• Categoría de la entrada:La ilusión del ateísmo
  • Tiempo de lectura:3 minutos de lectura

Según la historia bíblica, el Diluvio de Noé ocurrió aproximadamente cuatro mil años antes de cristo —esto fue aprobado incluso por algunos intérpretes del Corán— y en ese tiempo, el valle fértil ya estaba lleno de agua salada y ya se había formado el golfo actual. Esto significa que el lugar del Diluvio sería la Mesopotamia. Dado que la región era llana, la cantidad de agua que podría formar un Diluvio del volumen que fue el Diluvio de Noé, debería venir de una gran reserva de agua. Por esto la Torá lo describió como un Diluvio que habría abarcado todo el globo terráqueo con una enorme altura, y ya se ha aclarado que esta hipótesis actual, mencionada en la Torá, se opone a los hechos científicos, históricos y geológicos.

Queda la última posibilidad, la cual es que Noé y su pueblo, a los que llamamos antepasados de los sumerios o primeros sumerios, hayan vivido en el valle fértil y que el Diluvio haya ocurrido en el valle fértil (el golfo actual). Si esto es así, la época del Diluvio lo determinaría la fecha en la que se inundó el valle y ocurrió el salto hidráulico de agua salada, talvez arrasando amplias zonas del sur actual de Iraq e inundando completamente el valle, pudiendo haber sido aproximadamente entre 8000 y 15000 años antes de Cristo.

Así pues, lo que ocurrió fue una inundación del valle, causado por enormes cantidades de agua, proporcionadas por el derretimiento de los hielos a finales de la glaciación, lo cual formó manantiales que desembocaron en los mares además de los manantiales que ya desembocaban en los mares. Esto condujo a un aumento del nivel del mar hasta romper la represa natural e introducir el agua del mar en el valle. Puede ser que haya sido acompañado por agua de lluvias y por un aumento del agua de los ríos que habría entrado al valle desde el otro lado. Con este encontronazo de agua en el valle ocurrió la inundación y el salto hidráulico de agua hasta cubrir la región del sur de Iraq. Luego su agua retrocedió en dirección al valle —o golfo actual— otra vez y el arca ancló para que comenzara el primer viaje humano que ha llegado hasta nosotros de manera documentada y escrita en el sur de Iraq {Entonces abrimos las puertas del cielo con un agua torrencial * Y hemos hecho salir de la Tierra manantiales, así pues, se encontraron las aguas por una orden ya decretada}.[1]

[1] Sagrado Corán, sura «Al-Qamar» (La luna), 11-12.


Extracto del libro La ilusión del ateísmo de Ahmed Alhasan (a)