El Regreso en el lenguaje: es el retorno a la vida del mundo temporal después de la muerte.
Al-Yauhari y Al-Fairuzabadi dijeron: “Fulano cree en el Regreso, es decir, en regresar al mundo temporal después de la muerte”.[1]
En cuanto al significado terminológico que intentamos aclarar:
El Regreso es otro mundo, es uno de los tres Días Mayores de Dios,[2] frente a los otros dos días que son el del Resurgente y el de la Resurrección. Tiene su propio sistema y sus leyes particulares, como lo garantizan numerosas narraciones de la familia de Muhammad (a) como veremos.
Después de mencionar estos dos días (el del Resurgente y el de la Resurrección), el Sayed Ahmed Alhasan (a) dijo: «… queda el Día del Regreso, así que seguro que es otro mundo. De otro modo, no se distinguiría por ser un día, es decir, un tiempo y una era independiente de la vida física y de la Resurrección. Así pues, no es ninguna de ellas».
Dijo: «El nombre de “regreso” indica su significado —que Dios te otorgue el éxito. Es un regreso, es decir, una repetición. Personas que han muerto vuelven, un examen que ha terminado se repite, días que han pasado se repiten…».
Dijo: «Es otro examen, cuya organización y disposición de los que regresan está en la mano del Glorificado Altísimo…».
Dijo: «El Regreso es otro mundo diferente a este mundo físico, y por consiguiente, sus características son distintas a las de este mundo…».
Examinaremos en detalle las respuestas de este patrono puro de la familia de Muhammad (a), pero después de presentar un resumen de lo más importante que los eruditos shiíes han explicado sobre el Regreso como un asunto establecido relacionado con la creencia entre todos ellos o por lo menos de la mayoría de ellos.
[1] As-Sahah, vol. 3, pág. 1216 | Al-Qamus al-Muhit, vol. 3, pág. 28.
[2] Esto se menciona en lo narrado por el jeque As-Saduq narró con su cadena de transmisión del Imam As-Sadiq (a): «Los días de Dios Poderoso y Majestuoso son tres: el Día en el que se levanta el Resurgente, el Día de la Vuelta y el Día de la Resurrección», Maani al-Ajbar, pág. 366.
Extracto del libro El Regreso de Ahmed Alhasan (a)