• Categoría de la entrada:El yermo o el camino a Dios
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Dijo el Altísimo: {Se ha dado permiso, a los que se ha combatido, por haber sido oprimidos. Y ciertamente, Dios es ayudante de ellos, Él es capaz * A los que han sido expulsados de sus hogares sin derecho, solo porque dicen: «Nuestro Señor es Dios». Y si no hubiera sido por el rechazo de Dios a los hombres, de algunos de ellos con otros, hubieran sido demolidos cenobios, y oratorios cristianos y judíos, y mezquitas, que se recuerda en ellos el nombre de Dios en abundancia. Y ha de ayudar Dios a quien lo ayude a Él. Ciertamente, Dios es fuerte, excelentísimo}.[1]

Oh hombres y mujeres creyentes, esos gobernantes que han dominado a los musulmanes por la fuerza, atentado con ardid y engaño contra la sangre que Dios ha prohibido y comprando mercenarios entre los más canallas, han hecho la guerra a cada ser humano libre que ha rechazado la adoración con los cánones de ellos, porque ellos se ven a sí mismos como dioses a los que se debe obedecer dejando afuera a Dios. Se consideran por encima del género humano. Así que ellos deben hablar y actuar, y los hombres elogiar sus palabras y alabar sus acciones. Son prepotentes que no comprenden una palabra buena. Sólo entienden la fuerza y solamente la fuerza es lo que solucionará nuestro problema con esos opresores prepotentes. Este es nuestro destino. Ciertamente, Dios Glorificado y Altísimo quiso examinar a los creyentes con el yihad para que se sepa quién es el veraz en su fe y quién el mentiroso que dice tener fe.

Dijo el Altísimo: {Alif Lam Mim * ¿Han contado los hombres con que se les dejará decir «Hemos creído» y que no serán atribulados? * Y ciertamente, ya hemos atribulado a los que hubo antes de ellos, pues ha de saber Dios a los que han sido veraces y ha de saber a los mentirosos * ¿O han contado los que hacen maldades con que han de anticiparse a nosotros? Mal es lo que juzgan * Quien haya esperado por el encuentro con Dios, pues ciertamente, el plazo de Dios ha de llegar. Y Él es el oyente, el sabio * Y quien haya luchado, pues ciertamente, ha luchado para sí mismo. Ciertamente, Dios es autosuficiente de los mundos}.[2]

Esos falsos dioses han acorralado entre dos cosas: “desenvainar o ser servil”, como dijo nuestro señor Husein (a).[3] Dios, su Mensajero y los creyentes se han rehusado a que seamos serviles. Así que nos debemos al yihad contra esos falsos dioses y sus mercenarios que chupan la sangre a los musulmanes, antes de que llegue el día en que nos convirtamos en cuerpos sin sangre y muertos que caminan sobre la Tierra. Y que no haya ningún musulmán que diga “no quiero meterme en política”, porque todo musulmán comprometido con su islam y conforme con su religión es un político.

Observad los libros de jurisprudencia islámica. Los estatutos para los procedimientos comerciales, sociales, judiciales y políticos que hay en ellos son muchos más que los estatutos para los actos de adoración. Además, ¿no es el Corán la constitución de nuestras vidas, el camino que se ha trazado para nosotros y la senda recta sobre la que debemos andar? Si reflexionamos en el Corán encontramos que es la revolución de los profetas (a) y de los creyentes oprimidos en el rostro de los falsos dioses prepotentes. Y si reflexionamos en el hadiz del Profeta (s) encontramos que él dice: «El mejor yihad es una palabra de verdad ante un poderoso déspota».[4]

En este hadiz se da preferencia al yihad contra el gobernante déspota. Y eso es porque él gobierna con el estatuto de la ignorancia siguiendo su deseo, mancillando la sangre, los bienes y los órganos sexuales, dejando del islam solo lo que concuerda con su deseo, comprando entre los eruditos del mal a quien le interprete el Corán de acuerdo a su deseo, para que aquellos de autoridad en el versículo:

{Oh, vosotros que habéis creído, obedeced a Dios y obedeced al Mensajero, y a aquellos de autoridad entre vosotros},[5]

sean los gobernantes injustos, y no los doce imames infalibles (a). Para que Moisés, Alí y Husein (a) fueran los injustos que estaban contra los imames de sus épocas, el faraón, Muawiya y Yazid, que Dios los maldiga. De este modo los hombres regresan a los días de la ignorancia, del Corán no queda sino su caligrafía y del islam solo su nombre.

Y desde aquí sabemos que el yihad contra el gobernante déspota es un yihad defensor del islam. Así que es un deber de los musulmanes luchar contra los falsos dioses que dominan los países islámicos, terminar con sus mercenarios, establecer el gobierno islámico divino y, por ende, ejecutar lo que Dios ha legislado en el Noble Corán a través de la lengua de su gran profeta (s), lo que han traído los doce imames infalibles de parte del Mensajero de Dios (s) para los países y siervos, propagar la justicia y eliminar la corrupción.

Es un deber la lucha armada. Y preparar a esta nación para esta etapa requiere de ciertas cuestiones, que son:

  1. Difundir la jurisprudencia religiosa entre los creyentes:

Esto concierne a todo creyente y es algo obligatorio de la sharía, porque es el preludio de todos los actos de adoración y de la corrección de los procedimientos, pero para cada uno en su medida y capacidad. Así pues, la obligación de un graduado de universidad no es como la obligación de un analfabeto. Así que, por ejemplo, el graduado de universidad debe estudiar jurisprudencia o algunas cuestiones jurídicas y pedir asistencia a los estudiantes de ciencias religiosas. Esta es su obligación como mentores, luego difundir la jurisprudencia entre los creyentes.

En cuanto al que no lee, pues puede aprender algunas cuestiones jurídicas en la congregación o de algunos creyentes. Luego difundirlas entre los creyentes. Y que ninguno menosprecie su saber, pues si conoces sólo una cuestión jurídica debes trabajar difundiéndola entre los creyentes.

Sabed que por la difusión de la jurisprudencia y la investigación que los creyentes hacen sobre la legislación islámica y la situación de los musulmanes de hoy, los falsos dioses y sus ayudantes que pretenden ser del islam quedan despojados y los musulmanes reconocen cuánto han violado esos gobernantes injustos la sagrada sharía, cómo se burlaron de ella y cómo han hecho la guerra a los patronos señoriales de Dios y a los creyentes religiosos.

  1. Ordenar lo reconocido y desaconsejar lo reprochable:

Mencioné anteriormente que esta tarea concierne a la sociedad toda. Es una de las obligaciones más importantes de la sharía con la que nos ganamos la complacencia de Dios y desenmascaramos a los falsos dioses. Debemos centrarnos en corregir las almas de los que son sumisos al tirano, para recordarles el Corán y los profetas (a), y la lucha de ellos contra los falsos dioses:

Dijo el Altísimo: {Ciertamente, hemos de dar la victoria a nuestros mensajeros y a los que han creído, en la vida del Mundo Temporal y el día que se levanten los testigos}.[6]

Dijo el Altísimo: {Ha escrito Dios: «Hemos de vencer, Yo y mis mensajeros». Ciertamente, Dios es fuerte, excelentísimo * No encontrarás un pueblo que crea en Dios y en el día final, que quiera a quien se ha enfrentado a Dios y a su mensajero, aunque fueran sus padres o sus hijos o sus hermanos o su clan. A aquellos ha escrito en sus corazones la fe y los ha apoyado con un espíritu de Él, y ha de hacerlos entrar en un Paraíso. Corren debajo de él ríos. Son inmortales allí. Se ha complacido Dios de ellos y ellos se han complacido de Él. Aquellos son el partido de Dios. ¿No es cierto que el partido de Dios son los exitosos?}.[7]

Y dijo el Altísimo: {Y ciertamente, ya ha precedido nuestra palabra a nuestros siervos enviados * Ciertamente, ellos, han de ser los victoriosos * Y ciertamente, nuestra tropa, han de ser los vencedores}.[8]

El que tenga en su alma, aunque sea una braza de verdad se acordará, regresará a la lealtad a Dios, no se someterá a las órdenes del falso dios y se unirá a las filas de los creyentes.

Por el desgraciado que suponga que rindiéndose al falso dios se salvará y seguirá vivo, no os entristezcáis, pues este supone que la vida está en manos del falso dios, ¡no en las manos de Dios! Su alma ha abrigado el temor y la cobardía ante el falso dios hasta convertirse en una naturaleza secundaria.

En cuanto a los ayudantes del falso dios, a la mayoría de ellos ya se les ha ennegrecido el corazón y enceguecido la vista. Han empezado a ver lo reprochable como reconocido y lo reconocido como reprochable. Pero esto no significa que los abandonemos para que sean todos leña del Infierno. Pues quizás entre ellos haya quien pueda corregirse y regresar a la lealtad a Dios.

Y que haya en Husein (a) un modelo para nosotros como creyentes, ya que él aconsejó al ejército de Yazid Bin Muawiya (que Dios los maldiga) ordenándoles lo reconocido y desaconsejándoles lo reprochable. El resultado fue que uno de los líderes del ejército de los omeyas, que fue al-Hurr Bin Yazid Ar-Riyahi (que Dios se complazca de él) regresó a la verdad. Y si ha sido solo este el resultado del sermón de Abu Abdulá (a), ya ha sido suficiente.

Los creyentes deben ser precavidos y cautos al aconsejar al grupo perdido. El más misericordioso de los creyentes o quien esté a salvo del daño de ellos debe aconsejarlos tratando de corregirlos. Que los creyentes no pierdan las esperanzas de corregir la sociedad islámica, porque ellos son el partido de Dios y su ejército. Dios ya ha escrito para ellos el éxito y la superioridad. Dios Glorificado les enviará el líder del señorío divino, el Mahdi (a), el gran reformador, el ejecutor de la sharía de Dios sobre la Tierra, la palabra de Dios adelantada a sus siervos enviados y su promesa, Glorificado sea, de la victoria para ellos. El sol debe salir después de esta larga ausencia y pena constante. Así que trabajad noche y día, en secreto y en público. Sabed que la salvación del creyente que trabaja para preparar los cimientos del Estado del Compañero de la Época (a) en este tiempo es grande.

De Abu Abdulá (a), que dijo: «El Mensajero de Dios (s) dijo: “Bienaventurados quienes lleguen al tiempo del Qaim de la Gente de mi Casa y lo sigan antes de su levantamiento, que tomen por amigo a su amigo y no tengan nada que ver con sus enemigos, y que antes de él tomen por señores a los Imames de la guía. Aquellos son mis compañeros, los que tienen mi amor y mi amistad, y los más nobles de mi nación para mí». Rafaa dijo: «Y los más nobles que Dios creó con respecto a mí».[9]

De As-Sadiq (a), que dijo: «El Mensajero de Dios (s) dijo a sus compañeros: “Llegará un pueblo después de vosotros. Un solo hombre de ellos tendrá la recompensa de cincuenta de vosotros”. Dijeron: “Oh, Mensajero de Dios, nosotros estuvimos contigo en Badr, Uhud y Hunain, y fuimos mencionados en el Corán”. Entonces dijo: “Si vosotros tuvierais que cargar con lo que ellos cargarán no tendríais la paciencia de ellos”».[10]

De Muhammad Bin Abdul Jaliq y de Abu Basir, que dijeron: Abu Abdulá (a) dijo: «Oh, Abu Muhammad, por Dios, que nosotros tenemos uno de los secretos de Dios y una ciencia de la ciencia de Dios. Y juro por Dios que no la puede soportar ningún ángel cercano, ni profeta, ni mensajero, ni creyente cuya fe de corazón haya sido probada por Dios. Por Dios, que Dios no ha encargado esto a nadie excepto a nosotros y no ha subyugado con esto a nadie excepto a nosotros. Ciertamente, tenemos uno de los secretos de Dios y una ciencia de la ciencia de Dios que Dios nos ha ordenado comunicar. Y nosotros hemos comunicado de parte de Dios (s) lo que nos Él ha ordenado comunicar. Y no le hemos encontrado sitio, ni gente, ni portadores que la pudieran soportar, hasta que Dios creó para ello unos pueblos creados del mismo barro del que creó a Muhammad, a su familia y a su progenie (a), y de la misma luz de la que Dios creó a Muhammad y a su progenie (a). Los creó por el favor de la bondad de su misericordia, el mismo por el cual creó a Muhammad y a su progenie (a). Cuando comunicamos de parte de Dios lo que Él nos había ordenado comunicar, ellos lo aceptaron y lo soportaron (les llegó de parte nuestra, lo aceptaron y lo soportaron). Al llegarles nuestro recuerdo sus corazones se inclinaron hacia nuestro conocimiento y nuestro hadiz. Si no hubieran sido creados de aquello no hubieran sido así y por Dios, que no lo hubieran soportado».

Luego dijo: «Ciertamente, Dios ha creado para el Infierno y el fuego unas criaturas. Nos ordenó comunicarles a ellas lo mismo que les habíamos comunicado a los otros y ellas sintieron repulsión hacia ello. Sus corazones se espantaron, lo negaron, no lo soportaron, lo desmintieron y dijeron “es un mago, un mentiroso”. Entonces Dios selló sus corazones e hizo que lo olvidaran. Luego Dios hizo que sus lenguas largaran algo de verdad, de manera que ellas la pronunciaban y sus corazones la negaban, para que esto fuera una defensa de sus Patronos y de la gente obediente a Él. Si no hubiera sido así no hubiera quedado ningún siervo de Dios sobre la Tierra. Él nos ha ordenado apartarnos de ellas, escondernos y disimular. Así que ocultaros de quien Dios ordenó apartarse, escondeos de quien Dios ordenó esconderse y disimulad ante él».

Luego alzó su mano y lloró diciendo: «Oh Dios, ellos son una pequeña minoría. Haz que nuestra vida sea la vida de ellos y nuestra muerte la muerte de ellos. No sea que los domine un enemigo tuyo y nos aflijas por ellos. Pues si nos afliges por ellos jamás serás adorado en tu Tierra. Y que Dios bendiga a Muhammad y a su familia, y los bendiga en entrega».[11]

  1. Difundir el pensamiento de la revolución islámica

La revolución islámica es la revolución de Muhammad Bin Abdulá (a), de los creyentes y de los desamparados contra los falsos dioses de su época, semejantes a Abu Sufián, a Cosroes, al César y a sus ayudantes. Esta revolución no terminará hasta que cada uno que esté sobre la Tierra diga “no hay divinidad sino Dios, Muhammad es Mensajero de Dios”, se haga realidad la Justicia Divina y se extienda a cada región habitada de la mano del Mahdi de esta nación (a).

Que ningún musulmán dude de que la revolución de Husein (a) es la continuidad de la revolución del Mensajero (s), ya que él dijo en el famoso hadiz: «Husein es de mí».[12]

Así que la revolución de Husein (a) es la revolución del partido de Dios y sus soldados, contra el falso dios y su partido. La salida de Husein (a) es la salida del Mensajero (s) en la persona de su hijo Husein (a), el Sayed de la Juventud de la Gente del Paraíso.

La salida de Husein (a) no fue para conseguir una victoria militar en el campo de batalla sabiendo que con él había setenta hombres o algo más. Más bien Husein (a) salió por la alianza de su abuelo, el Mensajero de Dios (s), sabiendo que él, sus compañeros y sus hijos, incluso su lactante, serían asesinados y las mujeres capturadas, entre ellas, Zeinab, la hija de Fátima, la hija del Mensajero de Dios (s).

La revolución de Husein (a) apuntaba a dar vida a la revolución islámica muhammadiana y a su esencia reformadora, que los omeyas pretendían reducir a un simple alzamiento militar por establecer un imperio árabe en nombre del islam. Así que el alzamiento de Husein (a) llegó para decir a todos los hombres de cada lugar y época que el islam no apunta al establecimiento de un imperio árabe o islámico.

El propósito del islam es que cada quien sobre la Tierra diga: «No hay divinidad sino Dios».

El propósito del islam es el establecimiento del Estado de Justicia Divina sobre la Tierra.

La revolución de Husein (a) llegó para anunciar que Dios Glorificado y Altísimo, y su Mensajero (s) son inocentes de los gobernantes que han dominado esta nación y apartado del gobierno a los califas de Dios en Su Tierra, los sucesores de Muhammad (s), los doce Imames (a).

Lo que sucedió en Kerbala el diez de Muharram del año sesenta y uno de la héjira confirma que la nación islámica regresó a la ignorancia después de la muerte del Profeta (s). Las manifestaciones más graves de esta apostasía fueron matar a Husein, el hijo de Alí (con ambos sea la paz), alzar su cabeza sobre una pica, capturar al cuarto de los sucesores de Muhammad (s), Alí, el hijo de Husein (con ambos sea la paz) y llevarlo a rastras hasta Sham con grilletes de hierro. Así que eso fue lo que hizo esta nación con los sucesores de su Profeta (s) acabando lo que habían hecho los hijos de Israel con sus profetas (s), si lo que hizo esta nación no fue más dañino y grave.

Lo que sucedió en Kerbala se convirtió en una maldición para aquella generación de la nación islámica que aprobó el asesinato de Husein (a). Al mismo tiempo, fue una misericordia para las generaciones de esta nación que vendrían después del asesinato de Husein (a), ya que comenzó a calar hondo en el alma de muchos la idea de la revolución islámica cuyo plan elaboró Dios Glorificado y Altísimo, y ejecutaron Muhammad y la familia de Muhammad (a) después de él.

Hoy nosotros comprendemos esta realidad; porque es una realidad de hecho. No llega un día de Ashura sin que se escuche el eco y el lamento que se alza en cada rincón de la Tierra en el que se encuentren creyentes.

Husein (a) ya ha sacrificado todo para convertirse en la más clara de las señales del camino a Dios y de la salida del yermo en el que cayó esta nación; para colocar los cimientos fuertes y robustos a los que todo musulmán recurra al alzar su espada en el rostro de los falsos dioses que han dominado esta nación haciéndola regresar a la ignorancia. Pues la revolución muhammadiana islámica y original de Husein (a) apuntaba a corregir las almas de los hijos de esta nación y preparar a una generación calificada para llevar el mensaje divino. Una generación señorial divina que adore a Dios, que no acepte sino al Corán como constitución y al infalible designado por Dios o su delegado, como gobernante. Si la muerte de Husein (a) fue algo importante, el propósito detrás de ello es similar en grandeza. Es el establecimiento del Estado Mayor de “No hay divinidad sino Dios” sobre la Tierra. El Estado de Justicia Divina liderado por el hijo de Hasan (con ambos sea la paz), el esperado Imam Al-Mahdi, que Dios apresure su noble alivio.

  1. Preparar la fuerza para la lucha:

Si los musulmanes adquirieran conocimientos de su religión, si comenzaran a ordenar lo reconocido y a desaconsejar lo reprochable, si asimilaran el propósito de la revolución islámica que es llevar la palabra de “No hay divinidad sino Dios” a la gente de la Tierra y establecer la justicia divina sobre la Tierra, llegaríamos a tener una generación preparada para la lucha contra los falsos dioses. Pues la cuarta etapa es prepararse para la lucha física y la destreza con las armas, aunque fuere con un cuchillo pequeño o un trozo de hierro y no consideréis que sea algo pequeño, pues los compañeros del Mensajero de Dios (s) con ramas de palmeras consiguieron la victoria contra las espadas de los politeístas de Quraish.

Sabed que Dios está con vosotros. Él es el que os mantiene firmes y os da la victoria con sus ángeles si sois fieles a él, Glorificado sea. Con los soldados del tirano está el demonio que los provoca y que se batirá en retirada cuando los dos grupos se vean y su grupo sea derrotado dando la espalda. Dijo el Altísimo:

{Y dijo el demonio cuando estuvo concluida la cuestión: «Ciertamente, Dios os ha prometido una promesa de verdad. Así pues, yo os he prometido y he faltado a vosotros. Y no había para mí sobre vosotros ningún poder, excepto que os llamé y vosotros respondisteis a mí. Así que no me reprochéis y reprochaos a vosotros mismos. No soy yo vuestro socorredor y no sois vosotros mi socorredor. Yo he de renegar de lo que me habéis asociado antes». Ciertamente, para los injustos, para ellos hay un tormento doloroso}.[13]

Así pues, con estas etapas mencionadas los soldados del Mahdi (a), los soldados de Dios Glorificado y Altísimo se preparan para la lucha espiritual y física. Y que todo creyente luchador tenga presente en su alma que está con Dios Glorificado, Poderoso en los cielos y la Tierra. Así que no temáis ni os asustéis del falso dios y su ejército. No importa cuántos sean ni su equipo.

{Ciertamente, el ardid del demonio es débil}.[14]

En ese momento Dios Glorificado y Altísimo aliviará a esta nación y le enviará el líder señorial divino, el Mahdi (a), que los dirigirá a la salida del yermo y a la entrada de Tierra Santa, si Dios Glorificado y Altísimo quiere.

El Mahdi (a) es Muhammad, hijo de Hasan, hijo de Alí, hijo de Muhammad, hijo de Alí, hijo de Musa, hijo de Yafar, hijo de Muhammad, hijo de Alí, hijo de Husein, hijo de Alí, hijo de Abu Talib (a). Así que él es hijo de Alí (a) y Fátima, la hija de Muhammad, el Mensajero de Dios (s).

Los musulmanes están de acuerdo en que su aparición es en el Fin de los Tiempos. Los hadices sobre ello son frecuentes y quien los niega no cree en lo que trajo Muhammad (s), ya que está en su hadiz (s).

Su nacimiento (s) fue en el año 255 H., cinco años antes del martirio de su padre, el Imam Al-Áskari. Su madre era la nieta del César, Rey de los romanos y su parentesco por línea paterna se remonta a uno de los discípulos de Jesús (a). Muchos creyentes lo vieron durante la vida de su padre, el Imam Al-Áskari (a). Después de ocupar el cargo del imamato sus cuatro embajadores lo vieron durante el tiempo de la ocultación menor por un período mayor a setenta años. Luego Dios quiso que hubiera una ocultación mayor y que él (a) permanezca vivo hasta que la Tierra se llene de igualdad y justicia como se llenó de injusticia y opresión.

Él está mencionado en la Torá y en el Evangelio, donde es llamado “El Anciano de Días” por su longevidad (a). Jesús (a) desciende de los cielos como ministro suyo y partidario de su verdad (a) en el momento de su levantamiento.

Su levantamiento (a) es en La Meca. Allí se reúnen sus compañeros para él, cuyo número es de trescientos trece hombres, tal como el número de la gente de Badr y el de los compañeros de Saúl que con él cruzaron el río. Luego, los creyentes fieles llegan juntos a La Meca desde todos los países musulmanes hasta alcanzar el número de diez mil, y ellos son el principio de su ejército (a). Él no sale de La Meca para matar a los falsos dioses hasta que Dios hunde la tierra con el ejército del Sufiani entre La Meca y Medina, un ejército enviado para terminar con el movimiento del Mahdi (a). Después de este suceso comienza su movimiento para limpiar las tierras islámicas de falsos dioses y de sus siervos reunidos en torno a ellos. Él terminará con el Sufiani y sus impuros soldados, liberará Tierra Santa y los hombres entrarán en la religión de Dios en multitudes.

Pero las pruebas en el tiempo de su aparición (a) son muchas, entre las cuales está el Anticristo y los ejércitos del oeste. Pero Dios da la victoria a su patrono, el Mahdi (a) y a los soldados de Dios que están con él, contra sus enemigos, para que se manifieste la religión divina sobre toda la religión, aunque esto deteste a los asociadores, como prometió el Glorificado y Altísimo en su noble libro, el Corán.[15]

Entre las señales de la inminencia de su aparición (a) están el cielo negando su lluvia, el calor intenso, el desacuerdo entre los shías, la muerte entre los juristas, el asesinato de muchos de ellos en Nayaf, un bloqueo económico a Iraq como se mencionó, donde casi no se recaudará ni un cafiz ni un dirham,[16] el impedimento de peregrinar a la gente de Iraq, y los que se lo impiden son los romanos (el occidente de hoy), como fue narrado de As-Sadiq (a) en su proclama a la gente de Iraq: «… en ese tiempo se os impedirá la peregrinación, habrá escasez de frutas, el país sufrirá sequía, sufriréis precios altos y abuso de autoridad, entre vosotros aparecerá la injusticia y la enemistad junto con la prueba, la epidemia y el hambre, y las tribulaciones os harán sombra desde todas los horizontes…».[17]

Se decorarán las mezquitas, se embellecerán los ejemplares coránicos y se comerá dentro de las mezquitas. El año se volverá como un mes, el mes como una semana, la semana como un día y el día como una hora. Los gobernantes de Iraq matarán a cuatro mil musulmanes en la Mezquita de Kufa en un viernes. El muro de la Mezquita de Kufa será demolido. Habrá un desacuerdo entre los gobernantes de Iraq. Este desacuerdo y la codicia de los hombres por ellos es la primera de las señales de la desaparición de su reino. Aparecerá un planeta con cola, brillando como la luna e inclinándose hasta casi tocar su extremo. Habrá un llamamiento desde el cielo el veintitrés del mes de Ramadán. Aparecerá el Sufiani en Sham; en Jordania, ocupando Siria y algo de Palestina. Antes de ello, habrá un desacuerdo en Sham sobre el gobierno. El Sufiani entrará a Iraq y matará al gobernante de Iraq. Habrá un eclipse de Luna en los últimos cinco días del mes de Ramadán, habrá un eclipse de Sol a mediados del mes de Ramadán y estas dos señales son en el mismo mes.

Habrá una inundación en Kufa en el año de su levantamiento (a). Del cielo caerán veinticuatro lluvias cuyas marcas y bendiciones se verán en la Tierra durante el año de su levantamiento (a). Se pudrirán los dátiles de las palmeras y fue narrado que se pudrirán las frutas de los árboles.[18] Aparecerá un fuego en el Hiyaz. Aparecerá un fuego en el cielo. Aparecerá un enrojecimiento en el cielo. El Sol se detendrá al mediodía. Bagdad será devastada por las guerras y las tribulaciones. Basora será devastada. Se manifestará su (a) aparición en la lengua de los hombres y su salida en un año impar. El alma pura será asesinada en la Kaaba, sacrificada entre la Esquina y la Estación. Quince días o algo menos después de esta señal el Qaim se levantará.

Después de su levantamiento hay señales que guían a él, como el hundimiento del ejército del Sufiani en la estepa que hay entre La Meca y Medina. Talvez el llamamiento sea después de su levantamiento para guiar a su verdad, especialmente cuando el que llama es Gabriel (a) desde el cielo.

Esto es algo de lo que ha sido mencionado en el hadiz de ellos (a) y Dios es el que más sabe. Y no nos ha llegado de la ciencia sino un poco y pedimos más al Glorificado.

Y la paz sea con la Autoridad de Dios en su Tierra y la misericordia de Dios y sus bendiciones.

Y la paz sea con los creyentes y las creyentes, y la misericordia de Dios, y sus bendiciones.

{Señor nuestro, hemos creído en lo que has hecho descender, y hemos seguido al mensajero. Así pues, inscríbenos con los testigos * Señor nuestro, no desvíes nuestros corazones después de cuando nos has guiado, y otorga para nosotros de tu parte, una misericordia. Ciertamente, tú eres el otorgador}.[19]

En nombre de Dios, el Misericordioso, el Misericordiosísimo

{Ciertamente, Dios ha comprado de los creyentes sus almas y sus riquezas, porque para ellos está el Paraíso. Combaten por la causa de Dios, así pues, matan y son matados. Una promesa de él verdadera, en la Torá, y el Evangelio, y el Corán. ¿Y quién es más leal a su pacto que Dios? Así que alegraos por vuestro convenio que habéis jurado con él. Y ese es el triunfo grandioso * Los arrepentidos, adoradores, alabadores, peregrinos, inclinados, prosternados, los ordenadores de lo reconocido y los desaconsejadores de lo reprochable, y los preservadores de los límites de Dios. Y albricia a los creyentes}.[20]

[1] Sagrado Corán – sura Al-Hayy (La peregrinación), 39-40.

[2] Sagrado Corán – sura Al-Ankabut (La araña), 1-6.

[3] Se (a) refiere a lo que dijo su abuelo, el Imam Husein (a): «Un bastardo hijo de otro bastardo me dejó entre desenvainar o ser servil. ¡Y más vale que renuncie a ello de mí! ¡Ni pensar de nosotros el ser serviles! Dios, su Mensajero y los creyentes se han rehusado a ello de nosotros. Los purificados y los buenos abuelos han prohibido que la obediencia a los villanos sea preferible a la muerte de los nobles. He aquí utensilios de cocina marchando con esta familia de poco número, de muchos enemigos y de ayudante desertor». Luego interpretó un poema diciendo:

«Si hemos de ser derrotados, pues que seamos derrotados avanzando / y si hemos de ser derrotados que no sea huyendo.

Y si los reyes fueran inmortales, nosotros seríamos inmortales / y si sobrevivieran los nobles, nosotros sobreviviríamos.

Así que di a los que se alegran del mal ajeno por nosotros: «Despertad». / Los que se alegran del mal ajeno se encontrarán con lo mismo que nosotros». Al-Ihtiyay al-Tibrisi, vol. 2, pág. 24.

[4] Musnad Ahmad, vol. 3, pág. 19, Sunan An-Nasai, vol. 7, pág. 161.

[5] Sagrado Corán – sura An-Nisá (Las mujeres), 59.

[6] Sagrado Corán – sura Gafir (Perdonador), 51.

[7] Sagrado Corán – sura Al-Muyádila (La discusión), 51-52.

[8] Sagrado Corán – sura As-Safat (La fila), 171-173.

[9] Gaiba at-Tusi, pág. 457.

[10] Gaiba at-Tusi, pág. 457.

[11] Usul Al-Kafi, vol. 1, pág. 405.

[12] Musnad Ahmad, vol. 4, pág. 172, Sunan Ibn Maya, vol. 1, pág. 51.

[13] Sagrado Corán – sura Ibrahim (Abraham), 22.

[14] Sagrado Corán – sura An-Nisá (Las mujeres), 76.

[15] Se refiere (a) a lo que dijo el Altísimo: {Él es quien ha enviado a su mensajero con la guía y la religión de la verdad para que se manifestara sobre la religión toda, aunque esto deteste a los asociadores}, Sagrado Corán – sura At-Tauba (El arrepentimiento), 33.

[16] De Abu Nadra, que dijo: «Estábamos con Yabir Bin Abdulá, que dijo: “La gente de Iraq está a punto de no poder recaudar ni un cafiz ni un dirham…», Al-Umda de Ibn al-Batriq, pág. 424, Bihar al-Anwar, vol. 51, pág. 91, Sahih Muslim, vol. 8, pág. 184.

[17] Amali al-Mufid, pág. 64, Bihar al-Anwar, vol. 47, pág. 122.

[18] De Abu Abdulá (a), que dijo: «Antes del Qaim (a) hay un año difícil. En él se pudren las frutas y los dátiles de las palmeras. Así que no lo dudéis». Al-Irshad, vol. 2, pág. 377.

[19] Sagrado Corán – sura Aal Imrán (La familia de Imrán), 53 y 8.

[20] Sagrado Corán – sura At-Tauba (El arrepentimiento), 111-112.


Extracto del libro El yermo o el camino a Dios de Ahmed Alhasan (a)