[… Toda la religión de Dios es prácticamente la única cuestión por la cual comenzó la creación de los seres humanos en la Tierra. El Altísimo lo recordó en sus palabras: {«Yo soy el que pone en la Tierra un califa»}, sura 2 «Al-Báqara» (La vaca), 30. Todo el Corán está en «Al-Fátiha», «Al-Fátiha» está en la basmala, la basmala está en la Ba (ب), la Ba está en el punto y el punto es Alí (a). El Comandante de los Creyentes dijo: «Yo soy el punto». ¡¿Y qué fue el Comandante de los Creyentes, Alí (a), sino el Califa de Dios en su Tierra?!

Por lo tanto, el punto, la Ba, la basmala, «Al-Fátiha», el Corán y toda la religión son el Califa de Dios en su Tierra. El Corán y toda la religión son la promesa y la alianza que los siervos aceptaron con la obediencia a los califas de Dios. Dios la depositó en la piedra fundamental, la piedra negra, la piedra angular, la piedra cortada de Muhammad (s) para demoler la soberanía del demonio y la tiranía. Esta piedra ya fue mencionada en los libros celestiales y en las narraciones. Cuando los Quraish no se ponían de acuerdo en quién llevaría la piedra sabían que esta piedra indicaba algo grande. Por esto disentían en quién la llevaría. Y la voluntad de Dios fue que Muhammad (a) llevara la piedra y la pusiera en su lugar para que se cumpliera la señal de Dios, su señal, Glorificado sea, de que el Qaim de la verdad y el siervo en el que Dios depositó la alianza y el pacto que esta piedra señala, saldrán de Muhammad (s) que llevó la piedra.

De Said Bin Abdalá Al-Aray, de Abu Abdalá (a), que dijo: «Los Quraish, en los días de la ignorancia, demolieron la Casa y cuando quisieron reconstruirla hubo roces entre ellos. El terror se apoderó de ellos hasta que uno dijo: “llamad a cada hombre de vosotros con lo mejor habido de sus bienes y no vengáis con bienes que hayáis obtenido de la ruptura entre parientes o de lo prohibido”. Así hicieron, se aclaró entre ellos cómo la reconstruirían y la construyeron hasta llegar al sitio de la piedra negra. Entonces discutieron por quién de ellos colocaría la piedra negra en su sitio hasta que casi hubo maldad entre ellos. Entonces decidieron que sería el primero que entre por la puerta de la mezquita y en eso entró el Mensajero de Dios (s). Cuando llegó a ellos pidió una tela, la extendió y colocó la piedra en su centro, luego las tribus tomaron la tela por los extremos y la alzaron. Después él (s) la tomó y la ubicó en su lugar. De esta manera, Dios lo distinguió con esto.», Al-Kafi, vol. 4, pág. 217.

Muhammad (s) llevó la piedra negra, una señal de que el Qaim, “el portador del pecado” y “el portador de la bandera negra” a la que se refiere, saldrá de Muhammad (s).

Además: Muhammad (s) es quien lo lleva en su columna vertebral; porque fue depositado en Fátima, la hija de Muhammad (s). Por lo tanto, “el portador del pecado” es el Mensajero de Dios, Muhammad (s).

En cuanto al color negro con el que Dios quiso cubrir esta piedra, señala los pecados de los siervos y les recuerda sus faltas, quizás se arrepientan y pidan perdón mientras estén en la Casa de Dios. Es del mismo color que las banderas del Qaim de la verdad, el Qaim negro de la familia de Muhammad. Así pues, las banderas negras señalan la piedra y la piedra los señala a ellos. Ambos señalan con su color negro el pecado de romper la alianza y el pacto aceptado por la creación en la Diseminación. Además: señalan la dificultad que soporta el portador de este pecado ‒el portador de la bandera negra que señala el pecado‒ el siervo al que se le confió el libro de la alianza y el pacto. Él es la piedra negra y el Qaim de la familia de Muhammad.

La piedra está vinculada a la cuestión del sacrificio en la religión divina y a lo largo del camino bendito de esta religión, pues la religión de Dios es una; porque procede de Uno, y el sacrificio se manifestó en el islam de la forma más clara con Husein (a). Antes del islam, el sacrificio se encuentra en el hanafismo, la religión de Abraham (a), con Ismael; con Abdulá, el padre del Mensajero Muhammad (s); también en el judaísmo, la religión de Moisés (a), con Juan el Bautista, el hijo de Zacarías (a), y en el cristianismo con el crucificado.

Independientemente del hecho de que los cristianos imaginen que el crucificado sea Jesús, creen que el crucificado es el portador del pecado, y aunque sus creencias tengan desviaciones no significa que todo venga de un vacío completo, ni significa que no tengan ninguna relación con la religión de Dios, Glorificado sea, a partir de la cual se desviaron. De hecho, muchas creencias desviadas se basan en un origen religioso que los eruditos inoperantes de la perdición tomaron, corrompieron y sobre el cual construyeron una creencia corrupta.

La cuestión del hecho de que los mensajeros porten algunos de los pecados de sus naciones para que la nación en su conjunto camine hacia Dios está presente en la religión de Dios y no vino de la nada. Se pueden revisar los pasajes de la Torá, por ejemplo, para ver que Moisés (a) sufrió dificultades adicionales por los pecados de su pueblo. Y el Mensajero de Dios, Muhammad (s) soportó los pecados de los creyentes. Dijo el Altísimo: {para que te perdone Dios lo que se adelanta a tu pecado y lo que se retrasa, y complete su beneficio sobre ti, y te guíe a una senda recta}, sura «Al-Fath» (La victoria), 2.

La interpretación a simple vista: es que él soportó los pecados de su nación y que Dios la perdonó por él. De Umar Bin Yazid Biyaa As-Sabiri, que dijo: “Pregunté a Abu Abdulá (a) sobre las palabras de Dios en su libro {para que te perdone Dios lo que se adelanta a tu pecado y lo que se retrasa}”. Dijo: «Él no tenía pecado ni preocupación por el pecado, pero Dios lo hizo llevar los pecados de sus shiíes y luego los perdonó por él.»”, Tafsir al-Qummi, vol. 2, pág. 314.

Que los mensajeros toleren los pecados de sus naciones no significa que lleven el pecado de quienes rompen la alianza y el pacto por rechazar a los califas de Dios y mueren con este rechazo, sino que llevan el pecado de quienes olvidan la alianza y el pacto, y los rompen por un período de tiempo de esta vida mundanal. Y que ellos lleven los pecados de sus naciones tampoco significa que se conviertan en los dueños del pecado en lugar de sus naciones, sino que llevan cargas adicionales para comunicar sus mensajes a los hombres de este mundo.

Esto es. por supuesto. lo que ellos quisieron; porque ellos son los que pidieron esto. Un padre que es misericordioso con sus hijos a menudo soporta las consecuencias de los errores de ellos, aunque le causen problemas o fatiga, o talvez dolor y muerte en el camino de Dios, como en el caso de Husein (a); esto se debe a que el padre espera la bondad de sus hijos al final. Muchos talvez no recuerden la alianza hasta que la sangre de su padre, el patrono de Dios, se derrame y sea esto un motivo para que recuerden la alianza y el pacto. Es por eso que se lo encuentra a Husein (a), aquél del que Dios quiso hacer un motivo para que un gran número de criaturas recuerde, abandonando la peregrinación y avanzando apurando su paso hacia el lugar de su masacre (a).

En cuanto a la relación de la piedra con el pecado de Adán (a), esto es algo que los imames (a) ya han explicado, aunque quizás de forma oculta para la gente en el pasado por la voluntad de Dios, Glorificado sea. De hecho, el Mensajero de Dios, Muhammad (s) también se encargó de aclarar la relación de la piedra con los pecados de la creación con más claridad con una acción ‒cuando besó la Piedra‒ pero fue una aclaración para aquellos que tienen corazón y ojos para las acciones de Muhammad (s), el sabio que obra con sabiduría. No como Omar Bin Al-Jattab que proclamó abiertamente que no entendía por qué el Mensajero de Dios, Muhammad (s) besaba la piedra. Declaró abiertamente que su alma y su realidad no aceptaban besar la piedra, pero que lo hacía sólo porque lo vio al Mensajero de Dios, Muhammad (s), hacerlo ante miles de musulmanes y que no puede estar en desacuerdo con Muhammad porque él dice ser su califa. De este modo ridiculiza la acción de Muhammad y la hace obligadamente. ¿Qué engaño es este? Bujari, Muslim y Ahmed narraron: «Omar fue a la piedra, la besó y dijo: “Sé que eres una piedra. No dañas ni sirves. Y si no hubiera visto al Mensajero de Dios ‒que Dios lo bendiga y le de paz‒ besándote, no te besaría”». Ahmed narró por de Suwaid Bin Gafla, que dijo: «Vi a Omar besando la piedra y diciendo: “Sé que eres una piedra, no dañas ni sirves, pero vi a Abul Qasim ‒que Dios lo bendiga y le de paz‒ cómo se comportó contigo”».

Cuando Omar Bin Al-Jattab besó la piedra abiertamente dijo que detestaba esta acción y la rechazaba. Subestimó esta piedra y el hecho de que ella sea un testigo de los siervos en el cumplimiento de la alianza y el pacto aceptado por ellos en la Diseminación, {Y cuando tomó tu Señor de los hijos de Adán, de sus lomos, a la descendencia de ellos, y les hizo dar testimonio con sus almas: «¿Acaso no soy Yo vuestro Señor?» Dijeron: «Sí, somos testigos». No sea que dijerais el Día de la Resurrección: «Ciertamente, de esto estábamos desatentos»}, sura Al-Aaraf (Las alturas), 172.

Esta es una señal clara para aquellos que tienen corazón para entender, que Omar Bin Al-Jattab niega la alianza y el pacto aceptado. Por eso siente repulsión hacia el testigo, y por lo tanto Omar trata de negar que la piedra sea un testigo real. Omar Bin Al-Jattab se dirige a la piedra testigo, la piedra fundamental, la piedra Negra y diciendo “Sé que eres una piedra, no dañas ni sirves”. En esta situación, como la gente que rodeaba a Omar había visto que el Mensajero de Dios, Muhammad (s), se interesaba mucho en esta piedra, tanto que la besaba y se prosternaba ante ella, y que ellos mismos la habían heredado del monoteísta Abraham, Omar se rectificó de lo que dijo con su acción y besó la piedra. Pero ¿después de qué? Después de ridiculizar el beso a la piedra negra como si no dañara ni sirviera, y que, por lo tanto, no tendría ninguna sabiduría besarla. Por consiguiente, Omar, con sus palabras y su acción quiso marginar la piedra negra, negar que sea una testigo, y hacer del beso y la postración del Mensajero de Dios (s) a la piedra, algo incomprensible e imprudente.

La verdad es que, si la piedra negra no dañara ni beneficiara, la acción del Mensajero de Dios (s) ‒y lejos está de él‒ carecería de sabiduría. La acción del Mensajero de Dios (s) no tendría ningún sentido ni sabiduría si esta piedra no dañara ni beneficiara con el permiso de Dios, con su fuerza y su poder, Glorificado sea.

Por lo tanto, la voluntad de Dios fue mostrar la actitud que Omar escondía hacia la piedra, o hacia siervo encargado con la promesa y el pacto, el Qaim de la familia de Muhammad. Y Glorificado sea Dios, ningún ser humano oculta su maldad sin que Dios la muestre con deslices de su lengua.

El Mensajero de Dios, Muhammad (s), ha dado pruebas de la importancia y la gracia de la piedra negra con sus palabras y sus acciones. Es suficiente que sepáis que el Mensajero de Dios (s) la besaba y se prosternaba ante ella, y que no lo hacía en ninguna otra dirección de la Kaaba que no sea hacia la piedra negra. Este asunto y su importancia se volvieron tan relevantes que el Mensajero de Dios dijo: «Besad la esquina, pues es la diestra de Dios en su creación, con ella da la mano a su creación, estrecha la mano de un siervo o un extranjero y da testimonio de aquellos que la besan con satisfacción.», Al-Mahasin, vol. 1, pág. 65.

La esquina se refiere a la piedra negra; porque fue ubicada en ella. Los imames (a) continuaron con el procedimiento del Mensajero de Dios (s) de explicar la importancia de la piedra con sus palabras y acciones. Así pues, explicaron que la piedra es la «portadora del libro de la alianza y el pacto» y que Adán lloró cuarenta días y preparó una asamblea para llorar por la piedra para expiar su pecado de haber roto la alianza. {Y ya habíamos hecho una alianza con Adán antes y la olvidó, y no encontramos en él determinación}, sura «Ta Ha» (Ta Ha), 115. La piedra era una perla blanca y reluciente, pero en la Tierra se volvió negra por los pecados de los siervos. Estas palabras y acciones benditas que han repetido varias veces frente a sus compañeros son en conjunto una confirmación y una evidencia de la importancia de la piedra negra y de la relación de la piedra con el primer pecado, incluso con los pecados a lo largo del curso de la humanidad sobre esta Tierra…

El Mensajero de Dios, Muhammad (s) entraba a la Casa de Dios, comenzaba por la piedra y terminaba en ella. Ordenaba a sus compañeros que la última acción de ellos en la Casa sea besar la piedra. Incluso, aconsejaba que la piedra sea besada en cada circunvalación y tocar la piedra que otorga el perdón de los pecados y alivia las faltas. Además, el Mensajero de Dios, Muhammad (s), se postraba ante la piedra negra y colocaba su frente sobre ella después de besarla. Entonces ¿qué puede entenderse de esto, sino que la piedra es lo más importante en la Casa?

De Abdulá Bin Sinan, que dijo: Abu Abdulá (s) dijo: «El Mensajero de Dios (s) recordó que la peregrinación fue prescrita para quien llegue a la pubertad de quien haya entrado al islam. El Mensajero de Dios quiere la peregrinación y autoriza con esto a peregrinar a quien tengan la capacidad de peregrinar… Cuando llegó a la puerta de la mezquita se volvió hacia la Kaaba» ‒e Ibn Sinan mencionó que es la puerta de los hijos de Shaiba‒ «y alabó a Dios, lo elogió y rezó por su padre Abraham. Luego fue a la piedra y la besó. Cuando la circunvaló rezó dos rakas detrás de la estación de Abraham y entró a Zam Zam y bebió de ella. Entonces dijo: “Oh Dios, te pido una ciencia provechosa, una provisión abundante, y una cura para toda enfermedad y dolencia” dirigiéndose a la Kaaba. Luego dijo a sus compañeros “Que la última de vuestras acciones en la Kaaba sea besar la piedra”, entonces la besó y salió hacia AsSafa.», Al-Kafi, vol. 3, pág. 249. Al-Bahiqi narró de Ibn Abbás, que dijo: «Vi que el Mensajero de Dios (que Dios se complazca de él) se prosternó hacia la piedra.»

Debe ponerse atención a algo muy importante: el Mensajero de Dios (s) promulgó las dos rakas de la circunvalación junto a la estación de Abraham, el Mensajero de Dios (s) y los imames (a) rezaban junto a la estación de Abraham (a), y el que se pone de pie en su azalá junto a la estación de Abraham tiene a la piedra negra entre sus manos y en su quibla. Esto muestra claramente que este versículo sobre el Qaim de la familia de Muhammad, el José de la familia de Muhammad o piedra negra, se aplica, {Cuando dijo José a su padre: «Oh, padre mío, he visto once astros y el Sol y la Luna. Los he visto hacia mí, prosternados»}, sura «Yusuf» (José), 4.

Ya he explicado lo que significa esta prosternación cuando expliqué la interpretación de este versículo sobre el Imam al-Mahdi (a), pero la prosternación aquí, cuando se interpreta sobre el Qaim, es para Fátima y el secreto depositado en ella juntos, al igual que la prosternación es hacia la Kaaba y la piedra negra depositada en ella. Así que aquí el Sol es Muhammad (s), la Luna es Alí (a) y los once planetas son los Imames (a) de la descendencia de Alí (a) y Fátima (con ella sea la paz), y son: «Alhasan, Alhusein, Alí, Muhammad, Yáfar, Musa, Alí, Muhammad, Alí, Alhasan y Muhammad». La prosternación de ellos es con el sentido de preparar el camino para el Qaim, para establecer la justicia y la igualdad para el oprimido, y en especial para darle el derecho a la primera y más grande compañera oprimida desde que Dios hizo la creación y hasta que se llegue la hora.

En cuanto a la prosternación de los demás seres creados que están obligados a prosternarse hacia la Kaaba y, por lo tanto, hacia la piedra negra, es una señal clara y una aclaración de que todos preparan el camino para el Qaim, les guste o no. Dijo el Altísimo: {¿No habéis visto que a Dios se prosterna quien está en los Cielos y quien está en la Tierra, y el Sol y la Luna y las estrellas y las montañas y los árboles y las bestias y muchos de los hombres? Y muchos merecen el castigo. A quien desprecia Dios, pues no tiene quien le honre. Ciertamente, Dios hace lo que quiere}, sura «Al-Hayy» (La peregrinación), 18. Por lo tanto, todos preparan el camino para el heredero o Qaim, quieran o no, pues el Sol, la Luna y las estrellas preparan el camino para el Qaim y también los que merecen el castigo preparan el camino para el Qaim, cada uno en su medida. El movimiento de la creación y su marcha en general son el preludio para el Qaim que hace justicia a los oprimidos, aunque la mayoría de los seres creado ignoren esto, al igual que la circunvalación que hacen alrededor de la Kaaba y la piedra negra depositada en ella, que apenas comprenden algo de la circunvalación que hacen.

En las religiones anteriores la piedra también fue mencionada en la Torá y el Evangelio:

[Jesús agregó: «¿No han leído cierta Escritura? Dice así: La piedra que los constructores desecharon llegó a ser la piedra principal del edificio; ésa fue la obra del Señor y nos dejó maravillados. 43 Ahora yo les digo a ustedes: Se les quitará el Reino de los Cielos, y será entregado a un pueblo que le hará producir sus frutos. 44 El que caiga sobre esta piedra quedará destrozado, y aquel sobre quien ella caiga será aplastado], Mateo 21.

La piedra de la que habló Jesús (a) estaba en una nación distinta a la que se dirigía, pues los Reinos son quitados a la nación a la que se dirigía Jesús, que eran los hijos de Israel y aquellos que creían en Jesús (a), ‒porque él se dirigía con estas palabras a los discípulos que creían en él y al resto de la gente‒ y son dados a la nación conectada con la piedra que produce los frutos de los Reinos. Las palabras de Jesús (a) son muy claras al explicar la superioridad de la piedra angular, y que los Reinos finalmente serán arrebatados a quienes afirmaban seguir a Jesús y entregados a la nación de la piedra, que es la nación de Muhammad (s) y la descendencia de Muhammad (a). De este modo Jesús (a) relacionó sabiamente la piedra con la nación que al final recibe los Reinos.

Además: enfrentó a esta nación, a los Hijos de Israel y a quienes dicen seguirle y les explicó que ellos no recibirán al final los Reinos. Así Jesús (a) hizo de la piedra una justificación por la cual dar los Reinos a una nación distinta a la que dice seguir a Moisés (a) y a Jesús (a). Es decir que, para ellos dos, la piedra es la testigo del cumplimiento de la alianza y el pacto. Quienes la auxilien serán quienes hereden los Reinos, es igual que sea en esta Tierra con el establecimiento de la soberanía de Dios, o en los Cielos cuando Dios les revele sus Reinos y les deje verla allí, o al final cuando Dios los haga morar en los Jardines en los Reinos. Quien quiera interpretar estas palabras de otra forma y decir que Jesús se refería con estas palabras a sí mismo e insistir en esta interpretación, se está engañando y no busca saber la verdad, de lo contrario leería el origen de las palabras de David en los Salmos, pues lo judíos también podría decir que David (a) se refería a sí mismo, y así no termina la discusión.

Pero la realidad es que David (a) y Jesús (a) se referían al Salvador que viene en nombre del Señor en el Fin de los Tiempos. Ya lo había anunciado Jesús (a) en otros sitios del Evangelio llamándolo “confortador” y “siervo prudente”. Aquí lo ha llamado “piedra angular”. Así que la pregunta es: ¿a quién se conoce o puede ser conocido como “piedra angular”? ¿Acaso se los conocía a David o a Jesús (con ambos sea la paz) como la piedra angular de la casa del Señor? ¿O acaso fueron mencionados en algún otro sitio como la piedra angular de la casa del Señor? ¿O acaso hay alguna piedra ubicada en la esquina de la casa del Señor o en el Templo de los judíos y cristianos que se refiera a David o a Jesús (con ambos sea la paz)?

La verdad es que no hay tal cosa, pero sí existe en la otra nación de la descendencia de Abraham y en la casa del Señor que Abraham y su hijo Ismael construyeron. Está en su esquina, y en particular en la esquina llamada la esquina iraquí. Todas estas cosas se refieren a lo mismo, al salvador que viene en el Fin de los Tiempos, aquél al que se refería David en los Salmos como la “piedra angular” y aquel que viene en nombre del Señor.

[… 19 «¡Ábranme las puertas de justicia para entrar a dar gracias al Señor!» 20 «Esta es la puerta que lleva al Señor, por ella entran los justos». 21 ¡Te agradezco que me hayas escuchado, tú has sido para mí la salvación! 22 La piedra rechazada por los maestros pasó a ser la piedra principal; 23 ésta fue la obra del Señor, no podían creerlo nuestros ojos. 24 ¡Este es el día que ha hecho el Señor, gocemos y alegrémonos en él! 25 ¡Danos, oh Señor, la salvación, danos, oh Señor, la victoria! 26 «¡Bendito sea el que viene en el nombre del Señor! desde la casa del Señor los bendecimos], Salmo 118.

Para confirmar aun más que aquel al que se refiere como piedra angular en la Torá y el Evangelio es el salvador que viene en el Fin de los Tiempos a Iraq, y el Qaim de la verdad, mencionaré la visión que tuvo el Rey de Iraq en tiempos del profeta Daniel (s), interpretada por él (a) y que casi no necesita aclaración:

Estas son las palabras del profeta Daniel (a) al rey de Iraq. Él le informa su visión y su interpretación como está en la Torá:

[… 31 Tú veías una estatua enorme, de extraordinario brillo y aspecto terrible, que se levantaba delante de ti. 32 La cabeza de esta estatua era de oro puro, el pecho y los brazos de plata, las caderas y el vientre de bronce, 33 las piernas de hierro, los pies parte de hierro y parte de loza. 34 Tú estabas mirando la estatua cuando de repente una piedra se desprendió, sin haber sido lanzada por ninguna mano, y vino a chocar contra los pies de hierro y loza de la estatua, haciéndola pedazos. 35 Entonces todo a la vez quedó como polvo, el hierro, la loza, el bronce, la plata y el oro, como capotillo de la cosecha, y el viento se lo llevó sin que quedara rastro. 36 En cuanto a la piedra que chocó con la estatua, se convirtió en un cerro muy grande que llenó toda la tierra. 37 Tal fue tu sueño. Ahora te lo voy a explicar: 38 A ti, ¡oh, rey!, el más poderoso entre todos los reyes, Dios te ha dado el reino, el imperio, el poder y la gloria. Los hombres, los animales y los pájaros, dondequiera que habiten, los ha puesto Dios bajo tu mano. Dios te ha hecho su soberano y, por eso, la cabeza de oro eres tú. 39 Después de ti seguirá otro reino inferior al tuyo, y luego un tercer reino como el bronce que dominará la tierra entera. 40 Habrá un cuarto reino, duro como el hierro. El romperá todo, igual que el hierro, que todo lo hace pedazos. 41 Lo que viste de los pies y los dedos, parte de loza y parte de hierro, 42 significa que este reino va a ser dividido, y que será en parte fuerte y en parte débil. 43 Será unido en la persona de su rey, pero sus pueblos no se unirán, de la misma manera que el hierro no se mezcla con la loza. 44 En tiempos de estos reyes, Dios hará surgir un Reino que jamás será destruido. Este Reino no pasará a otras manos, sino que pulverizará y destruirá a todos estos reinos y él permanecerá eternamente. 45 Es el significado de la piedra que has visto desprenderse del monte sin ayuda de ninguna mano y que redujo a polvo el hierro, el bronce, la loza, la plata y el oro. El Dios grande te ha revelado lo que ha de venir. ¿No es cierto que éste fue tu sueño? Entonces puedes estar seguro de la explicación.»], Daniel 2.

Por lo tanto, la piedra o el salvador, que destruye la estructura de la falsedad y el gobierno del tirano y del Demonio sobre esta Tierra, y en cuyo reino se propaga la verdad y la justicia sobre la Tierra, viene en el Fin de los Tiempos, viene a Iraq, como está claro en la visión de Daniel, y es la piedra que destruye al ídolo, al gobierno del tirano y al Yo. Además, ni Jesús (a) ni David (a) son enviados a Iraq en el Fin de los Tiempos, así que ninguno de ellos dos puede ser la piedra angular mencionada. Incluso, de todo lo anterior se distingue claramente que la piedra angular del judaísmo y el cristianismo es la misma piedra negra ubicada en la esquina de la Casa Inviolable de Dios, en la Meca.

La piedra negra ubicada en la esquina de la Casa de Dios, que es una manifestación y un símbolo del encomendado con la alianza y el pacto, es la misma piedra angular que David y Jesús (con ambos sea la paz) mencionaron, es la misma piedra que destruye el gobierno del tirano en el Libro de Daniel (a), y es el mismo Qaim de la familia de Muhammad o Primer Mahdi que viene en el Fin de los Tiempos como narraron el Mensajero de Dios, Muhammad (s), y la Gente de su Casa (a)].


Este apéndice es el texto de la respuesta del Sayed Ahmed Alhasan a una pregunta, citada y respondida literalmente en el Libro del Monoteísmo y en el libro La respuesta clara a través del éter, “Cuarta parte, pregunta 327”, y se presenta aquí un breve resumen de utilidad.