• Categoría de la entrada:Alegorías
  • Tiempo de lectura:8 minutos de lectura

Pregunta 26: ¿Cuál es el significado de la aleya: {Y guardaos de un día en el que no se retribuya a un alma por otra alma en nada, y no ha de aceptarse de ella intercesión, y no ha de tomarse de ella justicia, y no han de ser auxiliados}?[1] Y de lo que dijo el Altísimo: {Y guardaos de un día en el que no se retribuya a un alma por otra alma en nada, ni se acepte de ella justicia, ni intercesión, ni sean auxiliadas}.[2] ¿Acaso estas aleyas niegan la intercesión?

Respuesta: estas aleyas no niegan la intercesión en lo absoluto.

{Y guardaos de un día}: es decir, temed un día. Este día es el día de la muerte, o sea, la hora de la muerte o el momento de la muerte. Y aunque la intercesión, para quien tenga intercesión, lo beneficia a cada hora en este mundo y después de la muerte en la tumba, en el purgatorio y en la resurrección, no hay intercesión para nadie en el momento de la muerte. Es más, en el momento de la muerte no se acepta ninguna justicia ni buena acción.

Esto es porque la muerte es cuando el espíritu se aleja del cuerpo. Este alejamiento, asimiento o cumplimiento debe ir acompañado de un corte de los vínculos del espíritu con este mundo. Estos vínculos, de acuerdo a su espesor y su cantidad, forman la densidad del enmarañamiento del espíritu con el cuerpo. Por eso el corte de estos vínculos va acompañado de dolor. La intercesión de ningún intercesor sirve para impedirlo o quitarlo. Ni siquiera sirve ninguna acción del ser humano para quitar o impedir estos dolores.

{Y no ha de tomarse de ella justicia}: esto es porque lo que vincula al hombre a este mundo (la casa, la esposa, los hijos, los bienes y otros apegos mundanos) son una especie de lazos que atan al ser humano a sí mismo. No hay salida para el espíritu de este mundo ni separación del cuerpo sin cortar estos lazos y vínculos. Nadie se salva del dolor de la muerte excepto quienes hayan acompañado a este mundo subordinando su cuerpo y su espíritu a los notables más elevados, y ellos son los cercanos. El Comandante de los Creyentes (s) dijo lo que esto significa: «Solo he sido un vecino para vosotros, mi cuerpo ha sido vuestro vecino unos días».[3] Y dijo el Altísimo: {Y si es que fue de los compañeros de la derecha * pues, «paz para ti» de los compañeros de la derecha}.

Ni la intercesión ni la buena acción sirven en los momentos de la muerte excepto en un único caso, en el caso de que se quebrante la ley genesíaca, porque esto hace que el corte de estos lazos sea indoloro. Como el fuego de Abraham (a) que no quemaba ni lo afectaba por la protección que Dios quiso poner en él (a). No vemos que este quebrantamiento de la ley genesíaca sea una cuestión habitual, sino que solo sucede en los casos que dependen de la presencia de Dios Glorificado o de un vínculo suyo, Glorificado y Altísimo, con cierto asunto o cierta persona a la cual apoya con el quebrantamiento de esta ley genesíaca.

Por lo tanto, los compañeros de la derecha, que están por debajo de los cercanos, aunque están entre los compañeros del Paraíso no se salvan del tormento de la muerte. Porque el Glorificado y Altísimo callará ante la situación de ellos en la circunstancia de la muerte. Dijo el Altísimo: {Y si es que fue de los compañeros de la derecha * pues, «paz para ti» de los compañeros de la derecha}.[4] O sea, que Él no expone la situación de la persona en el momento de la muerte si es de los compañeros de la derecha, aunque las aleyas del final de la sura «Al-Wáqia» (Lo inevitable) son para destacar la situación de la muerte.[5] Sin embargo, expone la situación de ellos después de la muerte, pues dijo al Profeta: «“Paz para ti” de los compañeros de la derecha».

Uno de los ejemplos más grandes en los que se manifiesta la imagen de estas tres categorías, o sea, los cercanos, los compañeros de la derecha y los desmentidores extraviados, es el examen de Saúl con los soldados que estaban con él, cuando pasaron por una tierra pobre y tuvieron sed. Entonces él les mostró un río en el camino. Saúl les dijo: {«Ciertamente, Dios ha de probaros con un río. Así pues, quien beba de él no será de los míos. Y quien no deguste de él será de los míos, excepto quien saque un sorbo con su mano». Y bebieron de él excepto unos pocos de ellos}.[6] O sea, quien no deguste de él será de los cercanos, quien saque un sorbo será de los compañeros de la derecha y quien beba estará entre los desmentidores extraviados. Pues si alguien creía que Saúl era un rey designado por Dios Glorificado y Altísimo habría obedecido su orden y no habría bebido del agua.

Este mentís es un mentís a Dios Glorificado y Altísimo, no solamente a Saúl, y este río es la vida de este mundo. El que no degusta de ella está entre los cercanos que han cortado sus lazos con ella y por lo tanto, tomar sus espíritus no requiere cortar ningún vínculo o lazo. Quien haya tomado un sorbo de ella, cuando llegue el momento del pago completo de su espíritu necesitará cortar los lazos que lo atan a su alma y mientras mayores sean mayor será su dolor. En cuanto a quien haya bebido de ella hasta embriagarse para encontrarse por la tarde sin saber lo que dice, en el momento de su muerte verá que estuvo viviendo al borde de un débil acantilado y su muerte será el desmoronamiento de este acantilado al fuego del Infierno.

Y el camino restante para que el ser humano sea de los cercanos aunque tenga esposa, bienes, hijos, casa y lo que tiene la gente de este mundo, es seguir con los bienes el camino trazado por los imames (a) cuando gastaban en los pobres, los necesitados y en especial sin límites en los huérfanos. En cuanto a los hijos, advertirles por el rostro de Dios Glorificado que sean luchadores que se esfuercen por alzar la palabra de Dios Glorificado y Altísimo. Quizás Dios les dé un buen recibimiento y los haga crecer como plantas buenas. En cuanto a la esposa, él en su compañía se esforzará con ella por llevarla hacia Dios Glorificado y Altísimo, y procurará que ella alcance las posiciones superiores en obediencia a Dios Glorificado y Altísimo, y en conocimiento de Dios Glorificado y Altísimo en lo que le sea posible.

[1] Sagrado Corán – sura «Al-Báqara» (La vaca), 48.

[2] Sagrado Corán – sura «Al-Báqara» (La vaca), 123.

[3] Sharh Nahyul Balaga de Ibn Abul Hadid, vol. 9, pág. 116.

[4] Sagrado Corán – sura «Al-Wáqia» (Lo inevitable), 90-91.

[5] Dijo el Altísimo: {Entonces, ¿por qué no, si sois no deudores * la hacéis regresar si es que sois veraces? * Así que si ha sido de los cercanos * pues una brisa, y una albahaca, y un paraíso de delicia * Y si es que fue de los compañeros de la derecha * pues, «paz para ti» de los compañeros de la derecha}, Sagrado Corán – sura «Al-Waqia» (Lo inevitable), 86 y lo que sigue.

[6] Sagrado Corán – sura «Al-Báqara» (La vaca), 249.


Extracto del libro Las alegorías vol. 2 de Ahmed Alhasan (a)