La evidencia que valida la teoría de la evolución es muy abundante y los argumentos íntegros en contra de afirmar una creación en una sola instancia, son muchos. Como el ya mencionado argumento del nervio laríngeo recurrente, además de los argumentos de la anatomía comparada y los argumentos de la geología histórica que han demostrado, de manera definitiva, que los animales y los vegetales han encontrado de alguna forma, mejorar en sucesivos períodos de tiempo. Pues encontramos bacterias, después de un largo tiempo encontramos células eucariotas, luego encontramos organismos multicelulares, y así ha evolucionado la vida, poco a poco. Si la creación hubiera sido en una instancia, si el propósito de Dios es el ser humano, el medio ambiente y los seres vivos que lo rodean, y si el ser humano no ha existido sino en un período muy reciente en proporción a la geología histórica de la Tierra, entonces ¿por qué Él habría de crear unas primeras instancias colocándolas en orden, de modo que cada última instancia creada sea similar, más desarrollada y evolucionada que la instancia anterior? ¿Acaso, por ejemplo, es que Dios las creó con este orden cronológico y evolutivo porque quería engañar al ser humano para que creyera en una evolución al ver que la creación está ordenada de manera gradual y progresiva en las capas geológicas? Claro que no. Pues Dios quiere que el ser humano conozca la realidad como es, quiere que el ser humano crea en Dios y en la creación como Dios la hizo existir.
La única respuesta convincente, lógica y aceptable, a lo que vemos en la geología histórica es que la vida comenzó siendo simple y que luego, gradualmente, evolucionó y se desarrolló.
Si los que hablan de la creación en una sola instancia, tienen una respuesta lógica, convincente y de valor científico, sostenida por investigaciones genéticas, anatomía comparada y secuencias de seres vivos existentes, y… y… y… y… y… y.… etc., que la presenten. En cuanto a que rechacen la teoría de la evolución solo porque no les gusta, porque algunos ateos la explotan para negar la existencia de Dios -Glorificado sea-, o por ser incapaces de responderles, recurriendo a la intransigencia, al rechazo a la teoría de la evolución, a pesar de las evidencias establecidas en favor de su validez, a pesar de los argumentos científicos íntegros en contra de hablar de una creación en una instancia y a pesar de que hasta los textos religiosos dan evidencias de la evolución, pues es una postura arbitraria, obstinada y deleznable.
¡¿Qué les falta a los que discuten rechazando con ignorancia u obstinación la teoría de la evolución?! Les falta: saber que cualquier persona puede refutar una teoría para eliminarla de la consideración científica o para que simplemente sea modificada, si encuentra una constatación que contradiga a las predicciones de esa teoría. La teoría de la evolución desafía de pie a los que la rechazan, a que presenten una constatación solamente, una nada más, que contradiga las predicciones a la teoría de la evolución. En realidad, falta esta constatación. Miles de investigaciones y experimentos en la biología, la anatomía comparada y la genética, no han dado ningún fruto, desde que apareció la teoría de la evolución hasta hoy, al buscar una constatación en la biología terrestre que contradiga las predicciones de la teoría de la evolución. Esto significa que la teoría de la evolución es cierta, indiscutiblemente, pues más de un siglo de miles de experimentos, investigaciones y observaciones, que apoyan sin excepción y en su totalidad, a una determinada teoría, son suficientes para demostrar la validez de esa teoría.
Extracto del libro La ilusión del ateísmo de Ahmed Alhasan (a)