- Enfrentamiento con severidad y dureza, sin ninguna lenidad. Abraham se enfrentó a su pueblo diciendo: {… Cuando dijo a su padre y a su pueblo: «¿Qué son estas representaciones a las cuales estáis dedicados?» * Dijeron: «Hemos encontrado a nuestros padres siendo para ellas siervos» * Dijo: «Ciertamente, ya estáis vosotros y vuestros padres en un extravío claro» … «Y sea por Dios, que he de conspirar contra vuestros ídolos después de que volváis la espalda»}.[1] Aquí el enfrentamiento pasa rápidamente de una discusión y una argumentación verbal al rechazo con la mano y al uso de armas letales, en ese momento el hacha, {Así que los hizo pedazos, excepto a uno grande de ellos, quizás a él regresaran}.[2] Trajeron a Abraham, el único creyente entre muchedumbres de eruditos de la perdición, imitadores ciegos y siervos de los falsos dioses, y Abraham no se rindió ni adoptó una postura de lenidad, sino que los enfrentó con dureza y severidad. Ellos le preguntaron: {Dijeron: «¿Tú has hecho esto con nuestros dioses, oh, Abraham?»}[3] y él les respondió burlándose con sarcasmo: {Dijo: «¡Qué va! Lo ha hecho el grande de ellos, éste. Preguntadles si es que se pronuncian»}.[4]
«¡Preguntadles, oh, ciegos, oh, vosotros que habéis contaminado vuestra naturaleza sobre la cual Dios os ha originado. Preguntadles, oh, vosotros que habéis teñido vuestras almas con una tintura diferente a la de Dios. Preguntadles, oh, vosotros, que habéis velado vuestras almas con ciencias llenas de controversias y sofismas demoníacos afirmando que representan la religión. Preguntadle, oh, vosotros, invertidos!». Y no tuvieron respuesta sino {«Ya sabes que no es que esos se pronuncien»}.[5] Entonces este gran profeta respondió con rudeza a esta comunidad maldita e invertida: {Dijo: «¿Acaso adoráis, excluyendo a Dios, a lo que no os beneficia en nada ni os perjudica?» * «¡Uf, por vosotros y lo que adoráis excluyendo a Dios! ¿Acaso es pues, que no razonáis?»}.[6] {Dijo: «Acaso, pues, habéis visto lo que estabais adorando?» * «Vosotros y vuestros padres antiguos?» * «Pues, ellos son enemigos para mí, si no es el Señor de los mundos»}.[7]
Al final, no encontraron respuesta para Abraham (a), excepto el fuego que encendieron en sus entrañas, {Dijeron: «Quemadlo y apoyad a vuestros dioses si es que lo habéis de hacer»}.[8] Aquí se extendió la mano de la misericordia divina para cubrir a este creyente que se había enojado por Dios, {Dijimos: «Oh, fuego, sé frescura y paz para Abraham» * Y se propusieron con ello un ardid. Así pues, hicimos de ellos los más perdedores * Y lo salvamos, a él… * E hicímosles imames, que guían por nuestra orden}.[9]
- No hubo largas en la convocatoria de Abraham (a), más bien fue un enfrentamiento rápido en el que los acontecimientos se siguieron con una velocidad asombrosa.
- La determinación de un propósito y el golpe que rompe la espina dorsal de lo falso, el choque frontal con la falsedad con dureza y rapidez sin tener en cuenta consideraciones materiales ni la autoridad mundana y religiosa de la gente de lo falso que les permitía menospreciar a los hombres. Cuando un siervo tiene la certeza de que no hay fuerza sino en Dios, enfrenta a millones solo, sin preocuparse por la cantidad o equipamiento de ellos, porque su cantidad y equipamiento son el Uno, el Subyugador, Glorificado y Altísimo.
Resumen:
Lo más importante en la convocatoria de Abraham (a) fueron la severidad y el rápido enfrentamiento público. Y por supuesto que este enfrentamiento estuvo precedido por un enfrentamiento en secreto, cuyo resultado fue la fe de Lot (a) en la convocatoria de Abraham.
[1] Sagrado Corán – sura «Al-Anbiyá» (Los profetas), 52-57.
[2] Sagrado Corán – sura «Al-Anbiyá» (Los profetas), 58.
[3] Sagrado Corán – sura «Al-Anbiyá» (Los profetas), 62.
[4] Sagrado Corán – sura «Al-Anbiyá» (Los profetas), 63.
[5] Sagrado Corán – sura «Al-Anbiyá» (Los profetas), 65.
[6] Sagrado Corán – sura «Al-Anbiyá» (Los profetas), 66-67.
[7] Sagrado Corán – sura «Ash-Shuará» (Los poetas), 75-77.
[8] Sagrado Corán – sura «Al-Anbiyá» (Los profetas), 68.
[9] Sagrado Corán – sura «Al-Anbiyá» (Los profetas), 69-73.
Extracto del libro Aclaraciones sobre las convocatorias de los enviados de Ahmed Alhasan (a)