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En nombre de Dios, el Misericordioso, el Misericordiosísimo

Y la alabanza a Dios, Señor de los mundos

La paz sea con vosotros y la misericordia de Dios y sus bendiciones

Pido a Dios que estéis bien y con salud

La evidencia genética:

Y son muchas, entre ellas:

La fusión del cromosoma 2 en humanos:

Es el resultado de la fusión de dos pares de cromosomas que todavía están separados en el chimpancé, el orangután y el gorila, pues el ser humano tiene 23 pares mientras que el resto de los grandes simios tienen 24 pares.

 

«Los datos que presentamos aquí demuestran que hubo una fusión telómero-telómero de los cromosomas ancestrales, dejando un vestigio patognomónico en la banda 2q13.

Esta fusión explica la reducción de 24 pares de cromosomas en los grandes simios (chimpancé, orangután y gorila) a 23 en el humano moderno y debe haber habido, por lo tanto, un acontecimiento relativamente reciente.

Los estudios citogenéticos comparativos en las especies de mamíferos señalan que los cambios robertsonianos [que son cromosomas que tienen un centrómero central (centro del centrómero) formado por 2 cromosomas que tienen centrómeros no centrales] han jugado un rol mayor en la evolución del cariotipo (23, 24). Este estudio demuestra que la fusión telómero-telómero, más que la translocación después de la rotura del cromosoma, es responsable de la evolución del cromosoma 2 humano de los cromosomas de los simios ancestrales». (1)

Investigación del Dr. Jacob Ijdo (2) de la universidad americana de Iowa.

Además, en este video el Dr. Kenneth Miller (3) explica el tema de la fusión del cromosoma 2 en humanos.

El Canal de video del libro La ilusión del ateísmo (14/09/2013). El Cromosoma 2 – Kenneth Miller. Disponible en http://www.youtube.com/watch?v=gzwDLyVWQQY

Figura 3: La imagen muestra la fusión del cromosoma 2 en el ser humano

La filiación entre el ser humano y el resto de los primates en los virus retrovirales (retroviridae):

«Se encontró que todas excepto dos (CERV 1/PTERV 1 y CERV 2) de las 42 familias de retrovirus endógenos (endogenous retroviruses) de chimpancé tenían ortólogos (orthologs) en humanos». (4)

Investigación del Profesor John McDonald: 

Para explicar esta cuestión y cómo con ella se demuestra la evolución, imaginemos que hay una cinta de los sucesos de la vida de la especie humana y de los demás grandes simios. Al leer esta cinta encontramos que todos llevan las mismas marcas de determinadas lesiones que quedaron en ellos como efectos del paso de millones de años. No se encuentra una explicación para estos efectos que no sea que hayan afectado, inicialmente, a un ancestro en común de estas especies de hoy. Y si no, es casi imposible, al calcular las probabilidades, que hayan sido lesionados en la misma medida, con el mismo tipo de lesión, que hayan recibido los mismos efectos al mismo tiempo y en el mismo lugar.

Ejemplos ilustrativos:

Supongamos que tenemos dos personas, A y B. Tenemos registros sobre la historia ancestral de cada uno de ellos, y al revisar esta historia encontramos lo siguiente:

Uno de los abuelos de A, supongamos que es el centésimo, recibió una herida de un centímetro de largo, en un lugar determinado de su brazo derecho, en una fecha determinada.

Uno de los abuelos de B, el centésimo también en su orden cronológico, recibió una herida también de un centímetro de largo, en el mismo lugar de su brazo derecho y en la misma fecha.

Encontramos que uno de los abuelos de A, supongamos que es el septuagésimo en su orden cronológico, se golpea el ojo izquierdo quedando tuerto en una determinada fecha.

Encontramos que uno de los abuelos de B, supongamos que es también el septuagésimo en su orden cronológico, se golpea el ojo izquierdo y queda tuerto en la misma fecha.

Así se repiten estos sucesos completamente compartidos e idénticos entre los abuelos de ambos, decenas de veces.

Ahora, cualquier persona que examine esta historia juzgará que estos abuelos son las mismas personas, que son antepasados compartidos que vinculan a estas dos personas, A y B.

La realidad es que la evidencia de la genética en favor de la evolución es abundante. Aquí, con respecto a esto, no pretendo explorarla toda. Por eso concluiré citando a uno de los genetistas, que habla sobre algunas evidencias que él mismo descubrió mientras estudiaba el mapa genético del ser humano, de algunos mamíferos y otros organismos, el doctor Francis Collins:

“Cuando contraje malaria en África Oriental en 1989, a pesar de haber tomado la profilaxis recomendada (cloroquina). Al azar ocurrieron variaciones naturales en el genoma del parásito de la malaria, sujeto a la selección durante muchos años de uso extensivo de la cloroquina en esa región del mundo, dio como resultado al final un patógeno que era resistente a la droga, y que, por lo tanto, se propagaba rápidamente.

De forma similar, rápidos cambios evolutivos en el virus del HIV que causa el SIDA han constituido un desafío mayor al desarrollo de vacunas, y son la causa principal de la recaída final en los tratados con drogas contra el SIDA. Aún más a los ojos del público, los temores de un brote de gripe pandémica de la cepa H5N1 de gripe aviar se basan en la alta probabilidad de que la cepa actual, devastadora como ya lo es con los pollos y unos cuantos seres humanos que han tenido estrecho contacto con ellos, evolucione en una forma que se propague fácilmente de persona a persona. Verdaderamente se puede decir que no sólo la biología sino la medicina sería imposible de entender sin la teoría de la evolución…

El estudio de los genomas conduce inexorablemente a la conclusión de que nosotros, humanos, compartimos un ancestro en común con otros seres vivos

Por supuesto que esta evidencia por sí sola no prueba un ancestro en común; desde una perspectiva creacionista, tales similitudes podrían demostrar simplemente que Dios ha utilizado principios de diseño exitosos una y otra vez. Como veremos, sin embargo, y como se prefiguró anteriormente por la discusión de las mutaciones «silenciosas» (silent mutations) en las regiones codificadoras de proteínas, el estudio detallado de los genomas ha hecho que esa interpretación sea prácticamente insostenible —no solo acerca de todos los seres vivos, sino también acerca de nosotros mismos.

Como primer ejemplo, observemos la comparación entre los genomas del ser humano y el ratón, de los cuales ambos han sido determinados con alta exactitud. El tamaño total de los dos genomas es aproximadamente el mismo, y el inventario de los genes codificadores de proteínas es notablemente similar. Pero otros signos inconfundibles de un antepasado en común aparecen rápidamente cuando uno mira los detalles.

A menos que uno tenga la voluntad de tomar el lugar en el que Dios ha ubicado estos AREs decapitados en estas ubicaciones precisas para confundirnos y desviarnos, la conclusión en un ancestro en común de humanos y ratones es virtualmente inaceptable. Este tipo de datos recientes del genoma de esta manera presenta un desafío abrumador para todos los que sostienen la idea de que todas las especies fueron creadas ex nihilo.

Cuando uno compara al chimpancé y al humano, aparecen genes ocasionales que son claramente funcionales en una especie, pero no en la otra, porque han adquirido una o más mutaciones deletéreas.

El gen humano conocido como caspase-12, por ejemplo, ha sufrido varios golpes de knock-out, aunque se ha encontrado en la ubicación relativa idéntica en el chimpancé. El gen caspase-12 del chimpancé funciona bien, como lo hace el gen similar en casi todos los mamíferos, incluyendo a los ratones. Si los seres humanos han surgido como consecuencia de un acto sobrenatural de creación especial, ¿por qué Dios se habría tomado la molestia de insertar un gen no funcional en este precisa ubicación?”. (7)

Después de que el genetista Francis Collins hubo expuesto la evidencia proporcionada por la genética para demostrar la teoría de la evolución, hizo el siguiente comentario:

“En este punto, los materialistas sin Dios podrían estar animándose. Si los humanos evolucionaron estrictamente por mutación y selección natural, ¿quién necesita de Dios para explicarnos? A esto respondo: Yo.

La comparación de las secuencias del chimpancé con el humano, interesante como es, no nos dice qué significa ser humano. Desde mi punto de vista, la secuencia de ADN solamente, aunque vaya acompañada de una gran cantidad de datos sobre la función biológica, nunca explicará algunos atributos especiales del humano, tal como el conocimiento de la Ley Moral y la búsqueda universal por Dios. Liberar a Dios de la carga de los actos especiales de la creación no lo quita como fuente de las cosas que hacen a la humanidad especial, ni del universo en sí mismo. Meramente nos muestra algo de cómo Él opera”. (8)

(1) Ijdo, JW, Baldini, A, Ward, DC, Reeders, ST % Wells, RA 1991, Origin of human chromosome 2: an ancestral telomere-telomere fusion (Orígen del Cromosoma 2 Humano: Una Fusión Ancestral Telómero-Telómero), Proceedings of the National Academy of Sciences, the United States of America (Revista Científica de la Academia Nacional de Ciencias de Estados Unidos), vol. 88, no. 20, pp. 9051-55, available at http://www.pnas.org/cgi/reprint/88/20/9051.pdf

(2) Dr. Jacob George Ijdo, Profesor Clínico Asociado de Medicina Interna – Inmunología de la Universidad de Iowa. Doctorado en la Universidad de Ámsterdam, Holanda.

(3) Dr. Kenneth Miller, nacido el 14 de Julio de 1948, biólogo celular u biólogo molecular estadounidense, actualmente profesor de biología en la Universidad de Brown.

(4) Dr. John McDonald, doctorado en Genética en la Universidad de California. http://www.biology.gatech.edu/pe…/publications/john-mcdonald.

(5) Polavarapu, N, Bowen, NJ & McDonald, JF 2006, Identification, characterization and comparative genomics of chimpanzee of endogenous retroviruses (Identificación, caracterización y genómica comparativa del chimpancé de retrovirus endógenos), Genome Biology (Biología del Genoma), vol. 7, no. 6, R-51, disponible en http://genomebiology.com/2006/7/6/R51.

(6) Dr. Francis Collins, nacido el 14 de Abril de 1950, es un genetista estadounidense que dirigió el Proyecto Genoma Humano. Como genetista, él cree que la teoría de la evolución es válida, mientras que también cree en la existencia de Dios. Ha escrito más de un libro intentando defender científicamente su creencia de que Dios existe.

(7) Collins, F. 2006. The language of God: a scientist presents evidence for belief (El Lenguaje de Dios: Un científico presenta evidencia para la creencia), Free Press, New York.

(8) Ídem.