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Pregunta 8: ¿Qué significa el hadiz santo: de Yabir Bin Abdulá Al-Ansarí, del Mensajero de Dios (s), de Dios Glorificado: «Oh, Ahmed, si no hubiera sido por ti no hubiera creado los firmamentos. Si no hubiera sido por Alí, no te hubiera creado a ti. Y si no hubiera sido por Fátima no los hubiera creado a vosotros dos»?[1]

Respuesta: en la creación Muhammad (s) es la manifestación de Dios,[2] Alí es la manifestación del Misericordioso y Fátima es la manifestación del Misericordiosísimo. Así pues, todas las cosas existentes brillan en la creación por la luz de Dios que es Muhammad (s). La puerta que vierte esta luz divina son Alí y Fátima (con ambos sea la paz).

Dijo el Altísimo: {Desciende del Misericordioso, el Misericordiosísimo}.[3] Alí es el exterior de esta puerta y Fátima el interior, tal como la aparición de la vida del Mundo Temporal y su atestiguamiento por parte del ser humano que está en ella, y el ocultamiento de la Última vida y de su interior para él también.

Entre Alí y Fátima, o el Misericordioso y el Misericordiosísimo, hay unión y separación, como la unión entre dos esposos enamorados, {os ha creado de un alma sola},[4] y son dos nombres que indican un solo significado.

Con respecto a la separación entre ambos, por un lado está la amplitud y la inclusión de la misericordia del Misericordioso, y por otro la estrechez y la intensidad de la misericordia del Misericordiosísimo. Por lo tanto, el lugar competente del Misericordioso, o Alí (a), es esta vida del Mundo Temporal. La amplitud de la misericordia del Misericordioso es inclusiva para todos, tal como la emanación que brota del exterior de la puerta e incluye a todos, creyentes e infieles. Como está en la súplica: “Oh, aquel que da a quien le pide. Oh, aquel que da por compasión y misericordia a quien no le pide y a quien no le conoce».[5]

Con respecto a la Última él es el que separa para el Paraíso y el Infierno considerando el vínculo y la separación que tiene con la cosa existente en esta vida del Mundo Temporal, sin considerar la Última.

En cuanto al Misericordiosísimo o Fátima, se lugar de competencia es la Última,[6] pues ella es la que recoge a sus shiíes, es decir, a la gente de la verdad, del monoteísmo y de la sinceridad para con Dios Glorificado, el Día de la Resurrección, que son Hasan, Husein, los Imames, Noé, Abraham, Moisés, Jesús (a), los profetas, los sucesores y quienes por debajo de ellos hayan sido sinceros. Por eso el Mensajero de Dios (s) dijo sobre ella: «Fátima es la madre de su padre».[7] Pues la madre es el origen al que se regresa. Y por eso Hasan Al-Áskari (a) dijo sobre ella lo que esto significa: «Nosotros somos los Argumentos de Dios sobre la creación, y Fátima es el Argumento de Dios sobre nosotros».[8]

Por lo tanto, si no hubiera sido por Muhammad, no habrían sido creados los Cielos y la Tierra; porque estos fueron creados de su luz. Si no hubiera sido por Alí, no habría sido creado Muhammad. Porque si no hubiera sido por Alí, Muhammad (a) no hubiera sido conocido, puesto que él es la puerta que lleva a este. De él, es decir, de la puerta o Alí, se manifiesta la emanación muhammadiana en los Cielos y la Tierra. Y si no hubiera sido por Fátima, o el interior de la puerta o la Última, Muhammad y Alí no habrían sido creados. Porque si no hubiera sido por la Última, Dios no habría hecho la creación ni habría creado el Mundo Temporal.

[1] Mustadrak Safina al-Bihar, vol. 3, pág. 334, Al-Yanna Al-Aasima, pág. 148.

[2] Que una persona ―como el Mensajero de Dios (s)― sea una manifestación de Dios en la creación, significa que es una aparición de las características de Dios Altísimo en la creación, un representante y un narrador de las características del Glorificado de tal modo que a través de él se conoce a Dios Altísimo. Dios Glorificado ya ha señalado en el Noble Corán esta manifestación, pues dijo: {Y cuando vino Moisés a nuestra cita y le hubo hablado su Señor, dijo: «Señor mío, hazme ver, que yo te observe». Dijo: «No me verás, pero observa la montaña. Si ella continúa en su lugar entonces me verás». Así pues, cuando se manifestó su Señor a la montaña, la dejó aplanada. Y se desplomó Moisés aturdido. Y cuando se repuso dijo: «Glorificado seas. Me arrepiento ante ti y he de ser el primero de los creyentes»}, Sagrado Corán – sura “Al-Aaraf” (Las alturas), 143. Aquí definitivamente no se trata de un traslado ni un cambio de lugar ―es decir, un desplazamiento― del Glorificado, pues Él está lejos de algo así. Dios, el Altísimo, es muy por encima de ello. En realidad, esta manifestación del Glorificado a la montaña fue con la aparición de algo que lo simula a Él. Se narró de la Gente de la Casa (a), que Dios Altísimo se manifestó en un hombre de los querubines a la montaña y la dejó aplanada. Abu Abdulá (a) dijo: «Los querubines son un pueblo de nuestros shiíes, de la primera creación. Dios los puso detrás del Trono. Si se repartiera la luz de uno solo de ellos entre la gente de la Tierra sería suficiente para ella». Luego dijo: «Cuando Moisés (a) pidió a su Señor lo que pidió, este ordenó a un hombre de los querubines, quien se manifestó a la montaña y la dejó aplanada», Mustatrafat as-Sarair de Ibn Idrís Al-Hali, pág. 569.

Y en la súplica de Samat: «… y por la luz de tu rostro, con la cual te manifestaste a la montaña dejándola aplanada y por lo cual Moisés se desplomó aturdido. Y por tu gloria que apareció sobre el monte Sinaí y con la cual hablaste a tu siervo y mensajero Moisés hijo de Imrán. Y por tu ascenso en Seir y tu manifestación en el monte de Parán con diez millares de santos, y soldados de ángeles sinceros y el temor de ángeles glorificadores…», Misbah al-Mutahayd del Jeque At-Tusi, pág. 419.

Consíderese lo que dijo (a): «Tu ascenso en Seir y tu manifestación en el monte Parán». Dios Altísimo se abstiene de salir y aparecer materialmente, así que sólo es posible mediante una manifestación. El ascenso de Dios en Seir es su profeta Jesús (a) y la manifestación del Altísimo en Parán es Muhammad (s), como lo aclaró el Sayed Ahmed Alhasan (a) en sus otros libros, tal como La profecía sellante. Cfr.

[3] Sagrado Corán – sura «Fusilat» (Detalladas), 2.

[4] Sagrado Corán – sura «An-Nisá» (Las mujeres), 1.

[5] Abu Abdulá (a) dijo: «En nombre de Dios, el Misericordioso, el Misericordiosísimo. Di esto cada día de Rayab, por la mañana y por la tarde, tras tus azalás día y noche: “Oh, aquel de quien espero todo bien y estar a salvo de su indignación en cada mal. Oh, aquel que da mucho por poco. Oh aquél que da a quien le pide. Oh aquel que da por compasión y misericordia a quien no le pide y a quien no le conoce. Concédeme, por pedirte solo a ti, todo lo bueno del Mundo Temporal y todo lo bueno de la Última. Y aparta de mí, por pedirte solo a ti, todo lo malo del Mundo Temporal y lo malo de la Última. Porque lo que das nunca es incompleto. Y aumenta tu favor para conmigo, oh, Generoso”», Iqbal al-Aamal, vol. 3, pág. 211.

[6] Del Mensajero de Dios (s) en un hadiz: «… y Dios (a) dice a sus ángeles: “Oh, ángeles míos, observad a mi sierva Fátima, Señora de mis siervas, levantándose entre mis manos, con sus hombros temblando por temor a mí. Ella se ha acercado con su corazón para adorarme. Sed testigos de que he de poner a salvo del fuego a sus shiíes…», Al-Amali del Jeque As-Suduq, pág. 175, y decenas de otras narraciones que confirman esto.

[7] Bihar al-Anwar, vol. 34, pág. 19.

[8] Los secretos fatimíes del Jeque Muhammad Fadel Al-Masuudi, pág. 69, trasmisión de la interpretación (Atib al-Bayan).


Extracto del libro Las alegorías vol. 1 de Ahmed Alhasan (a)