• Categoría de la entrada:La ilusión del ateísmo
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Un ejemplo de parasitismo es el cuclillo, pues coloca sus huevos en los nidos de otras aves. El cuclillo evolucionó sus huevos para engañar a las aves hospedadoras y del mismo modo, también los polluelos del cuclillo desarrollaron un mecanismo que les ayuda a sobrevivir: una cavidad en su lomo para arrojar fuera del nido a los otros pequeños y a los huevos, inmediatamente después de salir del cascarón. Los polluelos del cuclillo de esta manera, acaparan el alimento y la hospedadora los alimenta, especialmente cuando los pequeños en algunos casos son mucho más grandes que sus padres hospedadores. Si los otros huevos y polluelos permanecen, los polluelos del cuclillo no seguirían vivos: porque la cantidad de alimento que llevan los padres hospedadores no basta para que sobreviva y crezca una gran cantidad de polluelos si hay un competidor en el nido. La finalidad con que el ave parásita desarrolló sus huevos, es que las aves parásitas del cuclillo, cuyos huevos están camuflados y se parecen a los huevos del hospedador o digamos que los huevos son aceptados por el hospedador, tengan éxito en trasmitir sus genes a la siguiente generación, a diferencia de las aves cuyos huevos pueden distinguirse y ser apartados por el hospedador, pues estas fracasan al trasmitir sus genes a la siguiente generación, de esta manera evolucionan los huevos. He explicado esto aquí para que el lector no tenga en mente una comprensión simplista de lo que significa que un ave evolucione sus huevos, o que los polluelos desarrollen una cavidad en su lomo. Estas declaraciones que son claras para los estudiosos de biología evolutiva pueden ser confusas para la comprensión de los que no son especialistas.


Extracto del libro La ilusión del ateísmo de Ahmed Alhasan (a)