• Categoría de la entrada:El Yamani prometido
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En nombre de Dios, el Misericordioso, el Misericordiosísimo

La alabanza a Dios, Señor de los mundos. Y la oración sea por lo más noble de la creación: Muhammad y su familia buena y purificada.

Dicho esto…

El caso del Imam Al-Mahdi (a) se considera el parto al que ha llegado la creación por cuya causa Dios Altísimo ha enviado profetas y mensajeros, ha hecho descender la Escritura y ha legislado los estatutos. Dijo el Altísimo: {Él es quien ha enviado a su mensajero con la guía y la religión de la verdad para que se manifestara sobre la religión toda, aunque esto deteste a los politeístas}. Y dijo el Altísimo: {Y no he creado a los genios y a los hombres sino para que me adoren}. Esto no se hará realidad excepto en el Estado de Justicia Divina con el liderazgo del Compañero del Tiempo —que mi espíritu y los espíritus de los mundos sean sacrificados por el suelo en el que camina.

Todo el que cree en esto espera participar en ese día prometido para triunfar pronto en el Mundo Temporal y en la futura Última. Y es que Dios Altísimo solo ha deseado que el Mundo Temporal sea morada de prueba y examen. Dijo el Altísimo: {¿Han contado los hombres con que se les dejará decir «Hemos creído» y que no serán atribulados? * Y ciertamente, ya hemos atribulado a los que hubo antes de ellos, pues ha de saber Dios quiénes han sido sinceros y ha de saber quiénes los mentirosos}. Pues deben pasar por la cernidura y el tamiz antes del levantamiento del Resurgente hasta que no queden entre los que creen en el levantamiento del Resurgente (a) sino unos como el kohl en el ojo, o la sal en la comida como lo indican cientos de narraciones del Mensajero (s) y de la familia purificada.

Entre las cuestiones más importantes que preceden al levantamiento del Resurgente (a) está la cuestión del precursor principal, el Yamani prometido, del cual los imames (a) informaron que aquellos que se le opongan son gente del fuego. Por lo tanto, él es el separador entre la gente del Paraíso y la gente del fuego. En él se cumple la parte del Paraíso y el Infierno en el tiempo de la aparición, como con Alí, hijo de Abu Talib, en todos los tiempos.

Muchos eruditos han tratado a fondo este tema. Sin embargo, la mayoría de las investigaciones han sido breves o ambiguas. Los investigadores no han podido conjugar las narraciones y resolver los símbolos de forma correcta, no por negligencia, sino porque la sabiduría de Dios requirió que la cuestión del Yamani sea ambigua hasta que su gente llegara, para que no fuera reclamada por todos aquellos que reclaman lo que no les pertenece. Los imames (a) presentaron el caso del Yamani de forma simbólica y fragmentada en decenas de narraciones, primero para ocultarla de los enemigos, segundo para que no la reclame un mentiroso, tercero para que no la reconozca excepto su dueño, y otros motivos que hoy no sabemos.

En otras palabras, el caso del Yamani se considera como una especie de rompecabezas de cien piezas. Cada pieza está en un libro y el investigador necesita reunir todas estas piezas desde el interior del libro para completar la imagen. Esta es una tarea difícil y agobiante que requiere de asistencia y dirección divina.

Este libro que está en sus manos, estimado lector, es del jeque Haidar Az-Ziadi, que ya ha ahondado en este profundo mar y ha podido resolver muchos de los símbolos sobre la cuestión del Yamani prometido. Ha podido entre tanto aclarar muchas narraciones que habían permanecido ambiguas largos siglos. Y no estamos diciendo que haya resuelto todos los símbolos y todas las contradicciones de forma que la ambigüedad no se mezcle. Sin embargo, en mi humilde opinión es la mejor, la más exacta y la más completa investigación escrita sobre el caso del Yamani prometido. El honorable escritor ha mantenido rigor científico, minuciosidad y objetividad. De esta manera, ha producido esta investigación coronada por el éxito evidente de un toque de suerte divina. Y no exagero cuando digo que quien estudie este libro con objetividad y neutralidad llegará a resolver el 90 % del caso del Yamani prometido y se le aclararán muchas características de la imagen del Yamani.

Sin embargo, para quien Dios no haya puesto luz no habrá luz. Y la alabanza a Dios, solo a Él, solo a Él, solo a Él.

Jeque

Nadhim Aloqaili

18 de Muharram de 1427 H


Extracto del libro El Yamani prometido, el Argumento de Dios de Haidar Az-Ziadi (a)