a menos que haya gran temor, terremotos, tribulación, pruebas que golpeen a los hombres y la peste antes de todo esto. Y golpee la espada entre los árabes, y haya un fuerte desacuerdo entre los hombres, y se dividan por su religión, y cambien tanto su situación que deseosos anhelen la muerte día y noche por la gravedad que ven en la avidez de los hombres, y algunos de ellos devoren a los otros. Su salida será cuando haya desesperación y desánimo. Así que, bienaventurado quien llegue a su tiempo y sea de sus ansar. ¡Y ay de quien se le oponga o se oponga a su mandato, y sea de sus enemigos!». Luego dijo: «Se levantará con un nuevo mandato, con una nueva tradición y con una nueva sentencia dura para los árabes. Su ocupación solo será matar y no pedirá arrepentimiento a ninguno ni prestará atención por Dios a ninguna censura o reproche», Al-Gaiba de Numani, pág. 235.

De As-Sadiq (a): «Tan pronto como de vuelque la órbita se dirá que ha muerto, o que se ha perdido en algún desfiladero». Entonces dije: «¿Y qué es el vuelco de la órbita?». Y él dijo: «El desacuerdo entre los shiíes», Bihar al-Anwar, vol. 52, pág. 288 y Gaiba de Numani, pág. 157.

De Umaira, hija de Nufeil, de Husein, hijo de Alí (a) que dijo: «El asunto que estáis esperando no será hasta que algunos de vosotros se declaren inocentes de los otros, y algunos de vosotros escupan al rostro de los otros, y algunos de vosotros sean testigos de la incredulidad de los otros, y algunos de vosotros maldigan a los otros». Entonces le dije: «¿Qué habrá de bien en ese tiempo?». Y Husein (a) dijo: «Todo el bien será en ese tiempo. Se levanta nuestro Resurgente y erradica todo eso», Al-Gaiba de Numani, pág. 206.

De Malik, hijo de Damra que dijo: El Comandante de los Creyentes (a) dijo: «Oh, Malik, hijo de Damra, ¿cómo estarías si los shiíes entran en desacuerdo así?» —y cruzó sus dedos metiendo unos sobre otros. Entonces dije: «Oh, Comandante de los Creyentes, ¿qué tiene eso de bien?». Dijo: «Todo el bien está en eso, oh, Malik. En ese momento se levanta nuestro Resurgente pues setenta varones se adelantan mintiendo sobre Dios y sobre su Mensajero (s), así que él los matará y luego Dios los reunirá en torno a un solo mandato», Al-Gaiba de Numani, pág. 206.

Por las palabras anteriores de la Gente de la Casa, vemos que la Gente de la Casa (a) ha confirmado de manera vehemente, que la salida del Resurgente de la familia de Muhammad (a) está unida a la cuestión del desacuerdo entre los shiíes. El desacuerdo de ellos empieza por las autoridades religiosas, pues la frase era “y se dividan por su religión” y además dijo (a), “y algunos de vosotros sean testigos de la incredulidad de los otros”. Esto solo puede ser por orden de las autoridades religiosas de la imitación.

Ellos son autores de dictámenes que acusan de incredulidad, de inmoralidad y de otras cosas así. En cuanto al resto de la gente, ¿a quién le importa si dictaminan contra otros incredulidad o no? Ellos no son los únicos en ser seguidos, pues aquí se sigue al hombre de religión.

Después de mencionar el desacuerdo, él dijo “todo el bien está en eso, oh, Malik”, y el motivo: “En ese momento se levanta nuestro Resurgente” y aniquila al jefe de la sedición. El motivo del desacuerdo: “pues setenta varones se adelantan mintiendo sobre Dios y sobre su Mensajero (s)”. Estos son los grandes hombres de religión que han puesto a la nación en diferentes caminos. Pues la gente no se divide si el dueño de una tienda de verduras, un doctor o un comerciante de tejidos, etc., miente sobre Dios o el Mensajero, porque ellos no son seguidos por la gente. Por eso dijo “así que él los matará” y erradicará la enfermedad que causa el desacuerdo de los shiíes. Él (a) dijo: “Dios los reunirá en torno a un solo mandato” que es el mandato del Imam y el de seguir la única bandera de guía, para que no haya pluralismo ni diferencias. Dijo el Altísimo: {Y es que esta es mi senda recta. Así pues, seguidla, y no sigáis varios caminos, pues os separaríais de su camino. Esto es lo que se os encarga. Quizás os guardéis}, Sagrado Corán – sura «Al-Anaam» (Los ganados), 153. Hasta que todo el mundo se subordine a esta bandera única, unificadora y verdadera.

La religión para Dios es el islam

Se sabe que la religión islámica es la religión que abroga todas las demás religiones. Es el origen de todas las religiones anteriores según lo mencionado por ellos (a), pues en un largo hadiz, Mufaddal, el hijo de Omar, hace una pregunta al Imam As-Sadiq (a) sobre el Resurgente (a) del Fin de los Tiempos:

Y él dijo (a): «¡Por Dios, oh, Mufaddal! Dios suprimirá el desacuerdo entre credos y religiones hasta que toda la religión sea una sola, como dijo el Excelso en su Recuerdo: {Ciertamente, la religión para Dios es el islam}, Sagrado Corán – sura «Al Imrán» (La familia de Imrán), 19. Y dijo el Altísimo: {Y quien procure algo distinto al islam como religión no se le aceptará y en la Última será de los perdedores}, Sagrado Corán – sura «Al Imrán» (La familia de Imrán), 85.

Al-Mufaddal dijo: Dije: “Oh, mi Sayed y Guardián, ¿y la religión de los antepasados de Abraham, de Noé, de Moisés, de Jesús y de Muhammad (a)? ¿Era islam?”.

Dijo: «Sí, oh, Mufaddal, era islam. No otra».

Dije: “Oh, mi Guardián, ¿encuentras esto en el libro de Dios Altísimo?”.

Dijo: «Sí, desde el principio hasta el final. Esto está en la aleya: {Ciertamente, la religión para Dios es el islam}. Y dijo el Altísimo: {Es el credo de vuestro padre Abraham. Él os ha llamado musulmanes}, Sagrado Corán – sura «Al-Hayy» (La peregrinación), 78. Sobre esto, el Altísimo dijo en la historia de Abraham (a) e Ismael: {Haznos musulmanes para ti y de nuestra progenie, una nación musulmana para ti}, Sagrado Corán – sura «Al-Báqara» (La vaca), 128. Y el Altísimo dijo en la historia del faraón: {hasta que lo alcanzó el trago. Dijo: «He creído en que no hay divinidad sino aquella en la que han creído los hijos de Israel y soy de los musulmanes»}, Sagrado Corán – sura «Yunus» (Jonás), 90.

En la historia de Salomón y Bilquis, cuando Él dijo: {Antes de que ellos vengan a mí como musulmanes}, Sagrado Corán – sura «An-Naml» (La hormiga), 38. Y ella dijo: {Y me islamizo con Salomón a Dios, Señor de los mundos}, Sagrado Corán – sura «An-Naml» (La hormiga), 44.

Y lo que dijo Jesús (a): {¿Quiénes serán mis ansar hacia Dios?». Dijeron los discípulos: {«Nosotros somos ansar de Dios. Hemos creído en Dios. Y sé testigo de que somos musulmanes»}, Sagrado Corán – sura «Al Imrán» (La familia de Imrán), 52. Y el Poderos y Excelso dijo: {Y a Él se islamizan quienes están en los Cielos y la Tierra, con obediencia y con aversión}, Sagrado Corán – sura «Al Imrán» (La familia de Imrán), 83.

Y dijo el Altísimo en la historia de Lot: {Y no encontramos en ella sino una casa de musulmanes}, Sagrado Corán – sura «Ad-Dariyat» (Los vientos huracanados), 36. Y Lot (a) es anterior a Abraham (a). Además, Él dijo: {Decid: «Hemos creído en Dios, y en lo que ha hecho descender sobre nosotros, y en lo que ha hecho descender sobre Abraham, e Ismael, e Isaac, y Jacob, y las tribus, y en lo que ha sido entregado a Moisés, y a Jesús, y en lo que ha sido entregado a los profetas procedente de su Señor. No discriminamos entre ninguno de ellos, y somos para él, musulmanes»}, Sagrado Corán – sura «Al-Báqara» (La vaca), 136.

Fin del hadiz. Bihar al-Anwar, vol. 53, pág. 4.

Aunque está claro que la única religión para Dios es el islam, vemos hoy que los musulmanes están divididos. ¿Acaso, pues, están todos en lo cierto? Claro que no, no hay discusión sobre esto…

Las narraciones ya han confirmado la división de la nación en setenta y tres grupos. Sesenta de ellos están en el fuego, sin discusión. Estos son los que rechazaron la lealtad al Comandante de los Creyentes (a). Y hay trece banderas que confiesan afecto por el Comandante de los Creyentes (a) —es decir, de los shiíes. Doce de ellas están en el fuego y es solo una la que está en el Paraíso.

Esta es una prueba como no hay otra, pues los que se salvaron de la prueba de ser enemigos del Comandante de los Creyentes (a) han de ser examinados después con los imames (a) y los mahdis (a), o sea, con los albaceas estipulados por Dios Altísimo.

Del Comandante de los Creyentes (las bendiciones de Dios sean con él) dijo al jefe de los judíos: «¿En cuántos grupos os habéis dividido?». Dijo: «En este y aquel». Entonces Alí (a) dijo: «Has mentido, hermano de los judíos». Luego, dirigiéndose a la gente, dijo: «Por Dios, si se me hubiera concedido el poder, juzgaría entre la gente de la Torá con su Torá, entre la gente del Evangelio con su Evangelio, entre la gente de los Salmos con sus Salmos y entre la gente del Corán con su Corán. Oh, hombres, los judíos se han dividido en setenta y un grupos. ¡Setenta de estos están en el fuego y uno es salvo en el Paraíso, el que haya seguido a Josué, el hijo de Nun, albacea de Moisés (a)! Y los cristianos se han dividido en setenta y dos grupos. Setenta y uno están en el fuego, y uno en el Paraíso, el que haya seguido a Simón, albacea de Jesús (a). Y esta nación se dividirá en setenta y tres grupos. Setenta y dos grupos están en el fuego, y un grupo en el Paraíso, el que haya seguido al albacea de Muhammad (s)». Y golpeándose con su mano el pecho, dijo: «Trece de estos setenta y tres grupos me profesarán afecto y amor. Uno de ellos está en el Paraíso, el grupo más distinguido, y doce están en el fuego», Al-Amali del jeque At-Tusi, pág. 524.

En esta narración vemos que el grupo salvo es la que solo sigue al albacea. En cuanto a la nación de Muhammad (s), hay trece banderas que siguen a los albaceas después del Mensajero de Dios (a). Esta división se dará de forma gradual. Cada vez que venga un albacea, un grupo de esta nación se precipitará afirmando que está en el camino del albacea que tenga ante él, hasta que este asunto llegue al doceavo de los albaceas. Entonces, cuando ocurra esto, será seguido por un grupo y once grupos que habrán salido del camino de los albaceas estarán en el fuego. Cuando se manifieste el decimotercer albacea (que es el Yamani y Primer Mahdi) se separará un grupo que no creerá en él y formará parte de los doce grupos que están en el fuego y que confiesen afecto por el Comandante de los Creyentes. Todas ellos estarán en el fuego y quedará el grupo salvo que haya seguido al decimotercer albacea. Estos grupos que confiesan afecto por el Comandante de los Creyentes deben venir después del Comandante de los Creyentes (a). Y después del Comandante de los Creyentes (a) hay once imames. Así pues, si hay un grupo que se separa con cada uno de ellos, el número de grupos en el fuego será de once. Mientras que los grupos del fuego que confiesan afecto por el Comandante de los Creyentes, como está en el hadiz, son doce. Así que debe haber un decimotercer albacea (el Yamani, el Primer Mahdi) para que se separe de él el decimosegundo grupo del fuego que confiesa afecto por el Comandante de los Creyentes. Por lo tanto, el número de grupos del fuego que salen de la nación de Muhammad (s) es de setenta y dos. El grupo del Paraíso es uno y es el que sigue el curso de la nación. Es decir, que el grupo del Paraíso acompaña la marcha de la nación y el grupo que se separa con cada albacea es de la gente del fuego. Pues es de Alí (a) que se separan sesenta grupos, luego de Hasan otro grupo, luego de Husein otro grupo y así sucesivamente con los demás imames (a). Por lo tanto, el número de grupos del fuego que se separan de ellos (a) es de setenta y uno, quedando uno de los grupos del fuego que se separará del albacea del Imam Al-Mahdi (a). Así pues, si el hadiz de los grupos demuestra que hay un albacea del Imam Al-Mahdi e incluso demuestra que su aparición es antes de que se levante el Imam Al-Mahdi (a), entonces queda demostrado que después del Mensajero de Dios (s) deben aparecer 12 albaceas que son los imames (a) y luego el albacea del Imam Al-Mahdi. Así que el número de albaceas con los que será examinada esta nación es de 13. A esto se refieren muchas narraciones que determinan que los doce imames son de la descendencia de Alí y Fátima (a), o sea que si les agregamos al Imam Alí (a) se convierten en trece.

El Mensajero de Dios (s) dijo: «… Dios observó a la gente de la Tierra y eligió de ella a dos varones. Uno de ellos soy yo y Él me envió como mensajero. El otro es Alí, el hijo de Abu Táleb y se me inspiró que lo tome como hermano, amigo, ministro, albacea y sucesor… Y Dios observó por segunda vez y eligió después de nosotros a doce albaceas de la Gente de mi Casa. Los hizo lo mejor de mi nación. Será uno tras otro, como las estrellas del cielo, que cada vez que se oculta una aparece la otra…», Bihar al-Anwar, vol. 22, pág. 148.

En cuanto a Moisés (a), él tuvo doce albaceas: Aarón y los descendientes de este (a). Sin embargo, uno de estos albaceas que era Aarón (a) murió antes de Moisés (a). Así quedaron en su nación, después de Moisés (a), once albaceas y por esto la nación de Moisés se dividió en setenta y un grupos.

En cuanto a la nación de Jesús (a), los albaceas de Jesús (a) fueron doce: Simón Pedro y sus hijos (a). Todos después del ascenso de Jesús (a). Por eso la nación de Jesús (a) se dividió en setenta y dos grupos.

Fue narrado que el Profeta (s) dijo: «Esta nación se dividirá en setenta y tres grupos. Todas ellos están condenados, excepto uno y este solo se dividirá en doce grupos. Todos estos están condenados, excepto uno», Sirat al-Mustaqim, vol. 2, pág. 101.

También fue narrado que Alí (a) dijo: «El Mensajero de Dios (s) dijo: “Mi nación se dividirá en setenta y tres grupos. Un grupo de ellos será salvo y los demás, condenados. Los salvos serán los que se aferren a vuestra lealtad, aprendan de vuestro saber y no obren por propia opinión para que no haya causa contra ellos», Wasail ash-Shia, vol. 6, pág. 49, Bab Adm Yawaz al-Qadá Wa al-Hukim Bi ar-Rai.

Por la narración del grupo salvo está claro de que solo se salva el grupo que haya seguido al albacea y se sabe que cada argumento de Dios sobre la Tierra tiene un albacea. El albacea del Imam Al-Mahdi (a) es el primero de los mahdis, porque el Imam Al-Mahdi (a) es el último de los doce imames y padre de los doce mahdis.

Está claro para todos que los setenta y tres grupos serán antes del Estado de Justicia Divina, y después ya no habrá varias religiones ni varias grupos, como está en la narración que pasamos del Imam As-Sadiq (a): «Por Dios, oh, Mufaddal, que Dios erradicará el desacuerdo entre credos y religiones hasta que toda la religión sea una». Él es el que reúne la palabra por la piedad como fue mencionado en la súplica del elogio fúnebre, y dijo el Altísimo: {Él es el que ha enviado a su mensajero con la guía y la religión de la verdad para que sea manifestada sobre la religión toda. Y ha sido suficiente con Dios como testigo}, Sagrado Corán – sura «Al-Fath» (La victoria), 28. Y dijo el Altísimo: {Él es quien ha enviado a su mensajero con la guía y la religión de la verdad para que se manifestara sobre la religión toda, aunque esto deteste a los politeístas}, Sagrado Corán – sura «At-Tauba» (El arrepentimiento), 33 y sura «As-Saff» (Las filas), 9. Él es el que se adelanta a los setenta que mienten sobre Dios y su Mensajero y los mata. Él reúne a los hombres en torno a un solo asunto, como está en las narraciones antes mencionadas, sabiendo que estos setenta contemporáneos del tiempo de la sagrada aparición son la causa de que la nación se haya dividido en doce grupos. Así que el grupo salvo es la de los que sigan al albacea del Imam Al-Mahdi (a) que es el primero de los creyentes en él antes de su sagrada aparición, tal como el albacea del Mensajero de Dios (s) fue el primero en creer en él.

Y talvez alguien diga “¿no debería su albacea venir después de él?”, o “¿después de él ya no habrá divisiones, sino que todos serán uno solo?”.

Yo digo sí, ya no habrá divisiones después de él, pero su albacea viene antes de él como está en el testamento del Mensajero de Dios (s), donde él confirma que el primero de los creyentes en el Imam Al-Mahdi (a) es de su descendencia, que es albacea suyo y que es el primero de los doce mahdis. Sus nombres son “el Mahdi”, siendo él el primero de los mahdis, “Abdulá” y “Ahmed”. Hay numerosas narraciones que mencionan su lugar de residencia y sus características. Y Dios es tan misericordioso que oculta todas sus características para que la nación sea examinada con él. Él ya aclaró lo que necesita la nación a través de los imames (a), para quienes los sigan y para quienes confiesen amor por ellos (a), sabiendo que la nación está amenazada por la separación en doce grupos. Solo uno se beneficiará de las palabras de la Gente de la Casa y seguirá al albacea, el que se salve de la perdición y siga el camino de guía que el Mensajero de Dios (s) aclaró con sus palabras: «Os lego las dos cosas de peso: el libro de Dios y mi familia». Es decir que los que no sean de este grupo no se aferrarán al libro y a la familia, o sea, no adoptarán las palabras de la Gente de la Casa (a). Esto es lo que hay actualmente, pues muchos hombres de religión rechazan las palabras de la Gente de la Casa (a) que no van de acuerdo con sus deseos, con pretextos tales como que son de una cadena de narradores débil, o que han sido rechazadas por “nuestros eruditos anteriores” o por los posteriores, o porque no se ajustan a la razón como dicen, etc.… No sé cómo el albacea aceptaría a quien no se entrega a las palabras del testador. En cuanto a los que se oponen a la Gente de la Casa (a), ya se han extraviado del camino desde el principio. Y asimismo ha hecho el segundo que no se ha entregado a las palabras del testador (s). A pesar de eso, este segundo ha sido seguido por la mayoría de la nación, y el albacea (a) fue seguido por cuatro, siendo Salmán, Al-Miqdad, Abu Darr, Ammar y otros de menor rango (que Dios se complazca de ellos), así él perdió las elecciones que inventaron.

Estos son los mencionados por el Profeta (a), es decir, por la orden de Dios. Doce imames y después de ellos doce mahdis.

De As-Sadiq (a) que dijo: «De nosotros, después del Resurgente, hay doce mahdis de la descendencia de Husein (a)», Bihar al-Anwar, vol. 53, pág. 148, Al-Burhan, vol. 3, pág. 310, Al-Gaiba de At-Tusi, pág. 385.

Todos los demás que no sean ellos han sido designados por los hombres y los han elegido en elecciones, como es sabido por todos, en el cobertizo de los hijos de Saida… pero no es nuestro tema ahora. Solo queremos ver qué pasó con este grupo que se salva entre los setenta y tres grupos. ¿Acaso todavía sigue la doctrina de la Gente de la Casa para seguir siendo salvo? ¿O se ha dividido en varios grupos hasta completar los doce grupos como lo mencionaron ellos (a)?

Seguirán siendo de este grupo los más extraordinarios de todos.

Hay una narración de Abu Abdulá (a) en la que dijo: «Por Dios, que habéis de ser probados y por Dios, que habéis de ser escudriñados a diestra y siniestra hasta que de vosotros no quede sino todo aquel al que Dios le haya aceptado su pacto, y haya prescrito la fe su en su corazón, y lo haya apoyado con un espíritu procedente de Él». En otra narración de ellos (a): «Hasta que de vosotros solo quede en este asunto los más extraordinarios de todos», Al-Gaiba de Numani, pág. 27.

De Abdulaziz: Estábamos con nuestro señor Ar-Reda (a) en Maru y nos reunimos con nuestros compañeros en la mezquita el día de la congregación por nuestra llegada. Entonces sacaron el tema del imamato y muchos mencionaron el desacuerdo que hay sobre esto. Entonces salí para lo de mi sayed Ar-Reda (a) y le hice saber que la gente se había metido en eso. Él (a) sonrió y dijo: «Oh, Abdulaziz, es la ignorancia de la gente. Se engañan con sus opiniones. Dios, bendito sea su nombre, no ha tomado la vida de su mensajero (s) hasta completarle la religión. Así pues, hizo descender sobre él el Corán, en el cual hay detalle de cada cosa, en él se aclara lo lícito y lo ilícito, los límites, los estatutos y todo lo que necesita la gente de manera completa. El Poderoso y Excelso dijo {No hemos omitido nada en el libro} y ha hecho descender sobre él, en la Peregrinación de la Despedida, al final de su vida: {Hoy he completado para vosotros vuestra religión y he completado para vosotros mi bendición, y me ha complacido para vosotros el islam como religión}. El asunto del imamato es para completar la religión. Él (s) no partió hasta haber explicado a su nación los rasgos de la religión, hasta haberles aclarado el camino de ellos, hasta haberles encargado decir la verdad y hasta haber establecido a Alí (a) como sabio e Imam. Y no dejó nada sin explicar de lo que la nación necesita. Así que quien diga que Dios no ha completado su religión ha rechazado el libro de Dios y no cree en Él. ¿Acaso conocen el valor del imamato y su lugar dentro de la nación como para que tengan por lícito elegir? El imamato es un decreto divino demasiado glorioso, un asunto demasiado importante, un lugar demasiado alto, una parte demasiado exclusiva y una profundidad demasiado grande como para que los hombres lo alcancen con su intelecto, o lo obtengan con sus opiniones, o que establezcan a un imam por su elección», Al-Gaiba de Numani, pág. 217.

A pesar de todo esto, los que ocupan cargos religiosos hoy no se abstienen de asumir posiciones para las que Dios Altísimo, ni su mensajero, ni los imames (a) los han designado, es decir, los infalibles (a). Al contrario, ponen como excusa los caprichos impulsivos de sus egos y el amor por este mundo (nosotros vemos la conveniencia de esto), pues destrozaron la doctrina de la Gente de la Casa (a). Algunos que ocupan liderazgos religiosos la han destrozado y la han dividido en múltiples grupos. Esta es la realidad que vivimos hoy. Nótese que sus diferentes desacuerdos son puramente mundanos, porque su Señor es uno, su profeta es un uno, su imam es uno, y sus ayunos y azalás son uno. Sin embargo, disienten sobre este mundo y el liderazgo mundano, por ambición de dinero, cargos y seguidores. Han olvidado el encargo de los imames (a) de abstenerse de buscar la autoridad mundanal y la convocatoria al yo. Así pues, todos ellos dicen “yo represento al Imam Argumento (a) y por él deben seguirme”, sin ninguna concesión ni indicación del Imam Al-Mahdi (a). Pero esto es lo que les ha informado el demonio y se autodesignan sustitutos del ausente hasta que vuelva, porque se creen los más idóneos para esta nación. Solo lo suponen y no tienen ninguna prueba de esto. No les preocupa la prohibición de Dios Altísimo de conjeturar y censurar.

Dijo el Altísimo: {Y si obedecieras a la mayoría de quienes están en la Tierra te extraviarías del camino de Dios. No siguen sino suposiciones, y no hacen sino conjeturar}, Sagrado Corán – sura «Al-Anaam» (Los ganados), 116.

Dijo el Altísimo: {Di: «¿Acaso tenéis algún saber? Pues, mostrádnoslo. No seguís sino suposiciones y no hacéis sino conjeturar»}, Sagrado Corán – sura «Al-Anaam» (Los ganados), 148.

Dijo el Altísimo: {Y no siguen la mayoría de ellos sino suposiciones que no sirven frente a la verdad de nada. Dios es Omnisciente de lo que hacen}, Sagrado Corán – sura «Yunus» (Jonás), 36.

Dijo el Altísimo: {¿No son de Dios quienes están en los cielos y quienes están en la Tierra? ¿Y qué siguen los que invocan, en lugar de a Dios, a asociados? No siguen sino suposiciones y no hacen sino conjeturar}, Sagrado Corán – sura «Yunus» (Jonás), 66.

Y dijo el Altísimo: {Y no tienen de ello ningún saber. No siguen sino suposiciones y las suposiciones no sirven frente a la verdad de nada}, Sagrado Corán – sura «An-Naym» (La estrella), 28.

Ellos no se metieron en esta estrecha desviación y en esta acción reprobada por Dios Altísimo y por la Gente de la Casa (a), ni se esforzaron por encontrar en el Corán y en la tradición purificada justificaciones intelectuales que no les correspondían —en particular la cuestión de autodesignarse representantes suyos (a) por suposiciones reprobadas— sino por buscar una posición de autoridad reprobable, como ellos (a) lo mencionaron. Y salen de un agujero para caer en otro.

Abu Abdulá (a) dijo: «Cuidado con la posición de autoridad, pues nadie la busca sin caer en la ruina». Entonces dije: «Ya estamos arruinados, pues no hay ninguno de nosotros al que no le guste que se le recuerde, que se le siga, o que se tome de él». Y él dijo: «No es por donde vas, pues significaría designar a un hombre que no es argumento para creerle todo lo que dice y convocar a los hombres a su palabra», Wasail ash-Shia, vol. 27, pág. 127.

Además, el desacuerdo de los shiíes, que es una de las señales principales más importantes de la sagrada aparición, se ha vuelto más conocido que una bandera prendida fuego. Y siendo la doctrina de la Gente de la Casa la única verdad sobre esta Tierra, si lo falso se infiltra en lo que queda de verdad solo quedará lo falso. Esto a nivel de liderazgos mundanales. En cuando al nivel de los individuos, la sociedad no está desprovista de personas fieles, que son raras en su sociedad, pero que son una minoría luchadora despreciada por la gente por lo mucho que se ha salido de la doctrina de la Gente de la Casa (a). Y esto no sería así si no hubieran rechazado al Argumento de Dios sin darse cuenta como lo relataron ellos.

De Abu Yafar (a) que dijo: «Ciertamente, seréis probados, shiíes de la familia de Muhammad, como verificación del kohl en el ojo. Y es que el dueño del ojo se da cuenta cuando el kohl entra al ojo pero no sabe cuándo cae fuera de él. Asimismo, el varón amanecerá dentro de la sharía de nuestra orden y al anochecer habrá salido de ella, y anochecerá dentro de la sharía de nuestra orden y amanecerá fuera de ella», Al-Gaiba de Numani, pág. 207.

De Abu Abdulá (a) que dijo: «Por Dios, que os quebraréis como se quiebra el vidrio, y el vidrio puede volver a ser como era. Por Dios, que seréis quebrados como se quiebra la cerámica, y la cerámica que se quiebra no puede volver a ser como era. Por Dios, que seréis tamizados y por Dios, que seréis probados hasta que de vosotros no queden sino unos pocos, un pequeño puñado», Al-Gaiba de Numani, pág. 207.

De Abu Basir, de Abu Abdulá (a) que dijo: «Junto al Resurgente (a) marcharán algunos árabes». Entonces se le dijo: «Entre ellos hay muchos que describen este asunto». Dijo: «Los hombres empezarán a ser probados, tamizados, cernidos y muchos saldrán del tamiz», Al-Gaiba de Numani, pág. 204.

Y nosotros estamos en el tiempo de la aparición. ¿Acaso no debería cada uno de nosotros mirarse para saber cuál es su sitio en este tamiz? Pues nuestros veraces imames (a) ya nos han informado que de este tamiz saldrán muchos, no pocos, ¡y sin darse cuenta! Así que reflexionad sobre esto.

Siendo que la religión para Dios es el islam y que cualquier otra es perdición, el juicio de ellos se opone al juicio de Dios porque no han sido designados por Dios, el Dueño del Reino, así que es juicio de falso dios. En el islam, la verdad solo está en la doctrina que sigue el designado por Dios, que es la doctrina del imamato duodecimano. Todas las demás se componen de religiones anteriores. El juicio de ellos es de falso dios, pues la designación de ellos no procede de Dios, Dueño del Reino. Los dueños de liderazgos religiosos y los juristas de la doctrina del imamato duodecimano no actúan ni prescriben según el juicio de Dios, y esto los lleva a la injusticia, a la opresión y a la desviación como ocurrió antes con las religiones y doctrinas. El mérito entre un árabe y un no árabe solo está en la piedad.

Además, la sociedad carece de un liderazgo religioso verdadero y leal a Dios que haga indispensable a esta sociedad alcanzar a Dios.

La causa fueron sus desacuerdos y su avidez por este mundo. No quedan sino individuos dispersos, o sea, incapaces de corregir esta sociedad sin un liderazgo. Aquí se confirman las palabras de ellos (a): “Si la Tierra se llena…” no se corregirá hasta que Dios envíe el liderazgo que conduzca a esta sociedad para salvarla de la bajeza en la que vive. Y esto solo se dará con la erradicación de los lugares de la enfermedad que ha arruinado esta religión de la verdad y la ha llevado a lo que la ha llevado, como fue narrado por ellos (a):

De Malik, hijo de Damra que dijo: El Comandante de los Creyentes (a) dijo: «Oh, Malik, hijo de Damra, ¿cómo estarías si los shiíes entran en desacuerdo así?» —y cruzó sus dedos metiendo unos sobre otros. Entonces dije: «Oh, Comandante de los Creyentes, ¿qué tiene eso de bien?». Dijo: «Todo el bien está en eso, oh, Malik. En ese momento se levanta nuestro Resurgente pues setenta varones se adelantan mintiendo sobre Dios y sobre su Mensajero (s), así que él los matará y luego Dios los reunirá en torno a un solo mandato», Al-Gaiba de Numani, pág. 206.

Es decir, que empezará por el punto final de la verdad para reunir a los hombres después de erradicar la enfermedad que causó la separación de los seguidores de la religión de la verdad en múltiples grupos. La erradicación de la enfermedad será matando a los setenta varones que mientan sobre Dios y su Mensajero. Estas mentiras afectan a la sociedad y la dividen en varios grupos (los que ocupan cargos religiosos, los referentes religiosos). Después de que el Resurgente (a) acabe con esos setenta mentirosos, es decir, que termine con la causa que divide a los hombres que originalmente concuerdan en la creencia y tienden a la doctrina de la Gente de la Casa (a), Dios los reunirá en torno a un solo mandato como está en el hadiz.

Puesto que el grupo salvo sobre la Tierra es el de los que hayan seguido la doctrina de la Gente de la Casa (a) (los shiíes) y como la corrupción ha alcanzado a sus eruditos que aparentan estar en el núcleo de esta religión de la verdad, ya no queda ninguno bueno y la Tierra ya se ha llenado de corrupción. Son como la sal, pues todo lo que se pudre se puede arreglar con sal, pero si la sal se ha echado a perder, ¿qué se puede arreglar?

Mientras haya depuración y prueba en esta nación como en las naciones anteriores, el grupo salvo siempre será el grupo que siga al Argumento o Albacea, y siendo que nosotros esperamos al Imam Al-Mahdi (a), nuestra prueba y examen será con el albacea. Nuestra situación es como la de las otras naciones. Así que no tenemos otro modo de salvarnos que no sea reconociendo al albacea, que es el dueño de la única bandera de la verdad entre todas las banderas. Y después de la verdad no hay sino perdición. Él es el compañero del único grupo salvo como lo determinan las narraciones de la Gente de la Casa (a).

Nótese que el albacea es designado por Dios, es decir, que los infalibles (a) han estipulado que se le jure lealtad a él.

Si esta posición fuera reclamada por otro en lugar de su dueño no pasaría mucho tiempo para que se note su falsedad. Dijo el Altísimo: {¿Es, pues, que no reflexionan en el Corán? Si procediera de otro en lugar de Dios encontraríais en él contradicciones en abundancia}, Sagrado Corán – sura «An-Nisá» (Las mujeres), 82. Y dijo el Altísimo:

{Y si atribuyera contra nosotros algunos dichos * lo tomaríamos con la derecha * luego, le cortaríamos la aorta}, Sagrado Corán – «Al-Haqqa» (Lo inevitable), 44-46.

Al buscar a este albacea debemos saber que el grupo salvo que haya seguido al albacea anterior se dividirá en doce banderas, y que la que se salve del fuego y de la ira del Omnipotente debe haber distinguido a la única bandera de la verdad porque todas las otras llevan al fuego. Así que aferrarse a las dos cosas de peso y tomarlas como camino de guía es el único modo de unirnos a la bandera de la verdad.

De Mufaddal, hijo de Omar, de Abu Abdulá (a): «… Entonces él me dijo: “Oh, Abu Abdulá, ¡cuidado con la alusión! Por Dios, que él ha de ausentarse un tiempo… Se alzarán doce banderas similares y no se sabrá cuál es cuál”». Mufaddal dijo: «Entonces lloré y él me dijo: “¿Por qué lloras?”. Dije: “Sea yo tu rescate. ¿Cómo no habría de llorar cuando dices que se alzarán doce banderas similares y que no se sabrá cuál es cuál?”. Dijo: “Pues, mira la claraboya de la casa por la que entra el Sol a la reunión”. Y dijo: “¿Es luminoso este Sol?”. Dije: “Sí”. Y él dijo: “Por Dios, que nuestro asunto es más luminoso que él”», Al-Gaiba de Numani, pág. 152.

Aquí, cuando (a) dice “doce banderas similares” se refiere a los shiíes duodecimanos, pues si fueran otros en lugar de los duodecimanos no habría en ellos ninguna semejanza. O sea, que fácilmente, los shiíes duodecimanos pueden emitir un juicio inválido, y como esta semejanza se refiere a la creencia, la cuestión de la que él (a) habla es una cuestión de creencia.

Desde este punto debemos saber que, entre este número de banderas similares que conducen al fuego, la verdad es una. La duplicación de la verdad y su multiplicidad es algo totalmente lejano de la realidad. La verdad es solo una y está en la bandera de la familia de Muhammad (a). Así que debemos estudiar al portador del estandarte de la familia de Muhammad en el tiempo de la aparición a través de las palabras de ellos (a).

Además, el buscador de la verdad no puede negar que la Gente de la Casa, que describió la verdad única como presente entre múltiples banderas, enunció también que la más guiada de las banderas es la bandera del Yamani.

Así pues, del Imam Al-Baqir (a): «… Entre las banderas no hay bandera más guiada que la bandera del Yamani. Es bandera de guía, porque convoca para tu compañero. Así que si sale el Yamani queda prohibido vender armas a los hombres y a todo musulmán. Si sale el Yamani levántate con él, pues su bandera es bandera de guía y no es lícito para el musulmán volverse contra él, pues quien lo haga es gente del fuego, porque él invita a la verdad y al camino recto», Al-Gaiba, de Muhammad Bin Ibrahim An-Numani, pág. 264.

Pero, ¿quién es el Yamani entre doce banderas? Este tema requiere indagar sobre esta personalidad a través de las narraciones. Luego de reunir completamente las características y las señales, y después de aclarar el tema mediante las narraciones podemos conocer a los dueños de las banderas presentes en el escenario por las palabras de la Gente de la Casa (a) que aluden al portador de su estandarte. Quien reúna estas características será el dueño de la bandera y si no, pues no. Y debe haber completa concordancia siendo que la verdad es solo una y que los demás grupos están en el fuego.


Extracto del libro El Yamani prometido, el Argumento de Dios de Haidar Az-Ziadi (a)