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Dijo el Altísimo: {Y ciertamente, ya hemos planteado a los hombres en este Corán cada ejemplo. Y si vas a ellos con una señal han de decir los infieles: «no sois sino unos falseadores» * Así es como marca Dios los corazones de los que no saben * Así que sé paciente. Ciertamente, la promesa de Dios es verdad. Y que no te tomen a la ligera los que no tienen certeza}.[1]

Sería apropiado que cada musulmán estudie la historia de los hijos de Israel, su vida con Moisés y Aarón (con ambos sea la paz), y luego con Jesús (a); porque el envío de Moisés y Aarón (con ambos sea la paz) fue casi como el envío de Muhammad y Alí (con ambos sea la paz). Lo que les ocurrió a Moisés y a Aarón (con ambos sea la paz) no se diferencia mucho de lo que les pasó a Muhammad y Alí (con ambos sea la paz). Lo que hicieron los hijos de Israel durante la ausencia de Moisés (a) o después de la partida de Aarón y Moisés (con ambos sea la paz), no se diferencia mucho de lo que hizo esta nación después de la partida de Muhammad (s), después de la partida de Alí (a), y luego después de la ausencia del sello de los sucesores, Muhammad (a). Asimismo, el envío de Jesús (a) a los hijos de Israel fue casi como el envío de Muhammad Bin Al-Hasan Al-Askari Al-Mahdi (a) a esta nación. Lo que el Mahdi (a) encontrará de esta nación y en algunos eruditos del mal (inoperantes) de esta nación no se diferencia mucho de lo que encontró Jesús (a) en los judíos y sus eruditos inoperantes. {Así pues, relátales la historia. Quizás reflexionen}.[2]

[1] Sagrado Corán – sura «Ar-Rum» (Los romanos), 58-60.

[2] Sagrado Corán – sura «Al-Aaraf» (Las alturas), 176.


Extracto del libro El becerro de Ahmed Alhasan (a)