• Categoría de la entrada:La ilusión del ateísmo
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En el proceso de evolución:

Están las mutaciones genéticas que tarde o temprano han de proporcionar todas las posibilidades que les brinda el tiempo suficiente.

Y está la selección que permite sobrevivir al mejor y más apto.

Así pues, si retrocedemos en el tiempo hasta antes de la existencia de cualquier mecanismo que interactúe con las frecuencias de luz, sonido o electromagnetismo, o mecanismo que interactúe con los aromas químicos —es decir, al hablar de la vida a nivel bacteriano o de organismos eucariotas que no poseen células sensoriales para percibir el entorno— y luego aplicamos lo que ocurre en la evolución a esta vida primitiva que era la única que existía en un momento del pasado remoto sobre esta Tierra, diremos: que las mutaciones han de brindar mecanismos sensoriales tarde o temprano, ya sean mecanismos sensibles a la luz o a otras cosas disponibles en el entorno del ser vivo. El organismo que tuviere este mecanismo, ya sean células sensibles a la luz, células sensibles a ondas electromagnéticas u otras, serán organismos que posean una ventaja favorable sobre los otros organismos; porque este mecanismo le brindará una capacidad superior para procurarse el alimento y para evadir a los enemigos. Por esto, la evolución definitivamente consolidará esta mutación; porque este organismo tendrá más éxito que sus pares en la trasmisión de sus genes a la siguiente generación. Si esto empieza con una célula sensible a la luz, por ejemplo, entonces es completamente de esperar —de acuerdo a las leyes presentadas— que todas las mutaciones que conduzcan a aumentar su eficacia se sumen a ella. De esta manera, es algo natural que al final se llegue hasta el ojo, aún más, hasta un ojo como el ojo del halcón que puede divisar claramente a su presa mientras vuela a mucha velocidad, o que llegue a un mecanismo auditivo eficaz como el que tienen los murciélagos y los delfines, que poseen un extraordinario sonar.

En líneas generales, lo que queremos aclarar es que la generación de sensores y su evolución son algo inevitable en el curso de la evolución, ya que las mutaciones deben brindar mecanismos sensibles al entorno y la selección inevitablemente los consolidará. Así pues, si aparecen sensores en la vida terrestre, aunque fueran primitivos como un conjunto de células fotovoltaicas o un conjunto de células sensibles a la electricidad, cualquier organismo que las conecte y organice su función con las demás partes del ser vivo de modo que el organismo saque de ellas un provecho mayor en cualquier forma, inevitablemente la evolución consolidará este mecanismo. Este mecanismo en realidad es el mecanismo de inteligencia o digamos, es la base o el origen del mecanismo de inteligencia en la forma que normalmente lo conocemos y como el mecanismo de inteligencia es el mecanismo ideal de supervivencia, inevitablemente evolucionará hasta un mecanismo de inteligencia superior.

Podemos resumir esta introducción para comenzar por una etapa posterior en la que se destaca la superioridad del mecanismo de inteligencia de manera manifiesta y decir: que el mecanismo de inteligencia es el mecanismo ideal de supervivencia; porque cuando la inteligencia está disponible como mecanismo de supervivencia en una especie supera a todos los otros mecanismos de supervivencia como la fuerza, las armas (los colmillos y las garras, por ejemplo) y demás. La mayor evidencia de esto —frente a nosotros— es nuestro indiscutible control sobre el planeta Tierra gracias a que tenemos el mejor mecanismo de inteligencia en comparación con los demás organismos de la competencia.

Por lo tanto, las mutaciones han de brindar mutaciones de un mecanismo de inteligencia y como es un mecanismo ideal de supervivencia, la selección natural ha de seleccionarlo y continuar la evolución del mecanismo de inteligencia hasta alcanzar un mecanismo de inteligencia superior cuando se den las condiciones adecuadas para esta evolución hacia un perfeccionamiento del mecanismo de inteligencia como el caminar erguido, sabiendo que todas estas condiciones dependen de la evolución y han de estar disponibles tarde o temprano. Por lo tanto, podemos decir: que la evolución tiene el propósito de generar eventualmente un mecanismo de inteligencia superior.

La evolución no cesará de desarrollar el mecanismo de inteligencia superior hasta que el mecanismo de inteligencia superior y su producto alcancen el nivel de suspensión del proceso de la evolución en sí, como ocurre con el ser humano hoy, donde casi hemos interrumpido el proceso de evolución, por lo menos en lo que a nosotros respecta. Una de las causas más importantes de que hayamos interrumpido la evolución en nuestra especie es el mecanismo de inteligencia superior que poseemos, que nos ha otorgado capacidades que permiten a la mayor parte de los miembros de nuestra especie sobrevivir y reproducirse, pues ya no queda ninguna disposición de la ley de la selección natural sobre nosotros como para que continúe el proceso de nuestra evolución y la evolución del mecanismo superior de inteligencia que poseemos. Sí, queda una sola forma de desarrollar el mecanismo de inteligencia que poseemos, y es el proceso de mutación genética artificial o, en otras palabras, que realicemos nosotros las modificaciones en la estructura genética para producir personas que tengan cerebros más inteligentes, por ejemplo.

De lo anterior podemos decir: que la evolución inevitablemente tiene el propósito de llegar hasta la generación de un mecanismo de inteligencia como propósito intermedio. Si existiera un mecanismo de inteligencia inevitablemente tomará su camino a través de la evolución para llegar hasta un mecanismo de inteligencia superior, tarde o temprano; porque es el mecanismo ideal de supervivencia y su evolución hacia lo más favorable es necesario y conveniente si están las condiciones adecuadas y propicias para ello.

Por lo tanto, la evolución tiene el propósito de generar un mecanismo de inteligencia superior cuando se dan las condiciones adecuadas para su producción. En nuestro caso, por ejemplo: puede que sea el pararse sobre dos piernas o la amplitud de la pelvis de la hembra, que las mutaciones genéticas han de brindar tarde o temprano durante el curso de la evolución.

En general, la evolución del mecanismo de inteligencia (el cerebro) hacia un mecanismo de inteligencia superior en el ser humano se debe a factores que son todos inevitables siempre que haya evolución. Por esto, la cuestión sea cual fuere, concluye en que la evolución tiene el propósito de alcanzar eventualmente el mecanismo de inteligencia superior. Entre estos factores están:

— Que se den las condiciones genéticas hacia una mejora que nos permita decir —según el conocimiento disponible que tenemos sobre esta Tierra— que aunque las mutaciones genéticas sean completamente aleatorias han de brindar una mutación hacia la mejora del mecanismo de inteligencia tarde o temprano, aunque la disponibilidad de una mutación hacia la mejora en un determinado período de tiempo sea una forma muy impresionante de mutación y sobre ellos hablaremos luego, pero aquí debatiremos la cuestión en el peor de los casos para nosotros y en el mejor de los casos hipotéticos para los ateos, el cual es que la mutación genética sea cien por ciento aleatoria.

— La bipedación: ya que permitió que la abertura de la pelvis se amplíe y, por consiguiente, permitió el nacimiento de niños con cabezas y cerebros mayores. Así como que la bipedación liberó las manos, éstas, después de su liberación, se convirtieron en un mecanismo excelente de creatividad superior y en un mecanismo ideal de supervivencia en presencia de un mecanismo de inteligencia que las orientó en la dirección correcta y que se aprovechó de ellas de la mejor manera. Por esto las manos liberadas impulsaron en dirección a la mejora de la evolución del cerebro, pues las manos liberadas ayudarán a cada mutación que mejora al cerebro en la supervivencia y a la consolidación en el acervo genético; ya que éste se beneficiará en gran medida de las manos liberadas que brindarán herramientas de supervivencia fabricadas como hachas, lanzas y demás, así como su empleo de la forma más completa. De esta manera se trasmiten las mutaciones de mejoras del cerebro a las siguientes generaciones y se consolidan gracias a la disponibilidad de una característica como la bipedación, que hizo que las manos se liberen.

Ilustración 10: Diagrama de la relación entre la evolución del mecanismo de inteligencia (el cerebro) y la bipedación

Fuente: O’ Neil, Homo heidelbergensis[1]

— La necesidad de comunicación lingüística: ya que la máquina de inteligencia se considera una causa de su existencia y su evolución, pues permite que la comunicación lingüística exista (aunque sea por medio de gestos) y evolucione en principio. Ésta (es decir, la comunicación lingüística) es un medio de supervivencia de alta excelencia que impulsa los mecanismos de inteligencia en dirección a la evolución y el desarrollo; porque los mejores mecanismos de inteligencia representan los mejores mecanismos de almacenamiento y manejo de información. Los individuos que poseen la mejor comunicación son más capaces de sobrevivir que los demás; porque pueden eludir de mejor manera a los enemigos depredadores y cazar presas. Más explícitamente: el lenguaje se beneficiará de las mutaciones genéticas en pos de la mejora del cerebro ya que los individuos tendrán para tratarse socialmente un número mayor de expresiones sino de mayor complejidad y, por consiguiente, una mejor forma de comunicación. Esto significa una mayor capacidad para procurarse el alimento, de asociarse para la reproducción y para evadir a los enemigos depredadores. Como resultado, una capacidad de sobrevivir en mayor medida que otros y de trasmitir los genes a más generaciones posteriores y, por en consecuencia, la consolidación de los genes de la mutación de mejora del cerebro. Así es como ocurre la evolución del cerebro con las generaciones hasta que llegamos de esta manera, a poseer un mecanismo de inteligencia superior.

— La disponibilidad del tipo de alimento adecuado (como los pescados que contienen yodo y omega-3) del cual se beneficia el cerebro y permite valiosas mutaciones de mejora del cerebro al máximo. Con esto se logra una ventaja que merece ser elegida por la selección natural y ser trasmitida a través de las generaciones.

— También que la piel quede descubierta y libre del cabello espeso en presencia de glándulas sudoríparas que proporcionan un mecanismo de enfriamiento ideal para el cuerpo y para el cerebro superior considerado una máquina que funciona con muy alta energía y libera grandes cantidades de calor que llevarían a la muerte del organismo que no disponga de un mecanismo que lo enfríe en caso de necesidad.

Vuelvo a explicar lo anterior, que el mecanismo de inteligencia superior al cual llega la evolución en nuestro caso, es decir el cerebro, no significa el final del camino de la evolución del mecanismo de inteligencia superior, ni significa que este camino que la evolución ha adoptado sea el único camino que genere un mecanismo de inteligencia superior, sino que quizás haya otros caminos que quizás generen un mecanismo de inteligencia superior mejor que el que vemos hoy, y quizás mejor en otros aspectos y peor en otros, pero en todo caso hay sin duda un propósito que la evolución ha de alcanzar tarde o temprano, que es la generación de un mecanismo de inteligencia superior.

Por lo tanto, la cuestión queda zanjada y es que la evolución tiene un propósito y su propósito es la generación de un mecanismo de inteligencia superior.

Podría limitarme a lo que se ha aportado para la demostración de que la evolución tiene un propósito, pero no hay problema en añadir otros razonamientos y señales que respaldan lo que hemos demostrado.

[1] Fuente: Dennis O’ Neil. Homo heidelbergensis. Disponible en:

https://www2.palomar.edu/anthro/homo2/mod_homo_2.htm


Extracto del libro La ilusión del ateísmo de Ahmed Alhasan (a)