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En nombre de Dios, el Misericordioso, el Misericordiosísimo

La alabanza a Dios

La paz sea con vosotros y la misericordia de Dios y sus bendiciones

Queridos creyentes que estáis en la Brigada del Resurgente:

Espero que os abstengáis de aparecer armados dentro de las ciudades excepto en el caso de que seáis coordinados con las fuerzas de seguridad de estas ciudades y solo si es necesario. Espero, queridos míos, que no le deis al demonio ningún argumento o excusa para que os difame a vosotros, o a vuestra integridad, o a vuestro alejamiento de los ornamentos del Mundo Temporal, de la ostentación, de la jactancia, de las características reprobables que Dios Glorificado y Altísimo no ama.

Mantened vuestra adoración y vuestro azalá, especialmente el azalá de la noche. Mantened la disciplina y el entrenamiento. Alcanzad un alto grado de rendimiento físico y psicológico. Espero que los jefes de campo soliciten apoyo a los creyentes graduados de las facultades de educación física y que elaboren un plan de estudios minucioso para el entrenamiento físico.

Oh, queridos, confiad en vuestros jefes de campo, pues ellos son especialistas y altamente calificados, si Dios quiere. Anoche he puesto a cargo oficialmente a uno de los creyentes para dirigir la Brigada del Resurgente sobre el terreno. Es graduado del Primer Colegio Militar y también de la Escuela del Estado Mayor. Además, he encargado a vuestros hermanos del Gabinete que le entreguen la bandera de la Brigada del Resurgente tan pronto como sea posible, si Dios quiere. Así que espero que cooperéis con vuestro hermano, el General Abu Hamza –que Dios lo proteja y guarde. También, si Dios quiere, participará con vosotros mi estimado hermano Muhammad –que Dios lo proteja. Él también es graduado del Primer Colegio Militar con especialización en tanques. Por la gracia de Dios, hay muchos de vuestros hermanos especializados que marcharán inexorablemente con esta brigada, si Dios quiere, para poder enfrentar la invasión wahabí sufiani (o el así llamado Dáesh) a Iraq y a los sitios sagrados, y erradicarlos, si Dios quiere.

Mi consejo para vosotros en estos días son actos de adoración seguidos de entrenamiento físico y psicológico. Que obedezcáis espontáneamente a los jefes militares de campo y acatéis las órdenes. Y que vuestra principal ocupación sea recordar a Dios, obedecer a Dios y poner en práctica lo que Dios Glorificado y Altísimo quiere.

Y la paz sea con vosotros y la misericordia de Dios y sus bendiciones.