Luego de que nos ha quedado claro que en el tiempo de la sagrada aparición se alzan varias banderas, todas falsas y con un asunto similar, excepto una, que es la de la guía, la bandera recta de la verdad, sabemos que esta bandera infalible no será sino la bandera del Imam Argumento (a), la bandera del Imam (a) representada por la bandera precursora principal. Y esta es la del Yamani, el Protector que está a cargo del juramento de lealtad al Imam Al-Mahdi (a). Para que se nos aclare una parte del panorama que nos permita conocer la personalidad del Yamani al que las narraciones de la Gente de la Casa (a) determinan jurarle lealtad, antes que nada debemos conocer las narraciones que enuncian el juramento de lealtad, puesto que ni el Mensajero de Dios (s) ni la Gente de la Casa (a) pedirían juramento de lealtad a dos personas al mismo tiempo. Las narraciones que piden juramento de lealtad indican a una determinada persona. Esto por un lado. Y por otro lado, el pedido que ellos hicieron de juramento de lealtad debe estar en un texto procedente de Dios, pues el Mensajero de Dios (s) no enunció esto espontáneamente. La Gente de la Casa (a) es la heredera de ese saber suyo, y pidió jurar lealtad a esta persona en el tiempo de la aparición de una determinada persona. Desde aquí, queda claro que todas las narraciones que piden jurar lealtad indican a la misma persona, a su persona o a uno de sus seguidores. A través de esto se nos aclara una parte del panorama buscado.
La segunda cuestión, es que algunas características que señalan al Resurgente o Mahdi no se refieren al Imam Al-Mahdi (a), porque no se aplican a él o se contradicen con las características conocidas del Imam Al-Mahdi (a).
A) Los albaceas a los que se debe lealtad enunciados por el Mensajero de Dios (s) y la Gente de la Casa (a)
{Y no hay para el creyente ni la creyente, cuando ha decidido Dios y Su mensajero un asunto, ninguna elección en el asunto de ellos. Y quien desobedece a Dios y a Su mensajero, pues ya se ha extraviado en un extravío evidente}, Sagrado Corán – sura «Al-Ahzab» (Los partidos), 36.
El asunto del juramento de lealtad no es de elección… y el infalible no pide que se jure lealtad al no infalible
De Abu Abdulá (a), de su padre, del Comandante de los Creyentes (a), que dijo: «El Mensajero de Dios (s) dijo la noche en la que moría, a Alí (a): “Oh, padre de Hasan, trae papel y tinta”. Entonces el Mensajero de Dios (s) dictó su testamento hasta terminar en este lugar. Y dijo: “Oh, Alí, después de mí habrá doce imames y después de ellos, doce mahdis. Tú, Alí, eres el primero de los doce imames”. Y citó el hadiz hasta que dijo: “Y que Hasan (a) lo entregue a su hijo Muhammad, el reservista de la familia de Muhammad (s). Estos son los doce imames. Luego, después de él, hay doce mahdis. Así pues, si se le presenta la muerte, que lo entregue a su hijo, el primero de los creyentes. Tiene tres nombres. Un nombre como el mío y el de mi padre que es Abdulá, Ahmed y el tercero, el Mahdi. Él es el primero de los creyentes”»,[1] Bihar al-Anwar, vol. 53, pág. 148, vol. 36, pág. 260, Al-Gaiba de At-Tusi, pág. 150, Gaya al-Maram, vol. 2, pág. 241, Mujtasar Basair ad-Darayat, pág. 39, Makatib ar-Rasul, Lil Miyanyi, vol. 2, pág. 96.
De Ismael, hijo de Ayash, de Al-Aamash, de Abu Wail, de Hudaifa, que dijo: «Escuché al Mensajero (s) que mencionaba al Mahdi. Dijo: “Se le jurará lealtad entre la esquina y la estación. Sus nombres son Ahmed, Abdulá y el Mahdi. Estos son sus tres nombres», Gaiba de At-Tusi, págs. 454 y 470, Bihar al-Anwar, vol. 52, pág. 291, Muayam Ahadiz al-Imam Al-Mahdi de Kurani, vol. 1, pág. 453, Al-Jaraiy wa Al-Yaraij de Rawandi, pág. 1149.
Está claro por las narraciones anteriores que el primer Mahdi, es decir, el hijo del Imam Al-Mahdi (a), es al que se le jura lealtad entre la esquina y la estación. Son sus tres nombres: Abdulá, Ahmed y el Mahdi. Estos son sus nombres como está en el testamento del Mensajero de Dios (s). O sea, él es el Protector a cargo del juramento de lealtad al Imam (a) y al que se le jurará lealtad después de su padre, el Imam Al-Mahdi (a).
Antes de que pasemos revista a las otras narraciones se debe tener en cuenta que los albaceas del Mensajero de Dios (s) a los que se debe lealtad son veinticuatro, como está en el testamento del Mensajero de Dios (s). Son doce imames siendo el último de ellos, el Imam esperado (a), y doce mahdis de la descendencia del Imam Al-Mahdi (a) que gobernarán el Estado de Justicia Divina después de él (a). El primer sucesor del Imam esperado (a), es decir, el primero de los doce mahdis, es su hijo Ahmed. Él es su albacea y es el primero de los creyentes en el Imam Al-Mahdi (a) al comienzo de su aparición. Él es el que recibirá el juramento de lealtad para su padre (a). Y estos son los argumentos de Dios para sus siervos después de Muhammad (s) hasta el Día de la Resurrección. Las narraciones en las que la Gente de la Casa enuncia que se debe jurar lealtad en el tiempo de la aparición se refieren al Imam Al-Mahdi (a) o al primer mahdi, su hijo (a). De los veinticuatro argumentos (a) enunciados solo ellos se presentarán en el tiempo de la aparición, siendo que los imames fallecen antes de la sagrada aparición de los once mahdis (a) que gobiernan el Estado de Justicia Divina después de su padre (a). Solo el Imam Al-Mahdi (a) y el primero de los mahdis (a) acompañarán los acontecimientos de la aparición.
De Abu Yafar (a), que en un hadiz dijo: «Cuando alcance Az-Zaalabiya se levantará un varón de la espina dorsal de su padre, uno de los hombres más fuertes de cuerpo y más valientes de corazón a excepción del compañero de este asunto, y dirá: “Eh, tú, ¿qué crees que haces? ¡Por Dios, que asustas a la gente terriblemente! ¿Acaso pues, es por una alianza con el Mensajero de Dios (s) o qué?”. Entonces, el protector a cargo del juramento de lealtad[2] dirá: “Por Dios, cállate o golpearé lo que hay entre tus ojos”. Entonces el Resurgente le dirá: “Cállate, fulano. Por Dios, que él está conmigo por una alianza con el Mensajero de Dios. Ven, Fulano, tráeme el saco”. Entonces se lo llevó y él le leyó la alianza del Mensajero de Dios (bendígale Dios y a su familia). Entonces él le dijo: “Que Dios me ponga como tu rescate, dame tu cabeza para besarla”. Le dio la cabeza y él la beso entre los ojos, y luego le dijo: “Que Dios me ponga como tu rescate. Renuévanos el juramento de lealtad”. Y él les renovó el juramento de lealtad”», libro Al-Mahdi Al-Muntadar (a), vol. 2, del Hayy Husein Ash-Sharikí, pág. 436.
De Abul Hasan (a), que dijo: «Es como si viera banderas de Egipto de verde teñidas, hasta que vino el de los lunares para guiar hacia el hijo del dueño de los testamentos», Al-Irshad, del jeque Al-Mufid, vol. 2, pág. 376.
«Si veis banderas negras saliendo de Jurasán, id hacia ellas, aunque fuera arrastrándoos por la nieve, pues entre ellas está el sucesor del Mahdi», Al-Malahim wal-Fatan, Sayed Bin Tawus Al-Hasani, pág. 52.
El Mensajero de Dios (s) dijo: «Tres combatirán entre sí junto a vuestro tesoro. Cada uno de ellos hijo de un sucesor. Luego, ninguno de ellos resultará serlo. Entonces se levantarán las banderas negras desde el este y librarán un combate contra ellos como ninguno antes». Luego mencionó a un joven, y dijo: «Si lo veis, juradle lealtad, pues él es el sucesor del Mahdi», Bishara al-Islam, pág. 30.
Por esta narración sabemos que el dueño del juramento de lealtad o sucesor del Mahdi (a) es un joven. Y nosotros buscamos al sucesor del Mahdi y dueño de la bandera de la verdad porque todas las demás son falsas. O sea que después de estas narraciones no tiene sentido buscar la bandera de la verdad entre los dueños de banderas ancianos, sino solamente entre los jóvenes. Entonces, querido lector, si su amigo en particular cae desde el primer tamiz, no te aflijas ni te enfades, y haz que tu objetivo sea Dios, el Imam y la verdad que la Gente de la Casa (a) indicó. Busque seriamente, sin las ataduras y el fetichismo que en estos días han puesto un collar en los cuellos y dominado el pensamiento y las emociones de tantos. Pues, el Comandante de los Creyentes (a) dice: «Conoceréis a los hombres a través de la verdad y no a la verdad a través de los hombres».
El Mensajero de Dios (s) dijo: «Tres combatirán entre sí junto a vuestro tesoro. Cada uno de ellos hijo de un sucesor. Luego, ninguno de ellos resultará ser. Entonces se levantarán las banderas negras desde el este… Así que, si veis al comandante de ellos, juradle lealtad, aunque fuera arrastrándoos por la nieve, porque él es el Sucesor de Dios, el Mahdi», Gaya al-Maram, vol., del sayed Hashem al-Bahrani, pág. 108.
Por estas narraciones sabemos que el comandante de las banderas del este es el mahdi al que se jura lealtad (Abdulá, Ahmed, el Mahdi) porque se sabe por las narraciones que el Imam Al-Mahdi (a) se levanta en La Meca y no del este. Nótese que este asunto requiere una investigación detallada que talvez abordemos a continuación. Para usted hay algunas narraciones que indican el juramento de lealtad a las banderas del este. Las narraciones tienen diferentes versiones.
El Mensajero de Dios (s) dijo: «Tres combatirán entre sí junto a vuestro tesoro. Cada uno de ellos hijo de un sucesor. Luego, ninguno de ellos resultará ser. Entonces se levantarán las banderas negras desde el este y librarán un combate contra ellos como ninguno antes. Luego llegará el sucesor de Dios, el Mahdi. Si escucháis de él, id hacia él y juradle lealtad, pues él es el sucesor de Dios, el Mahdi», Bihar al-Anwar, vol. 51, pág. 83.
El Mensajero de Dios (s) dijo: «Llegarán banderas negras desde el este como si sus corazones estuvieran construidos de hierro. Quien escuche de ellas, que vaya hacia ella, aunque fuera arrastrándoos por la nieve», Bihar al-Anwar, vol. 51, pág. 84.
El Mensajero de Dios (s) dijo: «La hora no llegará hasta que se levante el Resurgente de la verdad, en el momento que Dios (Poderoso y Excelso) se lo permita. Quien le jure lealtad será salvo y quien se oponga a él perecerá. Dios, Dios, siervos de Dios, id hacia él, aunque fuera arrastrándoos por la nieve, pues él es el sucesor de Dios (Poderoso y Excelso) y mi sucesor», Dalail al-Imama at-Tibrisi, pág. 452, Bihar al-Anwar, vol. 51, pág. 65.
Ruego que el lector advierta que cada vez que se nombra al Resurgente no se refiere al Imam Al-Mahdi (a), como se aclarará en la siguiente narración del apartado B, si Dios quiere. El Resurgente de la verdad al que se refiere en la narración anterior es el Resurgente que se levanta antes de la hora, y la hora es el Imam Al-Mahdi (a).
De Mufaddal, hijo de Omar, que dijo: «Pregunté a mi sayed As-Sadiq (con él sea la paz): “¿Acaso el esperado Mahdi (con él sea la paz) viene en un tiempo específico para que los hombres sepan?”. Y dijo: “Dios se ha abstenido de especificar el tiempo de su aparición para que lo sepan nuestros shiíes”. Dije: “Oh, mi Sayed, ¿y por qué?”. Dijo: “Porque él es la hora que Dios Altísimo dijo {Te preguntan acerca de la hora: «¿Cuándo tendrá lugar?» Di: «Solamente, el saber de ello, está junto a mi Señor. No manifiesta su tiempo sino Él. Pesa en los cielos y en la Tierra. No ha de llegar a vosotros sino súbitamente. Te preguntan como si tú fueras versado en ella. Di: «Solamente, el saber de ello, está junto a Dios. Pero la mayoría de los hombres no sabe»}, Sagrado Corán – sura «Al-Aaraf» (Las alturas), 187. Él es la hora que Dios Altísimo dijo: {Te preguntan sobre la hora: «¿Cuándo tendrá lugar?»}, Sagrado Corán – sura «An-Naziaat» (Los litigantes), 42. Él dijo: {Junto a Él está el saber de la hora}. No dijo que esté junto a otro. Y dijo: {¿Acaso, pues, esperan que la hora no les llegue sino súbitamente? Pues ya han llegado sus señales. Así que, ¿de qué les servirá si les llega el recordatorio?}, Sagrado Corán – sura «Muhammad» (Muhammad), 18. Y dijo: {Se ha aproximado la hora y se ha escindido la Luna}, Sagrado Corán – sura «Al-Qámar» (La Luna), 1. Y dijo: {Te pregunta la gente acerca de la hora. Di: «Solamente, el saber de ello, está junto a Dios. ¿Y qué te hará saber? Quizás la hora esté cerca}, Sagrado Corán – sura «Al-Ahzab» (Los partidos), 63. {Tienen prisa de ella los que no han creído en ella, y los que han creído están preocupados por ella y saben que es verdad. ¿No es acaso que los que impugnan la hora están en un extravío lejano?}, Sagrado Corán – sura «Ash-Shura» (La consulta), 18”», Bihar al-Anwar del ulema Al-Maylisi, vol. 53, pág. 1.
El Profeta (s) dijo: «La hora no llegará hasta que el Resurgente de la verdad se levante», por lo cual la hora es el Imam (a). Es decir, que el Imam Al-Mahdi (la hora) (a) no se alzará con un levantamiento militar hasta que no se levante el “Resurgente de la verdad”, el sucesor del Mensajero de Dios, como él (s) lo dijo, «Pues él es el sucesor de Dios (Poderoso y Excelso) y mi sucesor», o sea, el Primer Mahdi –el primero de los creyentes– mencionado en el testamento. Es decir, que el precursor del Imam Al-Mahdi (a) se levanta, y es un varón de la Gente de su Casa (o sea, de su descendencia) que lleva la espada sobre su hombro ocho meses, como está en la narración:
De Alhim Bin Abdurrahmán, que nos relató que escuchó a Alí (a) decir: «… Antes de él llega un varón de la gente de su casa con la gente del este y lleva la espada sobre su hombro ocho meses…», Al-Malahim wal Fatan, del sayed Bin Tawus, pág. 66.
Del manuscrito de Ibn Hamad: «El Sufiani entra a Kufa y la captura tres días y mata a setenta mil de sus habitantes. Luego se queda en ella dieciocho noches. Se le enfrentan las banderas negras hasta llegar al agua y los compañeros del Sufiani, al enterarse en Kufa, se resignan y huyen de ellos. Gente a multitudes sale de Kufa y solo unos pocos de ellos con armas, entre estos un grupo de la gente de Basora. Alcanzan a los compañeros del Sufiani y recuperan lo que había en sus manos de la captura de Kufa. Y las banderas negras juran lealtad al Mahdi», Asr Ad-Duhur, del sheij Al-Kurani, pág. 125.
De Yabir, de Abu Yafar (a), que dijo: «Las banderas negras que se adelantan desde Jurasán llegan a Kufa y cuando el Mahdi aparece en La Meca juran lealtad al Mahdi», Kitab al-Fitna, Naim Bin Hamad Al-Muruzi, pág. 198.
De Abu Yafar (a), que dijo: «… Luego salen de La Meca él y con él trescientos más algunas decenas que le juran lealtad entre la esquina y la estación. Con él están la alianza del Profeta de Dios (s), su bandera y su arma», Al-Bihar, vol. 52, pág. 223.
Del Comandante de los Creyentes (a): «Del otro lado del río sale un varón llamado Al-Hariz Bin Hiraz, y a su vanguardia un varón llamado Al-Mansur que establece y fortalece a la familia de Muhammad tal como Quraish se fortaleció por el Mensajero de Dios, bendígale Dios y le dé paz. Es obligatorio para todo creyente apoyarlo», o dijo «responder ante él», Muyam Ahadiz Al-Imam Al-Mahdi (a) de Al-Kurani, vol. 1, pág. 394.[3]
Aquí está claro lo dicho por él (a). Es obligatorio para todo creyente ir a él si escucha sobre él, aunque sea arrastrándose. Son todas formas de obedecer, jurando lealtad y dando apoyo.
De Abu Yafar (a), que dijo: «Me dijo: “Oh, Abu Yarud, cuando se vuelque la órbita[4] y digan que ha muerto, o que ha perecido, o vaya uno a saber por qué valle ha ido, y el que lo busque diga ‘¿cómo podría ser esto, cuando sus huesos ya se han descompuesto?’, cuando ocurra esto, ten esperanza en él, y si escucháis sobre él id hacia él, aunque sea arrastrándoos por la nieve”», Gaiba de Numani, pág. 154.
B) Las características que diferencian al Imam Al-Mahdi (a) del Primer Mahdi
Antes de presentar estas características debemos saber que las narraciones que mencionan al Resurgente no se limitan a la persona del Imam Al-Mahdi (a). A veces se refieren al Imam (a) y a veces se refieren a la persona que se alza con la orden del Imam (a), como está en las siguientes narraciones:
De Abu Abdulá Yafar Bin Muhammad, con él sea la paz: «El Comandante de los Creyentes, con él sea la paz, nos relató las cosas que habrían de ocurrir después de él hasta el levantamiento del Resurgente. Así pues, Husein dijo: “Oh, Comandante de los Creyentes, ¿Cuándo purificará Dios la Tierra de los injustos?”. Entonces el Comandante de los Creyentes, con él se la paz, dijo: “…” y luego dijo: “Cuando se levante el Resurgente en Jurasán, y domine sobre las tierras de Kufán y Multán, y pase por la isla de Bani Kawan, y se alce nuestro Resurgente en Guilán y le responda Aber y Dilmán… luego se levanta el Resurgente esperado, el Imam desconocido. Él tiene el honor y el mérito y es de tu descendencia, Husein, no hay hijo como él. Aparece entre las dos esquinas con dos vestidos raídos, …”», Al-Gaiba de Numani, pág. 283 y Bishara al-Ahlam, pág. 41.
Lo mismo se aplica a las narraciones que mencionan las características del Mahdi, pues estas no se limitan al Imam Al-Mahdi (a). A veces se refieren al Imam (a) y a veces se refieren al Primer Mahdi, es decir, al primero de los doce Mahdis, como está una vez en el Testamento del Mensajero de Dios. El primero de ellos es contemporáneo al Imam Al-Mahdi. Aún más, él es el primer creyente en él, en su levantamiento y es su principal precursor.
Esto resuelve las contradicciones en las que creen algunos investigadores sobre las descripciones del Imam Al-Mahdi como podemos ver, pues una narración menciona que él es moreno y menciona mejillas enrojecidas, otra narración menciona que es pálido y de mejillas enrojecidas, otra narración menciona que sus cejas están unidas y otra narración menciona que están separadas. Así pues, una narración menciona que es de cejas finas y alargadas y otra que es de cejas protuberantes… Quien desee más que revise el libro Iqad an-Naim li Istiqbal al-Qaim.
Aquí presentaremos algunas narraciones que mencionan las características del Resurgente, del Mahdi, del compañero de este asunto y que no se limitan solo a una persona. De hecho, algunas de estas se contradicen completamente con las características conocidas del Imam (a). Por ejemplo, que es pálido de mejillas enrojecidas, de cejas finas y alargadas, de ojos con kohl y con un lunar en la mejilla derecha, etc.… Y las que se conocen según los shiíes por las historias de los encuentros, como el encuentro con Alí Bin Mihziar y otros.
En la historia de su encuentro con el Imam Al-Mahdi (a), Alí Bin Mihziar dice: «… He aquí que él es como la rama de un árbol de Ben, o una vara de albahaca, magnánimo, desprendido, devoto, puro. No es muy alto ni muy bajo, sino de estatura media, de coronilla redonda, de frente despejada, de cejas finas y alargadas, de nariz aguileña, de mejillas marcadas, en su mejilla derecha hay un lunar como si fueran migas de almizcle sobre guijarros ámbar», Al-Gaiba del sheij At-Tusi, pág. 265.
Y lo que describió As-Sadiq (a) contradice estos rasgos. Él dijo que era de cejas protuberantes y no finas y alargadas. Dijo que en su rostro había una marca y no un lunar, una marca es distinto a un lunar. Así que este debe ser distinto a aquel. Aquí tiene las siguientes narraciones:
De Hamrán Bin Aaín, que dijo: «Le dije a Abu Yafar Al-Baqir (a): “Sea yo tu rescate. Entré a la ciudad llevando en mi riñonera mil dinares. Hice la promesa a Dios de que pondría en tu puerta dinar por dinar si me respondías lo que yo te preguntara sobre él”. Y él le dijo: “Oh, Hamrán, pregunta y se te responderá, y no gastes tus dinares”. Entonces le dije: “Te pregunto por tu parentesco con el Mensajero de Dios (s). ¿Tú eres el hombre en cuestión? ¿O el que se levanta con ella?”. Dijo: “No”. Dije: “Entonces, ¿quién es, por mi padre, tú y mi madre?”. Y él dijo: “Él es de mejillas enrojecidas, de ojos profundos, de cejas protuberantes, de anchura entre hombros. En su cabeza hay caspa y en su rostro una marca. Que Dios tenga misericordia de Moisés”», Al-Gaiba de Numani, pág. 215.
«La caspa es lo que hay en el cabello, como las cerniduras», Bihar al-Anwar, vol. 51, pág. 40.
De Hamrán Bin Aaín, que dijo: «Pregunté a Abu Yafar (a). Le dije: “¿Eres tú el Resurgente ?”. Y dijo: “Soy descendiente del Mensajero de Dios (s). Soy el que reclama sangre y que sea lo que Dios quiera”. Luego se lo repetí y dijo: “Ya sé por dónde vas. Tu hombre es ancho de abdomen y de caspa en la cabeza. Es hijo del más magnífico. Que Dios tenga misericordia de fulano”», Al-Gaiba de Numani, pág. 216.
De Abu Basir, que dijo: «Dijo Abu Yafar (a) o Abu Abdulá (a) (la duda es de Ibn Issám): “Oh, Abu Muhammad, en el Resurgente hay dos señales, un lunar en la cabeza y el mal de caspa en la cabeza. Un lunar entre sus hombros al costado izquierdo, bajo su hombro izquierdo, como una hoja, una hoja de mirto», Al-Gaiba de Numani, pág. 216.
De Yahia Bin Al-Fadil An-Nufali, que dijo: «Entré a lo de Abul Hasan Musa, hijo de Yafar (a), en Bagdad, en el momento que estaba terminando el azalá del asr. Levantó sus manos hacia el cielo y lo escuché decir: “Tú eres Dios. No hay divinidad sino Tú. El primero y último. El manifiesto y el oculto… Te pido que bendigas a Muhammad y a la familia de Muhammad, y que apresures a que te vengará de tus enemigos y cumplas con lo que le prometiste. Oh, Dueño de esplendor y veneración”». Dijo: «Dije: “¿Por quién suplicas?”. Dijo: “Por el Mahdi de la familia de Muhammad, que Dios los bendiga a él y a su familia”. Luego dijo: “Juro por mi padre, que él es ancho de abdomen, de cejas juntas, delgado de piernas, de anchura entre hombros, de tez morena tirando a azafrán por la vigilia en las noches. Juro por mi padre que pasará sus noches dedicado a las estrellas prosternado e inclinado…”», Bihar al-Anwar del ulema Al-Maylisi, vol. 83, pág. 81.
Saad Bin Abdulá Al-Qummi, en un largo hadiz suyo, vio al Imam Al-Mahdi (a) cuando era un muchacho. Dijo: «… El rostro de nuestro señor Abu Muhammad –con él sea la paz– en el momento que nos envolvió la luz de su rostro solo se parece a la luna llena que se completa en catorce noches. Sobre su muslo derecho había un muchacho parecido a Júpiter en semblanza y en aspecto, y en su cabeza un espacio entre dos mechones, como si fuera una Alif (ا) entre dos Waus (و و) …», Kamal Ad-Din wa Tamam An-Nima del sheij As-Saduq, pág. 457.
Del Comandante de los Creyentes (a), que dijo: «… Si él no saliera sería golpeado en su cuello. Con su salida serán aliviados la gente de los cielos y sus habitantes. Será un varón calvo frontal, de nariz aguileña, de vientre voluminoso, de muslos delgados. En su muslo derecho hay un lunar y tiene dientes separados. Él ha de llenar la Tierra de justicia como fue llenada de injusticia y opresión», Kitab al-Gaiba de Muhammad Bin Ibrahim An-Numani, pág. 215.
De Abu Abdulá (a), que dijo: «Cuando se levante el Resurgente de la familia de Muhammad –con él y con ellos sea la paz– juzgará entre los hombres con el juicio de David sin necesidad de evidencias. Dios Altísimo lo inspirará, y él juzgará con su saber e informará a cada uno lo que guarda en su interior. Distinguirá a su amigo de su enemigo al observarlo atentamente. Dios Glorificado y Altísimo dijo: {En ello hay signos para los que observan atentamente * Y está en un camino duradero}», Al-Irshad del sheij Al-Mufid, vol. 2, pág. 386.
Del Comandante de los Creyentes (a), cuando Omar le pregunto acerca del nombre del Resurgente y él se abstuvo… Dijo: «Pues, ¿me informas acerca de sus características?». Dijo: «Será un joven de mediana edad, de rostro gallardo, de cabello gallardo. Su cabello se extiende sobre sus hombros y la luz de su rostro contrasta con la negrura de su barba y su cabeza. Juro por mi padre que él es hijo de la mejor de las siervas», Al-Gaiba del Sheij At-Tusi, pág. 470.
Y en la siguiente narración el Mahdi es pálido de mejillas enrojecidas: entonces, ¿quién es el moreno en las narraciones anteriores?
De Abu Yafar Muhammad Bin Alí Al-Baqir, de su padre, de su abuelo –con ellos sea la paz–, que dijo: «El Comandante de los Creyentes (a) dijo mientras estaba en el púlpito: “Un varón de mi progenie saldrá en el Fin de los Tiempos, de tez clara, mejillas enrojecidas, vientre extenso, muslos anchos, corpulento de hombros y en su espalda dos lunares: un lunar del color de su piel y un lunar parecido al lunar del Profeta –bendígale Dios y a su familia. Tiene dos nombres: un nombre escondido y un nombre anunciado. En cuanto al escondido, es ‘Ahmed’ y el anunciado es ‘Muhammad’…”», Kamal Ad-Din wa Tamam An-Nima del Sheij As-Saduq, pág. 653.
Me refiero a que es el nombre y no la persona en cuerpo, pues dijo “el nombre que se anuncia –es decir, el nombre del Imam Muhammad Bin Al-Hasan Al-Áskari, que es el nombre anunciado a todos e indicado por la Gente de la Casa (a) y no se esconde. El que se esconde es el nombre con el que aparece en su primera aparición y es el nombre de su albacea. Es decir, que el Imam, en su primera aparición aparece en su albacea, que es Ahmed, como pasa en el testamento del Mensajero de Dios (s). “Él es el primero de los creyentes”, es decir que Ahmed es hijo del Imam Al-Mahdi (a). Sabiendo que la Gente de la Casa indicó que este asunto se manifiesta en un varón o en su progenie no corresponde negar esto. Aquí tiene la siguiente narración:
De Abu Basir, de Abu Abdulá (a), que dijo: «Dios inspiró a Imrán: “He de otorgarte un varón íntegro y bendito que sanará al nacido ciego y al leproso, y revivirá a los muertos con el permiso de Dios. Y lo pondré como mensajero para los hijos de Israel”. Entonces Imrán contó esto a su mujer Ana, que es la madre de María. Entonces cuando quedó embarazada creía que iba a parir un niño, {Cuando la parió dijo: «Señor, he parido una hembra» … y no es el varón como la hembra}. Es decir, que la niña no es un mensajero. Dios Glorioso y Excelso dice: {Y Dios sabe más lo que había parido}. Así pues, cuando Dios le otorgó a María, Jesús, fue él el anunciado a Imrán y el que se le había prometido. Así que si decimos algo sobre un varón nuestro puede ser sobre su progenie o sobre un hijo de su progenie. Así que no lo rechacéis», Bihar al-Anwar, vol. 52, pág. 130 y Al-Kafi, vol. 1, pág. 535.
Muhammad Bin Ismael, de Fadil Bin Shadán, de Hamad Bin Isa, de Ibrahim Ibn Omar al-Yamani, de Abu Abdulá –con él sea la paz– dijo: «Si decimos algo sobre un varón y no se aplica a él, entonces se aplica a un hijo suyo o a un hijo de su progenie, así que no lo rechacéis. Y Dios Altísimo hace lo que quiere», Al-Kafi, vol. 1, pág. 535.
Bin Muhammad, de Mulá Bin Muhammad, de Washá, de Ahmed Bin Aaid, de Abu Jadiya, que dijo: «Escuché a Abu Abdulá –con él sea la paz– decir: “Un varón puede actuar con justicia u opresión y puede que se le atribuya algo que él no realice, pues el que lo realiza es su hijo o el hijo de su hijo después de él y se refiere a éste”», Al-Kafi, vol. 1, pág. 535.
La Gente de la Casa (a) describió al Imam Al-Mahdi (a) con su nombre y apelativo en sus súplicas y narraciones.
Mufaddal dijo: «¡Oh, mi Guardián! ¿Cómo empieza la aparición del Mahdi –con él sea la paz– y la entrega a él?». Él –con él sea la paz– dijo: «Oh, Mufaddal, empieza en la incertidumbre y él da las evidencias. Se hablará de él y él manifestará su mandato. Será llamado por su nombre, su apelativo y linaje. Esto se multiplicará en la boca de justos e inicuos, de partidarios y detractores, hasta que se vean obligados a reconocer el argumento por nuestras historias y evidencias sobre él. Nosotros hemos trasmitido sus atributos, lo hemos nombrado, hemos dado su apelativo y hemos dicho que él tiene el mismo nombre y apelativo de su abuelo, el Mensajero de Dios –bendígale Dios y a su familia, para que los hombres no digan: “No conocíamos su nombre, ni su apelativo, ni su linaje”. Juro por Dios que él confirmará su explicación con su nombre, su linaje y apelativo en la lengua de ellos, hasta que unos lo nombren a otros. Todo esto para que el argumento se eleve sobre ellos. Luego Dios lo hará aparecer como se lo prometió a su abuelo –bendígale Dios y a su familia– cuando el Glorioso y Excelso dijo: {Él es quien ha enviado a su mensajero con la guía y la religión de la verdad para que se manifestara sobre la religión toda, aunque esto deteste a los politeístas}», Bihar al-Anwar, vol. 53, pág. 3.
Así mismo, hay otras narraciones que señalan que al Mahdi no se lo nombra ni se da su apelativo, sino que esto está prohibido y no es lícito nombrarlo.
De Abdul Adím Bin Abdulá Al-Huseini, que dijo: «Le dije a Muhammad, hijo de Alí, hijo de Musa: “Ruego que seas tú el Resurgente de la Gente de la Casa, el Muhammad que ha de llenar la Tierra de igualdad y justicia como fue llenada de opresión e injusticia”. Y él –con él sea la paz– le dijo: “Oh, Abul Qasim, no habrá de nosotros ningún Resurgente y ningún guía de la religión de Dios si no es por la orden de Dios. Sin embargo, el Resurgente con el que Dios Glorioso y Excelso purificará la Tierra de la gente de incredulidad y apostasía para llenarla de justicia e igualdad es aquel cuyo nacimiento está escondido a los hombres, su persona está oculta para ellos y tienen prohibido nombrarlo. Él tiene el mismo nombre y apelativo del Mensajero de Dios –bendígale Dios y a su familia y les dé paz. Él es ante el cual la Tierra se replegará y él superará toda dificultad. Reunirá a sus compañeros, en mismo número que la gente de Badr, trescientos trece varones de los lugares más recónditos de la Tierra. Y esto fue lo que Dios Glorioso y Excelso dijo: {Donde sea que estéis, ha de traeros Dios, juntos. Ciertamente, Dios es sobre todas las cosas Poderoso}. Cuando él haya reunido este número de gente de lealtad se manifestará su asunto y cuando complete el acuerdo que es de diez mil varones saldrá con el permiso de Dios. Y no cesará de combatir a los enemigos de Dios hasta que Dios Bendito y Altísimo esté satisfecho”», Kifaya al-Azar de Al-Jazaz Al-Qummi, pág. 281.
De Muhammad Bin Ziad Al-Azidi, que dijo: «Pregunté a mi Sayed, Musa hijo de Yafar (a) acerca de lo que Dios Glorioso y Excelso dijo: {y os ha colmado con sus favores manifiestos y ocultos}. Y él dijo: “El favor manifiesto es el Imam que aparece y el oculto es el Imam que se oculta”. Entonces le dije: “¿Hay entre los imames quien se oculte?”. Dijo: “Sí. Su persona se oculta de la vista de los hombres y su recuerdo no se oculta del corazón de los creyentes. Él es el doceavo de nosotros al que Dios facilitará todo lo difícil y lo hará superar toda dificultad. Hará aparecer para él los tesoros de la Tierra, le acercará todo lo lejano y con él hará perecer a todo impío contumaz. Destruirá en su mano a todo demonio rebelde. Ese es el hijo de la señora de las siervas cuyo nacimiento se oculta a los hombres y no tienen permitido nombrarlo hasta que Dios Glorioso y Excelso lo haga aparecer y llene con él la Tierra de igualdad y justicia como fue llenada de opresión e injusticia», Bihar al-Anwar del ulema Al-Maylisi, vol. 51, pág. 150.
De Yabir Al-Yaafi, que dijo: «Escuché a Abu Yafar (a) decir que Omar Bin Al-Jattab preguntó al Comandante de los Creyentes –con él sea la paz– diciendo: “Infórmame sobre el Mahdi. ¿Cuál es su nombre?”. Y él le dijo: “En cuanto a su nombre, mi amado –con él sea la paz– me comprometió a no decirlo hasta que Dios lo resucite…”», Al-Irshad del sheij Al-Mufid, vol. 2, pág. 382.
De Abu Yafar (a), que en un hadiz dijo: «Atestiguo que es un varón de la descendencia de Husein del que no se da su nombre ni su apelativo hasta que su asunto se manifieste, y el llenará de justicia como se llenó de opresión. Él es el Resurgente con el mandato de Husein, hijo de Alí (a)», Al-Qawaid Al-Fiqhiya, vol. 1, pág. 496.
Que nadie se imagine que en las palabras de ellos –con ellos sea la paz– hay alguna contradicción. Al contrario, las narraciones sobre acerca de dos personas: el Imam Al-Mahdi (a) y el Primer Mahdi. El descripto, aquel que se da su nombre, su apelativo y cuyo recuerdo se multiplica en la boca de los hombres es Muhammad Ibn Al-Hasan Al-Áskari, dueño del nombre que se anuncia. En cuanto a aquel del que la Gente de la Casa con sus palabras dijo que no es lícito nombrarlo hasta el momento de su aparición o hasta que Dios lo resucite es el dueño del nombre que se oculta, que es Ahmed, hijo del Imam Al-Mahdi (a). Aquí se aclara que no hay ninguna contradicción en las palabras de la Gente de la Casa (a) y que son claras pues ellos (a) dijeron: «Así que si decimos algo sobre un varón nuestro puede ser sobre su progenie o sobre un hijo de su progenie. Así que no lo rechacéis».
De Abu Hamza, que dijo: «Entré a lo de Abu Abdulá (a) y le dije: “¿Eres tú el hombre en cuestión de este asunto?”. Dijo: “No”. Entonces le dije: “Entonces, ¿tu hijo?”. Y dijo: “No”. Entonces le dije: “¿El hijo de tu hijo?”. Dijo: “No”. Dije: “¿El hijo de tu nieto?”. Dijo: “No”. Entonces le dije: “Entonces, ¿quién es?”. Dijo: “Aquel que llenará de justicia como se llenó de injusticia y opresión. Será después de un período de tiempo posterior a los imames. Vendrá como el Profeta (s), que fue enviado después de un período de tiempo posterior al de los mensajeros”», Al-Gaiba de Numani, pág. 187.
Esto quiere decir que el Resurgente viene y que entre él y los imames hay un período de tiempo de interrupción, como el período de tiempo de interrupción que hubo entre el Mensajero de Dios (s) y los otros mensajeros. Esto no se aplica al Imam Al-Mahdi (a), porque él recibe la orden del imamato directamente después de Hasan Al-Áskari (a) y entre ambos no hay ningún período de tiempo de interrupción. Además, él es el argumento para la gente de la Tierra desde ese tiempo. Esto se interpone en muchas cuestiones de los shiíes e incluso, a veces, en la corrección de los dictámenes de los clérigos. Él es el argumento para la gente de la Tierra y la Tierra no queda desprovista de un argumento. Si quedara desprovista se hundiría con sus habitantes. ¿Y acaso el período de tiempo de interrupción antes del Mensajero de Dios (s) fue de esta forma? No, pues las naciones a las que se les había prometido, cuando él nació, discreparon sobre ello.
El Resurgente que viene –entre el cual y los imames hubo un período de tiempo– es el Primer Mahdi, y la nación oscilará entre los de la posición de los Mahdis y los que luchan contra ellos.
De Abu Yafar Al-Baqir (a), que dijo: «El compañero de este asunto tiene cierto parecido a José: es hijo de una sierva negra y Dios arregla su asunto en una noche», Al-Gaiba de Numani, pág. 163.
Las narraciones concuerdan en que la madre del Imam Al-Mahdi (a), la Señora Naryis (a), era romana e hija del César romano, descendiente de Simón Pedro, albacea de Jesús (a) y de tez blanca. Así que el hombre en cuestión de este asunto, el hijo de una sierva negra, no es el Imam Al-Mahdi (a). Al contrario, lo que concuerda en la narración es la descripción del Primer Mahdi que es de tez morena, así como el parecido con José (a) de estar preso concuerda con el Primer Mahdi. El Imam Al-Mahdi (a) no es encarcelado, como bien se sabe. Así que la narración anterior habla del Primer Mahdi. Cabe recordar que esta tez morena o negra, como está en la narración anterior concuerda con otra cosa que aparece en las profecías de Nostradamus, en la cual menciona al albacea varón negro o moreno que hará arrepentirse a América por haber ocupado Iraq. Con usted la profecía:
[Su mano finalmente atravesó al sangriento ALUSI (el albacea),[5]
No podrá protegerse por mar,
Entre dos ríos temerá la mano militar,
El negro furioso lo hará arrepentirse], Profecías de Nostradamus, centuria VI, cuarteta No. 33.
[1] “El primero de los creyentes”, o sea, en el Imam Al-Mahdi (a) en el momento de su aparición (es decir, el primero de los trescientos trece).
[2] El que recibe el juramento de lealtad para el Imam Al-Mahdi (a).
[3] El Sheij Alí Al-Kurani menciona lo siguiente: «Terminología: “del otro lado del río” se aplica a lo que está detrás del río Amu Daria, incluyendo Samarcanda, Bujará y otras regiones. Y puede referirse a lo que está más allá de los ríos Tigris y Éufrates. Con respecto a Al-Hariz Bin Al-Hiraz (lit. ‘el labrador hijo de la labranza’) en la narración, puede ser el significado de su nombre, “el labrador”, o puede ser una expresión de su experiencia a fondo por su saber, como la experiencia del labrador en su labranza.
[4] En una narración anterior de la página 30 se menciona que el vuelco de la órbita es el desacuerdo entre los shiíes.
[5] ALUSI es una trasliteración del término árabe alusi (الوصي) (el albacea).
Extracto del libro El Yamani prometido, el Argumento de Dios de Haidar Az-Ziadi (a)