• Categoría de la entrada:La ilusión del ateísmo
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Antes de que empecemos a investigar este tema conozcamos el propósito, aunque sea a modo de ejemplo: así pues, si recogemos piezas de madera y herramientas de carpintería para fabricar una silla, nuestra meta es fabricar una silla. En cuanto al propósito o al objetivo de fabricar una silla, es el de sentarse en ella. Así es con respecto al ojo en la evolución, pues la meta de los elementos y las leyes es fabricar un ojo y el propósito del ojo es la vista. En realidad, el Dr. Dawkins y quienes dicen que la evolución no tiene un propósito no hablan del propósito o del objetivo de la evolución, sino que están hablando del quid final o la meta que la evolución busca alcanzar y lo llaman propósito u objetivo de la evolución. Por lo tanto, debe prestarse atención a que, lo que nosotros llamamos meta en algunos casos, en los textos que escribió el Dr. Dawkins es llamado propósito. Y no hay problema en llamar propósito a la meta considerando que la evolución también tiene un propósito que alcanzar. Con respecto a la vida terrestre —como demostraremos— la meta de los elementos y las leyes es generar a un ser vivo consciente y capaz de poblar la Tierra. Pero con respecto al propósito u objetivo real, es la comunicación con el más allá y el culto. En la cuestión de la evolución, demostrar la meta es suficiente, pues si demostramos la meta queda demostrado el propósito, porque demostrar la meta significa demostrar que existe un dios y, por consiguiente, demostrar el propósito que se deriva de ella.

Podemos reconocer que un trabajo determinado busca alcanzar una meta o que se busca con él alcanzar un propósito entre otras cosas: por el plan con el que comenzó y el plan que lo hace funcionar, ya que si sabemos que es un plan legislado, que funciona según una ley y que es no aleatorio, se demuestra que tiene el objetivo de alcanzar una meta determinada. Se puede saber que un trabajo tiene una meta que busca alcanzar un resultado según nuestra idea y alcanzar ese resultado final y previsto, ¿acaso hay alguna meta que ese trabajo busca desde su comienzo y tiene el propósito de alcanzar o es simplemente un resultado absurdo y eventual no deseado, indicando, por lo tanto, que el trabajo es absurdo y que no está legislado…?


Extracto del libro La ilusión del ateísmo de Ahmed Alhasan (a)