Hemos visto anteriormente que el ajuste de la constante cosmológica necesita de los múltiples universos para su explicación.
Pero los múltiples universos abren la puerta a otro debate, y es que la base sobre la cual se centra la interpretación de un universo de la nada son las fluctuaciones cuánticas en el vacío, pero suponiendo que hay múltiples universos se vuelve posible explicar estas fluctuaciones cuánticas por los efectos trasuniversales. Esto es más lógico y razonable que la no causalidad adoptada por la mecánica cuántica. Por lo tanto, la tesis de algo a partir de la nada colapsa hasta sus cimientos y ya no existe nada que provenga de la nada. Sin mencionar que, en primer lugar, es necesario que haya espacio, sin importar lo diminuto que sea, para que las fluctuaciones cuánticas tengan lugar.
Los que justifican el ajuste de la constante cosmológica con el concepto de los múltiples universos suponen que estos universos están al mismo nivel y que todos pertenecen al mismo origen, o como siempre lo describen, como burbujas que salen de una olla de agua hirviendo. Podemos suponer —y esto es lo que creemos— que son múltiples universos, pero en diferentes niveles y que unos emanan de otros. Así pues, el de nivel inferior emana del universo de nivel superior. Estos universos se afectan entre sí y según esta hipótesis podemos explicar la aparición de fluctuaciones cuánticas en el vacío en nuestro universo. Pero no podemos explicar el ajuste de la constante cosmológica a menos que haya alguien que la modificara con el propósito de crear el universo, y, por consiguiente, con esto se demuestra la existencia de un dios que tiene la voluntad de llevarnos a la existencia.
Científicamente, la hipótesis de los múltiples universos a un mismo nivel no es más probable que lo que hemos asumido, de que no estén en un mismo nivel. Al contrario, incluso es más probable que las fluctuaciones cuánticas en el vacío favorezcan la hipótesis de los universos en diferentes niveles; en efecto, estos cuantos representan las partículas elementales de las cuales surgió nuestro universo. Si provienen de otro universo sin duda provienen de un universo del cual emanó el nuestro. Esto confirma que los múltiples universos no están en el mismo nivel y no son del mismo origen, sino que tienen diferentes niveles y algunos emanan de otros. Cada universo tiene un origen diferente al de los otros universos y, por ende, tienen diferentes circunstancias de creación, de existencia y composición. Esto hace que los múltiples universos no sirvan para explicar el ajuste de la constante cosmológica.
Un ejemplo como aclaración: si cada uno de los múltiples universos comenzó con fluctuaciones cuánticas del vacío y de partículas elementales como las de las que comenzó nuestro universo, entonces se puede decir que en conjunto pueden explicar el ajuste de la constante cosmológica de nuestro universo. Pero si cada uno de estos múltiples universos comenzó de una forma diferente adecuada para su nivel, como sería, por ejemplo, un comienzo de algo completamente diferente a cualquier partícula de energía o materia, entonces estos múltiples universos en conjunto no sirven para explicar la constante cosmológica; porque no es un conjunto que surja de un origen compartido y directo.
Extracto del libro La ilusión del ateísmo de Ahmed Alhasan (a)