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El Dr. Kramer dice acerca del gobierno:

«GOBIERNO, EL PRIMER PARLAMENTO: El progreso social y espiritual del hombre es, contrariamente a lo que podría creerse si se consideraran las cosas de un modo superficial, a menudo, un proceso lento, tortuoso y difícil de seguir en su encaminamiento; el árbol en pleno vigor puede encontrarse separado de la semilla original por millares de kilómetros o, como en el presente caso, por millares de años. Tome, por ejemplo, la forma de vida conocida como democracia y su institución fundamental, la asamblea política. Esto sorprenderá, sin duda, a muchos de nuestros contemporáneos, persuadidos de que la democracia es un invento de Occidente, e incluso un invento de fecha reciente. Lo que, no obstante, no deja de asombrar es que la cuna de la democracia haya podido ser precisamente ese Próximo Oriente que, a primera vista, tan extraño parece ser a semejante régimen. Pero, ¡qué de sorpresas reserva al arqueólogo su paciente trabajo! A medida que se ensancha y se profundiza su campo de excavación, la “brigada de pico y pala” realiza, en esta parte del mundo, los hallazgos más insospechados.

Se trata del acta de una asamblea política. Así, pues, hacia el año 3000 a. de J.C. el primer Parlamento de que se tiene noticia hasta la fecha se reunió en sesión solemne. El Parlamento se componía, igual que nuestros modernos Parlamentos, de dos Cámaras: un Senado o Asamblea de los Ancianos, y una Cámara Baja, constituida por todos los ciudadanos en estado de llevar armas. El Parlamento del que se hace mención en nuestro texto se trataba de una sesión extraordinaria, durante la cual las dos Cámaras representativas tenían que escoger entre lo que hoy día llamaríamos “paz a cualquier precio” y “la guerra por la independencia”. El “senado”, con sus ancianos conservadores, declaraban la paz a todo precio, pero su decisión fue “vetada” por el rey, quien entonces llevó la cuestión a “cámara baja”. Este cuerpo declaraba la guerra y la paz, y el rey la aprobaba.

¿En qué parte del mundo fue el primer “parlamento” encontrado por el hombre?

No, como puede suponer, en alguna parte de occidente, o en el continente europeo. A uno le parecería hallarse en Atenas o en la época de la Roma republicana. Y, sin embargo, nos encontramos en el Próximo Oriente, hogar tradicional de tiranos y déspotas, una parte del mundo donde las asambleas políticas fueron enseñadas para ser prácticamente desconocidas.

Fue en la tierra conocida en la antigüedad como Sumeria, situada al norte del Golfo Pérsico entre los ríos Tigris y Éufrates, que la asamblea política más antigua conocida se reunió. ¿Y cuándo fue este “parlamento”? En el tercer milenio A.C. En esos días, esta región del Cercano Oriente, Sumeria (que corresponde aproximadamente a la mitad sureña de Iraq) estaba habitada por un pueblo que desarrolló lo que probablemente fue la civilización más alta en el entonces mundo conocido».[1]

La relación entre los sumerios y la soberanía de Dios es algo que no puede ser concebido por Kramer y muchos otros arqueólogos; porque ellos no creen en la soberanía de Dios, o son ateos que creen que la religión fue inventada por los sumerios y que la Torá y el Corán son un simple ejercicio de reproducción de los imaginarios relatos sumerios —según ellos— como el relato del Diluvio. Por eso, cuando encontraron que el rey sumerio expuso la cuestión de la guerra a los dos concejos de consulta, juzgaron y afirmaron que los sumerios practicaban una democracia parecida a la democracia occidental de hoy, cuando lo que practicaron los sumerios jamás fue una democracia occidental y no tenía nada que ver con la práctica democrática occidental, ya que hay muchos textos sumerios que confirman que el gobernante recibía su legitimidad por designación divina.

El sistema sumerio de gobierno es el sistema que heredaron de Noé (con él sea la paz) y de los profetas, como heredaron la religión divina. Así pues, tenían un sistema de gobierno divino distorsionado, así como eran dueños de una religión divina distorsionada, pues el sistema sumerio de gobierno no era una dictadura ni una democracia en el sentido democrático occidental conocido hoy.

En el sistema sumerio de gobierno había un rey designado por los dioses, así como en un sistema de gobierno divino hay un rey o un gobernante designado por Dios. La misión de este gobernante es el cumplimiento de la voluntad de Dios, la aplicación de la ley de Dios y la justicia para los oprimidos. Así que hay un propósito tras la designación divina del gobernante que no es el gobierno en sí mismo. Por esto el sistema de gobierno divino puede cumplirse incluso con que el gobernante designado por Dios supervise la aplicación, controle la aplicación e intervenga para corregir cuando haya una tendencia al error. No es necesario que él mismo ejerza el gobierno para que se cumpla el propósito de su designación.

Esto es lo que encontramos, o algo parecido, en el ejemplo sumerio mencionado por el doctor Samuel Kramer, ya que hubo un enfrentamiento entre Kish y Uruk por la autoridad y el reclamo de la designación divina. El gobernante de Uruk pidió la opinión del pueblo acerca de elegir la guerra o la paz, pero no era una opinión a la que estuviera obligado como está claro en lo presentado:

«Será interesante precisar en qué circunstancias tuvo lugar esta memorable sesión. Igual que Grecia en una época mucho más reciente, la Sumer del tercer milenio a. de J. C. se componía de un cierto número de ciudades-Estado que rivalizaban entre ellas por la hegemonía. Una de las más importantes de estas ciudades era Kish, la cual, según una leyenda sumeria, había recibido la realeza como un don del cielo inmediatamente después del “Diluvio”. No obstante, Uruk, otra ciudad mucho más meridional, iba extendiendo su poderío y su influencia y amenazaba seriamente la supremacía de su rival. El rey de Kish (que en el poema se llama Agga) acabó dándose cuenta del peligro y amenazó a los urukianos con hacerles la guerra si no le reconocían como a su soberano. Fue en este momento decisivo cuando fueron convocadas las dos Cámaras de representantes de Uruk: la de los ancianos y la de los ciudadanos válidos».[2]

Es correcto que algunos reyes de Sumeria eran simples reyes que pretendían la designación divina, pero lo que nos importa es que los sumerios, por lo general, creían en la designación divina. Esto confirma lo que repetidamente hemos visto en las tablillas de arcilla, que los reyes eran de dinastía divina y que los dioses los designaban. Hay un relato trasmitido por el Corán que representa el conflicto que ocurrió en Sumeria o Mesopotamia entre uno de los reyes[3] que procuraba el reino y amigo Abraham (con él sea la paz), el rey designado por Dios:

{¿Acaso no has visto al que disputaba con Abraham sobre su Señor, al que le había dado Dios el reino? Cuando dijo Abraham: «Mi Señor es el que hace vivir y hace morir». Dijo: «Yo hago vivir y hago morir». Dijo Abraham: «Pues ciertamente, Dios trae el Sol por el Oriente. Así pues, tráelo tú por el Occidente». Así quedó atónito el que descreía y Dios no guía al pueblo de los injustos}.[4]

En general, se pueden revisar los textos sumerios, acadios y babilonios para encontrar que esta cuestión está clara en muchos textos, y que ellos creían que el reinado era por designación divina, es decir, como en la creencia correcta de la religión divina que está en la Torá, en el Evangelio y el Corán. Con esto se muestra claramente que los sumerios habían heredado la antigua religión divina y que estaban comprometidos con sus enseñanzas, sobre todo con las normas sagradas y su salvador. Pero a medida que pasó el tiempo, ocurrió algo que siempre ocurre, la distorsión de la religión divina, la usurpación del reinado divino y la persecución del rey designado por Dios, como le ocurrió a Abraham (con él sea la paz) quien finalmente se vio obligado a abandonar las tierras de sus padres, hasta que Dios quiso que sus hijos regresaran después con el regreso de su hijo Alí Bin Abi Talib (con él sea la paz) a las tierras de Sumeria y Acadia, o Shumer, Sinar o Mesopotamia (Iraq).

Este es uno de los textos trascriptos por el Dr. Kramer de las tablillas de Sumeria. Muestra que los sumerios creían en la religión divina y en la designación divina del rey o gobernante:

«“¡Oh, Sumer, gran país entre los países del universo! ¡Siempre henchido de luz constante, tú que, de Levante a Poniente, repartes las leyes divinas a todos los pueblos! ¡Tus leyes divinas son leyes gloriosas, inaccesibles! ¡Tu corazón es profundo, insondable! ¡La verdadera sabiduría que tú aportas…, como el cielo, es intocable! ¡El Rey a quien tú das la vida ostenta la diadema inmortal!, ¡El Señor a quien tú das la vida se corona para siempre! Tu Señor es un Señor venerable; junto con An, el Rey, ocupa su lugar en el celeste Estrado. Tu Rey es el ‘Gran Monte’”»[5]

[1] Fuente: Kramer, La historia empieza en Sumeria, pág. 39. Ediciones Orbis.

[2] Fuente: Kramer, La historia empieza en Sumeria, pág. 40. Ediciones Orbis.

[3] La Torá llama a Ur de Sumeria, en donde nació Abraham, Ur de los caldeos [Y Taré tomó a Abram su hijo, a su nieto Lot, hijo de Harán, y a Sarai su nuera, mujer de su hijo Abram; y salieron juntos de Ur de los caldeos, en dirección a la tierra de Canaán; y llegaron hasta Harán, y se establecieron allí] Génesis 11:31. Según los judíos y los cristianos, Ur de Sumeria había sido capturada por los elamitas, los babilonios y los caldeos, y por eso es correcto llamarlos con estos nombres. Hay investigaciones de algunos arqueólogos en las que reconocen que los sumerios y los acadios eran un solo pueblo, y que estas simples denominaciones son para un solo pueblo y no para dos. Además, los babilonios vivían en la misma región del sur de Iraq. Representan una continuación natural de los acadios o sumerios, por eso no hay problema en denominar a ambas civilizaciones, Babilonia y Sumeria, con un solo nombre que sería civilización sumeria o acadia. Talvez nos baste con decir sinarios al referirnos a los sumerios o acadios, considerando que ellos representan a la civilización más antigua de la tierra de Sinar, [8 Y Cus engendró a Nemrod, que llegó a ser poderoso en la tierra. 9 Él fue un poderoso cazador delante del SEÑOR; por tanto, se dice: Como Nemrod, poderoso cazador delante del SEÑOR. 10 Y el comienzo de su reino fue Babel, Erec, Acab y Calne, en la tierra de Sinar] Génesis 10. En general, como la civilización sumeria es la civilización documentada más antigua que ha llegado hasta nosotros de esta región, que representa el lugar de asentamiento de los emigrantes y un refugio para sobrevivir a la inundación, podemos llamar sumerios al pueblo más antiguo que hubo en el valle fértil y del cual descienden los habitantes de la Tierra. Por esto es muy natural que llamemos sumerios a los acadios, a los babilonios, a los asirios e incluso a los caldeos, pues todos se remontan a un solo origen que es el pueblo de los primeros en residir en el valle fértil —el golfo actual— antes de la inundación.

[4] Sagrado Corán, sura «Al-Báqara» (La vaca), 258.

[5] Fuente: Kramer, La historia empieza en Sumeria.


Extracto del libro La ilusión del ateísmo de Ahmed Alhasan (a)