• Categoría de la entrada:Facebook 2014
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En nombre de Dios, el Misericordioso, el Misericordiosísimo

Y la alabanza a Dios, Señor de los mundos

La paz sea con vosotros y la misericordia de Dios y sus bendiciones

Pido a Dios que estéis bien y con salud

Khalid AL-alwani escribió:

Tema de la pregunta: después de saludar y desear una cálida paz, es por el tema que está en el libro La ilusión del ateísmo. En la página 279 dice “De qué altruismo hablamos”. Estoy en contra de las ideas de los takfiríes y de que asesinen a todo el que se oponga a sus creencias, y a que me acusen de incredulidad y derramen mi sangre por mi creencia en el califato de Alí hijo de Abu Talib –con él sea la paz– y no de otro. Veo que ellos, los takfiríes y salafíes que combaten en Chechenia, en Serbia, en Afganistán, en Mali, en Iraq y en Siria poseen un altruismo verdadero puesto que dejan todo atrás, dinero, hijos, esposa y parten para apoyar la religión en la que creen que es correcta. Y los vemos inmolándose sin miramientos y combatir como si estuvieran viendo el Paraíso con sus ojos y corrieran hacia él. La pregunta es: ¿conoce vuestra persona alguna forma de diálogo o algún modo que nos permita cambiar el pensamiento de ellos para que se sumen bajo la bandera del juramento de lealtad a Dios para que el islam se beneficie del altruismo de ellos y de su audacia, y pongan primero a los demás por delante de sí mismos? He escrito más de una pregunta aquí pero no he obtenido ninguna respuesta, tal vez por la cantidad de comentarios y la falta de tiempo de vuestra persona para leerlos todos. Con todo afecto, Khalid AL-alwani.

Respuesta: En nombre de Dios, el Misericordioso, el Misericordiosísimo

Y la alabanza a Dios, Señor de los mundos

No hay dependencia entre el sacrificio y el altruismo verdadero y desinteresado. Talvez un ser vivo sacrifique su vida por un interés determinado impulsado por los genes que construyen glándulas que se secretan una hormona determinada, por ejemplo. Cuando una abeja obrera se sacrifica es por un impulso genético, puesto que lo más importante para el conjunto individual de genes es el cálculo de ganancia y pérdida durante el curso de evolución y selección natural, pues el gen que protege la supervivencia de un conjunto genético determinado en su entorno logra que este pase por los filtros de la selección natural generación tras generación, consolidándose y arraigándose dentro de ese conjunto genético individual, aunque la función de este gen sea empujar al cuerpo al suicidio o a la destrucción en determinadas situaciones. Ya he explicado esto en el libro La ilusión del ateísmo. La pérdida del cuerpo de una sola abeja que lleva un conjunto genético individual frente a la ganancia de miles de cuerpos de otras abejas que portan estos mismos genes representa indudablemente una enorme ganancia para estos genes.

Lo mismo se aplica a los padres y a la madre en particular, cuando se sacrifican por el bien de sus pequeños. La madre y la abeja sienten el impulso de sacrificarse por el interés de los genes. Así que el sacrificio de una madre en sí mismo no es por un altruismo verdadero, sino que es un sacrificio decidido por el interés de los genes individuales, por pasar a la siguiente generación siempre que la situación represente una ganancia en favor de la supervivencia del conjunto individual de genes. Verás que el cuerpo, en general, se atreve a esto, aunque en ello esté su destrucción o el fin de su vida, porque en esto está la supervivencia de los cuerpos o de otro cuerpo que porte estos genes, pues los genes construyen en el cuerpo instrumentos que conducen a esta audacia, aunque fuera una audacia que lleve a la destrucción, porque en ella está la preservación de la supervivencia del conjunto individual de genes dentro del conjunto general de genes de los seres vivos.

Este es un texto del libro La ilusión del ateísmo que explica este tema y quien quiera más detalles puede revisar el libro: «Si observamos alrededor nuestro encontraremos que algunos animales tienen un comportamiento altruista en algunos casos. Es posible que identifiquemos, por ejemplo, el comportamiento de los padres y las madres con sus hijos, y el comportamiento de las abejas obreras con la reina, con las otras obreras y con la colmena en conjunto. Pero ¿acaso este comportamiento altruista es verdadero o aparenta ser un comportamiento altruista? En realidad, es un comportamiento egoísta genético; ya que está construido sobre el egoísmo genético favoritista natural, que prefiere la supervivencia de los cuerpos en los que se reúnen estos genes y que motiva este comportamiento altruista, es decir, la afabilidad de los padres con los hijos cuando les suministran comida y el sacrificio de las obreras para proteger la colmena, a la reina y a sus hermanas. Así estos genes llevan la característica exitosa de trasmisión, continuidad y supervivencia. La realidad biológica es que el padre y la madre encaminan a los hijos; porque hay un gen en su composición genética que los impulsa a esto (por medio de sus efectos en la estructura del sistema nervioso y el cerebro, o las glándulas y las hormonas, por ejemplo). Una de las causas del éxito de que sus estructuras genéticas proliferen y sobrevivan es la existencia de este gen que los impulsa a este comportamiento altruista.

En cuanto a cómo se beneficia la estructura genética de los padres por los hijos en la supervivencia y la permanencia, pues puede explicarse de forma simple, ya que los hijos portan un porcentaje determinado de los genes de los padres, pues el niño, por ejemplo, lleva mitad genes de su padre y mitad genes de su madre.

En consecuencia, los padres cuyas composiciones genéticas contengan el gen del altruismo con los hijos y les proporcionen lo necesario para que puedan llegar a la pubertad y reproducirse, lograrán —estos padres— que sus genes permanezcan en la siguiente generación y sobrevivan. Por lo tanto, este tipo de altruismo (altruismo de padres con hijos) es de origen genético egoísta —es decir, que está construido por un presunto egoísmo genético— y no es altruismo verdadero. En cuanto a los padres que no cuidan correctamente a sus hijos, o digamos, los padres que no tienen en sus estructuras genéticas los genes que los impulsan a un altruismo con un grado suficiente para proporcionar lo necesario a sus hijos (por ejemplo, un nido, alimento y protección) no podrán —estos padres— pasar sus genes a la siguiente generación; porque ellos, en pocas palabras, no tendrán éxito en criar hijos que lleguen a la pubertad, que se reproduzcan y pasen su estructura genética a la próximas generaciones. Con esto son castigados estos padres, o digamos, es castigada esta estructura genética o mapa genético que no pasa sus genes (los propios) en esta vida saliendo de la competencia.

Así que la cuestión de la atención de los padres con sus hijos se explica por completo genéticamente. Si los genes encuentran otra estrategia exitosa diferente a la atención directa de los padres con sus hijos entonces podrán utilizarla al igual que el cuclillo, pues esta ave coloca sus huevos en nidos cuyas víctimas criarán a sus hijos y ella no atiende a sus hijos ni tiene ningún afecto hacia ellos. El vínculo con ellos finaliza una vez que ha proporcionado lo necesario colocándolos en el nido de una víctima que por ella se verá involucrada en la crianza de ellos. Esta es una evidencia clara de que el control de esta cuestión, dentro de los límites de los cuerpos, es de los genes.

Lo mismo pasa con las abejas obreras, pues el grado de acercamiento con sus hermanas es muy alto, superior al grado de acercamiento con sus madres; porque todas las hermanas llevan una copia idéntica de los genes del padre, así que hay una causa lógica por la cual compiten por sacrificarse corriendo a atacar al enemigo —aun cuando la que pica muere. Este gen altruista triunfa en la reproducción, la permanencia y la supervivencia; porque, en pocas palabras, es el más capaz en proteger a la colmena en conjunto. Así que la muerte es virtual, representa para sus genes una ventaja mayor que su supervivencia; porque correr hacia la muerte en el lugar de sus hermanas y en defensa de su madre (la abeja reina) contribuye a la supervivencia y a la continuidad de muchas copias de sus genes presentes en los cuerpos de todas sus hermanas obreras, contribuye a la supervivencia de sus genes presentes en los huevos y al esperma presente en el cuerpo de su madre (la abeja reina). Por supuesto que una composición genética como esta es más capaz de sobrevivir y permanecer que la que no emprende la carrera hacia el autosacrificio, pues la naturaleza seleccionará la intrepidez de la participante del sacrificio. O digamos que será capaz de sobrevivir y permanecer, y que será resistente a las condiciones naturales que la rodeen.

En general, el egoísmo de los genes puede explicar la característica altruista del organismo hacia otro organismo cuando el sacrificio trae un beneficio mayor a sus genes, incluso sin un vínculo cercano entre ellos».

Con respecto al ser humano en particular, ya debatí en el libro La ilusión del ateísmo el tema de la moral que este tiene y que hubo algo nuevo en la fórmula del ser humano que es el altruismo verdadero y desinteresado. Quien quiera entrar en detalles puede revisar el libro La ilusión del ateísmo. Pero aquí quiero solamente explicar la cuestión de la audacia que puede llevar a la destrucción del cuerpo por determinadas convicciones, ya sean religiosas, liberales, marxistas, patrióticas, humanitarias o incluso psicológicas. Todos estos aspectos y otros pueden presentarse como ejemplos de sacrificio de quienes ofrecieron o dieron sus vidas, o incluso perdieron lo más importante en la vida de los seres vivos que es la transmisión de los genes individuales a una generación posterior. Y creo que es fácil identificar modelos que casi nadie se pueda confundir. Muchos hombres de todo el mundo creen en modelos a los que consideran altruistas, aunque no tengan en absoluto nada que ver con la religión, como el Che Guevara. Independientemente de los ejemplos individuales, el altruismo verdadero como característica que puede atribuirse a cualquier alma humana es una cuestión verdadera y real. Lo que sucede en muchos casos es que esta característica humana, cuando no encuentra el lugar correcto marcado para él y que lo lleva al bien de la Última y de este mundo, conduce al ser humano a la pérdida inmediata de este mundo y de la Última. Puede que lo empuje al suicidio por una causa insignificante o lo empuje a hacerse estallar entre un grupo de personas en la calle como han hecho y hacen los salafíes. Pues la función más importante de esta característica psicológica que puede atribuirse a cualquier ser humano –como resultado del retraso del alma adanida en él– es reducir en el ser humano la importancia del cuerpo y su supervivencia como contraparte a la función de los genes que actúan para aumentar la importancia del cuerpo portador del gen y actúan para impedir el sacrificio, excepto por un propósito genético superior de preservar el grupo individual de genes en general. Es decir, como en el ejemplo de las abejas obreras y los padres.

Si lo anterior te ha quedado claro, verás que no tiene nada de especial que los suicidas de los grupos salafíes (wahabíes) pidan que les dé un discurso especial, para guiarlos y darles a conocer la verdad, porque estos asesinos que vemos masacrando a hombres, niños y mujeres a cuchillo y con una crueldad sin precedentes masticando hígados, indudablemente que no conocen la misericordia ni la moral, y por eso son los más lejanos de la guía, del conocimiento verdadero y de la religión divina.

Queda un asunto al que ya me he enfrentado anteriormente, que es la aclaración de la corrupción de la religión salafí y su desviación del islam, para alertar a la gente y hacerle conocer la realidad, de que la creencia salafí wahabí es que en realidad Dios tiene dos manos, que en realidad en cada mano tiene cinco dedos y que en realidad tiene dos ojos… y otras cosas de la ignorancia de la religión fetichista salafí. Es necesario esclarecer sus creencias y esclarecer el origen de la divergencia entre la religión salafí y la religión islámica, o incluso el planteo ideológico actual de los sunníes y los shiíes, pues la divergencia no está en si la palabra “mano” está o no mencionada en el texto, sino que la divergencia está en la compresión salafí wahabí errónea y absurda del texto sobre la verdad del Señor Glorificado. Esto los condujo a una creencia antropomorfizada y fetichista. No hay diferencia entre esto y la adoración a Húbal de la época preislámica. Los musulmanes sunníes y shiíes que adoran a Dios se abstienen de atribuir manos, dedos u ojos a la Verdad y los textos que citan no atribuyen esto a la Verdad según sunníes y shiíes, porque es un absurdo en la verdad del Glorificado. El ejemplo de ellos es como olvidar lo que es absurdo en la realidad del Glorificado y Altísimo, y que se menciona en los textos: {Así pues, hoy hemos de olvidarnos de ellos como ellos olvidaron el encuentro de este día de ellos}, «Al-Aaraf» (Las alturas), 51.

Y los wahabíes toman este texto de forma literal y dicen que Dios se olvida, así como toman los textos del rostro, las manos y los ojos de forma literal y dicen que el Señor tiene dos manos, que en cada mano tiene cinco dedos, dos ojos y un rostro, y todo esto contra la realidad.

Los salafíes van más allá de simplemente atribuir a su Señor la característica de manos y ojos a la Verdad, pues ordenan las característica del Señor al que adoran y le dan forma de ser humano en particular, donde tendría un rostro y dos ojos solamente (no uno ni tres) cuando el texto coránico dice {para que te hicieras a ojo mío} y dice {Y ten paciencia por el juicio de tu Señor, pues tú estás en nuestros ojos}. El Señor de ellos tiene dos manos, no una ni tres, a pesar de que Dios Glorificado y Altísimo dice {Y el cielo, lo hemos construido con manos, y ciertamente, somos expansores}. Así queda claro que estos adoran a un ídolo al que atribuyen características físicas del ser humano, que tiene dos manos, cinco dedos, y que, en cada mano, como en la de cualquier ser humano, no son ni más ni menos que el número de dedos humanos, y que tiene dos ojos y un rostro, y dicen que Él existe sobre el cielo… etc.

Y al momento de ser precisos al transmitir su creencia simplemente no están seguros de si los ojos de su Señor están el rostro o algún otro lugar. En cuanto a los dedos, determinan que están la mano y que son cinco, únicamente por el número de dedos de la mano humana pero no están seguros de su longitud.

Estos son palabras de uno de los mayores juristas salafíes wahabíes que es Ibn Yibrín, en las respuestas adjuntas a su comentario en el libro Lumaa al-Itiqad, donde dice:

«Pregunta: el que pregunta dice: “¿Es correcto decir que hay ojos en el rostro de Dios Altísimo y dedos en la mano, y así sucesivamente? ¿O es una analogía?”.

Respuesta: No se ha refutado lo que confirma esto. Sin embargo, con respecto a los dedos se ha narrado el hadiz en el que un judío viene al Profeta –bendígale Dios y le de paz– y señaló su mano. Señaló sus dedos y dijo: “Nosotros encontramos en nuestros libros que Dios creó los cielos sobre esto y todos estos” –señalando sus dedos. Y el Profeta –bendígale Dios y le de paz– recitó entonces esta aleya: {Y no han valorado a Dios en su verdadera magnitud y la Tierra en conjunto está en su puño el Día de la Resurrección} y sonrió confirmando lo que decía la tinta. Si él reconoce esto, está diciendo que hay dedos en la mano. Sin embargo, no tienen por qué ser como los dedos de las criaturas en sus yemas, longitud, en esto y aquello. No obstante, hay evidencias de la mano y evidencias de que esta tiene dedos».

Creo que estas cosas deben explicarse a la gente, para que sepan que la religión takfirí salafí que atenta contra la vida de la gente y difunde hoy el asesinato de inocentes no tiene nada que ver con la religión islámica sobre la base de la creencia en el dios del islam. Es injusto que el islam cargue con los crímenes de la religión salafí, y por eso es nuestro deber legítimo librar al islam del vínculo con este monstruo satánico llamado religión salafí wahabí. Ya se ha esclarecido que a nivel de creencia la religión salafí wahabí está separada del islam desde el primer paso, pues el Señor de los salafíes wahabíes es distinto al Señor del islam. O podríamos decir que no es como el Señor de los sunníes y shiíes, como se ve a nivel moral, pues la religión salafí wahabí es una fábrica de producción de asesinos, carniceros y chupasangres que no vacilan en degollar niños y mujeres ni en devorar el hígado de los que degüellan, como hicieron en Siria siguiendo el comportamiento de la famosa madre de ellos, la adúltera Hind, que devoró el hígado de Hamza en la famosa batalla de Uhud. Es más, creo que exponer la religión salafí y aclarar que el islam no tiene nada que ver con ella es un deber de todo aquel que invite al islam hoy, ya sea sunní o shií, porque permitir que la religión salafí wahabí takfirí sea vinculada con el islam significa demoler el islam, manchar la reputación del islam y la reputación de cada musulmán y musulmana, sunní o shií, con crímenes de asesinato y mutilación de cuerpos tan atroces que repugnan a los seres humanos rectos.