• Categoría de la entrada:La ilusión del ateísmo
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En las investigaciones desarrolladas en este capítulo hemos debatido un tema importante que trata sobre el colapso de la función de onda en la mecánica cuántica y la determinación de una de las posibilidades como la realidad que observamos. Hemos explicado lo propuesto por Hugh Everett de que todas las posibilidades son en verdad, hechos reales, pero en múltiples universos. Por consiguiente, pasamos a debatir el tema de las múltiples historias de un solo acontecimiento, y que no se puede conocer el futuro porque tiene muchas posibles direcciones, aunque todas fueran realidad según los múltiples universos, sin embargo, solo una realidad se determinará en el universo en el que vivimos. Por lo tanto, no podemos determinar el futuro con precisión: porque hay más de un futuro y esto es lo que dije antes: “Con respecto al futuro, es imposible conocerlo según la interpretación de los múltiples universos; porque éste se divide en numerosos caminos y nosotros, en algún momento del futuro, estaremos en alguno de ellos”.

Sin embargo, esta imposibilidad no significa en lo absoluto que no podamos conocer un futuro probable, o sea, que conozcamos uno de estos caminos y estimemos que podría ser un futuro o incluso que los conozcamos todos y sepamos que uno de ellos podría ser el futuro, pues lo científicamente imposible, según lo que hemos debatido de la mecánica cuántica y los múltiples universos, es que podamos determinar científicamente uno entre todos los futuros posibles.

Esto significa: que los sueños pueden interpretarse según la mecánica cuántica como mensajes que nos llegan de un futuro en particular, que pueden cumplirse o no. El sueño representa una de estas posibilidades o hechos del futuro en alguno de los universos. Por lo tanto, dado que esto está científicamente explicado, ya no tiene sentido decir que los sueños son una evidencia de la existencia de un dios que te informa, por medio del sueño, lo que sucederá en el futuro. El sueño que vemos y que se hace realidad, no es más que un mensaje de una realidad probable que viene desde uno de los universos del futuro según las posibilidades de la mecánica cuántica, y la evidencia de esto es que vemos otros sueños que no se cumplen.

«De acuerdo a la interpretación de la teoría de los otros mundos, el futuro no está determinado, en cuanto a nuestra percepción consciente del mundo se refiere, pero el pasado sí lo está. Mediante el acto de observación se ha seleccionado una historia real entre las muchas realidades, por lo que una vez que alguien ha visto un árbol en nuestro mundo sigue allí, aunque nadie lo está contemplando. Y esta idea es válida desde el Big Bang. No obstante, hay muchas rutas para el futuro, y alguna versión de “nosotros” seguirá por cada una de ellas. Cada una de estas versiones de nosotros mismos creerá que avanza a través del único camino, y se mirará en un único pasado, pero resulta absolutamente imposible conocer el futuro porque hay muchos futuros. Incluso se pueden recibir mensajes desde el futuro, bien por medios mecánicos como el Timescape o, si se desea imaginar tal posibilidad, a través de sueños o de percepción extrasensorial. Pero aquellos mensajes no servirán de mucho, ya que, ante la multiplicidad de mundos futuros, cualquiera de tales mensajes cabe esperar que esté lleno de confusión y de contradicciones. Si se les tiene en cuenta es altamente probable que nos desviemos por una rama de realidad diferente de la que traían los mensajes, con lo que resulta prácticamente imposible que éstos se hagan realidad alguna vez. Los científicos que sugieren que la teoría cuántica ofrece una posibilidad para la percepción extrasensorial, la telepatía y demás, se equivocan».[1]

En lo que a nosotros concierne, creemos en la existencia de varias posibilidades del futuro y que la visión (el sueño) puede representar una de estas posibilidades. Puede que no se haga realidad en este mundo; porque estas posibilidades están dentro del marco de lo que puede borrado o confirmado. Esto ha sido mencionado en el Corán y en las narraciones: {Dios borra lo que quiere y confirma. Y junto a Él está la madre del libro}. En las narraciones de la familia de Muhammad (con ellos sea la paz) se ha mencionado con el nombre de revisión (bidá’). Pero queda una cuestión, que lo que vemos en los sueños son símbolos. Por ejemplo: los dientes en un sueño simbolizan a los parientes. Así pues, si alguien tiene un sueño en el que uno de sus dientes se cae, uno de sus parientes podría morir en el futuro, lo cual se cumple con mucha gente. La cuestión del simbolismo en los sueños no puede ser interpretada en lo absoluto por la mecánica cuántica y, por ende, los sueños siguen siendo una evidencia de la existencia de una fuerza invisible, consciente, sabia y juiciosa, que nos habla diciéndonos: aquí estoy.

Además: están los sueños que afectan al cuerpo de forma palpable y significativa. Entre ellos están los sueños del ayunante durante el día de ayuno, donde él mismo, en su sueño diurno, se ve comiendo y bebiendo, luego al despertarse, el hambre y la sed se han ido y estas visiones son con mucha frecuencia. Se ha explicado que ocurren como resultado de señales del cerebro. La saciedad sería un resultado de algunas secreciones del cuerpo o del funcionamiento de ciertos órganos.

Sin embargo, la realidad es que cuando el ser humano se despierta, en muchos casos consciente durante la visión de que está ayunando, se da cuenta de que el sabor de la bebida o la comida sigue estando en su boca. Por otra parte, la sed del ayunante no se va estando despierto, mientras que cuando duerme se ve bebiendo y su sed se va. Entonces, ¿por qué estas secreciones no funcionan excepto en el sueño? ¡¿Por qué cuando tiene la visión, se despierta y su sed se ha ido, pero si no tiene esta visión o un sueño donde está bebiendo, su sed no se va?!

[1] Fuente: Gribbin, En busca del gato de Schrödinger, págs. 222-223.


Extracto del libro La ilusión del ateísmo de Ahmed Alhasan (a)