Para simplificarlo demos ejemplos:
Ejemplo: el hombre europeo se remonta a orígenes de piel oscura (negra), pero hoy, vemos que su piel es blanca. En realidad, es un blanco progresivo. Por ejemplo, los del sur de Europa son menos blancos que los del norte y la causa es que la naturaleza ha seleccionado a las razas favorecidas. En cuanto a la razón por la cual la naturaleza ha seleccionado la piel blanca pudo haber sido simplemente debido a que la vitamina D necesita que los rayos del Sol atraviesen la dermis para sintetizarse, y la piel oscura impide o reduce la penetración de los rayos del Sol. En Europa, donde los rayos del Sol son menores, los que tienen piel oscura están expuestos al gran peligro de una falta de vitamina D que amenaza la vida y la reproducción, y así sobrevive el más apto. Puesto que la variabilidad en el color de la piel (o pigmento) existirá inevitablemente, tendrá lugar la selección de la piel más clara, porque quien la tenga será apto para sobrevivir en un entorno con pocos rayos de Sol. Así ocurre el inevitable proceso de tamización que continúa generación tras generación hasta que la piel alcanza un color adecuado para el ambiente, y lo mismo se aplica al tamaño de la nariz, a la altura y a otras características.
«La expansión del hombre moderno, a partir de África, por los otros cuatro continentes, hizo necesaria una adaptación a las condiciones ecológicas, sobre todo de clima, muy distintas de las del continente de origen (con la excepción de Australia y otras regiones tropicales). La adaptación fue tanto cultural como biológica. En el tiempo que ha transcurrido desde entonces (cinco o seis decenas de miles de años, o algo más) se ha podido desarrollar una verdadera diferenciación genética. Hay claros indicios en el color de la piel, en el cabello y en la forma de la nariz, los ojos y todo el cuerpo. Los antropólogos han demostrado que las diferencias morfológicas entre los grupos étnicos son producto de la selección natural debida al clima. El color negro de la piel protege a los que viven cerca del ecuador de las inflamaciones cutáneas causadas por los rayos ultravioletas de la radiación solar (que pueden causar también tumores malignos, como los epiteliomas). La alimentación casi exclusivamente a base de cereales de los europeos propicia el raquitismo, debido a la falta de vitamina D en estos alimentos. Pero los blancos la pueden producir en cantidad suficiente, a partir de los precursores contenidos en los cereales, porque su piel, con pocos pigmentos melánicos, permite el paso de los ultravioletas, que en los estratos subcutáneos transforman estos precursores en vitamina D.
La forma y el tamaño del cuerpo están adaptados a la temperatura y a la humedad. En los climas cálidos y húmedos, como el de la selva tropical, conviene ser pequeño para aumentar la superficie con respecto al volumen. La evaporación del sudor, que refresca el cuerpo, tiene lugar en la superficie. En ciertos ambientes tropicales ser pequeño ayuda a tener menos necesidades de energía, y por lo tanto a producir menos calor en el interior del cuerpo al moverlo. De este modo se puede disminuir la posibilidad de recalentamiento, para evitar un golpe de calor. Por eso los habitantes de la selva tropical, y no sólo los pigmeos, son pequeños. El pelo crespo retiene el sudor, y prolonga el efecto refrescante de la transpiración».[1]
Ejemplo: el cambio de color en las polillas del blanco al negro como resultado de la revolución industrial, pues las polillas aprovechaban su color blanco para ocultarse en la corteza blanca de los árboles y no ser vistas por las aves. Cuando llegó la revolución industrial en Europa, la corteza de los árboles en algunas áreas industriales se volvió negra como resultado de la polución causada por el carbón. Las polillas blancas quedaron entonces expuestas a las aves, mientras que las polillas que llevaban la mutación que les daba su coloración más oscura pudieron ocultarse y sobrevivir. De este modo el color de las polillas cambió y no en mucho tiempo, porque el ciclo de vida de las polillas es corto y no requiere de un largo período de tiempo como millones de años, sino que basta un período relativamente corto para que pasen cientos y miles de generaciones y ocurra la evolución biológica.
Ejemplo: las diferentes longitudes del cuello de los antepasados de las jirafas, pues algunos eran relativamente más largos que otros. Suponiendo que un medio ambiente el alimento haya estado a una altura más adecuada para los antepasados de cuellos largos que para los de cuellos cortos, ocurrirá un proceso de selección de la naturaleza en favor de las jirafas que estén más adaptadas para la vida en ese medio ambiente, pues las jirafas de cuello corto morirán de hambre, no podrán reproducirse y aparearse por la escasez de alimento o no podrán alimentar a sus pequeños. De esta manera disminuirá el número de jirafas de cuello corto en este medio ambiente, y talvez se extingan mientras sobrevivan las de cuello largo que se reproducirán satisfactoriamente. Así crecerá el número de jirafas que tengan la característica de cuello largo, heredarán estas características genéticas a su prole y generación tras generación, los mapas genéticos se desharán de la característica de cuello corto.
Estas cuestiones son prácticamente evidentes y demostrar su validez hoy, por medio de la genética, es exactamente igual a demostrar la rotación de la Tierra alrededor del Sol por medio de imágenes. No obstante, una gran cantidad de personas lo niega solamente porque creen que se opone a los textos religiosos.
Otro ejemplo: los animales depredadores, como los lobos se diferencian como otros organismos en todos los sentidos. Pues, si el lobo se encuentra en un entorno donde la presa es rápida entonces los lobos de patas cortas o lentos morirán de hambre en este medio ambiente y, por consiguiente, no heredarán sus características a la siguiente generación. Con el tiempo, por medio de la selección natural, los lobos de patas largas se consolidarán en ese entorno y en un entorno nevado solamente los lobos blancos sobrevivirán porque los oscuros serán vistos por la presa, no podrán cazar su alimento y morirán de hambre. De esta forma, poco a poco, se conservará el color de pelaje del lobo que tienda al blanco y con la presa ocurre lo mismo, pues el pelaje de los conejos, por ejemplo, será blanco para utilizar como camuflaje. Probablemente los osos polares no podrían obtener su alimento si su color no fuera el blanco, que les sirve mucho para camuflarse, pues la presa no los ve hasta que ya es demasiado tarde. Este color blanco no se adquiere de un día para el otro, sino que es un resultado del proceso de evolución, como el proceso de evolución de las polillas de la revolución industrial. Ambos ocurren cuando las mutaciones genéticas ofrecen una alternativa adecuada para la supervivencia, para la reproducción de la característica y su consolidación a expensas de otra. Sin embargo, el tiempo que tardó el oso polar en evolucionar del oso marrón fue de casi 150 mil años según el Dr. Ian Stirling.[2] Y este período de tiempo es mucho mayor que el tiempo que necesitaron las polillas de la revolución industrial, su causa como hemos explicado, está en los ciclos de vida largos y cortos de los animales.
Otro ejemplo: hoy todos decimos que aún con nuestro notable progreso en la construcción, la tecnología y la medicina, nuestros problemas de salud han aumentado, y que han aumentado las enfermedades y sus complicaciones entre nosotros. Y todos nos preguntamos —y talvez incluso algunos doctores— ¡¿cuál es la causa?! Cuando una de las causas es clara, sencillamente es que nosotros, con nuestro progreso, hemos eliminado una parte de la ecuación de la evolución de nuestra especie (física) que es la parte de la selección natural.
Para ser más claro: tomemos cualquier enfermedad hereditaria, por ejemplo, la diabetes, así pues, está la atención sanitaria (doctores + laboratorios + especialistas + farmacéuticos + medicamentos… etc.) que prolonga la vida del diabético hasta que alcanza la pubertad, engendra y hereda sus genes a sus hijos. Esto causa un aumento en el número de los portadores de estos genes entre nosotros, y de este modo, nosotros, con nuestro progreso, hemos eliminado la selección natural. Si no hubiéramos introducido la atención sanitaria en la ecuación, la selección natural habría ocurrido y habrían muerto muchos diabéticos antes de alcanzar la pubertad y de poder engendrar, y poco a poco, habría disminuido la cantidad de los portadores de estos genes.
Además, debido a nuestra presencia en viviendas bastante protegidas, muchos se han vuelto incapaces de resistir las dificultades de la vida en un ambiente natural, como resistir a los gérmenes o a las picaduras de insectos.
Hay un estudio sobre la aniquilación biológica que ocurrió a los nativos autóctonos de los nuevos continentes por causa de los gérmenes de los animales domésticos que llevaron los nuevos colonos a estos continentes. Mientras que los europeos se habían adaptado a la vida con estos gérmenes y a resistirlos, los nativos autóctonos de los nuevos continentes no pudieron resistirlos y esto provocó una reestructuración conforme al sistema de la evolución.
[1] Fuente: Cavalli, Genes, Pueblos y Lenguas, págs. 19-20.
El Profesor Luigi Luca Cavalli-Sforza, (nacido el 23 de enero de 1922) es un científico genetista italiano que también trabajó en antropología. Recibió su doctorado en 1944 y completó sus estudios en la Universidad de Cambridge con el biólogo evolucionista Ronald Fisher. Desde 1970 ejerce como profesor en la Universidad Stanford del estado americano de California donde es profesor emérito. Es miembro de la Accademia dei Lincei. Ganó el premio Balzan de la Ciencia de los Orígenes Humanos en 1999 y es también miembro emérito de la Sociedad Italiana para la Biología Evolutiva.
[2] El Dr. Ian Stirling es considerado una de los mayores expertos del mundo en osos polares. Ha escrito y hablado ampliamente sobre el peligro que se cierne sobre los osos polares por el calentamiento global.
Extracto del libro La ilusión del ateísmo de Ahmed Alhasan (a)