• Categoría de la entrada:La ilusión del ateísmo
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Consiste en una interpretación humana del texto religioso de que el ser humano habría sido una estatua terrestre de barro en la cual se habría trasmitido el espíritu directamente sobre la Tierra, y que esta estatua habría cobrado vida y se habría convertido en carne y sangre. Esta teoría, en la que insisten la mayoría de los hombres de religión, contradice completamente a la ciencia, cien por ciento. Encontramos a la misma iglesia católica —finalmente— forzada a renunciar a ella; porque choca con la ciencia. Pues la cuestión de la evolución en general, es una cuestión científica precisa, sin ninguna contradicción científica digna. La cuestión de la evolución del cuerpo humano de orígenes anteriores es un asunto cerrado, pues ahora, según el análisis genético, ha quedado resuelta por lo menos la cuestión de que el hombre moderno desciende del ser humano racional africano, el Homo sapiens, y que científicamente, fue hace 200 mil años. El hombre primitivo ni siquiera enterraba a sus muertos.[1] Entonces, ¿es razonable que Adán, el profeta al que Dios enseñó los nombres, sea uno de los primitivos de África y no enterrara a sus muertos, cuando Dios le enseñó a Adán y a sus hijos a enterrar a los muertos?

Creo que esto solo es suficiente para refutar esta teoría clásica, más allá de que se ha constatado la evolución del hombre moderno de un animal primitivo hace científicamente, millones de años, aun cuando la secuencia de los fósiles ha dado hoy una lectura casi completa a los biólogos, además de la evidencia genética y lo demás, que ya hemos mencionado. La teoría de la evolución es la única teoría científica que se estudia en las universidades de larga tradición científica como explicación del surgimiento de la vida y del ser humano sobre esta Tierra.

Esta teoría religiosa clásica, además de contradecir a la ciencia y a los hechos científicos, es incapaz incluso de coincidir con el texto religioso definitivo, como el texto coránico de los musulmanes.

Pues según esta teoría, no hay ninguna explicación razonable que no sea contradictoria con el Paraíso de Adán, pues es incapaz de responder un conjunto de preguntas sin caer en una contradicción:

¿Cómo es que no está desnudo, ni siente hambre, ni sed, ni se insola allí?

¿Cómo es quedó desnudo allí cuando desobedeció?

¿Y cuál es la relación entre la desobediencia y la desnudez, o la visibilidad de sus partes pudendas, especialmente en el Paraíso de Adán?

{Así pues, ambos comieron de él, y a ambos les aparecieron sus partes pudendas, y empezaron a coser sobre sí, hojas del Paraíso. Y desobedeció Adán a su Señor y se descarrió}[2]

{Y les hizo tropezar a ambos con ilusiones, y cuando probaron del árbol se les evidenció a ambos las partes pudendas de los dos y comenzaron a cubrirse mutuamente con hojas del Paraíso. Y llamó a ambos su Señor: «¿Acaso no os había prohibido ese árbol y os había dicho a ambos que el demonio es para ambos un enemigo declarado?»}[3]

¿Qué significa que Adán haya bajado del Paraíso a esta Tierra para establecerse en ella si inicialmente, según esta teoría, Adán ya habría estado en esta Tierra desde el principio?

{Así pues hizo dar un paso en falso a ambos el demonio y les hizo salir de donde estaban. Descended, algunos de vosotros para otros, sois enemigos. Y para vosotros en la Tierra hay una morada y un disfrute hasta un plazo}[4]

[1] El entierro de los muertos es del ABC de la religión humana y de la vida humana sobre esta Tierra. Pues la cuestión de enterrar a los muertos, con respecto a los hijos de Adán, comenzó con el primer cadáver, el asesinado de la progenie de Adán sobre esta Tierra: {Y recítales la noticia de los dos hijos de Adán con la verdad, cuando ambos ofrecieron una oblación y fue aceptada de uno de ellos dos y no fue aceptada del otro. Dijo: «Ciertamente, te mataré.» Dijo: «Dios acepta de los devotos… * Así pues le subyugó su alma el matar a su hermano y le mató, y amaneció siendo de los perdedores. * Así pues, envió Dios un cuervo que escarbó en la tierra para que vea cómo sepultar el cadáver de su hermano. Dijo: «Oh, ay de mí. ¿Acaso soy incapaz de ser cómo este cuervo?» Así pues, enterró el cadáver de su hermano y fue de los arrepentidos.} Sagrado Corán – sura «Al-Maida» (La mesa servida), 27. 30-31.

[2] Sagrado Corán, sura «Ta Ha» (Ta Ha), 121.

[3] Sagrado Corán, sura «Al-Araf» (Las alturas), 22.

[4] Sagrado Corán, sura «Al-Báqara» (La vaca), 36.


Extracto del libro La ilusión del ateísmo de Ahmed Alhasan (a)